Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 22 de noviembre de 2022

"No quiero olvidar todo lo que sé" Las Sinsombrero 3 de Tanía Balló.-

 

 

"Al amanecer nos despertó el golpeteo de las ametralladoras. Corrimos hacia la ventana. En lo que alcanzaba nuestra vista no se advertía movimiento alguno.Todo estaba quieto, en calma, con excepción de las lejanas ráfagas que se sucedían a intervalos. En los montes que amparan el sur de la ciudad se estaba consumando la última resistencia."

Mada Carreño. Los diablos sueltos

 

Después de haber visto la exposición sobre Las Sinsombrero que está estos días en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, ya solo me quedaba leer el tercer volumen de la trilogía: "No quiero olvidar todo lo que sé" de Tania Balló.

De los dos anteriores ya está hecha la reseña en este blog, cuando los iba leyendo a medida que se fueron publicando. 

En esta tercera entrega la autora aborda la vida de las Sinsombrero, esas artistas e intelectuales de principios del siglo XX que tras la Guerra civil y su devastación habíamos olvidado. Algunas de ellas se quedaron aquí y otras tuvieron que exiliarse. En este tercer libro sobre todo se habla de las que tuvieron que ir al exilio, de cuánto la dureza de ese exilio las marcó en sus vidas y en sus trayectorias profesionales.

Aquí revisaremos las vidas de Carlota O´Neill, Cecilia G. de Guilarte, Silvia Mistral, Luisa Carnés, Concha Méndez, María Dolores Arana, Mada Carreño, Magda Donato, Silvia Mistral... y volveremos a otras a quiénes ya habíamos conocido en los libros anteriores por su relación con éstas.

La verdad es que se lee muy rápido, porque tiene apenas 200 páginas. Está estructurado en seis capítulos, en el primero aborda el papel de estas mujeres durante la Guerra Civil, eran mujeres intelectuales y comprometidas que combatían en la retaguardia o escribiendo. El siguiente capítulo habla del exilio propiamente dicho. El tercer capítulo habla de las relaciones que se establecían entre ellas una vez ya en el exilio, relaciones de ayuda, de amistad, de ánimo. El cuarto capítulo aborda el camino que tomó su inspiración, sus obras, sus proyectos una vez que estuvieron asentadas en sus nuevos lugares. Es muy importante señalar cómo tuvieron que afrontar la maternidad. El quinto capítulo nos muestra las relaciones que se establecieron entre algunas que estaban en el exilio con otras que permanecieron aquí. Nos habla de las relaciones epistolares tan ricas y tan largas que surgieron. Y finalmente el último capítulo habla del olvido. 

La autora ha hecho todo un trabajo para recuperar la memoria de todas estas autoras, cuando de muchas de ellas ni tan siquiera habíamos oído hablar. El trabajo de investigación que nos cuenta sobre cómo dió con la pintora Ruth Velázquez nos ayuda a hacernos una idea, no solo ya del trabajo, sino también de todo el tesón, tiempo y paciencia que hay detrás de todo este proyecto de recuperación. 

Los dos libros anteriores son más monográficos, nos va contando la historia de cada una de ellas. En cambio éste aunque incide en algunas de ellas de forma más pormenorizada, también es más una visión global de lo que supuso aquel tiempo en la mujer, lo que supuso en nuestra historia cultural.

He disfrutado leyendo los tres libros. Son muy interesantes. Y la bibliografía que aporta, si uno quiere ampliar conocimientos sobre alguna de ellas, también es muy rica y amplia. 

Son un buen homenaje a aquellas mujeres que hicieron tanto por la cultura y después habían acabado siendo invisibles. Como dice el título yo tampoco quiero olvidar todo lo que sé sobre ellas.

 

"No se preocupe de contestarme. Escríbame siempre que necesite decirme algo sin averiguar si me debe carta o se la debo. Igual haré yo. Ya que me dice que siempre me ha tenido en su vida, no quiero salir de ella."

Carta de Elena Fortún a Carmen Laforet. Febrero del 47

 

viernes, 18 de noviembre de 2022

Las Sinsombrero. Exposición en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa

 


Es cierto que en mis tiempos de BUP y COU estudié a los intelectuales de la Generación del 27, pero nadie me habló de las intelectuales de esa misma generación. Aquellas mujeres pintoras, escritoras, escultoras, pensadoras, compositoras y artistas en general no llegaron hasta nosotros, a pesar de que llegaron a tener mucho éxito no solo nacional sino internacionalmente hablando.

No sabíamos que nos faltaba la versión femenina de todo cuánto ocurrió en aquellos primeros años del siglo XX. Nos faltaba su mirada, su forma de crear. Y ellas también habían sido protagonistas de aquel tiempo. 

Como contaba Maruja Mallo fueron ellas, Maruja y Margarita Manso en este caso, quienes habían cruzado la Puerta del Sol sin sombrero junto a Lorca y Dalí como signo transgresor, como rebeldía. Liberándose del sombrero liberaban también sus ideas. Este acto de rebeldía les valió el nombre de Las Sinsombrero, nombre con el que se ha llamado a todo el grupo de mujeres que llevó el peso cultural y social de los años 20 y 30 del siglo pasado.

Fueron también ellas mujeres talentosas, rompieron moldes, y brillaron artística e intelectualmente hablando. Maruja Mallo, Margarita Manso, Marga Gil Roësset, Delhy Tejero, María Zambrano, Luisa Carnés, Rosario de Velasco, Concha Méndez, Ángeles Santos, Ruth Velasco... Brillaron junto a las que se quedaron sin exiliarse como Carmen Conde o Rosa Chacel. También hablamos de dramaturgas, empresarias, figurinistas.

Reconozco que solo había oído hablar de Maruja Mallo y de alguna más porque en mi tertulia literaria me hablaron de ellas. Sin embargo tuvieron que llegar a mi vida los libros de Las Sinsombrero de Tania Batlló para ir conociéndolas con más profundidad. Leí con avidez los dos primeros según fueron publicándose, conociendo una a una a aquellas "sinsombrero". Y precisamente ahora estoy inmersa en la lectura del tercer volumen, conociendo a las que se exiliaron: “No quiero olvidar todo lo que sé”.

En el Centro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, y hasta el 15 de enero, hay una exposición también comisariada por Tania Batlló que nos las recuerdan. Merece mucho la pena la visita. 

Son más de cuatrocientas obras y hay documentos, libros, fotografías, obras de arte de pintura, de escultura...

Yo estuve el otro día, un día laborable a las tres de la tarde y no había nadie. Pero nadie de nadie. Un lujo poder visitarla despacio, admirando cada sección, cada vitrina, cada cuadro y panel, tomándome todo el tiempo que quisiera o necesitara para contemplar o leer. Estuve mi buen rato admirando las esculturas de Marga Gil, los cuadros de Maruja Mallo, Ángeles Santos y de Delhy Tejero que me encantan. Viendo los libros de Concha Méndez y Luisa Carnés... Disfrutando. 

Eso es, disfrutando. Recordando lo que ya había leído en los libros. Pero también aprendiendo nuevas facetas de ellas. 

Es una exposición amplia, amena y muy interesante.






Los cuadros de Maruja Mallo




Las esculturas de Marga Gil Roesset

 
 


Las pinturas de Ángeles Santos: "Terra"



Los libros de Luisa Carnés. La obra de teatro Tea Rooms la vi también en el Fernán Gomez y me encantó

Los cuadros de Delhy Tejero

El espacio de crecimiento intelectual y social de las mujeres de la época: El Lyceum Club Femenino

La original obra de Ruth Velazquez "La madre del Comunismo"

"La matanza de los inocentes" de Rosario de Velasco

Margarita Manso





lunes, 14 de noviembre de 2022

"El buen padre" de Santiago Díaz. Reseña Literaria

 


 Antes de leer "Eleanor Oliphant está perfectamente" que ya he reseñado en otra entrada, me leí "El buen padre" de Santiago Díaz. 

Bueno más que leerme, devoré "El buen padre". Y no sé si fue por eso, porque no podía parar de leer y lo hice súper deprisa, o porque la vida en esos días me envolvió en una tela de araña de otras muchas tareas igual de absorbentes y vertiginosas, entre ellas un catarrazo de esos que te dejan para el arrastre, el caso es que se me pasó hacer la reseña. 

Y eso no puede ser. Mi memoria cada vez es más frágil y para combatir el olvido y ordenarme por dentro no podemos abandonarnos. Así que vamos a completar las reseñas de los libros leídos en el 2022.

"El buen padre" no es la primera novela del autor, pero sí la primera de la serie de la inspectora Indira Ramos. Y ya os digo que yo me las pienso leer todas. 

Se trata de una novela policíaca que arranca cuando la policía encuentra en un chalet a un hombre con un cuchillo, manchado de sangre y al lado del cadáver de su mujer. Al año de estos sucesos, un anciano se entrega a la policía diciendo que tiene a tres personas secuestradas y avisa de que irán muriendo semana tras semana si no detienen al verdadero asesino de su nuera y liberan a su hijo. 

"Si estuviera usted en mi lugar, ¿no haría lo que fuera para demostrar su inocencia?"

Y aquí es donde ya aparece la protagonista de la serie: Indira Ramos una inspectora muy, muy peculiar. Confieso que si en las novelas hay un personaje curioso a mí ya me están echando el lazo. Y desde luego que Indira Ramos está llena de rarezas y fobias con todo lo que ésto conlleva para hacerla interesante. 

Como ya hemos contado en el argumento, al dar el secuestrador un plazo de tres semanas en las que cada siete días irá matando una víctima, nos deja la historia con un ritmo cronometrado y vertiginoso. Hay tres vidas en juego, que iremos rastreando y conociendo al mismo tiempo que se acaba el suyo. Estos cambios temporales constantes entre sus diferentes pasados y este presente común de secuestrados, nos imprime mayor agilidad en la trama. 

Por otra parte el autor nos articula la novela es capítulos muy cortos, esa forma de estructurarla también incide directamente en mantener alto este ritmo ágil de lectura. Todo contribuye, como vemos, a que sea una historia que no da tregua al lector, te mantine en vilo. Mucha acción, poca descripción, y muy visual. 

Se tocan muchos temas: La mala práxis, la prostitución cara, timbas clandestinas, chantajes, ajustes de cuentas, corrupción urbanística... por solo decir algunos.

 En cuánto a la construcción de los personajes, rápido nos damos cuenta de que son muy complejos, todos los personajes tienen aristas. Están bien construidos, todos tienen más de una cara, oscura, que vamos a ir descubriendo. Eso sin hablar, como ya hemos dicho, de las características de la inspectora protagonista.

"Muy normal no eres, no voy a engañarte. Pero las personas más interesantes nunca lo son.." 

 En cuánto al género claramente es una novela policíaca, pero tiene el acierto de que también tiene dosificados algunos ingredientes románticos.

“Supongo que al final es cuestión de acostumbrarse a las rarezas de los demás”.

Y para terminar hay que señalar que tiene un giro final muy de destacar. 


No quiero contaros más. Desde luego es una novela que cumple muy bien su función de literatura de evasión, porque te metes en ella y te atrapa. Si te apetece una policiaca... ya sabes.

domingo, 13 de noviembre de 2022

"Eleanor Oliphant está perfectamente" de Gail Honeyman

 


 Tengo que admitir que me costó entrar en esta novela, no sé, me parecía que tenía un ritmo más lento que el que yo necesitaba en ese momento para sumergirme en otra historia. Supongo que cuando la comencé no era mi momento para leerla. Además al principio y en según que cosas el personaje de Eleanor me recordaba al de Bridget Jones, y eso justo me echaba un poco para atrás. Sin embargo, decidí esperar un poco más para ver cómo evolucionaba porque además los comentarios que me llegaban de ella por parte de mis allegados eran tan buenos que pensé que tenía que darle su oportunidad y seguí leyendo. 

"Me los he medido y pesan tres kilos (en total, claro, no cada uno). —Solté una risita y él se me quedó mirando, sin reír—. Creo que es demasiado peso del que tirar, ¿no le parece? Porque… si le ataran a usted tres kilos más de carne en el pecho y lo obligaran a pasearlos por ahí todo el día, también a usted le dolería la espalda, ¿no?..."

¡Menos mal!

La novela está contada en primera persona. La narradora es la protagonista: Eleanor Oliphant. Una treintañera muy, muy, peculiar. 

"He de reconocer que tuve una educación muy ecuménica, puesto que fui criada por presbiterianos, anglicanos, católicos, metodistas y cuáqueros, aparte de un puñado de individuos que no sabrían reconocer a Dios ni aunque los apuntase con su dedo eléctrico de Miguel Ángel. Me sometí a todos los intentos de educación espiritual con idéntico resquemor. Aunque por lo menos la escuela dominical, o su equivalente, era una buena excusa para salir de la casa en la que vivía en esos momentos y a veces hasta había bocadillos o, más rara vez, compañía soportable."

La sinopsis de la novela que encontramos en cualquier reseña nos dice: Eleanor Oliphant siempre dice lo que piensa. Lucha por dejar de ser alguien con pocas habilidades sociales. Se ha preparado un calendario vital cuidadoso y estricto para evitar interacciones sociales: los fines de semana los pasa sola comiendo pizza congelada y bebiendo vodka y todos los miércoles habla con su madre. Pero todo cambia cuando Eleanor conoce a Raymond, el informático de la oficina. Juntos abandonarán la soledad en la que han estado viviendo. 

Ésta es una novela de personaje. Ese es su principal acierto. Eleanor Oliphant es un personaje que está muy bien caracterizado, lo ves moverse, lo sientes de verdad. Es singular como ella sola, y aún así te la terminas creyendo. Es peculiar en sus costumbres, en su forma de pensar y de hablar. Y a medida que vas leyendo su historia es un personaje que te va ganando poco a poco porque va creciendo y creciendo con la historia y querrías hasta haberla conocido. Me ha gustado mucho cómo la autora ha ido creando a alguien que evoluciona tan claramente, no deja de cambiar capítulo a capítulo. Está muy bien reflejada su evolución. Me parece el mejor acierto de esta novela, la construcción del personaje. 

"Cuanto más sola está una persona, menos capaz es de navegar por las corrientes sociales. La soledad va creciendo a su alrededor, como el moho o una piel, un profiláctico que inhibe todo contacto, independientemente de lo mucho que se desee ese mismo contacto. La soledad es acumulativa, se extiende y se perpetúa por sí sola. Una vez que se incrusta, cuesta un mundo desahuciarla..."

Es una novela llena de pequeños giros, pequeñisimos, en la trama, pero cada giro lo notas en cómo Eleanor va transformando su forma de estar en el mundo. 

No es una novela en la que ocurran grandes cosas, ni hay mucha acción, ni la gran intriga, no, es una novela "para adentro" que va fluyendo. 

La historia toca muchos temas, todos ellos en torno a los sentimientos: el valor de la amistad, la soledad, las relaciones familiares, las personas tóxicas. Temas desgarradores pero nunca de forma lacrimógena, todo lo contrario. No se recrea en lo horrible, nos lo ahorra, porque realmente no hace falta para que lo sintamos.

Toca temas muy importantes pero en un tono distendido, irónico, a veces jovial y a veces descarnado. 

Y cuando llegas al final de la novela y todos los interrogantes que ha ido dejando la trama se despejan, entiendes muy bien el título: "Eleanor Oliphant está perfectamente". Y parece mentira cómo Eleanor con todo lo que ha pasado puede estarlo, pero así es: "Está pefectamente".
  
"La última palabra. Con voz firme, mesurada, segura. No estaba triste. Estaba convencida. Y, por debajo, como un embrión gestándose, muy diminuto, apenas un cúmulo de células, con un latido tan pequeño como la cabeza de un alfiler, ahí estaba: Eleanor Oliphant..."

Si os apetece leer una historia de sentimientos, entretenida, y con personajes que se hacen entrañables os la recomiendo.


viernes, 11 de noviembre de 2022

Día de las Librerías 2022

 


Hoy, 11 de noviembre de 2022, es el Día de las Librerías. 

 Y como no tengo remedio cuando he salido de trabajar me he ido a celebrarlo a una de ellas y ya he salido de allí con mi botín de dos flamantes libros bajo el brazo. Estoy segura de que caminaba por la calle con una sonrisa que me daba tres vueltas a la cabeza.

Es uno de esos enormes y pequeños placeres de la vida: ir a una libreria y ver qué me puedo llevar. Se me pasa el tiempo y ni me entero allí dentro, saltando de sección en sección, leyendo en voz baja los títulos en los lomos, pensando "que me llevo, que me llevo", frotándome las manos con pura avaricia de cuento, porque me llevaría media tienda ¡qué digo media! la tienda entera acarrearía si pudiera.

A poco que lo pienso algunas de ellas están ligadas ya de por vida a acontecimientos importantes de mi paso por el mundo: Aquella Paradox que fue una de nuestras primeras salidas juntos, cuando empezábamos a caer por ese precipio peligroso por el que felizmente nos despeñamos, justo antes de decirle al mundo "Cerrado por amor".

Y aquella de Zaragoza donde me dieron aquel premio de relato. Cuando solo me presenté por si sonaba la flauta y nos íbamos a visitar a mis amigas las mañas y ¡va me lo dan! ¡Qué bueno!

O aquellas preciosas de más allá de las fronteras, y que no he podido dejar de conocer cuando viajé a esas ciudades: La mágica livraria Ler Devagar en Lisboa, la fantástica librería Lello de Oporto o la más antigua del mundo también en Lisboa.

Hay tantas que tengo entrelazadas a inolvidables viajes que hasta he perdido la cuenta. Pero me acuerdo de aquella mítica de San Francisco, la City Light Books, que visité con mis amigos. O aquellas que ya no existen seguro como la acogedora A Lura dos Livros de Tavira o esa pequeñita y maltrecha de Damasco. Sin embargo sobreviven en mi memoria a salvo del olvido, la especulación o las guerras. 

Son mi debilidad, no puedo dejar de pasar por ellas sin llevármelas, aunque solo sea en fotografía, sobre todo si tienen un nombre inolvidable, como me ocurrió con "La palabra escrita" de Eslovenia o "Le silence de la mer" en Vennes de Francia. Tengo que leerme ese libro. Por no hablar de las que, nada más descubiertas, te devuelven libros como "La Rayuela" de Berlín, donde además pasamos una estupenda y soleada mañana.

Cuántas habré visitado ya, cuántas fotografiado, incontables desde luego. 

¿Pero cómo no hacerlo si en ellas palpitan mil y unas historias? Te abren mil y una puertas por las que asomarte a vivir otras vidas. 

Son el modo más sencillo de escaparte, de viajar, de soñar. El mejor refugio. 

Son, qué le vamos a hacer, mi paraiso y mi perdición. 

11 de noviembre de 2022, Día de las Librerías.



Librería desaparecida Paradox en Alonso Martinez, Madrid

 

Este cartel estaba en la librería "Las tres rosas amarillas" de Madrid


Librería París. Entrega de premios de relatos. Año 2018
 



Librería Ler Devagar en Lisboa

Librería Lello Irmao de Oporto
 
 
 
Librería Bertrand en Lisboa
 
 
 
Librería City Light Books en San Francisco

 
Antigua Librería A Lura des Livros en Tavira (Portugal)




Librería La palabra escrita en Eslovenia



 
 Librería Le Silence de le Mer en Vennes
 
 
 

Librería La Rayuela en Berlín




miércoles, 9 de noviembre de 2022

La Colonia de Tomás Bretón o de los Ferroviarios de Madrid

 


 Un poco por casualidad al poco tiempo de haber estado en la Colonia de la Prensa, acabaste conociendo la Colonia de Tomás Bretón. ¿A ti no te parece que a veces sí existen las casualidades? ¿No te parece que quizá nunca habías pensado demasiado en algo y de pronto todo se conecta y vuelve a aparecer?  Y entonces sientes que juegas a saltar de oca en oca...

 En Madrid llegó a haber 52 Colonias, pero ahora ya solo quedan 36. Ya decíamos, cuando hablábamos de la de la Prensa, que en tiempos estaban apartadas de lo que era Madrid, pero la ciudad al ir creciendo en todas direcciones con ese paso feroz de hormigón y asfalto, ha terminado por engullir lo que encontraba a su paso. Eso les ocurrió a las Colonias, que han quedado dentro de la ciudad como oasis de paz y tranquilidad entre el bullicio.

Tú te acordabas de aquello de que en el año 1907 fue creado el Instituto de Reformas Sociales que, cuatro años después, había promugaldo la 1ª Ley de Casas Baratas, que pretendía mejorar las condiciones de la vivienda, borrando el hacinamiento e intentando un mayor contacto con la naturaleza. También se pretendía fomentar los créditos a la construcción. 

Ese camino no se quedó en esta ley, sino que con el tiempo hubo otras leyes que intentaron mejorar la primera.  

Con la 2ª Ley de Casas Baratas, del año 1921, se fomentaba la formación de cooperativas y surgieron una serie de ellas para la construcción de viviendas a determinados colectivos, militares, funcionarios, ferroviarios, periodistas, carteros, etc. Los gremios profesionales aprovecharon estas leyes para construir para los suyos. Aunque a la larga, estas leyes también trajeron la especulación del suelo aprovechándose de las facilidades que se ofrecían para urbanizar. Pero bueno ya se sabe...

 




El caso es que el otro día hiciste una visita guiada por el barrio de Arganzuela. Ya la tenías reservada hace un montón de meses porque aquí en Madrid o lo haces así o te quedas sin ninguna visita gratuita de Patrimonio Cultural. Bueno, pues cuando ya casi ni te acordabas de que la habías reservado llegó el día de la visita y para allá que fuiste. 

Estuvo muy bien emplear la mañana del sábado en seguir aprendiendo sobre la ciudad. La guía valía un montón, era una chica jovial que explicaba súperbien y te contó un montón de cosas interesantes del barrio. Y fue en esa visita, cuando descubriste que cerca de la antigua estación de Delicias, donde ahora está el Museo del Ferrocarril, aún se conserva otra de esas Colonias. 


 
 

 


Se conoce como la Colonia Casas de los Ferroviarios. Se construyeron exactamente para la Cooperativa de Casas Baratas de la Asociación General de Empleados y Obreros de los Ferrocarriles de España. Está entre las calles de Tomás Bretón y Alonso Martos (que fué quién la levantó) y son unos hotelitos, como se llamaba a aquellas casas de dos plantas, que en este caso, se contruyeron entre los años 1923 y 1926. 

Nunca habías pasado por allí. Y te gustaron mucho esas calles de casas unifamiliares, a un paso del mundanal ruido, pero que parecen encapsuladas en su originaria quietud. Era sábado por la mañana que hay normalmente más bullicio y en cambio allí parecía ser domingo por la tarde. 

Te hubiera gustado quedarte más tiempo. Aunque son apenas dos o tres calles te gustó admirarlas. Algunas de las casas ya han perdido la fachada original, y se han convertido incluso en algún bloque de más altura, que la verdad han afeado un poco el conjunto, pero en otros casos aún se conserva la fachada original con los arcos iguales de ladrillos sobre las puertas.

Merece darse un paseito por allí y recordar cómo ha ido creciendo esta ciudad.

Menos mal que en los años 80 el Ayuntamiento de Madrid decidió catalogar todas estas Colonias y promover su conservación como colonias históricas. Gracias a eso se han conservado mejor las que han sobrevivido, y podemos recordar y admirar.

 

domingo, 6 de noviembre de 2022

La Colonia de la Prensa de Madrid

 


 De vez en cuando te gusta seguir conociendo tu ciudad. Vivir en una tan grande como Madrid, inevitablemente tiene muchos problemas, pero también enormes ventajas que no te cansas de valorar.

Una de estas ventajas es que siempre puedes estar descubriéndola. Madrid no se acaba. Y te encanta eso de ser viajera en tu propia ciudad. Rastrear el peso del pasado, sus huellas o sus ausencias, en las calles que transitas diariamente, o en las que quedan un poco más allá de tu día a día.

A principios del siglo XX en Madrid se hicieron un montón de colonias de casas, cuando la ley de Casas Baratas de 1911, un precedente de la vivienda social. Fue la primera norma española que reconocía el derecho a una vivienda digna.








La Colonia de la Prensa, ya llevabas mucho tiempo queriendo visitarla. Como vives bastante lejos del barrio de Carabanchel no se te presentaba la oportunidad, pero hace poquitas semanas quedaste con unos amigos relativamente cerca y para allá que fuiste un par de horas antes para poder descubrirla tranquilamente. Porque si algo es, es un lugar muy tranquilo. Uno de esos oasis que parece mentira que de pronto aparezcan en Madrid.

Esta Colonia, en su origen estaba situada en unos terrenos, propiedad de Federico Grases que ya tenía un proyecto de urbanización, entre los pueblos de Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo. Cuando ya había escasos chalets construidos se les vende a la agrupación de Periodistas conocidos con el nombre de agrupación de profesionales del periodismo y las letras, “Los Cincuenta”, que pronto pasaron a denominarse Asociación Benéfica Cooperativa de Construcción de Viviendas Baratas “Colonia de la Prensa” y fueron pioneros en acogerse a la Ley de Casas Baratas de 1911 Colonia de la Prensa, se trataba de que fuera un lugar de vacaciones para periodistas. Se empezó a edificar en el año 1913 y se terminó en 1921. Y el rey Alfonso XIII fue a su inauguración y un año más tarde tb volvió a ir por allí. 

Ahora se puede acceder a ella por la calle Eugenia de Montijo núms. 61-63. Vas andando por la acera y de pronto ves su portada increible con el rótulo aún tan bello y visible. Ésta portada era un locutorio y la parada del tranvía.

 



 La ciudad literalmente la ha engullido. 

Estaba formada por casas modernistas, hotelitos con verjas de hierro forjado y fachadas decoradas con ladrillo o cerámica. Tenían torreones y desvanes. Y se plantaron en las calles acacias. Parece ser que originariamente eran 65 chalés pero solo llegaron a construirse 42.











Durante la guerra civil los Carabancheles, aún pueblos, estaban en la línea de batalla y se destruyeron algunos de ellos. 

Carabanchel pasa a formar parte de Madrid y sobre los años 50 y 60 se derribaron algunos chalés para edificar bloques de pisos, una pena. Y algunos hoteles se convirtieron en centros religiosos. He leído que como la casa donde vivió y murió en 1947 el escritor Manuel Machado, la cual forma actualmente el cuerpo central de un conjunto de edificaciones del Cotolengo del Padre Alegre de la Siervas de Jesús (C/ Siglo Futuro 14).

 En los años 80 se restauraron algunos de éstos chalés, y en la actualidad es una colonia protegida en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997.

 

Te alegraste de la excursión mañanera. Merece la pena transitar esas calles, imaginarse como debió ser aquel lugar recién construido. Y cómo aún respira en algunos de esos carteles de cerámica, o en el perfil elegante de esas casas que resisten el paso del tiempo.