Cuando nos íbamos de viaje, nos
gustaba dejarnos llevar por señales que salían a nuestro encuentro y no
teníamos anotadas en nuestros itinerarios. Señales azarosas y llenas de
misterio que abrían una puerta ante la que nuestra curiosidad no podía hacer
otra cosa que aventurarse.
Al fin y al cabo un viaje es una
aventura.
“La caseta del telégrafo” decía
aquella señal en la rotonda camino del Faro de Punta de Teno, en Tenerife.
Como las circunstancias quisieron
que nos costara tres viajes llegar hasta aquel faro, tres veces nos salió al
paso la señal en nuestro camino indicándonos “la caseta del telégrafo”.
¿Qué telégrafo? ¿Qué caseta? Pero tres veces ya eran muchas para ignorarlo.
No tuvimos más remedio que ir en
su busca. Cuando falló el sentido común y el google maps, recurrimos a aquel
paisano amabilísimo que quiso que visitáramos todas las excelencias de un pueblecito
que a primera vista tenía bien poco que ofrecer. Pero que luego nos regaló un
pedazo de la historia y una pequeña biblioteca de esas que me gustan a mí.
Por el momento nos encaminábamos a
la tan anunciada Caseta del Telégrafo. Caseta que, por fin, en la orilla del mar
nos esperaba impoluta por fuera e inaccesible por dentro.
Para rastrear su historia sólo
teníamos que retroceder hasta el año 1883. ¡Solo! Cuando se comunicaron las
islas de Tenerife con la Isla de La Palma mediante la instalación de un cable
submarino. Vaya si la caseta tenía historia. El amarre se llevó a cabo en el
pueblecito de Los Silos, y en lo alto del acantilado de la pequeña playa de
Agua Dulce. Fue el primer cable que se ponía en el océano Atlántico. El
primero.
Después el tendido del cable se
extendería hasta Cádiz. El 6 de diciembre de 1883 se envió un telegrama
conmemorativo. Poco a poco se fueron uniendo el resto de las Islas Canarias por
cable y quedó la línea abierta al servicio el 12 de febrero de 1885.
Tenerife al incorporarse a las
comunicaciones empezó a recibir mucho turismo británico. Y las costumbres
tinerfeñas se abrieron más.
Todavía se conserva la caseta
para recordarnos la historia. Se restauró en el año 2001 porque ya estaba muy
deteriorada.
Qué descubrimiento. Qué oportuna
la señal. Y qué bien hicimos siguiendo su indicación.
Viajar con mayúsculas es dejarse
guiar por las señales azarosas, seguir nuestro instinto y descubrir.
#La caseta del telégrafo
#Los Silos
#Los Silos
#Tenerife
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