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martes, 8 de diciembre de 2015

"Hotel Vivir" de Fernando Beltrán



EL CAJÓN DE LOS CUCHILLOS

Vendimos unas cosas, regalamos otras.

Repartimos algunas.

Mal que bien transitamos los armarios
que creímos el trago más dificil.

Pero las tallas de la muerte engañan.

Cuando nos probamos las chaquetas del amigo
y vimos que una a una nos quedaban muy grandes
o demasiado estrechas, nos dió por sonreír.

Respiramos tranquilos.

Con más o menos daño,
más o menos dolor aquí o allá,
los zapatos supieron paso a paso
ponerse en situación.

Los discos y los libros, sin embargo,
fueron un golpe seco, pero hermoso
recordando sus gustos, sus regalos,
aquel día, aquel tiempo, aquella vez.

Todo avanzaba bien.

hasta llegar al juego de cuchillos, amaba cocinar,

la compra más jugosa de su último viaje.

Relucientes y afilados, cada vez más afilados.
Un silencio cortado poco a poco
en lágrimas muy finas, sin mandil.

El cajón imprevisto.

Págs 73 y 74.


No suelo recomendaros poemarios. Siempre digo que lo mío es más la prosa, para escribir y para leer. Sin embargo, del mismo modo que a veces, solo a veces, me da por escribir prosa poética, también leo poesía. 

Normalmente la leo porque un día cualquiera pesco un poema, sin anzuelo y al vuelo, que me parece que está vivo cuando llega a mí. Y entonces quiero leer el resto del poemario porque siento que tiene que estar bien, que va a estar bien. Va a ser una poesía que cuenta y hace sentir.

Eso me pasó con "Hotel vivir" de Fernando Beltrán, de la editorial Hiperión.

Pesqué al vuelo y sin anzuelo el poema de Los lápices de Ikea y después el de La gabardina de mi padre y ya tuve que querer este poemario para tardes como la de hoy. El poema de Madre me puede... Me lo regaló uno de mis hermanos nada más escuchármelo: qué buen regalo.

Me gusta mucho este poemario. Son poemas en los que no me cuesta encontrar el juego de las anáforas, las estructuras bimembres, la misma colocación de las palabras en los versos para ayudar a no perder el ritmo cadencioso que trasmite. Me gusta ver cómo el poeta ha repartido los ingredientes. Pero es que además ha creado poemas que cuentan historias, que te crees, que rebosan naturalidad y franqueza, y sobre todo que te hacen sentir. Al menos a mí.

No dejéis de leerlo si podéis.

 Os dejo un apetitivo. Los que más me gustan, todos me gustan, pero los que más para otro día... 



Tarde de domingo

Compré dos botellas de Jameson
y cambié mis lecturas por un par de guitarras.

Acciones simplemente, y sin razón alguna.

Llovía es cierto.

Compré dos botellas de Jameson
y llamé luego a aquel mágico anuncio
que ofrecía dos guitarras
a cambio de dos libros de poemas.

El trueque fue en el metro,
una estación al sur de la ciudad
y una joven rumana a nuestro lado
mirándonos a medias desde el susto
de estar solos allí, en mitad del andén,

sentada ella en un banco, y a tres pasos nosotros
cambiando dos guitarras por dos libros de poemas.

Rilke y Neruda.

Hubiera sido un nombre muy apropiado
para aquella estación, Rilke y Neruda.

Apenas diez minutos. Apenas sin palabras.
Apenas dos quitarras por dos libros de poemas.

Podría parecer un trato desigual, pero el tipo era justo.
Sabía lo que vale dejarse las entrañas línea a línea.

Subió a continuación la escalera mecánica con sus libros.
y yo me quedé a solas con ella y mis guitarras.

Tengo en casa, le dije, dos botellas de Jameson
y cien poemas de Ovidio.

Llovió toda la noche en el Mar Negro.

Las muchachas rumanas aman triste

Págs 55 y 56.





Fernando Beltrán (Oviedo 1956) es autor, entre otros, de los poemarios Aquelarre en Madrid, Gran Vía, El gallo de Bagdad, Amor ciego, Bar adentro, La semana fantástica, Trampas para perder, El corazón no muere, Mujeres encontradas y Solo el que ama está solo.

Reunida en Donde nadie me llama (Ediciones Hiperión) su obra ha sido traudicda parcialmente a más de quince idiomas, y de forma completa al francés. Sus poemas de amor están recogidos en la antología La amada Invencible (KRK Ediciones).

Fernando Beltrán es prodesor del Instituo Europeo de Diseño, fundador del estudio creativo El Nombre de las Cosas y del Aula de las Metáforas, una biblioteca poética y un espacio para la lectura y la imaginación ubicado en la villa de Grado (Asturias).



4 comentarios:

  1. La verdad es que no lo conocía, pero sus poemas me han encantado; el primero, incluso, me ha dolido.

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  2. Sí Amparo, varios duelen. A mí me gusta mucho, me alegra que te hayan encantado. Muchas gracias. Un beso

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  3. Jo, Rocío, qué buenos estos poemas de Fernando Beltrán. Me han emocionado. Ya lo conociamos pero este nuevo libro no lo había leído, ya me entran ganas de tenerlo.

    Gracias or compartirlo (escribo este comentario y todavía tengo un nudo en la garganta por el poema de los cuchillos).
    Un beso amiga
    Javier

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  4. Gracias Javier por tu comentario. Yo creo que es un poemario que llega, que se siente, que duele. Me gusta mucho y quería compartirlo porque creo que merece la pena. El de los cuchillos, el de la madre, el del padre, el del ikea, es que hay muchos tan sentimentales y a la vez escritos con tanto cuidado... Es un buen poemario. Muchas gracias por tu atención. Un beeso, me alegra mucho que te haya gustado.

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