Terminé de
leer “Los pacientes del Doctor García” de Almudena Grandes, con la sensación de
haber estado fuera de mi vida mucho tiempo. Porque además de tener muchas páginas,
me ha tenido muy atrapada con los avatares de esa época de la guerra civil y la postguerra.
Para lo que me
duran a mí las novelas, ésta me ha durado más de lo normal. Pero yo disfruto
mucho con la forma de escribir de esta autora.
Esta es la
cuarta entrega de esos “Episodios Nacionales” que ella se ha propuesto
escribir, que comenzaron con “Inés y la alegría”. Me los leo todos porque me
gusta su forma de escribir densa, con esas frases de aliento largo llenas de
imágenes que duelen y porque creo que sus novelas están bien documentadas,
independientemente de su posicionamiento claro al respecto.
El argumento
nos cuenta como se entrecruzan las vidas de dos hombres que llegarán a ser muy
buenos amigos, el doctor Guillermo García Medina y el diplomático republicano
Manuel Arroyo Benítez a quién el primero le salvó la vida en el año 1937. Tras
la victoria de los nacionales, El doctor García tiene que cambiar de identidad,
gracias a la que le consigue Manuel Arroyo que está en el exilio. Pasan los
años, y mediados los años 40 ambos se ven envueltos en la red de evasión de
criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich, que desde Madrid dirige Clara
Stauffer. Paralelamente iremos conociendo la vida de Adrián Gallardo Ortega,
boxeador profesional que terminará alistándose en la División Azul.
Os lo he
resumido mucho para ser tantísimas páginas. Pero yo prefiero siempre que no me
cuenten mucho de las novelas. Cómo veréis está ambientada en un largo período
de años, desde antes de la guerra civil española hasta los años setenta. Y está
ambientada en España, Alemania y Argentina.
Es una novela
muy ambiciosa, muy bien documentada, donde los personajes reales se entrecruzan
con los ficticios para contarnos esas décadas fascinantes de nuestra historia.
Los personajes
de esta autora siempre están muy bien perfilados, y consigue que esté deseando
saber de ellos. En este caso también me ha ocurrido con los dos protagonistas.
Estaba deseando saber que era de sus vidas, y no podía dejar de leer. Ese es un
mérito que siempre le otorgo a esta escritora, cómo inventa esos personajes por
los que logra que sientas una natural empatía. También ha sido muy instructivo profundizar
en algunas personas reales de ese momento, como Clara Stauffer o Negrín. O en
algunos episodios como por ejemplo lo del banco de sangre, que me llamó mucha
la atención, o lo de las colonias de nazis en Cercedilla. Pero volviendo a sus
personajes, creo que es de lo mejor de Almudena Grandes, esos personajes que
parecen de carne y hueso, a quiénes no puedes evitar casi odiar o querer,
porque duelen. Son de lectura muy agradable también, esos guiños a los lectores
que hemos leído las demás novelas de esta saga cuando de pronto te encuentras
con personajes de las demás, entrelazándose las historias. Aquí hablan, por
ejemplo, de Manolita o de Pepe el Portugués.
Es una novela
que toca muchísimos acontecimientos históricos trascendentes en nuestra
historia: Nuestra guerra civil con sus bombardeos y su racionamiento, el
franquismo, Pilar Primo de Rivera y la sección femenina de la Falange; las
acciones de los republicanos en el exilio, la red de evasión de los criminales
de la segunda guerra mundial a través de España, las colonias de nazis en
Cercedilla, la II Guerra Mundial, el nazismo, los campos de concentración, la
batalla de Stalingrado, la División Azul, Los aliados, la vía diplomática de
los republicanos para conseguir la atención de estos aliados… por citar algunos
porque son muchísimos y todos muy interesantes.
Confieso que quizá
el abordar un período tan largo de nuestra historia y tan rico en detalles, ha dado
lugar a que en ocasiones esta novela se me haya hecho un poco larga. Me
atrevería a afirmar de hecho que quizá le sobren algunas páginas. En la
historia del boxeador Adrián que necesitábamos conocerla por lo que ocurre más
adelante, se podría haber detallado menos para que el resto fuera más ágil. No
es una novela fácil de leer, partiendo ya del hecho de que algunos personajes tienen hasta tres o cuatro
identidades distintas.
Pero para mí
ha merecido la pena el esfuerzo. Creo que hay que subrayar el trabajo de la
autora de documentación para ambientar sus historias. Hay mucho recorrido previo
detrás de cada una de ellas. Y si haces una lectura profunda y pausada, con
atención, pues no te terminas perdiendo, cosa que podría ocurrir si lees a la
ligera. Es una novela profunda con una trama principal pero muchas subtramas
que enriquecen la historia sí, pero también la bifurcan y la hacen más
compleja.
En fin, que en
cuánto saque esta escritora el quinto libro de la saga pues ahí me tenéis
leyéndolo para saber qué ha sido de la vida de un montón de personajes.