A veces viene bien detenerse en las palabras que decimos, saborearlas, indagar por qué hablamos con ellas, de quién o quiénes las hemos heredado.
A veces viene bien volver la vista atrás y repasar lo que ya hemos aprendido, porque la memoria es frágil y para que quepan más vamos perdiendo datos por el camino.
En este blog ya lo hemos dicho muchas veces, tenemos en nuestro lenguaje coloquial muchas frases hechas que decimos sin pensar.
Estamos en Semana Santa: ¿Cuántas de esas frases que decimos sin pensar, frases hechas, hemos heredado de estos días religiosos?
Repasamos algunas de ellas. Sí, ya las hemos comentado otros años, pero seguramente ya ni nos acordaremos.
"EL DOMINGO DE
RAMOS, EL QUE NO ESTRENA NO TIENE MANOS"
No tener manos quería decir en las épocas
clásicas y medievales no tener trabajo, no participar en las labores
productivas de la comunidad y por tanto carecer de los mínimos recursos
económicos.
En esas épocas era común celebrar la llegada de
la primavera con el estreno de alguna prenda de vestir, que significara también
la renovación del cuerpo. El que no tenía dinero para adquirirla o medios para
hacérsela, el que "no tenía manos" no estrenaba.
Las celebraciones pascuales se relacionan con
ritos antiquísimos de primavera, de resurrección.
Litúrgicamente, diremos que se conmemora la entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén, según narra el evangelio de San Marcos, a lomos de un burro.
De Herodes a Pilatos:
Se suele decir cuando te mandan de una persona a otra para resolver
alguna cuestión burocrática, y mientras tanto se pasa el tiempo y no se
resuelve el tema.
"Hay que tener en cuenta que los dos caúces por donde discurrió nuestra
cultura popular durante siglos fueron la comedia y el sermón. (...) El
evangelio nos cuenta como Jesús fue llevado de Anás a Caifás, de Herodes
a Pilatos, en el proceso de su Pasión que terminó con su condena en la
cruz.
Poner o Meter el dedo en la llaga
Se suele decir cuando hablas de algo de tal forma que la preocupación por ello aumente.
Viene de el episodio en el que Jesús ya resucitado le pide a Tomás, que
no cree que haya resucitado, que meta el dedo en la llaga.
poner el ~ en la llaga.
1. loc. verb.
Conocer y señalar el verdadero origen de un mal, el punto difícil de
una cuestión, aquello que más afecta a la persona de quien se habla.
"TRAER POR LA CALLE DE LA AMARGURA"
Traer por la calle de la amargura es atormentar a alguien hasta la desesperación, hacerle la vida imposible.
Tiene relación con los itinerarios de las procesiones de Semana Santa
o con los recorridos penitenciales de los cofrades, hacia el lugar
donde se representa la Pasión de Jesús.
En algunas ciudades españolas existe una calle con ese nombre.
" SUDAR SANGRE"
La expresión "sudar sangre" ha pasado al vocabulario común para describir un esfuerzo físico sobrehumano.
¿Se puede realmente sudar sangre? El sudor es una secreción de unas
glándulas de la piel que, como todas, están rodeadas de pequeños vasos
capilares. En determinadas circunstancias, sobre todo en esfuerzos
físicos, o en situaciones de mucha tensión emocional, no es extraño que
se produzcan en la piel pequeñas hemorragias, como picaduras de pulga,
que casi todos hemos tenido ocasión de notar alguna vez.
Pues bien si la rotura de esas venitas ocurre en las que rodean a las
glándulas sudoríparas, la sangre se mezcla con el sudor y sale al
exterior por los poros.
Y ésto es lo que le ocurrió a Cristo en el huerto de Getsemaní; hasta
tal punto llegó su estado de tensión, de angustia y desasosiego. Por eso
se dice que Jesús era, además de Dios, verdadero hombre con un
organismo y una fisiología en todo similar a la cualquiera de nosotros.
Dar la matraca
Dar la matraca es burlarse con pesadez de alguno, molestar, agobiar, insistir con impertinencia en algo que enfada a otro.
La matraca era y es un
instrumento de madera construido con una o dos mazas que forman una
especie de aspas de tablas en la que cuelgan mazos que al girar
producían un ruido muy molesto. Se utilizaba en algunos conventos para
llamar a maitines y todavía se utilizan en semana santa para anunciar
los actos religiosos los jueves y viernes santos porque no se pueden
utilizar las campanas de la Iglesia por haber muerto Cristo.
La procesión va por dentro:
Expresión que se aplica cuando una persona parece estar aparentemente
tranquila, aún cuando sabemos que íntimamente está pasando por un
momento delicado. Por fuera es una persona medida, serena, e incluso
puede parecer divertida, pero por dentro está seria -como se marcha en
las procesiones- porque sufre.
Os copio aquí el único origen de la expresión que he encontrado:
¿Por qué decimos que LA PROCESIÓN VA POR DENTRO para significar que
alguien no exterioriza el pesar o la pena que siente en su interior?
La expresión hace referencia a la antigua costumbre de realizar las
procesiones religiosas en el claustro del templo o bajo cubierto los
días de lluvia.
Los oficios no dejaban de realizarse, aunque se hacían de manera menos
vistosa, sin la pompa habitual de las procesiones públicas.
Aunque los cofrades mostraban la alegría propia de la celebración, en su
fuero interno se sentían contrariados, pero no dejaban que esa tristeza
se reflejara en su cara.
Fuentes:
Historias curiosas de la Iglesia de José Ignacio de Arana. Edit. Espasa Calpe.
www.1de3.com
Historias curiosas de la Iglesia de José Ignacio de Arana. Edit. Espasa Calpe.
www.1de3.com