Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 24 de mayo de 2010

"La piel de la rutina" relato de Rocío Díaz


Hoy es mi santo, así que he pensado que voy a tener un detalle conmigo misma y me voy a dedicar una entrada en el blog. Es bueno mimarse uno a sí mismo un poquito...


Como por otra parte yo os debía uno de mis relatos, lo haré a mi manera, contando. No sé si recordareis que en junio del año pasado os hablé de que me habían premiado el relato "La piel de la rutina" en Ávila (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/06/xvi-edicion-del-premio-de-narrativa-de.html#comments), concretamente en el XVI Premio de Narrativa de la Asociación de Ávila, pero para no extenderme tanto solo os dejé con el principio de éste... Mi intención era más adelante dejároslo entero, pero la verdad es que con el tiempo ya ni me volví acordar. "Entono un mea culpa y pido perdón".

Así que aprovechando las dos ocasiones, y sobre todo porque rectificar es de sabios, aquí lo tenéis.









LA PIEL DE LA RUTINA

Rocío Díaz Gómez



Los lunes de 9 a 10 Doña Pilar tiene “Lengua”. Por eso desde las nueve menos cinco, ni un minuto de más ni uno de menos, porque la puntualidad es principio de Reyes, norma de caballeros y costumbre de gente bien nacida, ella ya está sentada, en su cuarto de estar, con las piernitas juntas y las gafas en la nariz, al lado del teléfono.

A esa hora ella ya ha hecho su cama, se ha duchado y arreglado con esmero y de arriba abajo, con esas prendas que utiliza para estar cómoda en casa pero abrigada, sin estar de punta en blanco pero presentable, por aquello de si tiene que salir a abrir la puerta. Ya está también desayunada, ya se tomó su pieza de fruta, se hizo las tostadas con aceite de oliva, porque junto a las nueces es lo mejor para la circulación, y ya lo ha acompañado de un delicioso y humeante café, descafeinado por supuesto, que la entone para enfrentar un nuevo día.

A las nueve menos tres doña Pilar ya tiene la agenda en la mano y a las nueve en punto coge el teléfono para ir enlazando una conversación con otra y esta con otra, sin descanso pero sin cansarse, hasta las diez menos un par de minutos de la mañana. Momento en que considera que por el lunes, ya se ha puesto al día en todas sus relaciones familiares y de amistades varias, dando por finalizada la “Lengua”.


La piel de la rutina es dura, cuarteada por los años, claro, pero resistente. Eso cuenta doña Pilar. La piel de la rutina te encorseta, pero a la vez te acuna, te mece, te va guiando. Doña Pilar necesita de esa rutina, y la lleva a rajatabla. Atrás quedaron los años de su recién iniciada jubilación. Atrás quedó la euforia de los primeros meses, cuando se creía liberada de los madrugones y de los niños gritones, del bullicio del colegio y de la esclavitud de los temarios, de las épocas de exámenes y de las tediosas recuperaciones. Atrás quedaron aquellos días en que todo era recreo. Puro y bendito recreo.


Los lunes de 10 a 11 doña Pilar tiene “Matemáticas”. Por eso nada más colgar el teléfono se va hasta la mesa camilla y después de beberse un vaso de agua de la jarrita que siempre tiene a punto, se sienta dispuesta a poner orden en las cuentas de la casa. Repasa los recibos que se han ido acumulando desde el jueves a las 12.15 que dejó las matemáticas, apunta y pone al día los gastos diarios de pan y leche, periódico y demás minucias. Y va repasando, mientras puntea más despacio, la cuenta de la compra del viernes, tomando nota fiel de lo que supusieron los descuentos del 2X1, lo cara que está la vida y lo poquísimo que cunde la pensión. Sabe doña Pilar que el camino de la fortuna depende de tres palabras: trabajo, orden y economía, por eso, aunque lo suyo siempre fueron las letras, no deja esta ingrata labor hasta que puede clausurar el cierre de los cuadernos con un largo suspiro de alivio, tras cerciorarse bien de que son las 11 menos tres minutos.

Los lunes, como los demás días de la semana, de 11 a 11.30 doña Pilar tiene el recreo. Así que nada más terminar las cuentas se levanta de la mesa camilla, y tras beberse otro vaso de agua, porque hay que beber al día no menos de 8 vasos, se va hasta el silloncito de al lado de la ventana. Se sienta en él y mientras se acerca el taburete para estirar las piernas media hora, enciende la radio que tiene allí mismo. Le encanta el programa que a esas horas hay en Radio Nacional de España... Es de cotilleo, es verdad, pero de vez en cuando lo interrumpen con la musiquita pegadiza que acompaña a la voz con que se anuncia “Un minuto para la cultura”, cuando hablan de un disco, un libro, una exposición. Esos destellos que la iluminan de cultura, le ayudan a no sentirse tan mal... Porque no lo puede evitar, le entretienen tanto esos trajines de la farándula... Además al fin y al cabo, piensa, es la hora del recreo ¿no?.


La piel de la rutina te tranquiliza, te cobija, te serena... Por eso pronto se dio cuenta doña Pilar que aquel período loco de recién jubilada había sido un espejismo. Había saboreado aquellos primeros días, aquellos primeros meses sin horarios ni reglas, hasta que dejó de hacerlo. Con lo que había sido ella, pronto se dio cuenta de que cada día se levantaba más tarde porque no había prisa por llegar a ningún lado. Y al levantarse más tarde, se arreglaba aún más tarde o no se arreglaba, qué importaba... No iba a salir... Y podía comer o no comer, porque el no hacer ninguna actividad no le daba hambre. Y como no había comido, al final le entraba el gusanillo y a las cinco atacaba la nevera al asalto, pellizcando de aquí y de allí sin terminar de comer en condiciones... Y luego otra vez a deambular por la casa si no se decidía a salir porque además llovía o hacía frío o quizás demasiado calor. Y por la noche el sueño no se decidía a llegar y qué importaba la hora que fuera, total... no había por qué madrugar. Y a la mañana siguiente vuelta a empezar, solo que empezaba a la hora de casi ya almorzar... Y cada vez más tarde todo... más descontrolado... Que horror... Con lo que había sido ella... Con los poemas que había sabido escribir... Y en ese momento hasta contar su vida, pensar en ella, su vida misma le parecía un ripio absurdo que hacía daño hasta a los propios oídos.

Los lunes de 11.30 a 12.15 doña Pilar tiene “Conocimiento del medio”. Por eso a las 11 y 27 se levanta de su silloncito y tras beberse otro vaso de agua se encamina hasta la terraza. Es el momento de cuidar sus plantas. Le relaja mucho trastear con los tiestos, plantarlos, podarlos, remover la tierra, echarles su medicina... Como los viernes no tiene “Cono”, se sonríe al pensar que aún habla como sus jóvenes alumnos, los lunes es el día que da un repasito más a conciencia a sus niñas, así que decidida va a por la regadera. Sus niñas, como ella las llama... Y como a los de antes, no para de hablarlas, de regañarlas, de llamarlas al orden, de mimarlas... Hasta las 12 y trece minutos en que se va a lavar las manos, a beber otro vaso de agua y se dirige a su nueva tarea.

Los lunes de 12.15 a 1 doña Pilar tiene “Tecnología”. Es un poco tarde para su gusto, pero los horarios son como son, y si no los había discutido en toda su vida, no los iba a discutir ahora, cuando ya rozaba los setenta... En Tecnología doña Pilar da un repasito a la casa, limpia el cuarto de baño, pasa el polvo, friega... total es limpio sobre limpio así que hay tiempo más que suficiente.


La piel de la rutina es cuadriculada, guarda la vida en cajones y la organiza para que esté ordenada y no se nos distraiga la cabeza... Por eso doña Pilar un día lejano se dio cuenta de que no podía seguir así, no podía seguir por ese camino que empezó tras su jubilación. A su edad era más que necesario tener un orden cabal de las cosas, y más a esos años, que le gustara o no, ya iba teniendo y el riego nos puede ir jugando malas pasadas... ¿Cuántas veces había dicho a sus alumnos aquello de “Donde no hay regla se pone ella...”? Y ahora resultaba que ella misma cada vez estaba más desorganizada... Por eso a los pocos meses de jubilarse un día se pasó por el colegio de visita, saludó a los viejos compañeros y entre risas y no risas les pidió una copia del horario de sus alumnos de aquel año. Una vez que lo tuvo en sus manos, sonrió, primorosamente lo dobló y se lo guardó en el bolso. “¡Pobre...! pensaron todos, han sido tantos años...” Pero no era solo eso. No era nostalgia, era su salvación.

Doña Pilar aquella tarde imprecisa, no sabía ya si laborable o no, en aquella hora imprecisa, lo primero que hizo al llegar a casa fue colocar el horario de segundo ciclo de primaria en la puerta de su nevera, para tenerlo bien a la vista. Una vez allí colocado, miró el calendario y comprobó que ya era 6 de febrero, martes, y mirando después el horario que acababa de pegar encontró: “Los martes de 3:45 a 4:30 Plástica”. “¿Plástica?” Se preguntó a sí misma. Y haciendo un recuento mental de todas las labores que tenía a medias desde tiempos inmemoriales, se acercó hasta uno de sus cajones y sacó al buen tun tun una de ellas. “Bueno, pensó, pues ya sabes Pilar hasta las 4 y 25 a darle al ganchillo...”.

Y desde aquella tarde doña Pilar ha ido clavando su vida con unos alfileres invisibles a aquel trozo de papel. De nuevo ha cuadriculado su vida según le iban indicando aquellos apartados: de 9 a 10 Lengua, de 10 a 11 Matemáticas, de 11 a 11.30 recreo... Así se sentía mejor, más segura, mucho mejor.


Hasta el día que llegó a su vida Don Andrés.


Los miércoles de 11.30 a 12.30 doña Pilar tiene Educación Física. Por eso dedica ese tiempo a caminar deprisa de un lado a otro del parque cercano a su casa. Enfrascada en su caminata y sus horarios doña Pilar no ha reparado nunca en aquel caballero en pantalón y zapatillas de deporte que, sin embargo, ya hace tiempo la echó el ojo y la espera cada día sin atreverse a abordarla. Un día cualquiera el buen señor acompasa su paso alegre al de la señora y haciendo de tripas, corazón, le presenta sus credenciales. “Buenos días, don Andrés Pérez para servirla”. Doña Pilar educada como una señora, pero guardando las distancias como la misma señora que además de serlo tiene que parecerlo, le saluda, por supuesto, pero sigue a lo suyo. Don Andrés perplejo, acepta el recelo que cree ver en la actitud de doña Pilar, pero lejos de amilanarse, decide con más empeño buscar su compañía.

Por eso muchos son los miércoles que de 11.30 a 12.30 don Andrés la espera, aunque al final solo sea para llevarse a casa, en un bolsillo, un saludo cortés y fugaz. Muchos son los jueves los que la espera también a esa misma hora, sin que además ella llegue a aparecer, sin que pueda llevarse nada, ni siquiera fugaz. Muchos los viernes, lunes, martes... que tampoco llega. Hasta que un jueves en que don Andrés en la sobremesa iba al médico en la lejanía parece verla... Sorprendido de descubrirla a una hora que él creía no era la habitual, pero muy alegre de haberlo hecho, a rápidas zancadas se acerca hasta ella, para saludarla. “¡Vaya! ¡Cuánto me alegro de verla señora! ¿Ha cambiado usted sus hábitos?” “¿Yooo?” Contesta doña Pilar realmente extrañada... “Sííí, como su hora de caminar era a media mañana...”. “Ah, pero eso son solo los miércoles... ¿me tiene usted vigilada?”. “No por Dios, señora, perdóneme, es solo que yo pensé que tenía cogida esa hora... Como cada uno tenemos nuestra rutina...” Pero mientras don Andrés dice esto, doña Pilar ha continuado con su rápido caminar...

Sin embargo, aún separados por los pasos que ha dado doña Pilar en su caminata, ya prendido a la cabeza de cada uno se ha quedado el ultimo comentario del otro... Doña Pilar aún andando, no ha dejado de escuchar aquella ultima frase de Don Andrés: “Como cada uno tenemos nuestra rutina...”. Y don Andrés no ha dejado de escuchar la de doña Pilar: “Ah pero eso son solo los miércoles”.

La piel de la rutina es cuadriculada, por eso los viernes de 10 a 11 doña Pilar tiene “Educación Física”, como reza el horario. Nunca se ha encontrado con don Andrés a esas horas tan tempranas, sin embargo al día siguiente allí está el caballero con sus pantalones y sus zapatillas de deporte. Allí está esperándola sin que ella lo sepa desde bien, bien pronto. A partir de aquel viernes, don Andrés además de esperarla de la mañana a la noche, va a ir apuntando en un papelito a que hora llega y a que hora se va, hasta que consiga saber exactamente cuales son sus horarios.

Han sido muchos los miércoles, los jueves, los viernes que don Andrés ha hecho “Educación Física”, parque arriba, parque abajo, con doña Pilar hasta ganarse su confianza. Muchos, hasta que ha conseguido que ella le invite a subir a casa a escuchar música los viernes de 11.30 a 12.30.

Porque los viernes de 11.30 a 12.30 doña Pilar tiene “Música”.

Y silbando se va aquel primer día don Andrés a comer a su casa, después de haber estado en la de doña Pilar compartiendo música. Silbando continúa todo ese día, y el siguiente y el siguiente y así cree que seguirá hasta que el miércoles de la siguiente semana, de 11.30 a 12.30, pueda volverla a ver, porque lleva guardados en el bolsillos silbidos para eso y más. Porque sabe que ella necesita de esa rutina, sabe que solo la puede ver en “Educación física” y en “Música”. Y él está tan a gusto a su lado, la aprecia tanto que no quiere perturbar su vida, la quiere tanto que no quiere perturbar sus horarios, sus costumbres, sus rutinas...

Doña Pilar no puede creer que aquello le esté pasando. Ella que ha sido toda su vida tan organizada... Ella, que aún jubilada, sigue viviendo de acuerdo con la rutina que cuelga del horario que tiene pegado a su nevera, ella que tuvo que volver a colgarlo para no perderse... Ella... de pronto otra vez querría volver a saltarse todos los horarios.

Y se desvela por las noches inventando momentos para estar con don Andrés. Se desvela inventando actividades que no están en el horario. Inventando formas de estirar la media hora del recreo diario, pensando si debería incluirlo en las horas de tutoría...

Pero a la mañana siguiente, vuelve a pensar que quizás no. Que quizás debe continuar viéndolo solo en las horas de “Educación Física” para pasear con él. En la hora de “Música” para soñar a su lado... Pero nada más.

Y porque la rutina tiene la piel dura, por las noches, como una adolescente enamorada piensa mil formas de saltarse el horario. Pero porque la rutina tiene la piel dura, por las mañanas piensa que no, que así está bien... Piensa que si corre más deprisa que la rutina, terminará por olvidar quién es.



Rocío Díaz Gómez

viernes, 21 de mayo de 2010

"El hombre inquieto" Henning Mankell




“Algo pasa en esta novela que hace imposible escribir otro libro, aunque Wallander no morirá”

Estas palabras las dijo Henning Mankell, autor sueco conocido en España sobre todo por su serie de novelas policíacas protagonizadas por el comisario Wallander, a propósito del último libro de la serie “El hombre inquieto”.

Confieso que soy una seguidora de Wallander. Me gusta devorar sus libros, sobre todo en verano, no se muy bien por qué, siempre me han parecido muy apropiadas para ese tiempo. Desde el primero que me leí me parecen muy entretenidos y me los acabo en un suspiro.

Me gusta además el personaje de Wallander. No llega a la altura de Lisbeth Salander, la heroína de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, que al menos a mí me pareció mucho más profunda e interesante. Pero tiene un poso melancólico y entrañable al mismo tiempo que reflexivo que le vuelve muy humano. Es un inspector de policía en una pequeña población del sur de Suecia y mientras va resolviendo crímenes aparentemente sin explicación, se pasa la vida pensando que debería adelgazar, que debería tener unos horarios más regulares, que le gustaría trasladarse al campo, y está siempre preocupado por su relación con su hija, su exmujer y sus compañeros de trabajo, con los que apenas intima, además de tener un padre huraño y pintor que siempre hace cuadros con un mismo motivo: un urogallo.

Últimamente además he podido ver las minipelículas que se han hecho de este personaje, y creo que están bastante ajustadas a la historia original, además el actor escogido para ser Wallander, el actor Kenneth Branagh me parece un acierto porque sabe representar muy bien esa contención que tiene el personaje en todo momento, tanto en sus palabras como en sus emociones.

En este último de Henning Mankell, por fin Wallander se ha trasladado a vivir a una casita en el campo. Linda, su hija, tiene ya pareja y va a ser madre y él se pasa todo el libro dándole vueltas a la idea de que ya es mayor y está cercana su jubilación. Pero desaparece el suegro de su hija, un oficial de alto rango de la Marina sueca. Y aunque no es él el encargado de su investigación puesto que lo lleva la policía de Estocolmo, no puede evitar implicarse. Todo apunta a la época de la guerra fría, cuando varios submarinos soviéticos fueron acusados de violar territorio sueco.

Como todos las anteriores libros que me he leído de Henning Mankell “Un hombre inquieto” es muy ágil de leer. Y aunque el tema en sí, el de la guerra fría, no es uno de mis preferidos, me parecía tan entretenido como los demás. La novela empieza en 1983 cuando Olof Palme lee un informe acerca de la invasión del país por parte de un submarino soviético dos años antes…

Claro, ahora ya sé por qué probablemente esta será la última novela de Wallander. Y no es porque muera, porque no es así, ni porque se jubile… es por otra razón que se va dejando a ráfagas a lo largo del libro y que termina por definirse al final de éste. Es difícil terminar con un personaje al que has hecho protagonista de varias historias. Pero supongo que es cierto que el tiempo igual que pasa para los estamos al otro lado del libro, pasa también para los que viven dentro de él… Debe ser así.

Pobre Kurt… Fue lo que pensé cuando terminé la novela.

jueves, 20 de mayo de 2010

Videos de la presentación del libro "Los útiles del alquimista" de Jesús Jiménez Reinaldo


Y como la cosa va de vídeos, ya aprovecho para dejaros con algunos que grabé en la presentación del libro "Los útiles del alquimista" de Jesús Jiménez Reinaldo en la biblioteca Manuel Alvar de Madrid. La presentación corrió a cargo de Javier Díaz Gil (coordinador de nuestra tertulia Rascamán, poeta y profesor de versos por vocación) y había también un guitarrista. Aquí os dejo el enlace de la entrada donde hablé de ello (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/05/los-utiles-del-alquimista-de-jesus.html)

Si os gustan, mañana Jesús Jiménez Reinaldo repite presentación en otra biblioteca de Madrid, esta vez en Villaverde Alto, en la biblioteca Maria Moliner, estación de cercanías Puente Alcocer.

Aquí os dejo con sus poemas y su voz.






Un video de la visita de Ricardo Corona y Eliana Borges a nuestra tertulia Rascaman



Tenía pendiente dejaros con un video que grabé el día que visitaron nuestra tertulia el poeta brasileño Ricardo Corona y su mujer Eliana Borges.

De ellos, ya os hablé en otra entrada, aquí os dejo el vínculo.
(http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/05/ricardo-corona-y-eliana-borges-desde.htm).

Quería hacerlo, para que os hicierais una idea de lo bien que sonaban aquellos versos, y lo cercanos que nos sentimos los unos a los otros, a pesar del idioma y la lejanía.



lunes, 17 de mayo de 2010

"Las rosas de papel" Una conversación con Jaime Gil de Biedma



Resolución
Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo-
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.


Pero más que el propósito de enmienda
dura el dolor del corazón.

Gil de Biedma



Durante una hora y veinte minutos los versos van cayendo sobre ti como gotas cálidas, íntimas, que entran por los oídos, por los ojos y te van humedeciendo, poco a poco, poco a poco, hasta dejarte empapado por dentro de poesía y de silencio, de secretos y sentimientos.




En el hall del Teatro Lara, la voz desgarrada de Pep Munne, entre el humo de un permanente cigarro entre sus dedos, se va descubriendo como la de Gil de Biedma. De fondo otra voz, la de una cantautora Silvia Comes que vibra en el aire al unísono con los acordes de su guitarra.

“Nostalgia de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración. Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...”

Así comienza este recital que no es recital, con la letra de este conocido tango flotando en el ambiente en la voz de Silvia Comes... Sí, así empieza esta dramatización, en la que nos vemos a solas con Jaime Gil de Biedma en su antiguo despacho. Entre las sombras se van destilando ráfagas de su vida, de sus amores masculinos y femeninos, de su forma de vivir, de su fragilidad, de su diario… Mientras al fondo en un libro se van escribiendo los primeros versos de cada poema que nos regala intercalándose con sus reflexiones.

Un poso de nostalgia va depositándose en cada uno de los que allí estamos sentados, es inevitable, la voz grave de Pep Munné, las palabras del Poeta Gil de Biedma, la luz tenue, la voz y la guitarra de Silvia Comes, la música, todo, te envuelve, te mece, y no te deja espacio para nada más que sentir.

Me gustó mucho. Sí.






No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde-
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.


Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.


Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.



Las rosas de papel (Una conversación con Jaime Gil de Biedma)

Fechas: desde 9 de abril de 2010 hasta 23 de mayo de 2010
Teatro: Lara
Madrid / Madrid
V y S a las 20 h. D a las 21 h.
Precios: 15 euros. 10 euros con atrápalo.
Anticipada: entradas.com, en el tel. 902 488 488; El Corte Ingles, en el tel. 902 902 400 222; Telentrada de Caixa Catalunya y en el tel. 902 10 12 12
Autor: Pep Munné sobre textos de Gil de Biedma
Intérpretes: Pep Munné y Silvia Comes
Duración: 1 h. 20 m. (sin descanso)
Las fotos de esta entrada son de mis amigos Javier y Piluca

¿Jugamos? contestaciones y Bartleby el Escribiente


Bueno, no era tan difícil ¿no? Era más bien fácil…

La mayoría de vosotros, tanto los que me habéis escrito aquí o allí, como los que me lo habéis dicho a viva voz, habéis relacionado muy bien las frases con los títulos en cuestión. Entre los que sabíais y los que ibais descartando… Claro que sí, no esperaba menos.


La correspondencia era:

- “Hoy mama murió” (« Aujourd`hui ma mère est morte ») - El extranjero de Camús

- “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo” - Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

- "Preferiría no hacerlo" - Bartleby el escribiente de Melville.

-"Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera" - Anna Karenina de León Tolstoi.

-“Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor” - El Principito de Saint-Exupèry.

- "La heroica ciudad dormía la siesta..." - La Regenta de Leopoldo Alas Clarín.

-“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.” - La metamorfosis de Kafka.

-"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados" - El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez.

-"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." - El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

-"Al principio creó Dios el cielo y la tierra..." - La Biblia (primera frase del primer libro de la Biblia: El libro del Génesis).







La frase que no era un principio, era la de Bartleby el escribiente. Un libro que si no lo habéis leído os recomiendo. Melville es más conocido por Moby Dick, pero quién ha leído a Bartleby se queda atrapado por su historia.
Una narración corta, aparentemente sencilla pero que te hace pensar mucho. Cuenta la historia de Bartleby un escribiente que cuando entró a trabajar era el mejor empleado, silencioso y trabajador, pero que poco a poco, y casi sin inmutarse, comienza a negarse a hacer lo que le piden…

“...En esta actitud estaba cuando le dije lo que debía hacer, esto es, examinar un breve escrito conmigo. Imaginen mi sorpresa, mi consternación, cuando sin moverse de su ángulo, Bartleby, con una voz singularmente suave y firme, replicó:

-Preferiría no hacerlo.


Me quedé un rato en silencio perfecto, ordenando mis atónitas facultades. Primero, se me ocurrió que mis oídos me engañaban o que Bartleby no había entendido mis palabras. Repetí la orden con la mayor claridad posible; pero con claridad se repitió la respuesta:
-Preferiría no hacerlo.


-Preferiría no hacerlo -repetí como un eco, poniéndome de pie, excitadísimo y cruzando el cuarto a grandes pasos-. ¿Qué quiere decir con eso? Está loco. Necesito que me ayude a confrontar esta página: tómela -y se la alcancé.
-Preferiría no hacerlo -dijo.


Lo miré con atención. Su rostro estaba tranquilo; sus ojos grises, vagamente serenos. Ni un rasgo denotaba agitación. Si hubiera habido en su actitud la menor incomodidad, enojo, impaciencia o impertinencia, en otras palabras si hubiera habido en él cualquier manifestación normalmente humana, yo lo hubiera despedido en forma violenta. Pero, dadas las circunstancias, hubiera sido como poner en la calle a mi pálido busto en yeso de Cicerón.

Me quedé mirándolo un rato largo mientras él seguía escribiendo y luego volví a mi escritorio. Esto es rarísimo, pensé. ¿Qué hacer? Mis asuntos eran urgentes. Resolví olvidar aquello, reservándolo para algún momento libre en el futuro. Llamé del otro cuarto a Nippers y pronto examinamos el escrito…”

viernes, 14 de mayo de 2010

¿Jugamos? Cada frase con su libro...



Hoy, quizás porque es viernes, promesa de fin de semana, de descanso, improvisación, ocio, qué sé yo… si todas estas palabras suenan a mis oídos estupendamente.

Bueno, pues quizás por todo eso, o simplemente porque es lúdico, os quería proponer un “jueguecillo” para los amantes de la lectura y los libros.

Se trata de emparejar unos principios de libros, las primeras frases, con el título del libro en cuestión. "Cada oveja con su pareja" o mejor dicho "Cada frase con su libro".

Es un juego de múltiples jugadores, sin distinción de sexo ni edad.

Pero además, hay que encontrar el gazapo porque una de estas frases no es la primera del libro, sino que aparece después, pero se repite muchas veces... hasta convertirse en la musiquilla interior del libro ¿Cual es?

¿Vale? ¿Estáis preparados? Yo creo son muy identificables...

Pues allá van las dos listas en cuestión.



Primera frase de los libros:

-“Hoy mama murió” (« Aujourd`hui ma mère est morte »)

-“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”

-"Preferiría no hacerlo".

-"Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera".

-“Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor”

- "La heroica ciudad dormía la siesta..."

-“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.”

-"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados".

-"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..."

-"Al principio creó Dios el cielo y la tierra..."





Títulos de los libros:

-La Biblia (primera frase del primer libro de la Biblia: El libro del Génesis)

-El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes

-El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Marquez

-El extranjero de Camús

-La metamorfosis de Kafka

-Cien años de soledad de Gabriel García Marquez

-Bartleby el escribiente de Melville

-El Principito de Saint-Exupèry

-La Regenta de Leopoldo Alas Clarín

-Anna Karenina de León Tolstoi



¿Qué tal? ¿Lograis emparejarlos? ¿Es fácil? ¿Y cual es la frase que no es un comienzo?

Espero vuestras respuestas...



Proximamente la solución
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