Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 8 de enero de 2010

Pierre Gonnord. Terre de personne

No quiero dejar pasar más tiempo sin hablaros de la exposición en la que estuve el fin de semana pasado.


Pierre Gonnord. Terre de personne

Pierre Gonnord fue premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid en el año 2007. Fotógrafo francés afincado en Madrid desde hace dos décadas.

Ahora aquí, en Madrid y en la calle Alcalá podemos disfrutar de una exposición con su último proyecto Terre de Personne (Tierra de Nadie). Una serie de 38 fotografías inéditas con las que Gonnord retrata la vida rural del Norte de España (Galicia, Asturias y León) y de Portugal y el paisaje se convierte en protagonista de buena parte de sus imágenes, una novedad en la obra del fotógrafo galo. Gonnord incluye una especial atención a las cuencas mineras de Asturias y León.

De estas treinta y ocho imágenes, veinte son paisajes de la vida rural, que se han hecho para esta exposición, haciendo hincapié en los incendios. Y luego hay 18 retratos de campesinos y algunos mineros.


Cuando llegué el domingo pasado a la exposición, acababa de empezar la visita guíada. Tuve mucha suerte porque fue una visita muy interesante y muy amena gracias a los comentarios de la guía.

Las fotografías me impresionaron. Parecen retratos de pintura, gracias a como juega con la luz el fotógrafo. La mayoría son personas ancianas, curtidas, atravesadas de arrugas. Personas que se han hecho poquísimas fotos en su vida, quizás en su matrimonio y poco más, decía la guía. Entonces es muy curioso como posan, tan solemnes, sobre el fondo oscuro que ha preparado el fotógrafo. Personas a las que no les preocupa su aspecto físico, y nos hacía notar la guía que los niños, con su espontaneidad, enseguida señalan y comentan el bigote que tiene sobre el labio superior una anciana.


Nos contaba la guía que Pierre Gonnord había ido casa por casa fotografiándolos, y claro sin demasiados medios. En muchos retratos se puede ver si te acercas en las púpilas reflejada la única fuente de luz de la que dispone el fotógrafo, la ventana.

De algunos solo fotografía el rostro, de otros hasta la cintura, para que se vea el aplomo de la persona. Me acuerdo ahora mismo, a propósito de ésto, del retrato de la señora que ejercía las funciones de alcaldesa, cómo se notaba que era una persona acostumbrada a hacerse oír solo con ver la fotografía, con cara suspicaz, y apoyada en su bastón, también de mando. (Foto de abajo)


Los retratos llevan como título el nombre propio de sus protagonistas, nombres que ya no se estilan, nombres de pila que ya casi no se utilizan. Algunas son fotografías hechas cuando ya ha vuelto de las faenas del campo, y la guía nos señalaba para que nos fijáramos la brizna de trigo que aún quedaba en la solapa, otros que acaban de llegar de la mina, aún con la frente medio manchada de hollín.

Son fotografías que transmiten emoción, muy expresivas, que no puedes evitar que te calen, te atraviesen por su realismo, su cercanía tan absoluta. Esa mirada, esa piel apergaminada, esos detalles de su mundo, te llevan inmediatamente no solo hasta la persona sino hasta su entorno, su colectivo, su vida sencilla pero dura. El fotógrafo incluso consigue que el protagonista te sea más o menos simpático tal y como te lo sabe mostrar.

A mí me ha gustado mucho descubrir a este fotógrafo: Pierre Gonnord: "Escrutador de almas" cómo le llamó el comisario de su última exposición. Y creo que tuve mucha suerte de justo llegar a la visita guíada, por lo menos mi guía, no sé si será la única que tiene la exposición, hacía la visita mucho más entretenida y ágil, salpicándola de las historias que le había contado el fotógrafo al hacer las fotos.


Dónde: Sala Alcalá 31 (Alcalá, 31 Metro: Sevilla L2) Madrid. Hasta el 28 de febrero de 2010
Horario: De martes a sábado: De 11:00 h. a 20:30 h. Domingos, 24 y 31 de diciembre de 11:00 h. a 14:00 h. Cerrado: Todos los lunes, 25 de diciembre, 1 y 6 de enero
Entrada gratuita
Se podrán efectuar visitas guiadas gratuitas en el siguiente horario: sábados y domingos por la mañana a las 12:00 y 13:00 horas; y sábados por la tarde a las 18:00 y 19:00 horas.

jueves, 7 de enero de 2010

7 de enero, ya no es navidad


Hoy 7 de enero y en Madrid, ha nevado casi todo el día.

No me gusta demasiado que nieve, sobre todo si tengo que salir de casa. Pero duran aún los días libres y quizás que nieve sea una buena despedida para las navidades.

No puedo evitar sentir cierta nostalgia cuando terminan estas fiestas. Madrid se desnuda de luces, de colores, de buenas intenciones en forma de regalo.

Decía un amigo esta mañana, que de las navidades queda aún el roscón. Es cierto. Pero bueno también queda lo poco que escribí en estos días tan atareados, queda el poso de la exposición a la que tuve la suerte de llegar cuando acababa de empezar la visita guíada, quedan un par de cines, muchas reuniones con gente querida, un montoncito escogido de libros que entre otras cosas dejaron a su paso los Reyes Magos por mi existencia, y sí, qué bien aún queda roscón para desayunar mañana.

No es poco.

Y de todo eso os iré contando en varias entradas.

Mientras tanto, quedan aquí mis buenos deseos para el resto de este año para todos vosotros.

Ya no es navidad, pero os sigo deseando salud, alegría y muchas lecturas.

Feliz semana santa, feliz primavera, feliz verano, feliz otoño, feliz resto del año.

martes, 5 de enero de 2010

"Querido Melchor..." Un relato de Rocío Díaz Gómez


Hoy es 5 de enero.

El día que trae la noche más mágica del año.

Como es el día de los niños, os voy a dejar con uno de ellos. Se llama Carlitos y escribe una carta a los Reyes Magos.

Es una carta fechada en el año 2003, ya os daréis cuenta por los juguetes que pide.

Pero yo la tengo cariño porque fue premiada con el Accesit esa navidad en el V Certamen de Relatos Breves de Navidad de Navalmoral de la Mata. Y gracias a eso, fuí por primera vez a ese pueblo. Y recuerdo que fue una entrega de premios muy especial donde me recibieron con mucho cariño. Luego por esas cosas de la vida he vuelto un par de veces más a por otros dos premios, en otros certámenes, uno también de navidad y otro de mujeres. Y su recibimiento ha sido cada vez mejor. Además en el año 2006 reunieron todos los cuentos de navidad premiados en los últimos cinco años, en un volumen muy elegante, con ilustraciones, que les quedó muy bien, la verdad.

Desde el punto de vista de la escritura, ahora la releo y cambiaría muchas cosas. Supongo que es normal, han pasado seis o siete años desde que la escribí.

Pero se merece, porque me trajo muy buenos momentos, que la deje tal como fue.

Felices Reyes.



Querido Melchor...


Madrid, 5 de diciembre de 2003
Querido Rey Melchor,
Yo no sé sí tu existes o no existes, como tampoco sé sí existen los otros Reyes, o si existe el Ratoncito Pérez, pero ahora les ha dado a los de mi clase por decir que a lo mejor no existes... yo no sé..., pero como dice mi amigo Sergio “existáis o no existáis lo que sí que existen son los regalos” así que como Sergio es el amigo al que más ajunto del mundo entero, yo me fío y por si acaso os mandaré otro año la carta... además, que se lo cuento a la yaya que todos los años se sienta conmigo a escribir a San Pancracio “a ver si nos toca la lotería de Navidad” y dice que ella no va a dejar de escribir a su Santo digan los compis del “hogar ” lo que digan, así que yo igual, digan los de clase lo que digan, te escribo... Y aquí estamos los dos “la yaya” y yo merendando pan con nocilla y pensando qué poner, la yaya dice que lo primero es lo primero, y que antes de nada hay que ser educados y decir quiénes somos. Me llamo Carlos Hernando Rejas y mi yaya se llama Ernestina Pérez Sánchez, aunque todo el mundo la llama La Tina, como a mí que me llamo Carlos pero en casa soy “el niño” porque cuando llega mi padre siempre pregunta “Y el niño... ¿qué ha roto hoy?” y mi hermana la mayor dice... “Niñoooo, que la carne de burro no es transparente...” y mamá cuando me abraza dice ¡Ay... el niño de la casa...! así que para todos soy “el niño”. Bueno para todos menos para mi hermano Marcos, que tampoco me llama Carlos, sino Carlitos, con esa “i” de “microbio” y “mierdecilla” que dice siempre detrás de Carlitos cuando me llama a grito pelao para que todos en el parque se den cuenta de que YO soy su hermano pequeño, YO soy “el plasta al que tiene que cuidar” que es lo que siempre dice detrás de “Carlitos microbio y mierdecilla”, osea también YO. Pero aunque nadie me llame así, la verdad de la verdad es que me llamo Carlos y en algún sitio lo debe de poner porque en el cole el primer día cuando pasa lista el profe me llama así, y me lo llama, y me lo llama veces y veces, hasta que Sergio, que no sé si ya lo he dicho pero es el amigo que más ajunto, acaba dándome una colleja para me entere y conteste, porque me cuesta un montón de tiempo darme cuenta de que soy yo... pero ¡Vamos! Melchor que tú me puedes llamar como quieras que para eso eres Rey...

Rey Melchor te he puesto un “punto y aparte”, como dice mi profe, que es un “punto” que he aprendido hoy en mi cole, porque ya no sabía por donde me iba, a la yaya se le había quedado la dentadura enganchada al bocata de noci y no se podía separar... así un buen rato... hasta que he tenido que levantarme para ayudarla a desengancharse con mi superfuerza, le pasa mucho... Bueno pues que, me llamo Carlos y vivo aquí en el barrio de Canillas, te acordarás de mí porque todos los años yo soy el que más alto chilla “¡aquí, aquí...!” cuando pasáis en la cabalgata para que me tiréis un montón de caramelos... La yaya y yo llegamos muy pronto con el pan y la noci, nos sentamos en el borde y nos vamos comiendo el bocata hasta que oímos que venís... entonces corriendo llevo a la yaya a esconderse detrás de un coche y yo vuelvo corriendo a mi sitio, esto lo hacemos desde que a la yaya le pegaron un caramelazo bestial en toda la cara cuando gritaba bien alto “¡Aquí, aquí...!” y entonces desde que la operaron de cataratas dice que ella no puede arriesgarse... que ella es una abuela moderna pero que no está pa esos trotes de jugarse la poca vida que le queda en las cabalgatas... así que una vez que he escondido a la yaya bien escondida, me subo al bordillo y grito, grito, grito hasta el infinito... y cuando tengo las manoplas lleeeenas de caramelos, entonces , me vuelvo a buscar a la yaya y a casa que nos vamos los dos tan contentos comiendo caramelos mientras pensamos en todos los regalos que nos vais a traer...

Otra vez Rey Melchor he tenido que ponerte otro punto y aparte, al profe le va a molar cuando le cuente mañana todos los puntos y aparte que hoy puse; contándote lo de la cabalgata no me estaba dando cuenta de que empezaban “los dibus” que me gustan, y casi me los pierdo, pero ahora que ya han terminado voy a seguir, y pasemos a lo importante, osea todas las cosas que quiero que me traigáis: La videoconsola de Nintendo, otra “gameboy”, todos los “action man” nuevos de este año, los pokémon que me faltan (que ahora no me acuerdo pero como tu además de Rey eres sabio seguro que lo sabes) un equipo completo de fútbol del Real Madrid ( mi padre ya no nos deja ser del atleti) diez u once peonzas para que me duren hasta el año que viene cuando volváis, un estuche de tres pisos con pinturas, rotuladores, plasti y ceras, con muchas reglas, lápices, bolís, goma y saca; otro patinete porque Marcos después de romper el suyo, me rompió el mío (él dice que fue sin querer pero ¡ya...!); otro libro de “Harry potter” y el de la “peli” de “El señor de los anillos”; ...He parado un momento para preguntar a la yaya que sí me estoy pasando pidiendo y después de un rato luchando contra la dentadura y el bocata me ha revuelto el pelo y me ha dicho “Mira niño, porque la yaya también me llama niño, todos sabemos que los Reyes son Magos así que por poder, poder, pueden traer todo lo que se les pida, pero Matusalén a su lado... un muchacho. Que te quiero decir niño, que seguro que ya les va doliendo la espalda como a esos “carcas del hogar”, y tendrán la artrosis, y la reuma... así que a lo mejor no pueden con todo...” Mi yaya siempre habla muy claro, ella y yo nos entendemos bien, así que nada Melchor yo sigo pidiendo y cuando os empiece a doler la espalda dejáis de meter cosas al saco. Sigo: Varios videojuegos para la Nintendo; otro Spiderman; las trampas del Spiderman; el auto de Spiderman, la bola mágica de Harry Potter, el castillo de Harry Potter... y de juguetes hasta que no echen en el buzón más catálogos ya no puedo pedir más...

Pero antes de terminar os tengo que poner lo de siempre, ya sabéis, quiero poder dormirme antes por las noches; en el techo de mi cuarto ya no caben más estrellas de esas que me pega mi madre para que cuente y venga el sueño, ya están todas ahí apelotonadas y aunque las pegamos con ese pegamento que pega hasta los dedos, hay tantas juntas que se despegan y toda la noche andan cayendo encima de la cama... como si lloviera, a lo primero mola, pero después ya... es un rollo. Además, la noche que le toca a Marcos hacerme compañía cada vez es peor... me ha dicho que Blancanieves ya se ha separado del príncipe y tiene otros novios, que el flautista tiene un montón de músicos que trabajan para él y ya ni tan siquiera tocan sino que hacen que tocan como en la tele, que el cerdito de los ladrillos ya tiene una “inmo no sé qué”, que dice que es una fábrica de hacer casas, y que se está forrando como el Cirilo, el del bar de enfrente... como es mayor sabe más de los cuentos, pero hasta que se cansa y dice que soy un plasta y que me duerma de una vez, se cabrea y termina contándome el de la “bella durmiente”, pero el de siempre, que sabe que no me gusta nada... y así hasta que al final se duerme y yo ¡hala! otra vez a contar las estrellas como todas las noches...

La única que no se queda dormida antes que yo, ni me acaba regañando, es la yaya que dice que como es mayor tampoco tiene sueño pero es que ya me sé de memoria toda su vida, todos los novios que tuvo, todos los bailes, todo... y aunque ella dice que me lo cuenta al oído para no despertar a nadie, como está un poco sorda empieza bajito, bajito, pero al final termina dando unas voces que se despierta hasta el vecino de al lado que empieza a aporrear la pared chillando: “!Coño abuela, ¿Otra vez con eso? Si aquellos pretendientes tendrán ya mil años, joder con la abuela que noche sí, noche no, la misma matraca”... por eso, Rey Melchor, hasta que por fin los médicos encuentren la manera de que yo me pueda dormir por las noches como los demás, te pido otro año un poco más de sueño, un poco más solo, que yo creo que eso no ocupa mucho en el saco y casi no os va a pesar...

Y bueno, que nada más, hasta que piense más regalos no te vuelvo a escribir, tengo que acabar deprisa que otra vez a la yaya se le ha enganchado la dentadura en el bocata y está ahí saltando y saltando como una loca y aporreando en la mesa para separarse... Ya voooy yayaaaa... ¡menos mal que me tiene a mí!
Adiós Rey,
Carlos, Carlitos o el niño.

©Rocío Díaz Gómez

viernes, 1 de enero de 2010

Un artículo de Elvira Lindo para empezar el año


Artículo aparecido en el último suplemento del Domingo de ELPAÍS.com.

ELVIRA LINDO OPINIÓN

El Niño Jesús

ELVIRA LINDO 27/12/2009

El Niño Jesús era esa figurilla de las mesas de noche, un niño medio desnudo, con la piel helada de la cerámica y una cara adulta y melancólica. También era el muñequito del belén, arropado por los alientos del buey y la mula, de nuevo incongruentemente desnudo entre unos padres vestidos con túnicas y pastores con chalecos de borrego. El Niño Jesús era el protagonista indiscutible de los villancicos que los niños cantábamos con ímpetu excursionista de una casa a otra o, en el caso de los que fuimos niños de coro, con la dulzura de las voces puras y perecederas de los nueve años. Cuando aquellos niños tuvimos hijos, el Niño Jesús se convirtió en la dirección que se le daba al taxista cuando llevabas en tus brazos a un bebé ardiendo con una fiebre escandalosa. ¡Al Niño Jesús, por favor!

Esta semana repetí esa dirección, no con la misma angustia de entonces, aunque sí con aprensiónanticipada. Tras una donación de libros, me habían invitado a visitar la planta de oncología de los niños con cáncer, por pronunciar esa palabra que cae en las familias como una bomba cuando de un niño se trata. No me invitaba el hospital propiamente dicho, sino la fundación Aladina, que desde hace años cumple una gran labor asistiéndoles anímicamente y procurándoles ratos de ocio.

Los hospitales infantiles no son como el resto de los centros hospitalarios; en ellos se respira la angustia paterna, pero está equilibrada con la energíainfantil, que es mucha, y que se parece como una gota de agua a la valentía. Entro dejando atrás un Madrid nevado y me introduzco en este micromundo de calor y olor a desinfectante. "Aquí no podemos estar tristes", me dice una enfermera de la unidad de trasplantes. Lo afirma como si fuera el mantra que se repite a diario: "Aquí habría que ponerles una medalla a los padres por contener su pena y otra a los niños por su entereza. Cómo no les vas a tomar cariño, entablas con ellos una relación afectiva, es duro. Algunas veces piensas en dejar esta planta para siempre, pero sigues. Y no, no me permito estar triste".

En mi paseo de habitación en habitación es G. quien me acompaña. G. es una muchacha de unos diecinueve años, visita a los niños como voluntaria. Cuando le pregunto por qué decidió hacer este voluntariado, el rubor le sube a la cara. Es de estas personas bondadosas a las que les da pudor hacer patente su propia generosidad. G. tiene una historia: fue paciente de esa planta hace apenas tres años. Sufrió un cáncer de riñón, una operación, unos ciclos de quimio. Ese pasillo por el que ahora me guía fue el pasillo de su casa durante un año. G. prefiere que no desvele su nombre: "Nunca quise que por mi enfermedad me trataran de manera distinta". ¿Te acuerdas del día en que te dieron el alta?, le pregunto. "¡Cómo no me voy a acordar! Me vi en la calle y de pronto pensé que podía hacer planes a largo plazo. Maduré. Me di cuenta de que cuando estás sano no valoras las cosas buenas que te da la vida a diario". G. no habla por hablar, su candor es transparente, no hay impostura en ella, se acostumbró a lidiar con la verdad desde su adolescencia.

Estos días anda preocupada, aunque no lo dice, porque uno de los chavales con los que compartió la vida durante un año ha tenido una seria recaída. "Pero se va a curar", me asegura, como si ella lo supiera mejor que los médicos. Al entrar en cada habitación se levanta del sillón un padre o una madre, andan en zapatillas, como si hubieran hecho también de aquello su segundo hogar. Tienen el inevitable aspecto de machacamiento que afecta a los padres de niños enfermos, pero también un fondo de resistencia. Todos coinciden en lo mismo: "Ellos nos animan".

Los niños, en cuanto son conscientes de su enfermedad, asumen una responsabilidad con respecto al estado de ánimo de sus padres. Se podría pensar que por ser niños van a ser más débiles, y no. La fortaleza infantil siempre sorprende. Está escrita en los cuentos tradicionales. Hay niños de toda España porque la planta de trasplantes del Niño Jesús tiene un gran prestigio. Los padres piden permisos, se turnan, se alquilan pisos cerca del hospital, lo que sea con tal de estar cerca de ellos.

Por los pasillos conozco a Gabriela, es una niña de Fuerteventura a la que no se le borra la sonrisa de la cara. Le pregunto si la puedo besar (no sé si debo), mira a su madre y luego asume la decisión: "¡Pues claro!". Ni la cabeza pelona le resta belleza o expresividad. Lleva el aparato del goteo como si fuera un juguete. "Mi profe de allí se pone de acuerdo con la maestra que me mandan aquí a casa y me estoy sacando el curso". A Gabriela le está costando adaptarse al frío de Madrid, a la bulla del tráfico, viene de un pueblo cálido, de otro sentido del tiempo. "¡Pero hoy he visto la nieve por primera vez en mi vida!".

La frase, tan optimista, expresada con el acento musical de su tierra, resuena en mi cabeza cuando salgo a la calle. Un padre me protege con su paraguas hasta la parada de taxis. Está contento, me cuenta, porque se pueden llevar a su cría a casa esta Nochebuena. Nos abrazamos. "¡Todo lo mejor para 2010!". De pronto, esa felicitación cansina cobra un sentido verdadero.

Cuando me veo sola, aprieto los dientes y me digo no, no se puede estar triste, no se tiene derecho.

Nombre completo:Elvira Lindo
Fecha y lugar de nacimiento:23-01-1962 (Cádiz - España)
Nacionalidad:Española
Datos académicos:Estudios de Periodismo


miércoles, 30 de diciembre de 2009

Feliz año nuevo

Año 2010: un año 10. 10 deseos:


Porque el año que viene sea un año valiente, y nosotros más.

Porque el año que viene tengamos salud.

Porque si tenemos salud tendremos ganas de echar a andar.

Porque si tenemos salud podremos abrazar con fuerza a los demás.

Porque si tenemos salud tendremos ilusión por las pequeñas cosas.

Porque si tenemos salud tendremos ganas de salir, de entrar, de conocer nuevos lugares.

Porque si tenemos salud podremos sonreír, para luego reír a carcajadas.

Porque entonces, tendremos sueños y pelearemos por ellos.

Porque el año que viene seamos felices.

Porque sigais ahí,

Aquí.



¡Feliz año nuevo!



martes, 29 de diciembre de 2009

Un cuento infantil recitado por Ana Nieto


Hoy os voy a presentar a otra amiga artista que tengo.

Se llama Ana Nieto. Y fuímos compañeras de grupo de teatro en los tiempos del instituto. De ayer es la fecha.

Bueno, pues hoy me ha hecho un regalo. Uno, que me ha gustado mucho. Un cuento. Un cuento infantil recitado por ella.

Me dice que hay que escucharlo con "oídos de niña". De niña muy pequeña...

Qué sorpresa recibir su correo con ese regalo. Y qué bien recita... Me dejado ahí con la sonrisa pegada a la cara durante todo el cuento. Teneis que escucharla.

Pero claro intentar hacerlo, con los oídos y el corazón que teníais a los cuatro o cinco años, más o menos volviendo atrás unos cuaaaaantos años...

A ver qué os parece.

http://desdetierrasminusculas.blogspot.com/2009/12/la-reina-de-los-besos-de-kristien.html

lunes, 28 de diciembre de 2009

"Madrileños. Un álbum colectivo". Una exposición. Una frase



"No hay ni una sola fotografía que no sea en sí misma un viaje,
del pasado hacia nosotros, de nosotros al pasado"


Cuando la leí, me gustó mucho esta frase. Es cierto. Hay mil y una historias detrás de cada fotografía. Hay también como dice la frase dos viajes, uno hacia el pasado y otro hacía el hoy. Además de todos los cortos viajes que te das cuenta que surgieron, si piensas unos momentos, durante todo ese trayecto.

Las fotografías y los viajes, dos de mis aficiones.

La frase la leí en un panel de la exposición en la que estuve el sábado.



“MADRILEÑOS. UN ÁLBUM COLECTIVO”.
SALA DE EXPOSICIONES CANAL DE ISABEL II, MADRID.


"El Archivo Fotográfico de la Comunidad de Madrid comenzó en abril de 2007 a través de un llamamiento a los ciudadanos de la Comunidad para que aportasen sus fotografías personales y familiares, desde la creación de la fotografía en 1839, hasta el año 2000, con el objetivo de reunir y dar a conocer las imágenes que los madrileños guardan en sus álbumes familiares y que constituyen la guía sentimental de nuestra existencia. Una cámara digital conectada a un ordenador ha sido el medio necesario para obtener estas reproducciones que, además, han sido descritas por los mismos protagonistas de esas imágenes a veces de manera anónima, otras con nombre y apellidos."


Me gustó mucho esta exposición. Muy curiosa. Las fotos estaban ordenadas por temas: Familia, fiesta, retratos, gente... Y según ibas subiendo por la escalera las ibas encontrado.


Todas ellas, junto a su información correspondiente, pueden ser vistas en www.madrid.org/archivofotografico.


La sala de exposiciones del Canal que está en la calle Santa Engracia 125, es un lugar digno de ver. Yo ya había estado en otra ocasión, pero me gustó volver. Dentro de los espaciosos jardines con los que cuenta en pleno centro de Madrid el Canal de Isabel II, se ha habilitado uno de los deposítos antiguos del agua, para dedicarlo a esposiciones. Por dentro en circular vas ascendiendo por las escaleras metálicas a los estrechos pasillos de las plantas superiores. En la Plaza Castilla también hay otro de estos antiguos depósitos pero me parece más pequeño.


En este caso, en el centro de la sala pueden verse unas tiras enormes que caen desde la parte superior, a modo de negativos de película fotográfica, donde se leen los nombres de todos los participantes en el proyecto del Archivo Fotográfico de la Comunidad de Madrid. También en el hueco de la escalera se presentan los dos audiovisuales con unas 1.000 imágenes.


"Las tres plantas superiores contienen cada una dos temas presentados al inicio. RECUERDO trata imágenes de nuestra historia, de las costumbres y modas del pasado siglo en nuestra comunidad; FAMILIA se plantea como una sección donde reconocernos en los tipos, las modas, y la evolución de una sociedad; FIESTA representa el rito, el ocio, y las fiestas populares que nos acompañan generalmente en verano por toda la sierra; RETRATO nos muestra la evolución del género fotográfico, desde los retratos caseros a los de estudio, los modelos, las posturas y la evolución de la sociedad a través de los mismos.Por último, LUGAR nos cuenta el cambio de las ciudades y pueblos como la Plaza Mayor, o el Acueducto de Segovia; y GENTE pone en relación diferentes grupos de persona como el de reinas del baile, quintos en fiestas, etc."


A mí me gustó mucho. Las fotos de cómo eran la Plaza Mayor, Cibeles, el Manzanares o el Paseo de Recoletos son muy interesantes. Es una exposición entretenida y curiosa.


"El comisario de la muestra es Chema Conesa (Murcia, 1952). Periodista, fotógrafo y editor gráfico, Conesa ha sido jefe de Fotografía en el semanario El Globo, editor gráfico en El País Semanal, y actualmente es subdirector de Fotografía del Magazine de El Mundo. Dirige la colección de monografías de fotógrafos españoles PHotoBolsillo, y es asesor de la Fundación World Press Photo. Como comisario ha realizado diversas exposiciones, como Contactos, de Ramon Masats, y Lusofonías. Pisadas sonánmbulas, de Navia.


Con motivo de la exposición se ha realizado un catálogo con textos del comisario Chema Conesa y del escritor Andrés Trapiello."

La exposición Madrileños. Un álbum colectivo estará abierta al público de martes a sábado, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.30 horas, y el 24, 31 diciembre, domingos y festivos, de 11.00 14.00. Los días 25 diciembre, 1 y 6 de enero y los lunes permanecerá cerrada. Asimismo, se realizan visitas guiadas gratuitas los sábados a las 12:00, 13:00, 18:00 y 19:00 horas, y los domingos a las 12:00 y 13:00 horas.