Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 19 de marzo de 2013

Manuel Rivas "Las voces bajas"


Tengo el comentario de los libros que voy leyendo atrasado. Llevo tres libros leídos sin su reseña escrita. Esto no puede ser. Así que vamos a ello.

Del primer libro que quiero hablar es de "Las voces bajas" de Manuel Rivas. Y lo primero que os quiero decir que es mientras lo leía me gustaba leerlo. Me gustaba mucho. Subrayaba frases, párrafos enteros con el lápiz. Encontré muchos hallazgos en su prosa. Pero cuando lo terminé pensé que quizás era algo disperso.

Desde luego yo no diría que es una novela. Yo diría que se trata de un diario sentimental del autor. Un diario que comienza contando cual fue su primer miedo. Os transcribo un párrafo donde el autor en una entrevista lo cuenta:

“En la arqueología de la memoria, es también el primer recuerdo que veo con nitidez. Vivíamos en un bajo del barrio coruñés de Monte Alto. Estábamos solos en casa mi hermana María y yo. Mi madre, que era lechera, había salido a hacer el reparto. Jugábamos en el suelo. Oímos música y cohetes. María se levantó y yo fui detrás. De repente, en la ventana aparecieron dos rostros gigantescos, horribles, golpeando con las narices en el cristal. Nos encerramos en el baño. Cuando llegó mi madre, nos explicó: “¡Tontos! Eran los dos cabezudos. Eran los Reyes Católicos”. La vida, si, tenía vocación de cuento”.

Y a partir de ese primer recuerdo, va desgranando todos los demás durante doscientas páginas: ese primer asiento en el parvulario, una maleta. También habla de su primer viaje, al fin del mundo... 

Y lo hace con una prosa preciosa, una prosa rica en imágenes, muy rica, y con un fino sentido del humor que a mí me gusta mucho. Por eso me gustaba tanto leerlo. Es tierna su forma de escribir, impregnada de nostalgia.

"La lengua gallega era de este mundo, pero había un problema con ella. Lugares, momentos y situaciones en que parecía un pecado en los labios. Vivía en las cuevas de las bocas, pero de una forma excéntrica, a la manera del vagabundo que escruta el camino y la compañía antes de echar a andar. Un conocido de mis padres los visitó para darles la noticia de que por fin había sido admitido como bedel en un banco. Lo felicitaron. Mi padre comentó: "Tendrás que comprar un traje nuevo...". Él respondió con un curioso tratado de sociolingüistica textil: "¡Ya está comprado! Ayer probé con la corbata. Justo al apretar el nudo, empecé a hablar un castellano macanudo".
Pág. 13.

La pretensión del autor por lo que he leído era vagabundear en su memoria. Y lo hace con estos veintidos capítulo, un paseo por los recuerdos de su biografía. 

Yo fui en el año 2010 a una especie de diálogo que dió con Juan Cruz en el Festival Literario Eñe (os copio el vínculo por si os apetece echarle un vistazo http://www.rociodiazgomez.blogspot.com.es/2010/11/manuel-rivas-y-juan-cruz-en-el-festival.html ) donde ya anticipaba muchos temas que ahora he leído en esta novela. Hablaba ya de "la boca de la literatura", hablaba de su madre, de su hermana María, del acento de los gallegos... Os invito a que entreis en el vínculo porque colgué un pequeño vídeo donde se le escucha hablar a Manuel Rivas. 

Y la verdad es que cuando yo leía "Las voces Bajas" yo me acordaba de aquella especie de conferencia, y pensaba que debía estar por entonces escribiendo este libro porque coincidía mucho. Y por eso cuando lo leía yo me imaginaba la voz de Rivas, esa voz pausada y cantarina, con ese acento gallego y ese humor por debajo, diciéndome las cosas que yo leía:

«No sabemos bien lo que la literatura es, pero sí que detectamos la boca de la literatura. Tiene la forma de un rumor. De un murmullo. Puede ser escandalosa, incontinente, enigmática, malhablada, balbuciente. Yo conocí muy pronto esa boca. En aquel momento era, ni más ni menos, la boca de mi madre hablando sola.»

Y me gusta el final de este libro porque lo termina otra vez aludiendo a aquellos cabezudos del principio. Cerrándolo, uniendo dos miedos, uno infantil y otro adulto.

En fín... que a mi siempre me ha gustado Manuel Rivas, y en este caso pues también.  Me gustan los personajes que tiene el libro, me gusta lo que dicen esos personajes.

Pero si buscais una novela al uso, no creo que os guste "Las voces bajas" porque ya os digo que, en mi opinión, todo está desordenado, a medio contar, saltando de un tema a otro... sin demasiado hilo argumental. Es un puzzle.

Pero si, en cambio, queréis disfrutar de un libro íntimo a medio camino entre la prosa y la poesía, nostálgico, con sabor gallego, escrito con una prosa muy lírica, salpicada de imágenes, de fino humor... entonces sí. Entonces, éste es vuestro libro. Solo tenéis que saborear las frases y dejaros llevar...




Mis relatos en el blog unidos en una nueva página





Últimamente he estado trabajando en el blog. Os copio este pantallazo para deciros que he abierto una tercera página que se titula "Los relatos de Rocío Díaz".

Podéis acceder a ella pinchando en la barra horizontal que hay por debajo del subtítulo.

Si os fijais en la imagen, en el pantallazo que os pongo de cabecera de esta entrada, veis que está mi nombre. Después de mi nombre, la presentación del blog, y por debajo una barra horizontal donde se sitúan las páginas. Veis que ya hay tres con su tres pestañas: "Mi blog: Página Principal", "Mis lecturas literarias en público" y ahora una tercera pestaña que se titula "los relatos de Rocío Díaz" donde he colgado seguidos todos los relatos que he ido publicando hasta hoy en el blog, aunque en distinto orden.

Así podéis llegar a ellos mucho más fácilmente y para leerlos solo hay que ir bajando porque están uno detrás de otro.

De todos modos en la página principal, seguiré colgando todas las entradas, incluídos los relatos que vaya colgando nuevos, que también pasarán a la página de relatos.

Así están siempre más diferenciados del resto de la información, y en cualquier momento más a mano...

Para cuando os apetezca leerlos.


jueves, 14 de marzo de 2013

Jorge Riechmann



Lejos de ti no soy
quien quiero ser

mis manos
no son del todo manos

mis labios se quedan
un poco por debajo de lo que cabe esperar
de un par de labios

mis palabras están entumecidas, como
el tímpano que zumba después de una explosión
demasiado cerca

Y me pregunto una
y otra vez: ¿exactamente
qué es lo que explotó?


Poemas lisiados
Jorge Riechmann

martes, 12 de marzo de 2013

"La casquería" un puesto de libros en el Mercado de San Fernando




Tenía ya ganas yo de conocer "La casquería". Un puesto que han rehabilitado en el Mercado de San Fernando, en Lavapiés, en la calle Embajadores núm. 41, y lo han reconvertido en una tienda de libros de segunda mano.

Me pasó hace ya tiempo una amiga un recorte del periódico donde hablaban de este sitio, pensando que me gustaría... ¡Cómo no!

Está abierto de lunes a viernes mañana y tarde, y los sábados y domingos por la mañana.

El Mercado de San Fernando es un mercado de toda la vida que ahora está resurgiendo con muchos puestos nuevos y muy curiosos, haré otra entrada para enseñaros algunos de ellos.

Pero hablábamos de "La casquería", el puesto de los libros. Les pedí permiso para hacer fotos y que pudiérais ver cómo es. Les conté que tenía un blog relacionado con la literatura y la verdad es que el señor fue bien amable y me dijo que por supuesto y me contó que pretenden que el libro no se pierda, sino que siga circulando porque al año se destruyen muchos de ellos.

En La Casquería el precio mínimo de un libro es de 1 euro, y el máximo de 8 euros, los más gordos. Pero a no ser que el precio esté tasado, se venden al peso. Por eso veréis en las fotos que hay tantos pesos por aquí y por allá... Yo me llevé dos libros por tres euros y pico...

Es chulo el sitio ¿verdad?








domingo, 10 de marzo de 2013

Una recomendación teatral: "El diccionario" de Manuel Calzada Pérez


 Hoy vengo a recomendaros una obra de teatro. La que viví ayer: "El diccionario"

Si te gustan las palabras, si te gustan mucho, no te puedes perder esta obra. Estuvo en Navidades aquí en Madrid en el teatro Abadía, y me la perdí. Estuvo también en Barcelona en el Teatre Romea, y le he ido siguiendo la pista hasta que ayer pude verla en Rivas. 

 El diccionario, de Manuel Calzada Pérez. Una obra dirigida por José Carlos Plaza y protagonizada por Vicky Peña interpretando a María Moliner, la autora del Diccionario de uso del español. 

Ya sabéis que María Moliner, ella solita, se escribió todo el diccionario. Pero su vida no fue nada fácil, sufrió la depuración franquista, por sus ideas políticas, relegándola a un puesto laboral muy inferior al que le correspondía. Y luego sufrió "arterioesclerosis cerebral". Así que poco a poco su mente fue olvidando aquellas palabras que con tanta disciplina, tanto esfuerzo ella había ido creando su diccionario. Cuánto debió sufrir mientras se dió cuenta. 

Me gustó mucho esta obra. Vicky Peña está genial interpretando a María Moliner. Palabras y palabras, ésto es la obra: Oxímoron, definición, diccionario, libertad...

El texto me encantó además. Muy interesante, muy bien articulado. Cuánto me gustaría tenerlo. Manuel Calzada Pérez ha creado una obra de teatro esencialmente sobre las palabras, del que me gustaría atesorar un buen ramillete de frases. Qué bien va saltando de adelante a atrás, constantemente. Saltando de las visitas al médico que hace María Moliner, a escenas con su marido, a vivencias de su pasado, y todo ello hilvanándolo con el discurso imaginario que hubiera hecho María Moliner si la hubieran escogido como miembro de la Real Academia Española, para el que estuvo nominada.

Es una obra larga y que transcurre lenta. Claro a quiénes no le gusten las palabras quizás les pueda resultar aburrida. Pero si este tema te interesa descubres una obra conmovedora. 

Qué bien lo hace Vicky Peña, cómo interpreta a esa María Moliner enfrascada en su trabajo. Qué desgarradora cuando interpreta la entrada de las tropas franquitas o rememora el episodio de la depuración y qué buena, qué buena interpretación cuando ya está muy desmemoriada, qué tremenda. Helio Pedregal interpreta al doctor y Lander Iglesias al sufrido marido de la disciplinada diccionarista. Y ambos le prestan un buen contrapunto.

La escenografía una pila de muebles y objetos amontonados al frente, a la izquierda la mesa del médico y a la derecha la mesa de trabajo de la casa de Moliner.

De verdad si os gustan estos temas tanto como a mí, no os la perdais cuando la tengáis cerca. Es todo un homenaje a María Moliner, que desde luego es digna de admiración. 

"Mujer: Persona, hembra". 

“Ninguna verdad vale más que la vida de un hijo” 

"...Al final todo se reduce a un acto expresivo… Expresar con la palabra, qué difícil a veces. Pero qué necesario. Expresar. Y entender. "

Libertad: (diccionario de María Moliner) facultad del hombre para elegir su propia línea de conducta, de la que, por tanto, es responsable.

 



  "María Moliner (Zaragoza 1900 – Madrid 1981) Filóloga, lexicógrafa y parte del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en Murcia y Valencia, Moliner decidió un buen día de 1950 empezar una tarea titánica, mastodóntica, imposible a todas luces para una sola persona. Ficha a ficha, palabra a palabra, de una manera extremadamente meticulosa empezó un viaje que según ella duraría “un par de añitos” y que en realidad le llevó más de quince. En 1966 había conseguido que Gredos publicase su única obra: un Diccionario, como ella misma bautizó, del Uso del Español. Las incoherencias, repeticiones y encadenaciones absurdas de significados de la RAE hicieron que María se decidiese a partir desde cero desde su propia casa. Enterrada entre miles de fichas que ella misma mecanografiaba y con un complejo sistema de clasificación, introdujo varias novedades que tardaron años en ser admitidas oficialmente por la Academia, como la inclusión en cada acepción de numerosos ejemplos de sintaxis, frases hechas y sinónimos. También permitió que la LL y la CH fueran respectivamente engullidas por la L y la C. Asimismo ideó un sistema de definiciones y disposición de las palabras basándose en una jerarquía ascendente de conceptos."






viernes, 8 de marzo de 2013

Uno de mis relatos de mujeres para el Dia Internacional de la Mujer




8 de marzo: Día Internacional de la Mujer

Un 8 de marzo de 1857, un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban.

En 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague (Dinamarca) más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Actualmente, se celebra como el Día Internacional de la Mujer.


Aquí vamos a celebrarlo con un relato protagonizado por una mujer escrito por mí. Lleva por título "Enésimo certamen para mujeres "Tienes que"" y tuvo el primer premio en el IX Certamen de Relatos Breves "Día 8 de marzo", convocado por el Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata (Cáceres) en el año 2005.

Acompañado de las viñetas de Forges que me gustan tanto.




Enésimo Certamen para mujeres “Tienes que”

Con el deseo de favorecer la creatividad de las más jóvenes y de las más mayores, en lo que se refiere a sobrevivir al día a día, y como un medio de promover un mejor ambiente vital, se convoca este premio de acuerdo con las siguientes bases:

1. Podrá optar al premio cualquier mujer que lo desee, siempre y cuando sea anónima.

Tienes que regañarle. Buenos días. Siete y media de la mañana. Tienes que regañarle. Porque le quieres. Decirle que eso no se hace, que para eso uno va al cuarto de baño. Tienes que regañarle para hacérselo comprender. Y mientras se lo dices, tienes que poner a su hermanito de pie, apoyarle contra tu hombro, darle palmaditas en la espalda, animarle a que haga exactamente lo mismo que no quieres que haga su hermano. Echar los gases. Y mientras le dices al pequeño con voz mimosa “Muy bien así se hace, pero qué a gustito se ha quedado mi niño...” sigues regañando a su hermano mayor con voz de madrastra de cuento, por quedarse igual o más a gustito haciendo lo mismo... Tienes que enseñar a éste, y desenseñar al otro, al que primero le enseñaste a hacerlo, después a éste le enseñarás a no hacerlo también. Ahora sí. Ahora no. Regañarle pero acariciarle después. Que vaya al colegio contento. Enseñarle. Tienes que.



2. El tema de los trabajos será la vida, con las únicas limitaciones que ésta con alevosía y aleatoriedad les imponga...

Tienes que cambiar a tu madre. Ocho de la mañana. Después de cambiar al pequeñito. Después de ayudar a vestirse al mayor. Tienes que poner a tu madre unos pañales mucho más grandes que los que ella te puso un día. Tienes que darle de desayunar. Y vigilar que se lo tome todo. Tienes que estar pendiente de ella. Siempre. Que coma, que no olvide las pastillas, que se bañe, que no se caiga, que no se sienta sola, que no se de mucha cuenta, que no sea demasiado infeliz. Porque así es la vida. Porque la quieres. Tienes que.


3. Se podrán presentar indistintamente trabajos en cualquier lengua. La extensión de los mismos será el tiempo que abarque desde que las mujeres abran los ojos hasta que de puro cansancio se les cierren solos... Escritos con buena letra, cuerpo “lo que aguante” y sin apenas espacio para nada más que sobrevivir...

Tienes que ir a trabajar. Ocho y media de la mañana. Tienes que ir corriendo para llegar a tiempo. Para no tener que rellenar incidencias. Para no tener que pedir excedencia en ese puesto para el que un día lejano estudiaste tanto... Tanto que ni te quieres acordar. Tienes que llevar preparada la reunión. Y llegar a tiempo. Y fichar. No pensar en tu madre a la que dejaste con un extraño. No pensar en tus hijos a los que dejaste con otros. Tienes que pensar en tu jefe. Y en la Sala de Juntas. Y en el guión que ni te has mirado. Y disimular. Disimular. Tiene que parecer que sabes de qué hablas. Y hablar. Hablar. Tienes que quedar bien. Porque además de ser hija, eres madre y eres una persona laboralmente competente. Tiene que parecer que controlas. Para quedar bien. Para que quede bien tu jefe. Que no se leyó tampoco el guión. Para que quede bien el jefe de tu jefe. Que tampoco se lo leyó. Y ni falta que les hace. Porque para eso estás tú. Tienes que conseguir que se firme el convenio. Y sonreír. Sonreír hasta que duelan las comisuras de la boca de tanto estirarlas. Sonreír. Y dejar todo bien hilvanado para que se firme. Y concertar la siguiente reunión. Y reservar la sala de Juntas. Y preparar todos los informes. Y enviar los correos electrónicos. Y los faxes. Y sonreír a tu jefe. Sonreír. Sonreír. Tienes que.



4. Los trabajos se presentarán por cuadruplicado, quintuplicado, sextuplicado...

Tienes que comerte las lentejas. Dos y media de la tarde. Que no te gustan. Que nunca te gustaron. Que cocinaste anoche. Aunque no las soportas. Y comerte una cucharada para que el mayor se coma la suya. Y comerte dos cucharadas para que el mayor se coma otras dos. Y seguir comiendo una tras otra, tras otra, y otra más para que él siga. Porque te han salido muy ricas. Y son muy buenas. Y tienen mucho chorizo. Y mucho hierro. Sobre todo mucho hierro. Qué buenas ¿verdad hijo? Claro que sí. Tienes que comértelas todas. Para hacerte mayor. Muy mayor. Tanto que tú mismo hagas las lentejas de tus hijos. Esos que no las querrán comer. Porque no les gustarán. Como a él. Como a ti. Así es la vida. Tienes que.



5. Se harán constar los datos personales y se acompañarán más que del Libro de Familia de la familia entera o equivalente.

Tienes que decirle a tu padre que no. Cinco de la tarde. Que no puede llevarse las llaves de casa. De su propia casa. Que mejor que no, padre... Y se lo tienes que decir porque le quieres. Porque no sabe nunca dónde las echa. Porque siempre termina perdiéndolas. Porque a veces se le olvida hasta de dónde son esas llaves, se le olvida hasta lo que son las llaves. Tienes que decirle que no. A tu padre. Al que te enseñó a ti a llevártelas. Al que primero le costó confiar en ti y aún así te dijo: Aquí tienes. Al que te enseñó a que confiaras en ti misma. Tienes que decirle que no. Mientras va tornándose su cara color extrañeza, color enfado, color incomprensión, color pura tristeza. Y la sientes. Y la lloras sin lágrimas. Tienes que hacerte fuerte y decirle que no. No. Tienes que.



6. El plazo de presentación se inicia desde que se empieza a tener conciencia y no finalizará a corto plazo...

Tienes que aprovechar esta hora y media. Siete de la tarde. Tienes que hacer los deberes de tu clase. Porque es ahora cuando tienes a tu madre entretenida viendo su serie favorita. Porque es ahora cuando al mayor le tienes en música. Porque es ahora cuando se ha quedado el pequeño dormido. Porque es tu tiempo. Ese tiempo para ti sola. Tienes ahora que hacer los deberes de tu clase de literatura. Y tienes que escribir. Aunque no sepas de qué. Aunque estés cansada. Aunque no te queden ganas ya de disimular, de inventar. Tiene que ser ahora. Porque a ti te gustaba escribir. Te gustaba. Y te gusta. Tienes que escribir ahora los deberes. Tienes que echarle ganas. Y procurar no repetirte. Procurar ser algo original. Y tener cuidado con la primera frase. Tener cuidado con los personajes. Tener cuidado con el narrador. Tener cuidado con los tiempos verbales. Y con el final. Tienes que aprovechar esta hora y media. Y empezar. Empezar. Tienes que.



7. El fallo del jurado se hace público constantemente, día a día, hora tras hora, en conmemoración del Día Internacional de la mujer trabajadora, la mujer madre, la mujer hija, la mujer hermana, la mujer amiga... la mujer.

Tienes que convencerle. Ocho y media de la tarde. Decirle que no se puede ser tan sincero. Que sí, que le decías que había que decir la verdad, pero no siempre. Que sí, que no hay que mentir, pero no siempre. Tienes que enseñarle a disfrazar la verdad, a hacérsela digerible a los demás, a no herirlos sin necesidad. Tienes que enseñarle a que sepa distinguir cuando y cómo decir las cosas. Sobre todo cómo. Tienes que regañarle. Decirle que ya no hace reír tanta espontaneidad. Que ya no. Que ya no es gracioso oírle eructar. Oírle decir tacos. Que ahora ya no hay que dar besitos a todos los que te pidan uno. Tienes que enseñarle que ya no. Que el tiempo suma, pero también va restando. Tienes que regañarle aunque te siga haciendo gracia. Tienes que hacer de mala del cuento cuando no tienes ganas de serlo. Tienes que decirle que no existe el ratoncito Pérez. Que los niños no nacen todos por cesárea. Que no existen los Reyes Magos. Tienes que ir deshaciendo todas las historias que una vez fuiste construyendo solo para él. Para que fuera más feliz. Tienes que abrirle ahora los ojos que cerrabas. Tienes que hacerle un poco más infeliz, para que no le hagan otros desgraciado. Porque así es la vida. Porque le quieres. Le quieres más que a nada en el mundo. Tienes que.



8. Los premios carecerán de dotación económica y los trabajos premiados serán humildes, anónimos y en la mayor parte de los casos escasamente valorados. El jurado podrá hacer las Menciones que considere oportunas.

Tienes que ser fuerte por unos. Por los otros. Por él. Diez y media de la noche. Tienes que esperarle. Y aguantar el hambre hasta que él llegue. Para cenar con él. Aguantar el sueño hasta que llegue. Para bostezar con él. Y abrir la boca juntos. Y decirle qué cansada estoy y que él te diga que él más y tú no, yo mas, y él no, yo, y tú qué va, yo más. Y volver a ser como niños, y sonreír. Más jóvenes y sonreír. Tienes que aguantar para cenar juntos. Aguantar para sentaros en el sillón y cabecear a su lado viendo la televisión. Tienes que besarle y dejarte besar. Porque es vuestro único rato juntos. Porque hay una hipoteca con vuestros dos nombres. Hay unos niños con vuestros dos apellidos. Vuestra vida. Su boca. Porque vuelve cada noche. Cansado. Ojeroso. Más calvo. Porque le quieres. A tu lado. Tienes que.


9. Los trabajos premiados serán propiedad de sus respectivas autoras.
Tienes que dormir. Doce de la noche. Porque todo está bien. Porque el otro lado de la almohada tiene dueño. Y sueño. Porque tus padres han sido. Porque tus hijos sueñan un par de cuentos y una habitación más allá. Porque mañana hay que volver a empezar. Porque mañana habrá tantas cosas por hacer... Tienes que dormir. Volver. Buenas noches. A empezar. Dormir. Dormir. Así es la vida. Tienes que.


10. La decisión del jurado es inapelable; ésta se comunicará personalmente a las interesadas y no se difundirá.

©Rocío Díaz Gómez