Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 17 de octubre de 2020

Centenario nacimiento de Miguel Delibes, 17 octubre 1920

 


 

Me recuerdo a mi misma haciendo el primer trabajo que me mandaron sobre un libro. 

Uno que nos habíamos tenido que leer.

Me recuerdo agachada sobre la mesa enorme de madera que había en el comedor de casa, donde cada tarde nos juntábamos los hermanos para hacer los deberes. Estoy en mi memoria, escribiendo con infinito cuidado en unos folios blancos que había unido con un clip a otro al que había hecho unas líneas para no torcerme. 

Cuántas reseñas de libros habré hecho en mi vida sin que me lo mandara nadie.

Pero aquella fue la primera vez, y quería hacerlo lo mejor posible. 

Cuánto me costaba elegir las palabras, cuánto no enredarme en esas frases demasiado largas para las que no encontraba ni un punto y seguido. Y cuánto, tanto, dudaría a la hora de plasmar la crítica final, cuánto que aún lo recuerdo.

Yo tendría doce o trece años, y el libro era "Las ratas" de Miguel Delibes.

 

Hoy se cumple el centenario del nacimiento de Delibes, 17 de octubre de 1920. 

Y yo, que después he leído tantos libros suyos, "Los santos inocentes", "Cinco horas con Mario", "El hereje", "Mujer de rojo sobre fondo gris", con los que disfruté, me entristecí, y en definitiva sentí, esa forma suya de contar las cosas, guardo en mi interior un recuerdo especial para "Las ratas".

No porque fuera el que más me gustara, sino porque me enfrenté a él por primera vez con otros ojos. Los ojos de quién desmenuzó cómo estaba escrito además de atender a lo que contaba, los ojos de quién algún día quería también escribir. 

Delibes, qué mejor maestro de escritura.

Delibes, qué bueno.


jueves, 15 de octubre de 2020

"Morir no es lo que más duele" y "Antes mueren los que no aman" de Inés Plana

 


Y ocurre que el tiempo va muy deprisa, tanto, que no deja que ordenemos lo que vamos viviendo en esas estanterías invisibles que nos inventamos para interiorizar lo que nos pasa.

Y ocurre que "una" lee más rápido que reseña. Y más cuando a "esa una" le gusta también reseñar faros y murales, palabras y su origen, bibliotecas y no sé cuántas cosas más, en un blog intangible pero muy "presente".

Por eso, también ocurre que "aquella una" se ve de pronto reseñando por pares lo leído, con ánimo de economizar tiempo y no perder detalle. 

Y "todas las unas" que habitan en mí han decidido que hay que reseñar ya las últimas dos novelas que han terminado de leer. Ambas de novela negra, ambas de Inés Plana.

Porque ha tenido que leerse una detrás de otra porque le han parecido bastante entretenidas. Y la historia iba a continuar, y una, esa una, aquella una, todas, no querían perderse qué pasaba. ¡¿Cómo se lo iban a perder!? si era tan fácil como devorar otras quinientas paginitas... Casi ná.

Pero que oye te las lees volando. De verdad.

Porque estas novelas son de las nuestras, de las que están ambientadas en nuestra tierra, en los alrededores de Madrid. Que si en la sierra madrileña, que si en Avila, que si en nuestras barriadas y pueblos del sur de Madrid.

Y la primera de ellas "Morir no es lo que más duele" comienza con un ahorcado, un ahorcado al que le han arrancado los ojos. Pero que además lleva en un bolsillo un papelito con el nombre de una persona, una chica, que dice no conocerle de nada y aparentemente no tiene absolutamente nada que ver con el ahorcado.

Estamos en el año 2007, hace nada, ya veis. Pero la historia nos va a llevar atras, atras... Y no os cuento más porque entonces os la destriparía.

En esta novela vamos a conocer al teniente Tresser y al cabo Coira, ambos de la policia judicial de la guardia civil. Vamos a conocer a la psiquiatra Adelaida, y a Luba, una cría con una vida nefasta. Y además de conocerlos vamos a querer saber tanto de ellos, mientras descubrimos por qué está ahorcado el ahorcado, que nos leeremos esta novela de más de cuatrocientas páginas bien corriendo. 

Y no solo eso, sino que querremos seguir leyendo la siguiente, la de las quinientas, donde seguiremos la historia de estos cuatro personajes y sus dilemas y peripecias vitales, dos años después, en el año 2009.

Donde además de su historia nos encontraremos la del incidente con que empieza esta segunda novela: En las navidades del 2009 una funcionaria de la Seguridad Social muere al ser empujada violentamente contra una cristalera.

 En las dos novelas, hay varios narradores que nos ofrecen su propio punto de vista de lo que les ocurre y nos lo van contando. Multiperspectivismo sí. Y quizá no haya mucha intriga, no os voy a engañar, porque enseguida sabemos quiénes son los malos, pero no importa, porque paradójicamente y aún así, el interés no decae en ningún momento. 

Por una parte creo que la autora ha sabido inventar unos personajes principales tan atractivos que nos atrapan y nos llevan a su terreno de tal forma que queremos seguir sabiendo de ellos. 

Y por otra, la autora ha sabido escribir dos novelas con acción, donde pasan muchas cosas, donde vamos siguiendo el hilo de varias subtramas sin que dejemos de saber de ellas en ningún momento. Y además las ha escrito con una prosa sencilla, y con el ritmo justo.

Si eres aficionado o aficionada a la novela negra, a la intriga, a nuestras novelas de crímenes, deberías leer a Inés Plana.

Ha sido como haber leído una sola novela muy larga, que sin embargo, que ha ido ganando puntos a medida que iba avanzando la historia de puro entretenido que era hacerlo.

 

Inés Plana

Inés Plana nació en Barbastro (Huesca). Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y desde el principio desarrolló su carrera profesional en Madrid. Ha trabajado en diversos medios de prensa escrita y, en el terreno editorial, ha creado y coordinado distintas colecciones de títulos relacionados con la divulgación de la historia y el arte. Actualmente es directora del periódico-magacín Vivir Bien, en la Comunidad de Madrid.

 

lunes, 12 de octubre de 2020

De murales y viajar. Castellón

 

En Benicarló (Castellón)


Echabas de menos el olor del mar. 

Y el tacto de la arena granulosa bajo las plantas de los pies, echabas de menos el aire marino rizando de más tu pelo, y el sol calentando la piel, 

el sol calentándote de fuera adentro.

Echabas de menos descubrir pueblecitos tranquilos en los que parece que casi nadie vive.

Echabas de menos viajar.

Escapar.

Descubrir.

 

Descubrir murales ocultos a la vuelta de la esquina. 

Agujeros profundos y de colores.

Puertas enormes siempre abiertas a otros mundos, 

otras historias, otras vidas. 

La piel tatuada de los edificios 

permanentemente 

embelleciendo el mundo. 


En Torreblanca (Castellón)

En Vinarós (Castellón)

En Torreblanca (Castellón)


domingo, 11 de octubre de 2020

Los faros cuentan historias. Faro de Peñíscola (Castellón)

 

Faro de Peñíscola (Castellón)

Los faros cuentan historias. 

Historias de atardeceres fantásticos y criaturas marinas mitológicas. 

Historias de desgraciados naufragios y pecios fascinantes que nos esperan en el fondo del mar.

Historias de todos los tiempos que el agua salada ha ido imprimiendo en sus paredes con tanta persistencia, que ha ido calándolos y palpitan intactas en su interior seco y atemporal.

 

Los faros cuentan historias.

Si te acercas a ellos lo suficiente y prestas atención,

si sigues la dirección de su veleta,

si muestras respeto por quienes fueron y son,

quizá consigas que confién en ti y te las susurren sobre el rumor de las olas. 

 

Faro de Peñíscola (Castellón)
 

 


Los faros cuentan historias.

Pero no todos consiguen oírlas.

Solo quienes los faros eligen serán capaces de escucharles contar. 





lunes, 5 de octubre de 2020

Lugares de culto

 

Alcalá de Xivert (Castellón)


Le encantaba tropezarse con ellas.

Admirar sus particularidades: si se revestían de arquitectura clásica o moderna, si primaba el espacio o la luz, si en su fachada se anunciaban actos culturales varios o simplemente les habían tatuado un insípido horario. 

Si estaban cerradas, no podía evitar imaginarlas llenos de gente. Voces, risas, barullo. Pisadas y carpetas. El olor de un cigarro, el de un café, el de la vida palpitando entre sus paredes.

Si estaban abiertas, tenía que asomar la nariz, ver si podía colarse, curiosear y sonreír.

 

Le encantaba tropezarse con ellas.

Le contagiaban ganas de aprender, de conversar, de coger un papel y un lápiz y comenzar a escribir.

Le trasmitían calor.

Las sabía interesantes y entretenidas,

las adivinaba concurridas, amenas, 

las creía efervescentes transmisores de conocimiento y cultura.

Bibliotecas, casas de cultura, agencias de lectura.

Cuánto importaban.

 

Le encantaba tropezarse con ellas.

Eran las huellas digitales de un lugar.

Eran promesa de riqueza intangible e incalculable.

Eran lugares de culto. 

            De ese "culto" que procede del adjetivo latino cultus, culta, cultum

Cultivado, habitado,  frecuentado.  

 Lugares de culto preciosos.


El Gordo (Toledo)


Torreblanca (Castellón)

Vinarós (Castellón)

Benicasim (Castellón)

Teruel


domingo, 4 de octubre de 2020

Paradoja. Dícese de veranear en otoño

 


 

Paradoja: dícese del hecho de "Veranear" en otoño.

O como diría la RAE de las paradojas: F. 1. Hecho o dicho aparentemente contrario a la lógica.

Veranear. INTR. Pasar las vacaciones de verano en lugar distinto de aquel en que habitualmente se reside. Diría también.

Y digo yo que es sano acometer, de vez en cuando, hechos aparentemente contrarios a la lógica.  

Con ese "acometer" que también diría la RAE:

Acometer. TR. 1. Embestir con ímpetu y valor.

 

Es sano "acometer" hechos aparentemente contrarios a la lógica, 

es sano "veranear" en otoño. 

Embestir con ímpetu y valor a la vida. 

Dejarnos llevar, 

demostrarnos que respiramos.

Pisar la arena con los pies descalzos,

dejar que el sol nos acaricie la piel, 

conocer lugares distintos a aquellos en los que habitualmente residimos, como diría la RAE.

El mundo es mucho más enorme que el calendario,

 que el horario de los días laborables, 

que todos los relojes del mundo. 

Que no se nos queden los años tan nuevos 

como nuestras ropas.

Gastémoslos.

Intentemos "veranearlos" 

todos los días del año. 

VIVIRLOS. 

Con mayúsculas.



domingo, 20 de septiembre de 2020

"Casas y tumbas" de Bernardo Atxaga. Reseña literaria



No leía a Bernardo Atxaga desde aquella novela suya "El hijo del acordeonista". Ya hace unos cuántos años.

Así que me dije que ya era tiempo de volver a este autor que tiene un universo propio y una prosa cuidada y rica, y lo he hecho con su última obra: "Casas y tumbas". 

En primer lugar quiero destacar que me gusta cómo ha estructurado el autor la novela, repartiéndola en seis partes, seis historias, de alguna manera relacionadas. Cada una de estas historias a su vez está subdividida en capítulos. Para finalizar con un epílogo con forma de alfabeto que me ha encantado.

Sin embargo os tengo que decir que me ha parecido una novela desigual. Hay relatos que me han llegado bastante, que me han atrapado y entretenido y quería todo el rato volver a ellos. Como me ocurrió con el primero y los dos últimos. Y en cambio hay otros a los que yo hubiera quitado bastantes páginas.  

El tema que podríamos decir que une todas las historias, el germen que subyace, es la amistad y el paso del tiempo.

En cuánto al argumento pues depende de la historia. En la primera se nos cuenta de la llegada de Elias a un pueblo del norte, Ugarte. Elias es un niño que vuelve sin habla, tras pasar una temporada en un internado del sur de Francia aprendiendo francés. En la segunda historia estaremos con unos jóvenes que prestan el servicio militar en el cuartel de El Pardo... Y así con varias historias más de las que no quieros desvelaros mucho para no destriparos la novela.

Está ambientada en España, en el norte, y cuando arranca la novela estamos en el año 1972. A medida que discurran las historias iremos saltando de año, 1970, 1985, 2012, 2017. 

Los personajes están bien perfilados, de algunos solo sabremos en alguna ocasión y de varios sabremos en más de una historia, como de los gemelos con los que entabla amistad aquel niño, Elias, el niño sin habla que os contaba del primer cuento. En unas nos fijaremos en ellos porque tienen un papel más protagonista y en otras casi de refilón, pero eso nos ayudará a no perderlos de vista.

Yo resaltaría de esta novela la forma en que está estructurada, tal y cómo decía son varias historias que forman todas juntas una novela, se ensamblan de tal forma que todas juntas forman un mundo, una historia más grande, la novela. Porque aunque no se sigan, consiguen que sobrevueles un espacio durante un período de años y veas como el paso del tiempo ha repercutido sobre los distintos personajes.

Además está muy bien ambientada, muy logradas sus coordenadas espacio temporales, reflejándose las señas de identidad del autor. Los espacios, además del rural del norte, del País Vasco, que por supuesto está muy bien trasladado al papel, nos llevan también a unos universos pequeños donde los personajes tienen que interrelacionarse mucho, donde el tiempo pasa lento, donde pasan muchas cosas o apenas nada. Me estoy refirieron al colegio, al cuartel, al hospital, y lo que pasa dentro de ellos, siempre tan intenso.

Y, cómo os comentaba, me ha gustado especialmente el epílogo que Atxaga le ha puesto a esta novela-libros de cuentos, en forma de alfabeto. Un curioso y distendido alfabeto donde el autor nos cuenta a los lectores el porqué de muchos asuntos que atañen a él mismo y a la novela. Me ha parecido muy especial este epílogo. Muy acertado.

En general, me ha gustado volver a este autor y su mundo literario.