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viernes, 2 de junio de 2023

Erase una vez un faro al que nunca llegué o el Faro de Punta Lava o de Punta del moro

 


Érase una vez un faro al que nunca llegué. 

De los cuatro era el más alto de la isla, el que se divisaba desde más lugares, sin embargo nunca conseguí acercarme.

Desde un principio pareció difícil. 

La primera vez que viajé a La Palma no lo logré porque estaba rodeado de las mil y una plataneras, porque estaba en un lugar casi inaccesible, porque los caminos eran de tierra, porque... Sin embargo él no dejaba de hacerme señales indicándome su situación, en cuánto yo me asomaba a cualquier mirador de su lado de la isla. 

La segunda vez, dos años después, no llegué porque perduraban en el aire los gases de la erupción del Tajogaite, porque la lava engulló el reloj astronómico, porque... 

Además del Atlántico, siempre un océano de dificultades parecía también rodearle. 

Nunca llegué. Y no fue porque no lo intentara, incluso a sabiendas de que no era de los más apuestos, ni de que apenas tuviera historia puesto que vetusto no era. 

Aún así, consiguió hacerse con su propio lugar en mi colección de faros. Y ya siempre, el faro de Punta Lava, el de Punta del moro, el que estaba entre Puerto Naos y Tazacorte será aquel faro al que por más que quise ir nunca llegué. 

 ¿Nunca?

Por lo pronto yo no me pienso desprender del mapa. 

Algún día ese faro y yo comeremos perdices.



jueves, 5 de agosto de 2021

Cuéntame uno de veletas

 

Junio 2021 La Palma


Acababas de decir que este verano no salían muchas veletas a nuestro encuentro, cuando de pronto apareció.

Billaba en lo más alto, silenciosa e intacta.

Dicen que si sueñas que ves un ángel, o varios, tocando trompetas vienen buenas nuevas, noticias ansiadas o inesperadas, pero al fin y al cabo noticias que abren un próspero porvenir.

¿Y tú crees esas cosas? Pregunté con el más puro escepticismo escapándoseme por los ojos y la voz.

Me miraste, sonreíste, y echaste a andar dejando escapar tu respuesta al aire, como si fuera una cometa:

Yo lo que creo es en las veletas. 

 

Y como el ángel, además de llevar trompeta, tocaba hacia el norte, para allá que fuimos en busca del próspero porvenir.


Junio 2021 La Palma

Julio 2021 Ajo (Cantabria)

Julio 2021 Isla (Cantabria)

Julio 2021 Isla (Cantabria)


lunes, 17 de agosto de 2020

De las veletas y Madrid

Chipiona (Cádiz)


En Madrid no hay veletas.

O quizá debería decir que en Madrid apenas hay veletas.

Porque gente inconstante y voluble la hay en todas partes.

Pero veletas, VELETAS con mayúscula, veletas a cual más vistosa, que uno divisa entre las cigueñas y en lo más alto, esas a las que mueve el viento y nos señala para donde sopla, invitándonos a ir hacia allí con los ojos cerrados... De esas, me temo que apenas vemos. 

Aquí en los altos, hay palomas que nos ensucian las calles, y de un tiempo a esta parte, también urracas. Gorriones, cada vez menos. Pero sobre todo, hay antenas, eso sí. Tenemos las azoteas crucificadas de antenas plateadas. 

Y si hablamos de quién nos invita a ir a hacia algún lado, aquí solo hay semáforos que nos permiten o no, pasar. Lo de invitar... no se lo diría yo así de suave, más bien te obligan. Y pobre de ti, si te atreves a obedecerles con los ojos cerrados. No se lo aconsejo. Que aquí tenemos impaciencia y prisas, tenemos horarios y poco tiempo. Eso sin contar con que normalmente miramos al frente o al suelo, pero a lo alto... a lo alto no mucho, la verdad.

No señor, no, aquí en Madrid no hay veletas.

Ya nos gustaría.




Jerez (Cádiz)

Jerez (Cádiz)

Jerez (Cádiz)

El Puerto de Santa María (Cádiz)

#veleta
#Cádiz
#Madrid

jueves, 11 de julio de 2019

Una ciudad de tejados mágicos. Riga





Existe una ciudad a la que me gustaría regresar saltando por sus tejados. 

Colgada de sus cornisas, deteniéndome para respirar en cada edificio, me deslizaría por sus fachadas para ir presentando mis respetos a todos esos seres que habitan en ellas y nos la devuelven mágica. 

Son los colores y las esculturas, los dragones, serpientes y ranas, las flores, hojas y rostros femeninos, las máscaras teatrales riendo y gritando, los gatos y los niños, todos ellos y alguno más los que atraparon mi voluntad la primera vez que, desde el suelo, los admiré.

Déjame volver, Riga.

Yo regresaré saltando por los tejados, deslizándome por las fachadas, tomándome mi tiempo para bajar mi cabeza ante cada uno de esos seres.

Rogándoles, por favor, que me dejen entrar en ese sueño,
ese sueño de leyendas y artistas que inventaron tan bella a la ciudad que los protege.


No te olvides de mí,
Riga.











#Riga
#Modernismo o Art Nuveau en Riga
#El artista Mikhail Eisenstein, padre del director de cine Serguéi Eisenstein (‘El acorazado Potemkin’).

domingo, 3 de marzo de 2019

"La caseta del telégrafo" en Tenerife





Cuando nos íbamos de viaje, nos gustaba dejarnos llevar por señales que salían a nuestro encuentro y no teníamos anotadas en nuestros itinerarios. Señales azarosas y llenas de misterio que abrían una puerta ante la que nuestra curiosidad no podía hacer otra cosa que aventurarse. 

Al fin y al cabo un viaje es una aventura.

“La caseta del telégrafo” decía aquella señal en la rotonda camino del Faro de Punta de Teno, en Tenerife. 

Como las circunstancias quisieron que nos costara tres viajes llegar hasta aquel faro, tres veces nos salió al paso la señal en nuestro camino indicándonos “la caseta del telégrafo”.

¿Qué telégrafo? ¿Qué caseta? Pero tres veces ya eran muchas para ignorarlo.

No tuvimos más remedio que ir en su busca. Cuando falló el sentido común y el google maps, recurrimos a aquel paisano amabilísimo que quiso que visitáramos todas las excelencias de un pueblecito que a primera vista tenía bien poco que ofrecer. Pero que luego nos regaló un pedazo de la historia y una pequeña biblioteca de esas que me gustan a mí. 



Por el momento nos encaminábamos a la tan anunciada Caseta del Telégrafo. Caseta que, por fin, en la orilla del mar nos esperaba impoluta por fuera e inaccesible por dentro. 

Para rastrear su historia sólo teníamos que retroceder hasta el año 1883. ¡Solo! Cuando se comunicaron las islas de Tenerife con la Isla de La Palma mediante la instalación de un cable submarino. Vaya si la caseta tenía historia. El amarre se llevó a cabo en el pueblecito de Los Silos, y en lo alto del acantilado de la pequeña playa de Agua Dulce. Fue el primer cable que se ponía en el océano Atlántico. El primero.

Después el tendido del cable se extendería hasta Cádiz. El 6 de diciembre de 1883 se envió un telegrama conmemorativo. Poco a poco se fueron uniendo el resto de las Islas Canarias por cable y quedó la línea abierta al servicio el 12 de febrero de 1885.

Tenerife al incorporarse a las comunicaciones empezó a recibir mucho turismo británico. Y las costumbres tinerfeñas se abrieron más.




Todavía se conserva la caseta para recordarnos la historia. Se restauró en el año 2001 porque ya estaba muy deteriorada.

Qué descubrimiento. Qué oportuna la señal. Y qué bien hicimos siguiendo su indicación. 

Viajar con mayúsculas es dejarse guiar por las señales azarosas, seguir nuestro instinto y descubrir.



#La caseta del telégrafo
#Los Silos
#Tenerife

domingo, 5 de agosto de 2018

Veletas y días felices


Cádiz. Junio 2018


Había días que nos mirábamos al espejo
y no reconocíamos la cara que nos contemplaba.
Días que no habían nacido para pensar ni decidir.

Entonces,
nos desenroscábamos la cabeza con cuidado
 y la dejábamos dentro de la vitrina donde teníamos la vajilla buena.

Respirábamos profundo y 
echábamos a andar sin más rumbo
que el señalado por la primera veleta que encontrábamos.
Hasta que tropezábamos con la segunda
y cambiábamos nuestra dirección,
que duraría hasta dar con la tercera, 
y luego la cuarta, la quinta, la...
dejándonos llevar.

Y así, solo así,
recordábamos los días felices.

Conil de la Frontera. Junio 2018



Mazagón. Julio 2018

Faro (Portugal) Julio 2018

Almancil (Portugal) Julio 2018

jueves, 10 de agosto de 2017

Faros de Asturias: Cudillero y Luarca

Faro de Cudillero (Asturias)


Nos gustaban los faros.

Sabíamos que desde su posición privilegiada y solitaria estaban vigilantes custodiando algún fantástico tesoro. Solo había que buscarlos, acercarse a ellos y descubrir cual era ese tesoro.  

Por eso salíamos todos los veranos a buscarlos.

Aquel año nos decidimos por los de Asturias.

En primer lugar descubrimos al faro que encabeza esta entrada: el Faro de Cudillero. Cuando aún no existía este faro se hacían unas fogatas que prendía el Gremio de Mareantes en la zona de La Garita. Después en el 1858 se inauguró el faro de Cudillero a 75 metros sobre un acantilado. Pero si te acercabas solo podías acceder hasta su verja. Siempre cerrada. Atisbabas dentro unas frondosas palmeras que lo medio escondían. A los faros paradójicamente les cuesta dejarse ver, ellos que iluminan a tantos... 

El Faro de Cudillero guarda el tesoro de ese pueblo de colores que a ido creciendo mientras sus casas iban trepando las montañas. Casas que querían colocarse bien para admirar el paisaje, y se habían ido posicionando como en unas gradas con vistas al mar Cantábrico.


Faro de Cabo Vidio (Asturias)


Muy cerca del anterior está el Faro del Cabo Vidio.

No pudimos resistirnos y también fuimos en su búsqueda.

Situado a 89 metros sobre el nivel del mar, era el último faro construido hasta la fecha en Asturias y uno de los más nuevos de España, ya que se construyó entre los años 1948 y 1950. Esta formado por el faro y dos viviendas que sustituyó a la antigua señal de aviso.

Nada más verlo, nos pareció que el faro languidecía como venido a menos. Pobre faro rodeado de veraneantes bulliciosos en bicicleta y mesas de bar ocupadas por turistas perezosos. Pero estábamos equivocados. Porque aunque de frente solo viéramos que estaba ocupado por una terraza de refrescos, también guardaba su propio tesoro.

No había más que rodearlo, recorriéndo despacio su perímetro para darse cuenta de que, a su espalda, el tesoro que guardaba se resumía en las preciosas vistas que hay desde su privilegiada posición.

Miras a un lado y al otro del faro y distingues todo el perfil rocoso de nuestro país en esa costa Asturiana. Qué belleza de acantilados. A lo lejos Estaca de Bares y Cabo de Peñas.

Paisaje desde el Faro de Cabo Vidio



Y finalmente en aquella ocasión cazamos un último Faro, el Faro de Luarca que nos esperaba al atardecer semiescondido al final de la Atalaya.

Ese era su tesoro: Esa Atalaya, vestigio del pasado, porque en los siglos XVI y XVII era un fuerte defensivo para proteger la villa de los ataques franceses e ingleses. Antes de que se construyera el faro en el año 1862, se hacían fogatas para orientar a las embarcaciones. Ahora todavía conserva la Capilla  de la Atalaya o de la Virgen de la Blanca y un precioso cementerio también blanco donde está enterrado el Premio Nobel de Medicina D. Severo Ochoa y su esposa.



Faro de Luarca
Cementerio de Luarca

Tumba de Severo Ochoa en Luarca (Asturias)

Tres faros, tres tesoros: un pueblo tan precioso como Cudillero, unas vistas tan bellas como las del Cabo Vidio, una Atalaya como la de Luarca.

Un inmejorable botín para un solo día cazando faros.

viernes, 14 de julio de 2017

El Faro de Calella (Barcelona)


Había que seguir cazando faros.

Aunque se escondieran tras las palmeras. Aunque sus veletas les aconsejaran salir huyendo en la dirección contraria de dónde estaba la cámara que terminaría cazándolo.

Necesitábamos descubrirlos, necesitábamos que siguieran iluminando nuestro camino hacia delante, siempre adelante, hacia tierra.




El Faro de Calella se encuentra situado en la cima de un promontorio de unos 50 metros de altitud. En el lugar dónde ahora está el faro, había una antigua torre de vigilancia y defensa, que vigilaba y protegía las costas del peligro de los ataques de los piratas argelinos. Fue inaugurado el día 15 de diciembre de 1859.

 Hoy, la luz del faro llega a una distancia de unas 35 millas y es conocido en las cartas de navegación por sus destellos, 3 y 2, cada 30 segundos.




Otras entradas sobre faros y lugares mágicos literarios:
http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/search/label/LUGARES%20M%C3%81GICOS%20LITERARIOS

jueves, 25 de mayo de 2017

Faro de Oporto




Cuando llegaba el buen tiempo nos gustaba cazar faros.

Al oeste de Oporto un mayo luminoso cazamos éste farol, cómo decían ellos.

Estaba situado justo en la esquinita de la desembocadura del Duero y antes de todas las playas de la zona llamada “Foz do Douro”. O cómo ellos decían en la freguesía de Foz de Douro.

Foz do Douro fue un antiguo pueblo de pescadores que con el tiempo se había convertido en una zona con mucho encanto de Oporto. Y al fondo, casi en el océano, estaba el pequeño y antiguo farol portugués: El Faro de Felgueiras. 

El elegido por las gaviotas, y por nosotros.





Se había construído en 1886 y estuvo funcionando hasta 2009. Tenía forma hexagonal y unos 10 metros de altura. Ahora solo quedaba su aviso sonoro para los días de niebla.

El lugar perfecto para fotografiar la desembocadura del Duero en el Océano Atlántico.



En paralelo al lugar donde estaba el Faro de Filgueiras había un largo espigón donde al final estaba otro faro que nunca tendría el porte y la elegancía del primero, el llamado Faro da Barra do Douro.

Cuando llega el buen tiempo, en este blog cazamos faros, y nos los guardamos para poder volver a ellos cuando queramos.

No por ello los faros pierden su porte, ni su dignidad, les gusta nuestra compañía. Altivos posan al fondo en nuestras fotos, mientras grandes olas chocan contra ellos y los bañan y los bañan.

Ellos, húmedos y brillantes, no dejan de sonreír.




sábado, 9 de julio de 2016

Más faros, ahora de Huelva


 Este verano ya he salido a buscar faros. 

Tengo pensado volver a por más, pero por ahora os traigo tres más para nuestra colección. Los faros son lugares mágicos, lugares muy sugerentes para la literatura.

El que encabeza esta entrada está en Portugal, y también es el que cuenta la fotografía de debajo: "El farol de la Vila Real de San Antonio" .

Está situado justo enfrente de la desembocadura del Guadiana, y entró en funcionamiento en enero de 1923.




Los faros del Rompido:

El faro de debajo está en Huelva, muy cerquita de Portugal y del estuario del Río Piedras, concretamente en su margen izquierda, por la zona del Rompido.  El faro se conforma por una alta torre blanca con una ancha banda roja bajo su balcón, y a sus pies está la pequeña torre del antiguo faro de 1861. Este faro, que hoy en día está desuso y se utiliza para fines culturales. Está en el término municipal de Cartaya.
Dicen que se construyó con materiales de un  antiguo castillo, el de San Miguel de Cartaya.

Después se construyó uno nuevo porque se necesitaba más altura. En la foto vemos el faro antiguo y el nuevo que se contruyó en 1976.


 



Tenemos también el Faro de el Cantil, de Isla Cristina, muy cerca del puerto deportivo. Se utiliza ahora para bares y cafeterías. Es un faro muy peculiar, cómo podéis ver.



Y ahora yo tengo una duda...

Tú vas paseando por la playa kilómetrica de Isla Canela y mientras ves como todo el mundo se agacha a coger las coquinas, siempre al fondo nos acompaña este faro. Y tú quieres llegar y llegar, pero más que caminas no lo alcanzas.



Y todo el rato te preguntas ¿Pero este faro no será el de Villa Real de San Antonio? ¿Alguien me puede contestar?

jueves, 5 de noviembre de 2015

Cementerio de Elizondo en el Valle del Baztan


"Del mismo modo que sobre las puertas de una ciudad se coloca un escudo con sus armas y sus valías, en la puerta del cementerio presidía una calavera que vigilaba desde sus cuencas vacías a los visitantes, avisándoles de que entraban en los dominios de aquel particular gobernador de la ciudad de los muertos..."





Hoy, siguiendo con nuestra semana dedicada a algunos cementerios, puesto que estamos en la semana de Todos los Santos y los Difuntos, nos vamos a fijar en el de Elizondo, en el Valle del Baztán.

Os contaba cuando hablábamos de ello en el blog que tiene su importancia literaria puesto que se habla de él en la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo. Y yo lo visité en julio de este año. 

En el primer libro de la trilogía "El guardían invisible" ya hablan de este cementerio porque es donde enterraban a las niñas asesinadas y donde de alguna manera arranca la historia. 

"La tumba de la familia Arbizu se encontraba justo donde comenzaba uno de los ramales; sobre el panteón reposaba un ángel que, indolente y con gesto aburrido, ajeno al dolor de los humanos, parecía observar a los enterradores que habían apartado la losa haciéndola rodar sobre unas barras de acero. Amaia se situó junto a Jonan, que parecía absorto en la base del crucero..."

Qué pena que en estas fotos no sacara yo el ángel. Se me quedó en la parte baja del cementerio. Pero no me diágis que no es bonito este cementerio, tan verde y lleno de flores. Imagino que en esta semana debe estar espectacular si en pleno verano ya tenía tan intensos colores. Con ese fondo de montañas y esa bruma es un lugar muy sugerente literariamente hablando.

Vemos en las fotos que además de las cruces hay alguna que otra estela discoidal, esas piedras de forma circular unidas al rito mortuorio que se utilizaron en Navarra hasta principio del siglo XIX.