Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 31 de julio de 2021

Aquello que nos apasiona

 

Los Llanos de Aridane (La Palma)


Y llegará ese día, 

tiene que llegar.

Ese día que podremos, durante horas y horas, dedicarnos a lo que más nos llena, nos arrastra, nos apasiona.

Sabiendo que la dedicación no tiene por qué terminar.


Llegará ese día,

tiene que llegar.

Será un sábado, un día de vacaciones, un día jubiloso de jubilada. 

Siendo festiva para siempre la íntima fiesta.


Llegará.

Díme que llegará.

Prométemelo.


Los Llanos de Aridane (La Palma)

Cartes (Cantabria)
 
Cartes (Cantabria)



lunes, 26 de julio de 2021

¡Viajar!


 

"Viajar

Primero te deja sin palabras

luego te convierte en narrador" 

 

 

 

Y de pronto, en una preciosa ciudad del norte, tropiezas con esa frase en una pared. 

No importaba si procedía de una agencia de viajes o una tienda de ultramarinos, era una de esas frases que, al verte, saltan desde su lugar y se te anudan al cuello como el más amoroso de los pañuelos, sin pedirte ni permiso. 

No es que tú quieras llevártela, es que la frase quiere irse contigo.

Es de viento, de sol, de agua de mar y caricia.

¿Cómo vas a decir que no?

Y con ella anudada al cuello y una sonrisa espontánea estirándose en tu cara, echas a andar, mientras con la mano te la sujetas bien cerca, cerquísima, de la piel.

¿Os habéis fijado? pareces decir a todos los que se cruzan contigo, sin pronunciar palabra. 

¿Os habéis fijado? 


 Me sienta bien.

 

lunes, 19 de julio de 2021

De los comienzos

 


Había una vez un lunes. 

Me gustan los comienzos. La ilusión de que todo está por estrenar. 


Ana Karenina de León Tolstoi

Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera.

 

Cien años de soledad de Gabriel García Marquez

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

 

La metamorfosis de Franz Kafka.

Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.


 La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. 

 

Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

 

Lolita de Valdimir Nabokov.

 Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta”.

 

 Moby Dick de Herman Melville.

Llamadme Ismael”.

 

Y tantos, tantos, memorables comienzos.

 

domingo, 18 de julio de 2021

Los nombres de las tiendas

 


¿Te acuerdas de aquella colección que teníamos en el blog? Vale, sí, tenemos unas cuántas, es cierto. Me estoy refiriendo a la de las tiendas, sí concreto, la de los nombres de las tiendas. Me alegro de que te acuerdes. 

Pues ya tengo otro montoncito de cromos más. ¿Quieres verlos? Son de Madrid. Reuní otros pocos de las islas, pero hoy, si quieres, te enseño los nuevos de Madrid. 

¿Te acuerdas de cuando cambiábamos los cromos poniendolos boca abajo y con la mano los palmeabamos? Si el cromo se daba la vuelta era para mí, si seguía boca abajo era para ti. ¿Cómo que no te acuerdas? Que síííí. ¿No te acuerdas? Poniamos la mano en hueco sobre el cromo y dabamos un pequeño golpe sobre él...

Sí, ya sé lo que me dices siempre: "Cuando el pasado te llame no le atiendas... no tiene nada nuevo que contarte." Pero no sé si estoy de acuerdo.

En fin... Cómo íbamos diciendo:

Hoy te quería enseñar mis nuevos cromos de la cole de "Nombres de tiendas". Son todos de Madrid, de la zona de El Rastro. Son chulos ¿no crees?

Una academia que se llama "Idiomería", como no podía ser de otra forma.

Una librería que han "titulado": "Los pequeños seres". Me encanta.

Y un local de esos con nombre en inglés "Room escape", al que, al menos, le han puesto un buen nombre: "Dale al coco".

¿Que te parecen? 

Qué gusto ver el ingenio para nombrar. 


 






viernes, 16 de julio de 2021

Poemas narrativos: Amalia Bautista, Begoña Abad y Ana Martín Puigpelat

 


 

¿No hay días que te tomarías un poema?

Pero uno de esos narrativos que me gustan a mí...


 

 

Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o, mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía,
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prenderle fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.

AMALIA BAUTISTA

 

 

 No sé si te lo he dicho:
mi madre es pequeña
y tiene que ponerse de puntillas
para besarme.
Hace años yo me empinaba,
supongo, para robarle un beso.
Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta 
donde poder querernos.

BEGOÑA ABAD

 

 

A veces me desprendo de un recuerdo.

Luego sale la costra.
Tarda cien madrugadas en caer.

Después el cielo sabe a sangre seca.

Pag. 98 de Pan Duro
de ANA MARTÍN PUIGPELAT


lunes, 12 de julio de 2021

Del placer de los conciertos. Rozalén

 

 


El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión”.

Epicuro

 

¿Te acuerdas de aquellos conciertos que había en el Auditorio del Parque de atracciones? Sería a finales del BUP o en COU. Anda que no fuimos... Eran gratis y, después de atravesarnos Madrid en metro, allí clavados que estábamos todos los amigos, un puñado de horas antes, bajo aquel sol despiadado, solo para pillar una fila entera de aquellos duros asientos de piedra para escuchar a Serrat, o a Aute, con auténtica devoción. Qué poco rato cantaban y cómo echábamos la tarde entera para verlos. Sí, te hablo de aquellos tiempos felices del cine de verano en el barrio, los tiempo de sentarnos todos en corro en el cesped cantando las canciones que sabía tocar la que llevaba la guitarra. "De alguna manera tendré que olvidarte, por mucho que quiera, no es fácil, ya sabes, me faltan las fuerzas, ha sido muy tarde y nada más, y nada más, apenas nada más..."

La primera vez que vimos a Sabina fue en las Ventas. No se me olvidará nunca. Primero estuvimos en la arena. Y cuando ya no aguantamos más, nos subimos hasta lo más alto y nos sentamos con la nariz asomando entre la barandilla, con las piernas colgando, mirando hiptonizados la parte de arriba de la cabeza de los Viceversa y de Joaquín. Ay. Diminutos, pero allí estaban. ¡Cómo me gustaba a mí entonces el que cantaba de los Viceversa! Aunque he terminado siguiendo más a Panchito. ¿Te acuerdas? "Aquella noche no llovió/ Ni apareciste disculpándote/ Diciendo, mientras te sentabas/ "Perdóname si llego tarde"

Pero memorable fue el de El último de la fila en el Pabellón del Real Madrid, cuando aún existía claro, y no habían construído las enormes torres que se ven desde toda la ciudad. ¿Cuántas personas seríamos? Una auténtica burrada. Todos allí aplastados para entrar. Pero nos encantaban aquellos "aviones plateados rozando los tejados..." Entonces ya estábamos en la Universidad. También inolvidable fue el de Mecano, y también en las Ventas. Fue comenzar el concierto con aquella nebulosa y la música de Héroes de la Antártida y ya no dejamos de cantar a voz en grito todo el concierto. "Dieciocho enero de mil novecientos doce el capitan Scott/ Acompañado de Evans, Wilson, Bowers y/ Oates, alcanza el polo sur pero fracasa en la hazana de ser el primero..."

 

Han pasado más de treinta años, bueno vale, y treinta y cinco también. Qué más da. Ya he perdido la cuenta de los conciertos a los que habremos ido, de tantos han sido. ¿Cuántos? Muchos. Joaquín Sabina, Serrat, Aute, Presuntos Implicados, Javier Ruibal, Pedro Guerra, Jorge Drexler, Los Rodriguez, Love of Lesbian, Quique González... y algunos que se me olvidan ya. 


Y Rozalén. El último ha sido el de Rozalén en el Wizink Center. Se escucha mucho mejor que cuando íbamos a los conciertos del Palacio de los Deportes, que también fueron unos cuántos.

No ha tenido nada que ver con otros conciertos, nos tomaron la fiebre, nos regalaron el botecito de gel gentileza de nosequién, bloquearon sitios sin ocupar a ambos lados, detrás y delante, y no nos permitieron levantarnos para bailar ni una sola vez, hasta la última canción del último bis. Pero ¿Era el tercer o el cuarto concierto de Rozalén que veíamos?

Merecía la pena.


Coger las entradas con antelación, quedar antes, esperar todo el tiempo que sea hasta que se apagan las luces, disfrutar de cada canción pensando "¿Y la de Berlin, no va a cantar Berlín?", presentir con tristeza que ya va a terminar y pedir a gritos los bises, los benditos bises. 

El ritual de cada concierto no cambia con la edad ni la experiencia. Siempre es una fiesta.

Creo que, a estas alturas de la vida, puedo afirmar que seguiremos yendo de concierto hasta que las piernas (y la tensión) nos lo permitan. Prepararemos despacio, ya todo será despacio, la fuga. Nos escaparemos de la Residencia que nos toque, burlaremos a a las auxiliares para ir a algún concierto y huiremos como forajidos, sujetándonos la dentadura postiza para que no salga volando con las risas. 

Lo sé. Lo haremos. Seguro. 

Porque ir de concierto es un placer único.  

 

 


 


 





Ya lo decía Epicuro:  "El placer es el bien primero".

Qué tío Epicuro... Cómo sabía. 

sábado, 10 de julio de 2021

De los amigos de los viajes

 

Aunque vayas con amigos, en los viajes, siempre te haces más.

Yo tengo la suerte de haber conocido a muchos de mis mejores amigos, ellos saben bien quiénes son, trotando por esos países lejanos. En aquella ocasión congeniamos tanto, que con el tiempo hemos repetido, incluso más de una vez, y espero que lo sigamos haciendo durante muchos, muchos años más.

 

En otras ocasiones sabes que, aunque hayas tropezado con alguien interesante, no vas a volver a viajar con ellos. Algo te dice que se quedarán allí donde los conociste y no volverás a coincidir.

Quizá sea por la distinta temperatura de su piel, o por que eran muy callados, el caso es que no llegas a intimar tanto.

Sin embargo, no quieres olvidar que los conociste, y son tan fotogénicos que, en un momento dado, no puedes evitar gritarles:

¡Sonríe!

Y a modo de despedida posan tan ufanos.


 
 
 
 



miércoles, 7 de julio de 2021

La Palma y la vida

 



Cuando vuelvas a La Palma pregunta por mí.

Todavía ando correteando por allí,

cazando faros.

Me fui aquel junio del año que volvimos a viajar. 

Guardé en una pequeña maleta el papel que decía que ya estaba vacunada, un montoncito de mascarillas y un par de botes de gel. Claro, también me llevé algún que otro biquini, unas cómodas sandalias y las ganas intactas de conocer el mundo. 

La Palma no quería dejarme marchar, así que una parte de mí, la más despistada, todavía visita volcanes y pasea senderos verdes. 

Todavía despierta cada mañana en aquella casita que miraba al mar. Todavía está en aquel jardín precioso cuajado de enormes cactus, untando unos tímidos rayos de sol por encima de las tostadas cuando desayuna.

 

Me pregunto cuando podré volver a por ese pedazo de mí que se quedó en aquella isla de contrastes y viento. 

Esa que también soy yo, todavía no ha dejado de visitar aquella tierra oscura, ahora volcánica, después húmeda y frondosa. Todavía no ha dejado de buscar dragos y faros, todavía no ha encontrado el lugar más alto de la Isla Bonita.

 

Me pregunto cuando podré volver a por ese pedazo de mí que se me despistó el junio del año que volvimos a viajar.

Quién sabe.

Pero volveré.