Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 7 de enero de 2020

7 de enero de 2020. Adios a la Navidad



Adios a la Navidad, adios a las luces y a los regalos.

Guardar el Belén, es guardar la ilusión.

José ya está frotándose las manos, pensando que de hoy no pasa para que se vea otra vez en su caja con su María, mientras el crío explota las bolitas del papel.

Y los demás en vez de hacer colas para comprar lo que venía en las cartas, ¿las haremos por las rebajas?

En fin...

Hay que espabilarse y volver a la rutina. La rutina ordena y hasta tranquiliza.

Pues ¡venga! que hay que hacer muchas cosas importantes este año. 

¡Ánimo!

Y a por ellas.






#Navidad
#Rutina

domingo, 5 de enero de 2020

"Querido Melchor..." Relato de Rocío Díaz




5 de enero otra vez. Mi noche preferida. La noche más mágica del año.

Como hoy los protagonistas son los niños, os voy a dejar con uno de ellos. Se llama Carlitos y escribe una carta a los Reyes Magos. 
 
Mi Carlitos como es de papel no crece, vive eternamente en el año 2003 que fue cuando le inventé y cuando a su vez él inventó esta carta. Pero eso es lo que pasa con los niños de papel que no crecen y siguen pidiendo regalos que se pasaron de moda.

No es la primera vez que la pongo en el blog, pero yo la tengo cariño porque fue premiada con el Accesit esa navidad en el V Certamen de Relatos Breves de Navidad de Navalmoral de la Mata. Y gracias a eso, fuí por primera vez a ese pueblo. Y recuerdo que fue una entrega de premios muy especial donde me recibieron con mucho cariño. Luego por esas cosas de la vida he vuelto alguna que otra vez más también por premios literarios, y su recibiendo ha sido siempre inmejorable.

Desde el punto de vista de la creación literaria, ahora la releo y cambiaría muchas cosas. Muchísimas. Normal, han pasado bastantes años desde que la escribí.

Pero se merece, porque me trajo muy buenos momentos, que la deje tal como fue.

Felices Reyes a todos, toditos, todos. A los que son niños por dentro y por fuera, y a los que son niños siempre por dentro. 
 
Que los Reyes os traigan salud y muchos momentos de pura ilusión.



Querido Melchor...


Madrid, 5 de diciembre de 2003
Querido Rey Melchor,
Yo no sé sí tu existes o no existes, como tampoco sé sí existen los otros Reyes, o si existe el Ratoncito Pérez, pero ahora les ha dado a los de mi clase por decir que a lo mejor no existes... yo no sé... pero como dice mi amigo Sergio “existáis o no existáis lo que sí que existen son los regalos” así que como Sergio es el amigo al que más ajunto del mundo entero, yo me fío y por si acaso os mandaré otro año la carta... Además, que se lo cuento a la yaya que todos los años se sienta conmigo a escribir a San Pancracio “a ver si nos toca la lotería de Navidad” y dice que ella no va a dejar de escribir a su Santo digan los compis del “hogar” lo que digan, así que yo igual, digan los de clase lo que digan, te escribo... Y aquí estamos los dos “la yaya” y yo merendando pan con nocilla y pensando qué poner, la yaya dice que lo primero es lo primero, y que antes de nada hay que ser educados y decir quiénes somos. Me llamo Carlos Hernando Rejas y mi yaya se llama Ernestina Pérez Sánchez, aunque todo el mundo la llama La Tina, como a mí que me llamo Carlos pero en casa soy “el niño” porque cuando llega mi padre siempre pregunta “Y el niño... ¿qué ha roto hoy?” y mi hermana la mayor dice... “Niñoooo, que la carne de burro no es transparente...” y mamá cuando me abraza dice ¡Ay... el niño de la casa...! así que para todos soy “el niño”. Bueno para todos menos para mi hermano Marcos, que tampoco me llama Carlos, sino Carlitos, con esa “i” de “microbio” y “mierdecilla” que dice siempre detrás de Carlitos cuando me llama a grito pelao para que todos en el parque se den cuenta de que YO soy su hermano pequeño, YO soy “el plasta al que tiene que cuidar” que es lo que siempre dice  detrás de “Carlitos microbio y mierdecilla”, osea también YO. Pero aunque nadie me llame así, la verdad de la verdad es que me llamo Carlos y en algún sitio lo debe de poner porque en el cole el primer día cuando pasa lista el profe me llama así, y me lo llama, y me lo llama veces y veces, hasta que Sergio, que no sé si ya lo he dicho pero es el amigo que más ajunto, acaba dándome una colleja para me entere y conteste, porque me cuesta un montón de tiempo darme cuenta de que soy yo... pero ¡Vamos! Melchor que tú me puedes llamar como quieras que para eso eres Rey...
Rey Melchor te he puesto un “punto y aparte”, como dice mi profe, que es un “punto” que he aprendido hoy en mi cole, porque ya no sabía por donde me iba, a la yaya se le había quedado la dentadura enganchada al bocata de noci y no se podía separar... así un buen rato... hasta que he tenido que levantarme para ayudarla a desengancharse con mi superfuerza, le pasa mucho... Bueno pues que, me llamo Carlos y vivo aquí en el barrio de Canillas, te acordarás de mí porque todos los años yo soy el que más alto chilla “¡aquí, aquí...!” cuando pasáis en la cabalgata para que me tiréis un montón de caramelos... La yaya y yo llegamos muy pronto con el pan y la noci, nos sentamos en el borde y nos vamos comiendo el bocata hasta que oímos que venís... entonces corriendo llevo a la yaya a esconderse detrás de un coche y yo vuelvo corriendo a mi sitio, esto lo hacemos desde que a la yaya le pegaron un caramelazo bestial en toda la cara cuando gritaba bien alto “¡Aquí, aquí...!” y entonces desde que la operaron de cataratas dice que ella no puede arriesgarse... que ella es una abuela moderna pero que no está pa esos trotes de jugarse la poca vida que le queda en las cabalgatas... así que una vez que he escondido a la yaya bien escondida, me subo al bordillo y grito, grito, grito hasta el infinito... y cuando tengo las manoplas lleeeenas de caramelos, entonces, me vuelvo a buscar a la yaya y a casa que nos vamos los dos tan contentos comiendo caramelos mientras pensamos en todos los regalos que nos vais a traer...
Otra vez Rey Melchor he tenido que ponerte otro punto y aparte, al profe le va a molar cuando le cuente mañana todos los puntos y aparte que hoy puse; contándote lo de la cabalgata no me estaba dando cuenta de que empezaban “los dibus” que me gustan, y casi me los pierdo, pero ahora que ya han terminado voy a seguir, y pasemos a lo importante, osea todas las cosas que quiero que me traigáis: La videoconsola de Nintendo, otra “gameboy”, todos los “action man” nuevos de este año, los pokémon que me faltan (que ahora no me acuerdo pero como tu además de Rey eres sabio seguro que lo sabes),  un equipo completo de fútbol del Real Madrid (mi padre ya no nos deja ser del atleti), diez u once peonzas para que me duren hasta el año que viene cuando volváis, un estuche de tres pisos con pinturas, rotuladores, plasti y ceras, con muchas reglas, lápices, bolís, goma y saca; otro patinete porque Marcos después de romper el suyo, me rompió el mío (él dice que fue sin querer pero ¡ya...!); otro libro de “Harry potter” y el de la “peli” de “El señor de los anillos”; ...He parado un momento para preguntar a la yaya que sí me estoy pasando pidiendo y después de un rato luchando contra la dentadura y el bocata me ha revuelto el pelo y me ha dicho “Mira niño, porque la yaya también me llama niño, todos sabemos que los Reyes son Magos así que por poder, poder,  ppueden traer todo lo que se les pida, pero Matusalén a su lado... un muchacho. Que te quiero decir niño, que seguro que ya les va doliendo la espalda como a esos “carcas del hogar”, y tendrán la artrosis, y la reuma... así que a lo mejor no pueden con todo...” Mi yaya siempre habla muy claro, ella y yo nos entendemos bien, así que nada  Melchor yo sigo pidiendo y cuando os empiece a doler la espalda dejáis de meter cosas al saco. Sigo: Varios videojuegos para la Nintendo; otro Spiderman; las trampas del Spiderman; el auto de Spiderman, la bola mágica de Harry Potter, el castillo de Harry Potter... y de juguetes hasta que no echen en el buzón más catálogos ya no puedo pedir más...
Pero antes de terminar os tengo que poner lo de siempre, ya sabéis, quiero poder dormirme antes por las noches; en el techo de mi cuarto ya no caben más estrellas de esas que me pega mi madre para que cuente y venga el sueño, ya están todas ahí apelotonadas y aunque las pegamos con ese pegamento que pega hasta los dedos, hay tantas juntas que se despegan y toda la noche andan cayendo encima de la cama... como si lloviera, a lo primero mola, pero después ya... es un rollo. Además, la noche que le toca a Marcos hacerme compañía cada vez es peor... me ha dicho que Blancanieves ya se ha separado del príncipe y tiene otros novios, que el flautista tiene un montón de músicos que trabajan para él y ya ni tan siquiera tocan sino que hacen que tocan como en la tele, que el cerdito de los ladrillos ya tiene una “inmo no sé qué”, que dice que es una fábrica de hacer casas, y que se está forrando como el Cirilo, el del bar de enfrente... como es mayor sabe más de los cuentos, pero hasta que se cansa y dice que soy un plasta y que me duerma de una vez, se cabrea y termina contándome el de la “bella durmiente”, pero el de siempre, que sabe que no me gusta nada... y así hasta que al final se duerme y yo ¡hala! otra vez a contar las estrellas como todas las noches...
La única que no se queda dormida antes que yo, ni me acaba regañando, es la yaya que dice que como es mayor tampoco tiene sueño pero es que ya me sé de memoria toda su vida, todos los novios que tuvo, todos los bailes, todo... y aunque ella dice que me lo cuenta al oído para no despertar a nadie, como está un poco sorda empieza bajito, bajito, pero al final termina dando unas voces que se despierta hasta el vecino de al lado que empieza a aporrear la pared chillando: “!Coño abuela, ¿Otra vez con eso? Si aquellos pretendientes tendrán ya mil años, joder con la abuela que noche sí, noche no, la misma matraca”... por eso, Rey Melchor, hasta que por fin los médicos  encuentren la manera de que yo me pueda dormir por las noches como los demás, te pido otro año un poco más de sueño, un poco más solo, que yo creo que eso no ocupa mucho en el saco y casi no os va a pesar...
Y bueno, que nada más, hasta que piense más regalos no te vuelvo a escribir, tengo que acabar deprisa que otra vez a la yaya se le ha enganchado la dentadura en el bocata y está ahí saltando y saltando como una loca y aporreando en la mesa para separarse... Ya voooy yayaaaa... ¡menos mal que me tiene a mí! 
 
Adiós Rey,
Carlos, Carlitos o el niño.
©Rocío Díaz Gómez
 
 
 
#Cartas
#ReyesMagos
#Navidad

sábado, 4 de enero de 2020

Las Luces del Botánico. Enero 2020



Te llamas Rocío y te gusta la navidad.

Entonas un mea culpa y pides perdón.

Pero qué le vas a hacer... Te gusta ver a toda tu familia reunida a la mesa y a tus grupos de amigos, juntos una vez más, con esa excusa; te gusta compartir décimos de lotería y las luces de navidad; te gustan los planes navideños y los regalos; te encanta el roscón.

Te gusta tanto la Navidad, que nada más terminar te da incluso un poco de bajón inconfesable. 

Por eso cuando sabes de algún plan navideño que no conoces, porque es nuevo o no has ido nunca, te apuntas sin pensarlo.

Y eso te ocurrió con el de "Las luces del Botánico" de este año en Madrid.

El Real Jardín Botánico se ha vestido de navidad como ya se ha hecho otros años en jardines de otras tantas capitales europeas como Londres o Berlín.

Y tú ves eso, y te apetece la idea, y te coges las entradas con muchísimo tiempo que ya se sabe que en Madrid... van a volar. Y volaron. Pero tú ya tenías el botín a buen recaudo desde noviembre.

Y cuando al fín llegó el día, te abrigaste bien que esa noche en Madrid pintaba "pelona", y para allá que te fuiste con la ilusión intacta y la punta de la nariz colorada por el frío.

Y lo de siempre en Madrid, la gente y las colas. Pero hasta tuviste suerte porque os dejaron entrar antes de tiempo. 

Y venga, vamos, deprisa, que hay mucho por ver.

Pero hacía frío, y tenías frío. Y te gustan las luces de navidad, te gusta la música de fondo de navidad y los árboles iluminados de colores. Te gusta ese paseo nocturno por ese Parque donde vas descubriendo un mundo de laberintos de luces que quiere ser mágico. 

Y es cierto, a medida que vas caminando por ese circuito improvisado va estando más logrado, y aparecen puertas e imagenes goyescas, aparecen árboles y bolas enormes de navidad, aparecen pasillos enteramente iluminados y rotondas de corazones, aparecen hasta unicornios. 

Y está bien, es bonito. Y muy navideño sí. 

Pero... algo te faltó. Porque te pareció corto. Y algo caro para lo que luego es.


Algo te faltó. Quizá... quizá llevabas las expectativas tan altas como esas luces.













#Las luces del Botánico
#Madrid
#Navidad

jueves, 2 de enero de 2020

El Circo Price en Navidad



No hay nada como comenzar el año compartiendo un viaje en tren con unos pasajeros de excepción.

Para ello tienes que acercarte a una estación diferente, que habita un buho, y a donde llega un vagón cargado de ilusión.

La música y los acróbatas, las maletas y la imaginación, la magia del circo y la de la navidad coinciden y empastan a la perfección en el legendario y acogedor Circo Price de Madrid.

Es 1 de enero, nos queda un largo año por delante, vamos a empezarlo soñando y disfrutando de los colores y de la belleza que el Price nos regala.

 Un acierto.














 

 




#Circo Price
#Navidad


lunes, 30 de diciembre de 2019

Comenzamos los años 20. De la palabra década y decenio.



Ainnnsss jasmíos que se nos termina 2019 en ná, que ya estamos a día 30 y casi casi en el 31, alhajas, a puntito de saltar a los locos años 20 de este siglo. Y ¡yo con estos pelos! 

Ay dremiadelamorhermoso que se nos ha echao encima y sin decir ni mú nos hemos puesto en la Nochevieja. Y los brillisbrillis sin preparar. Que digo sin preparar, sin comprar siquiera ¿Será posible? ¿Y que me pongo yo mañana para brindar?

Y andaos con ojo alhajitas y nada de decir que empezamos década. Nonono, de eso nada monada.

Comenzamos decenio, eso sí. En un suponer que querais mismamente referiros a los próximos diez años, decenio sí.

Pero eso de que empezamos "década" nooooo, jasmíos noooo.

Que yo lo sé de muy buena tinta, que me lo ha "soplao" el Diccionario panhispánico de dudas:

2. En cuanto a las diez décadas de cada siglo, cada una de ellas comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0; así, la primera década del siglo xx es la que va de 1901 a 1910; la segunda, de 1911 a 1920; la tercera, de 1921 a 1930, etc.

Así que queridos míos, tranquilidad que nos falta un año para empezar la década, la comenzaremos en en el año 2021.  Que está ahí mismo. Ya lo veréis. En ná Semana Santa, nos vamos a veranear, volvemos y "los brillis brillis" otra vez.

Ainssss esta vida es un tango, y el que no sabe bailarlo... Ya veis a los de arriba, a los de la foto, ay, qué almas de cántaro.

Bueeeeno, que aquí dándo a la húmeda, ¡con lo que yo tengo aún por hacer! Y que si no nos hablamos mañana que ¡Feliz entrada y salida! 

¡Salaos que sois unos salaos!

Y no olvideis lo de la década. Que no seais impacientes, que aún no. 

Enga pues eso... Que ¡Feliz año alhajas!








#Lenguaje
#Década
#Palabras


domingo, 29 de diciembre de 2019

De la palabra "Turrón"




La Navidad es tiempo de tradiciones.

Y entre ellas, una de las que más perdura, es comer el turrón. 


Pues resulta que no se sabe muy bien de donde viene la palabra "turrón".

Unos dicen que viene de la palabra "Turrar", o lo que os lo mismo "tostar", que a su vez vendría del latín "torrere"que sería secarse al sol. 

Otros que viene de la palabra latina "terra" por masa compacta, conglomerada.

Hay quién lo explica como una derivación del catalán "terró" o terrón, que también vendría de la anterior palabra latina "terra".

En fin, que hay tantas etimologías como sabores del turrón hay, pero siempre con el punto en común de asociarlo con "torrar, torre, terrón, torrere (palabra latina) e incluso de turún (Palabra árabe. No sería descabellado por su parecido con sus dulces hechos con miel, pensar que lo hubieramos heredado de los árabes. Una vez en España habría ido hasta Italia o Francia por mar.).


El caso es que, aunque no sepamos exactamente de dónde viene, ya encontramos la primera mención en castellano de turrón en el ARTE CISORIA, un tratado de cocina de carácter didáctico escrito por el erudito Enrique de Villena, apodado “el Astrólogo”, en 1423: "Demás desto, turrones, nuégados, obleas, letuarios e tales cosas que la curiosidad de los príncipes e engenio de los epicurios halló e introdujo en uso de las gentes".

La primera receta de turrón, en cambio, no aparece escrita hasta una fecha posterior entre 1475 y 1525, en el libro anónimo MANUAL DE MUGERES EN EL QUAL SE CONTIENEN MUCHAS Y DIVERSAS REÇEUTAS MUY BUENAS. en el año 1745.



¿Y por qué lo consumimos en Navidad? Pues tampoco se sabe a ciencia cierta. La opinión más extendida es que como sus ingredientes son caros, la miel y las almendras, pues se reservaba a ocasiones muy especiales, como podría ser la Navidad. 

Como vemos hay muchos interrogantes alrededor del turrón.


Así que la curiosidad no la vamos a poder satisfacer del todo. Así que lo mejor es que, tras este inciso, nosotros a seguir dándole al turrón, que es lo que toca.



#Etimología
#Turrón
#Navidad
#Palabras

Fuentes:
Centro Virtual Cervantes
Etimologías de Chile
Blog de Lengua
Blog de Fernando Quesada

martes, 24 de diciembre de 2019

Feliz Navidad. "María" Relato de Rocío Díaz Gómez



Amigos del blog:

Feliz Navidad 2019

No se me ocurre felicitación más apropiada que regalaros esta carta de amor que me han premiado este año 2019 con el primer premio en el Certamen de Cartas de Amor de Covibar, en Rivas Vaciamadrid.

Deseo que disfruteis mucho de estos días navideños y que toda la paz del mundo esté dentro y fuera de vosotros.

Gracias por estar aquí.




María

Rocío Díaz

Querida María:


Te confieso que nunca soy más feliz que mediado el mes de enero, cuando ya definitivamente se dan por concluidos estos días de ajetreo y empacho, y nos quedamos solitos otra vez los de casa, los de la familia.  

Dirás que a medida que pasan los años me estoy volviendo más cascarrabias, y no te lo voy a discutir. Dirás también que me estoy volviendo más insociable, y mira si estaré contento, tacha que te tacha días en el recién estrenado calendario, que tampoco te lo voy a discutir. Porque seguramente tendrás razón, como la tienes siempre. Ya sabes que yo nunca fui tan bueno como lo eres y has sido tú. Bendita tú, bendita mía.

Yo estoy hecho de otra pasta, bien lo sabes. Y por más que pasen los años, nunca voy a entender este despliegue de luces de colores brillantes, ni recargadas guirnaldas. Pobres ojos nuestros, que sería de ellos de ser ciertos, las pupilas dilatadas y llorosos estarían con tanta luz, ahora roja, ahora verde, ahora parpadea, ahora no, a las que estamos tan desacostumbrados. 

Y por más que nieve sobre nosotros una navidad tras otra tampoco veo el sentido a colgar de los abetos, quiera Dios que sean artificiales y no naturales, tanta bola y tanto adornito engalanado de purpurina. Pobres árboles. Como ya no soporto, de veras que no soporto, el soniquete de los villancicos. Que vale, que sí, que al menos éstos tienen casi tantos años como nosotros, aunque sabes tan bien como yo, que en su origen no eran canciones de Navidad, sino que los eclesiásticos del momento aprovecharon los ritmos pegadizos de las canciones rurales de entonces, así como que fueran archiconocidas por todos, para divulgar con ellas su evangelio. Entiéndeme, que no me parece mal María, si fue para que la gente olvidara por unos días sus rencillas y cantaran codo a codo y en fraternidad. Pero es que son tan machaconas las melodías de los villancicos, pero tan machaconas, que me ponen un dolor de cabeza que parece que voy a estallar, acostumbrados como estamos a nuestros días silenciosos.

Ay María, si no fuera porque tú sigues a mi lado, yo de verdad que hay días de estas fechas que aprovecharía que Dios está contento y le tenemos cerca, para pedirle el milagro de hacerme desaparecer. Este tiempo me agota, que ya tengo una pila de años aunque por esas cosas de la Biblia la barba no se me ponga canosa jamás. Además son demasiadas horas a la intemperie, y estoy todo el santo día entelerido porque de noche apagan la calefacción y aquí nos dejan a los tres, aquí quedamos a punto de convertirnos en carámbanos, muy navideños sí, pero carámbanos al fin y al cabo. Son demasiadas horas también seguidas de pie derecho, por mucho que tenga el cayado para apoyarme. Se me duerme una pierna, y luego la otra, y con tanto querer despertarlas sin perder pie, un día voy a terminar cayéndome de bruces, rompiéndome en mil pedazos. Y mira si me rompo yo María, pues tal día hizo un año y ten por seguro que no tardarían en encontrarme repuesto, pero pensar que en la caída pudiera dañaros a ti o al crío, eso nunca me lo perdonaría, jamás de los jamases. 

Porque yo María si soy alguien es porque sigues a mi lado. Bien lo sé. Y el hombre más feliz que habita en esta tierra soy de tenerte y saberte cerca. Sueño con el momento, cada vez más cercano, en que nos devuelvan a la añorada penumbra de nuestra apretada caja. Allí juntitos los tres, cobijados otro año entero, arropados bajo el plástico de bolas con las que el crío se entretiene tanto mientras nosotros estamos a nuestras conversaciones, a nuestras cosas, las religiosas y las otras. 

Yo María si soy alguien es porque tú existes, con tu dulzura y tu bondad. Y déjame que te lo susurre en voz baja una vez más. Nunca le agradeceré lo bastante a Dios que te enviara conmigo, un carpintero cualquiera. Pero sobre todo nunca te agradeceré a ti que te quedaras conmigo, pobre mortal,  por los siglos de los siglos.

Bendita tú, Bendita María,
Tu José.





#Relatos Rocío Díaz
#Cartas de amor