Esa última palabra
que a la lluvia tras irse
le queda siempre por decir.
Fernando Beltrán
En principio, solo se va a poder visitar durante el mes de octubre.
Por eso, y porque es muy sugerente, yo os recomendaría que visitárais la exposición "Charcos y Ballenas. Las palabras que quedan por decir" que está en el Palacio del Marqués de Salamanca de Madrid, en el Paseo de Recoletos, donde se ubica la Fundación BBVA.
Se trata de un montaje de 40 poemas y 20 fotografías. Poemas de Fernando Beltrán y fotografías de charcos de Rosa Juanco. También hay un vídeo donde los dos artistan conversan.
Esa lección del charco
que en invierno se hiela
para vivir aún más.
Fernando Beltrán
Fernando Beltrán, (Oviedo 1956). Poeta, profesor y creador de El Nombre de las Cosas, premio Asturias de las Letras y cuyos textos han sido traducidos a más de veinte idiomas. Fernando Beltrán Autor, entre otros, de los poemarios Aquelarre en Madrid, Ojos de agua, El gallo de Bagdad, Amor ciego, Bar adentro, La Semana Fantástica, El corazón no muere, Mujeres encontradas, Sólo el que ama está solo, Hotel Vivir y La curación del mundo (Hiperión 2020).
Rosa Juanco (Madrid, 1963) vive y trabaja entre Madrid y Bruselas. Es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y, tras ampliar estudios en el Instituto Lorenzo de Medicis en Florencia y en la School of Visual Arts (SVA) en Nueva York, obtuvo el máster de Dirección de Proyectos culturales con La Fábrica en Madrid.
“Era otoño y estaba de viaje por la Champaña francesa. Acababa de llover y ahí estaban esos charcos que tenían todo un mundo dentro, con fondos en los que podías abismarte y superficies espejadas en los que la naturaleza -hojas, insectos- se sostiene en un equilibrio frágil. En esos mismos charcos estaba el reflejo de todo lo que había por encima, que es un poco de todo lo que está por venir. De modo que aquellos charcos, esa huella que había dejado la lluvia, era una huella que había dejado la lluvia, era una huella en pasado, en presente y en futuro”.
Rosa Juanco
Se trata de dos miradas sobre el agua, los charcos, la lluvia, que se complementan. Dos formas de reflexionar y reflejar, dos formas de dejar volar la imaginación, de plasmar la belleza. La unión de ambas disciplinas tiene un enorme poder evocador.
Cuando yo fui a verla, un día laborable a la hora de comer, no había nadie.
La exposición está en dos enormes salas, que pude visitar sola, tranquilamente, tomándome todo el tiempo del mundo para admirar las fotografias tan sugerentes de los charcos, y estar leyendo y releyendo los poemas de Fernando Beltrán las veces que necesité.
Reconozco que yo ya era lectora de este poeta, de este inventor de palabras, pero ¿cómo se puede decir tanto con apenas tres breves versos?
“Es el doble juego del charco. Lo rehúyes porque no quieres pisarlo y mancharte, pero su belleza te atrae; esa es su magia y la de la ballena que espera dentro. En un momento dado estás recreándote en la hermosura de los charcos de un parque o de una acera y de repente te introduces en otro mundo que son los charcos de cada uno… y ahí está la ballena aguardando”.
Fernando Beltrán