
Para haceros la boca agua, y nunca mejor dicho, os voy a copiar aquí algunos ejemplos de lo que se cuenta en dicho artículo:
Lluvia:
Orvallo u Orbayo (lo vemos escrito de ambas formas) para referirse a la llovizna o lluvia menuda que cae blandamente. Se usa sobre todo en Galicia y Asturias.
Calabobos y chirimiri: Llovizna tan fina que apenas uno percibe su presencia hasta que al cabo de un rato está calado hasta los huesos, quedándosete cara de circunstancias o de bobo (de ahí la expresión). Propia del norte de España.
Chiriso (Islas Canarias), Chuvinela (Zamora), Albaina (Mallorca) también son términos para referirse a la llovizna. Mojarrinear, chivisnear, chivisquear, aguarrinear, murrinear o mugallear… también es lloviznear.
Jarrear, diluviar: Lluvias intensas o torrenciales.
Espurniar: Momento en el que puede afirmarse, con propiedad, que está lloviendo, si bien una segunda acepción lo identifica también con lloviznar.
Rus, bris, rasca, biruji o escuchicín son el frío intenso y penetrante que sentimos cuando salimos de casa en invierno.
Carámbanos, calamocos, chapiteles, chipiletes, pinganiles, candelizos, calambrizos, rencellos, chupones o chupadores. Cangalitu, cirriu: Estalactitas de hielo que cuelga de los aleros de los tejados.
Cierzo (del latín cercius, que era como antiguamente llamaban los romanos a este viento) tiene como sinónimos: Cencio, cercera, ciercera, zarzagán, zaracio (León) o siero (Salamanca). Una cierzada sería una ventisca de agua o de nieve.
Calor:
Bochorno (que tiene su origen en el término latino “vulturnus”, viento del este para los romanos) tiene como sinónimos: chornio y churmu (León). También caloracho, calorina, caloría, quemazón o farria.
Sorna: Cuando el calor es pegajoso y sofocante.
Insolación veraniega: Tabardillo o asoleamiento
Si os interesa este tema, ya sabéis:
Arcaismos y otras particularidades del lenguaje meteorológico popular
Jose Miguel Viñas Rubio