Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 15 de abril de 2010

miércoles, 14 de abril de 2010

De poetas y aviadores. Santiago Gamboa




"Entre papeles dormidos" como decía aquella canción de Humet hoy he vuelto a tropezar con este relato de Santiago Gamboa. Es de esas historias que yo atesoro. Y quería compartirlo con vosotros, a ver que os parece.



DE POETAS Y AVIADORES

Santiago Gamboa


La historia que me dispongo a contar es algo triste y, la verdad, no sé por qué voy a contarla ahora y no, por decir algo, dentro de un mes o dentro de un año, o nunca. Supongo que lo hago por nostalgia de mi amigo el poeta portugués Ivo Machado, que es uno de los dos protagonistas, o tal vez porque acabo de comprar una pequeña avioneta de metal que ahora tengo en mi escritorio. Disculpen el tono personal. Esta historia será excesivamente personal.

El protagonista número Uno es, como ya dije, el poeta Ivo Machado, nacido en las islas Azores, pero lo que nos importa es que en su identidad civil, la de todos los días, es controlador aéreo, una de esas personas que están en las torres de control de los aeropuertos y guían a los aviones a través de las rutas del cielo.

La historia es la siguiente: cuando Ivo era un joven de 25 años (a mediados de los ochenta) controlaba vuelos en el aeropuerto de la isla de Santa María, la más grande del archipiélago de las Azores, en mitad del Atlántico, equidistante de Europa y América del Norte.

Una noche, al llegar a su trabajo, el jefe le dijo:

-Hoy dirigirás un solo avión.

Ivo se extrañó, pues lo normal era llevar una docena de aeronaves. Entonces el jefe le explicó:

-Es un caso especial, un piloto inglés que lleva un bombardero británico de la Segunda Guerra Mundial hacia Florida para un coleccionista de aviones que lo compró en una subasta en Londres. Hizo escala aquí y continuó hacia Canadá, pues tiene poca autonomía, pero lo sorprendió una tormenta, debió volar en zigzag y ahora le queda poca gasolina. No le alcanza para llegar a Canadá y tampoco para regresar. Caerá al mar.

Al decir esto le pasó los audífonos a Ivo.

-Debes tranquilizarlo, está muy nervioso. Dile que un destacamento de socorristas canadienses ya partió en lanchas y helicópteros hacia el lugar estimado de caída.

Ivo se puso los audífonos y empezó a hablar con el piloto, que en verdad estaba muy nervioso. Lo primero que éste quiso saber fue la temperatura del agua y si había tiburones, pero Ivo lo tranquilizó al respecto. No había. Luego empezaron a hablar en tono personal, algo infrecuente entre una torre de control y un aviador. El inglés le preguntó a Ivo qué hacía en la vida, le pidió que le hablara de sus gustos y de sus sentimientos. Ivo dijo que era poeta y el inglés pidió que recitara algo de memoria. Por suerte mi amigo recordaba algunos poemas de Walt Whitman y de Coleridge y de Emily Dickinson. Se los dijo y así pasaron un buen rato, comentando los sonetos de la vida y de la muerte y algunos pasajes de la Balada del viejo marinero, que Ivo recordaba, donde también un hombre batallaba contra la furia del mundo.

Pasó el tiempo y el aviador, ya más tranquilo, le pidió que recitara los suyos propios, y entonces Ivo, haciendo un esfuerzo, tradujo sus poemas al inglés para decírselos sólo a él, un piloto que luchaba en un viejo bombardero contra una violenta tempestad, en medio de la noche y sobre el océano, la imagen más nítida y aterradora de la soledad. "Noto una tristeza profunda, un cierto descreimiento", le dijo el aviador, y hablaron de la vida y de los sueños y de la fragilidad de las cosas, y por supuesto del futuro, que no será de la poesía, hasta que llegó el temido momento en que la aguja de la gasolina sobrepasó el rojo y el bombardero cayó al mar.

Cuando esto sucedió el jefe de la torre de control le dijo a Ivo que se marchara a su casa. Después de una experiencia tan dura no era bueno que dirigiera a otras aeronaves.

Al día siguiente mi amigo supo el desenlace. Los socorristas encontraron el avión intacto, flotando sobre el oleaje, pero el piloto había muerto. Al chocar contra el agua una parte de la cabina se desprendió y lo golpeó en la nuca. "Ese hombre murió tranquilo", me dice hoy Ivo, "y es por eso que sigo escribiendo poesía". Meses después la IATA investigó el accidente e Ivo debió escuchar, ante un jurado, la grabación de su charla con el piloto. Lo felicitaron. Fue la única vez en la historia de la aviación en que las frecuencias de una torre de control estuvieron saturadas de versos. El hecho causó buena impresión y poco después Ivo fue trasladado al aeropuerto de Porto.

"Aún sueño con su voz", me dice Ivo, y yo lo comprendo, y pienso que siempre se debería escribir de ese modo: como si todas nuestras palabras fueran para un piloto que lucha solo, en medio de la noche, contra una violenta tempestad. -

 
 
 
 
 
Gamboa es probablemente uno de los escritores más interesantes de Colombia y de América Latina. Nacido en 1965 en Bogotá, estudió literatura en la Universidad Javeriana de esa misma ciudad y pronto emigró a Europa y estudió Filología en la Universidad Complutense para luego irse a París y trabajar como periodista cultural en Radio Francia Internacional. Esos años en la capital francesa le sirvieron luego de inspiración para la escritura de algunas de sus obras literarias como, por ejemplo, Vida felíz de un joven llamado Esteban (2000), su primera novela, que a la manera de un Bryce Echenique cuenta las experiencias de un joven en la ciudad del sol. Luego vinieron otros libros como Los impostores (2003) El cerco de Bogotá (2005) y El síndrome de Ulises (2007) con la cual fue finalista tanto del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos como del Premio Medici y Hotel Pekin (2008).

martes, 13 de abril de 2010

"Letraherido", "lettreferit" qué palabra tan bonita



Ya he contado más veces que yo tengo la suerte de participar en un grupo literario llamado "Rascaman". Los habitantes de ese virtual, raro y extraordinario país nos comunicamos por una lista de correo mediante correos electrónicos con los que acariciamos y manoseamos, depende del día, el lenguaje y las palabras.

Pues bien, desde "Rascamán" y de la mano de uno de mis compañeros más leídos y especiales que tengo me ha llegado una palabra preciosa: "Letraherido".

Y como suele ocurrir con las cosas que él nos cuenta, la palabra llegó en el envoltorio de regalo que suelen ser sus palabras: "...hay pocos milagros como el de abrir esta página y ver que siempre hay un letraherido (término con el que Gil de Biedma denominaba a los enfermos de la escritura y la palabra) que devuelve una opinión, parecer, comentario o punto de vista... Por cierto, no busquéis en el diccionario la palabra letraherido, ya lo hice yo, no existe; lo cual confiere un punto de irrealidad a nuestra condición de enfermos que resulta altamente emocionante" D.L.

Dejar una palabra como "letraherido" en mis manos, es como dejarme una bomba de relojería. Así que nada más leerla, nada más saborearla he ido deprisa a buscar su significado. Y efectivamente como dice mi amigo no está en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Sin embargo, sí que está en otros diccionarios. Y buscando y buscando he dado con un artículo de Enrique Badosa, donde precisamente habla de esta palabra a raíz del día del libro. Aquí os dejo el artículo en cuestión.



DIA DEL LIBRO; LIBRO DE UN DÍA…

ENRIQUE BADOSA

Una vez más, «Laus Deo», celebraremos un Sant Jordi -¡que siempre nos proteja!- de rosas y libros

19-4-2006 03:18:34

ENRIQUE BADOSA


Una vez más, «Laus Deo», celebraremos un Sant Jordi -¡que siempre nos proteja!- de rosas y libros. Festividad que a un tiempo gozan el letraherido y aquel que no muy a menudo se dispone a leer una novela a veces, más raramente un poemario. El libro y la rosa como ritual, para el obsequio a otro, a otra, a sí mismo. Y ahora que he escrito esto de «letraherido», recuerdo que el diccionario de la Real Academia todavía no lo acepta. ¿Tal vez en la próxima edición? Debiera. A pesar de ser galicismo, se halla ya muy introducido lo mismo al hablar que al escribir. Sin embargo, el diccionario catalán sí lo acepta. El francés «lettreferit», en versión catalana, aparece ya en «Diccionari Català-Castellà», de los de «Enciclopedia Catalana», con el muy vago significado de «literato».

No siempre, ni mucho menos, el «lettreferit» es literato, alguien que escribe. El término -neologismo también en francés- lo acuñó nada menos que Montaigne, allá en el siglo XVI. Aparece en su ensayo «Du Pedantisme». Texto en el que critica, satiriza y da nombre de «lettreferits» a aquellos «a los cuales las letras han dado un martillazo...» Aquellos que sufren el digamos vicio de leer, y que leen todo cuanto cae en sus manos, lo entiendan o no. Ignoro cuándo este término ingresó en España, vía Cataluña sin duda. Aquí se empezó a emplear mucho en los años 50 de la pasada centuria, y de Cataluña pasó al resto de España: primero en sentido peyorativo, pero el intelectual y el escritor catalán poco a poco lo fueron aceptando en el más vasto sentido de «hombre de letras», escritor o simple lector, pero de los entendidos.

Con este último sentido pasó al castellano, y en ambas lenguas, lo mismo en castellano que en catalán se usa con una cierta sonrisa, aunque no con poca seriedad. Es palabra vigente, y me ha faltado tiempo para ver si el diccionario del español actual de Seco lo registra: lo registra. En el «Panhispánico de dudas» no se halla. Lo más sorprendente: no viene en diccionarios franceses etimológicos, ni en el famoso y general, moderno, de «Larousse». ¿Será que el término sigue más vivo en catalán y en castellano que en francés? Sea como sea, puede que no resulte del todo erróneo evocarlo precisamente durante el Día del Libro, y predicarlo tanto del que yo llamo «letradicto» -sin ironía o sátira algunas- como de quien, a favor de otro o de sí mismo, durante esta jornada adquiere un texto con la sanísima intención de leerlo. ¿Y qué libro adquiere? Si se trata de un buen lector, de un letraherido, tendrá pocos o ningún problema al escoger. No será víctima, qué va, de tanto «besele» que si lo es por la cantidad de ejemplares vendidos, pocas veces lo será por su contenido, el de un «libro del día» por mor de causas no siempre válidamente literarias. O sea, «un libro de un día».

El tal libro suele durar lo que la moda que lo magnifica. A menudo causa desilusiones y frecuentemente acaba en la más actual de las bibliotecas: no ya la del librero de viejo, sino la del contenedor de la esquina. Durante el 23 de Abril, cuántos libros de un día se compran, se regalan, pero después de todo no está mal. Un libro mediocre también puede suscitar el deseo de mejores lecturas, quizá conduzca a esta suerte de réplica a Montaigne que hizo otro francés en el siglo XX, Valéry-Larbaud, cuando dijo aquello -que me gusta repetir- de «este vicio impune, la lectura». Hoy como nunca, por fin y finalmente la publicidad apoya al libro, a su autor, a su editor, a su vendedor. Y esto es bueno, por más que no sea bueno todo lo publicitario.

Hay que crear más y más letraheridos, hay que propiciar ese «vicio impune». Y tampoco está nada mal que con el libro ofrezcamos una rosa a quien los sabrá apreciar, o quizás sólo a uno mismo.



 
Enrique Badosa nace en Barcelona, el 21 de marzo de 1927. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad barcelonesa. Diplomado en Periodismo. Durante años, ejerce el periodismo socio-cultural en el diario El Noticiero Universal, de Barcelona, así como la crítica literaria en este mismo rotativo y en diversas revistas de ámbito nacional. También durante años, director del Departamento de Lengua Española de la Editorial Plaza y Janés, de Barcelona. Viajes por diversos países.
 
Es poeta, traductor de poesía, ensayista y crítico literario, habiendo tutelado durante veinte años dos de las colecciones de poesía que mantuvieron, en años difíciles, un elevadísimo rigor literario tanto en los poemarios como en las versiones de los poetas traducidos: las "Selecciones de Poesía Española" y las "Selecciones de Poesía Universal" de Plaza Janés.

Como creador, Badosa aporta una voz inconfundible al más selecto grupo de poetas de la llamada generación del 50, y lo hace además en numerosos registros: el lírico, el satírico-epigramático, el de la poesía viajera y el de la traducción de textos clave de la literatura en lenguas latina y catalana.

domingo, 11 de abril de 2010

Dos lobos en mi corazón...


Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:

"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión"

El nieto preguntó:

"Abuelo, ¿Dime cual de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"

El abuelo contestó:

"Aquel que yo alimente."


De la propaganda de la tienda Natura

viernes, 9 de abril de 2010

"Los útiles del Alquimista" nuevo libro de Jesús Jiménez Reinaldo


Jesús Jiménez Reinaldo (1962, Tudela, Navarra), poeta, profesor de Lengua Castellana y Literatura en un instituto de Rivas VaciaMadrid, buen orador, tertuliano y amigo de nuestra tertulia, va a presentar en Madrid un libro de poemas el 4 de mayo.

Ya os hablé de Jesús en otra entrada de este blog (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/10/un-poema-de-jesus-jimenez-reinaldo.html) y ya os presentaba de él un poema que a mí me gusta mucho para que le fuérais conociendo. Pues bien ahora presenta un libro enorme de poemas, pues no es corriente que los poemarios tengan tantos versos como va a tener éste, en torno a tres mil, con gran parte de su producción poética. Yo que tuve la suerte de escucharle leyendo alguno de ellos en Guadalajara hace poco tiempo, en el encuentro entre tertulias que hacemos, os puedo decir que va a ser un libro que va a merecer mucho la pena leer.

Se va a titular "Los útiles del Alquimista". Os pego debajo su invitación a la presentación del libro.



El próximo 4 de mayo, martes, presentaré en sociedad mi segundo libro de poesía, titulado “Los útiles del alquimista”, publicado por la Fundación María del Villar Berruezo, de Tafalla (Navarra).

El libro, que es un pedazo de libro con sus 330 páginas, incluye ilustraciones de la artista argentina Liliana E. Fichter y un epílogo del hispanista americano Robert Simon, de la Universidad de Kennesaw, Georgia.

El acto tendrá lugar a las 19.30 horas en el Salón de Actos de la Biblioteca Manuel Alvar de Madrid, sito en la calle Azcona 42, junto al metro Diego de León. Se encargará de presentar el acto el poeta Javier Díaz Gil y contaremos también con la intervención de José Luis Aguilar a la guitarra. Jesús Jiménez Reinaldo

jueves, 8 de abril de 2010

FotoPres 09 "Violencia de género en Pakistan"



Tengo un amigo que muchas veces me dice que nosotros, él, la mayoría de los que nos rodean, yo, somos unos privilegiados. ¿Privilegiados? Sí, porque vivimos en el primer mundo, porque tenemos lluvia que es vida, porque tenemos agua con solo abrir un grifo, porque tenemos un trabajo, y un tiempo de ocio remunerado. Solo por eso ya lo somos. Y es verdad. Es verdad, aunque muchas veces ni nos demos cuenta.

Ayer visité la exposición de FotoPres “la Caixa” 09 que hay en el CaixaForum Madrid.

“La Caixa” instituyó FotoPres en 1982 con el objetivo de reconocer el trabajo de los fotoperiodistas. A lo largo de casi 30 años, el certamen ha plasmado con la fotografía, como medio artístico y de sensibilización, la realidad en situaciones de conflicto.

La exposición de este año tiene 135 fotografías y tienen como vínculo la reflexión sobre las condiciones de vida de distintos países en situaciones de conflicto.

La exposición incluye los trabajos Violencia post-electoral en Kenia, de Walter Astrada (Buenos Aires, 1974), y Líbano, entre mar y fuego, de Alfonso Moral (Valladolid, 1977), segundo y tercer premio respectivamente. Y los trabajos de varios becados.



Pero para mí lo más impresionante fue el primer premio de este año, el que se llevó Emilio Morenatti (Jerez de la Frontera, 1969) con el trabajo: Violencia de género en Pakistán.

Impactante. ¿Cómo podemos llegar los seres humanos a tratar así a los demás? Se trata de una serie de retratos de mujeres pakistaníes que han sufrido ataques con ácido por parte de familiares y allegados. Qué destrozo de caras. Una de ellas tiene entre sus manos una foto de cómo era, y ves el antes, y ves el ahora, y se te encoge el corazón. Es imposible que no se te encoja. La mayoría han sufrido ya un montón de operaciones quirúrgicas, así que además la fotografía recoge como son después de haber pasado ya por ellas. Estremecedor.

Cuando salí de la exposición, iba caminando por ese Paseo del Prado iluminado, alegre, en una tarde de abril soleada, y no pude evitar acordarme de lo que siempre dice mi amigo, de todo eso del primer mundo... Y a poco que lo pensé, qué brillante me parecía todo a mi alrededor, el sol que sentía, el aire, la calle que pisaba, las personas con que me cruzaba… Mi vida entera era como si acabara de desenvolverla del papel de regalo en el que me había llegado y comenzara a estrenarla.

La exposición FotoPres "la Caixa" 09 se podrá visitar en CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36) del 25 de marzo al 22 de agosto de 2010.

martes, 6 de abril de 2010

"Un calor tan cercano" Una novela "deseobiográfica" de Maruja Torres



Nunca había leído una novela de Maruja Torres. Artículos sí, muchos, y siempre me han dejado un buen sabor de boca. Por eso tenía ganas de leer alguna de sus novelas, sin embargo no sé por qué siempre que he tropezado con alguna de ellas, no he llegado a sentir que me pedía con su voz crujiente de página: “léeme, léeme” así que por unas u otras razones no había llegado a hacerlo.

Hasta “Un calor tan cercano”, que me la recomendaron unos amigos, me la recomendaron y además me la prestaron. Y aunque la lista de libros que aún tengo por leer es larga, con tantas facilidades ¿Cómo iba a negarme?

Cómo me alegro de haberlo hecho. Porque desde que comencé a leerla, ha sido hacerlo de un tirón. Es corta, doscientas y pico hojas, pero te vas sumergiendo en la historia sin darte cuenta y ya no la puedes abandonar, salvo para lo urgente.

“Un calor tan cercano” cuenta la historia de Manuela, una escritora de novelas policíacas, que, tras recibir la noticia de la muerte de su madre, y otra llamada, se embarca en un viaje hacia el pasado, hacia su infancia en la Barcelona de los años cincuenta, un período de su vida marcado por la asfixiante relación con su madre y su tía Amalia, y el refugio que encuentra en su tío Ismael y su prima Irene. Ese sería el principio del argumento.

La novela comienza así: "Anoche recibí dos llamadas. Una, de Barcelona. La otra, de Aix-en-Provence. Así es como la vida te agarra por los pelos."

¿No os gusta? A mí me gustó mucho porque tienes la intriga de dos llamadas desde la primera línea, tienes el lugar Barcelona, y tienes una forma de vivirlo y sobre todo de contarlo que te sacude: "la vida te agarra por los pelos".

Aborda varios temas, la relación materno-filial, la España de postguerra, el paso de la infancia a la madurez, la pérdida de la inocencia, el amor, la compasión… Parece increíble que se puedan abordar tantos temas en una novela pequeña como es ésta, pero también es muy intensa y tienen cabida todos.

Reconozco que tiene varios puntos que ya de partida a mí me gustan siempre en una narración. Dos de ellos los descubrí nada más empezar la lectura, que son el tipo de narrador y dónde está ambientada. Y el tercero tiene que ver con uno de los temas que aborda. Pero mejor vamos por partes.


La novela está narrada en primera persona, me gustan las narraciones así, porque te permiten de un plumazo entrar en la historia. Es una narración muy sencilla, que transmite cercanía y va discurriendo plácida con la historia. Es lineal el paso del tiempo en la parte central de la novela, pero comienza en el presente del otoño de 1987, hace un flashback y va hacia atrás, a la infancia en 1954, donde se desarrolla, para volver al presente de nuevo 1987, en las páginas finales.


La novela está ambientada en Barcelona. No sé si será porque parte de mi infancia transcurrió en Cataluña, pero siento mucha afinidad por Barcelona y me gustan las novelas en las que la encuentro. Por supuesto esta Barcelona no es la mía, porque es la del postguerra, pero aún así.

Y en último lugar la novela, entre otros temas que ya he comentado más arriba como son la relación materno-filial, la pérdida de la inocencia, el amor, habla también de lo confusos de algunos sentimientos, de esa mezcla de cariño con rencor que nos dejan algunas relaciones que de alguna forma, por lo que sea, quedaron inconclusas. Me gusta cuando se aborda este tema.

Además es una novela en la que se intercalan con la acción algunas reflexiones. Me gusta cuando se van filtrando esas reflexiones. Os copio a continuación a modo de ejemplo uno de esos momentos que me gusta mucho en el libro:

"Hay un principio para cada episodio de la vida, como hay un final, pero nadie es capaz de reconocerlo cuando se presenta, quizá porque vivir consiste en perder a menudo, ganar de vez en cuando, pero casi nunca en saber. Amamos sin razones, y sin razones, también caemos en la indiferencia. Partimos, creyendo que la despedida ha sido consumada, para descubrir que el adiós, aún sigue ahí, lento y desgarrador, inexplicable. Con igual falta de pericia confundimos la nostalgia por un sentimiento con el sentimiento mismo, y arrastramos durante más tiempo del necesario a difuntos que piden a gritos que se les eche tierra encima. No creo que el conocimiento acerca de lo que uno siente mitigue el dolor o intensifique el goce. Más bien al contrario, porque aleja del que sufre la esperanza e introduce en la felicidad el germen de la duda. Pero algo te da: la posibilidad de renacer entre las ruinas." (Pág 233).

No os he hablado de los personajes. Hay distintos y muy variados personajes en la novela: Manuela, su madre Mercedes, su tía Amelia, el tío Ismael, la prima Irene, el Conjunto Frenesí, los Nacionales, Doña Asun... Lo que hace la novela muy rica porque todos ellos están muy bien perfilados. Os dejo con la descripción donde se nos presenta al Conjunto Frenexí:

"La facilidad del tío para relacionarse con gente distinta a nosotros me fascinaba, y el Conjunto Frenesí me atraía, además, porque figuraba en la extensa lista de Cosas Prohibidas del Barrio a las que, por expreso mandato de Amelia y Mercedes, no me podía acercar: las putas, las pensiones donde éstas entraban y de donde salían sin parar... (...) Tanto el escritorio donde el médico extendía sus recetas como su instrumental dormían ahora debajo de las mantas -y con ellos todo rastro de dolor y sordidez- y el rey de las maracas en que se había convertido meneaba hombros y caderas con un delirio que justificaba el nombre con que había bautizado a su grupo. Ceñido de cintura para abajo por unos pantalones plateados que, a la altura de la pantorrilla, se abrían en una cascada de flecos, medio cubierto el torso por una blusa escarlata con escote en pico y mangas afaroladas, flanqueado por otros tres ... Morales meneaba su cuerpo regordete hasta alcanzar la apoteósis: plantado en medio de la habitación, alzaba los brazos, doblaba la cintura hacia atrás, y agitando furiosamente las maracas aullaba: ¡Maaaaaaambo!, un grito animal que atravesaba el balcósn y se despersaba en la calle como el confeti en la procesión del Corpus." (Págs 43 y 44).

Pero ya me he extendido mucho, así que para terminar os dejo con un párrafo donde la misma autora habla de su novela, me gusta el término que utiliza para hacerlo, dice que no es autobiográfica sino deseobiográfica, que curioso ¿verdad?, pero bueno mejor os dejo con ella:

«Algunas novelas son como los remordimientos: se abren paso sin que la voluntad del autor pueda impedírselo. Un calor tan cercano, en principio, ni se iba a titular así ni iba a tratar de lo que trata. El tema de la infancia sólo aparecía en la medida en que justificaba el comportamiento adulto de la protagonista. Poco a poco, sin embargo, igual que, en mi ficción, Manuela se ve obligada a retroceder más de tres décadas para llegar a la etapa final de su viaje, para ponerse en paz, yo sentí que era ésta, y no otra, la novela que tenía que escribir para saldar, a mi vez, mis propias cuentas. Uno escribe, al menos yo lo hago, para dotar de sentido a lo que no lo tuvo, y para inventar lo que a la vida se le olvidó. Para ordenar el caos. Por eso Un calor tan cercano no es una novela autobiográfica, sino deseobiográfica, y sus personajes, que no existieron –algunos sí: pero sólo me ofrecieron un vago punto de partida, mezclándose y robándose las características que les recuerdo—, hoy me parecen más reales que aquellos a quienes realmente conocí.»


Maruja Torres es una escritora y periodista española, que a lo largo de su trayectoria se ha hecho acreedora a los premios Nadal (por su novela Espérame en el cielo, de reciente aparición) y anteriormente ya había ganado el Planeta, por su novela del año 2000, Mientras vivimos. Nacida en Barcelona, en la actualidad vive la mayor parte del tiempo en Beirut y se dedica a escribir artículos para el diario El País.


Bibliografía:
¡Oh es él! Viaje fantástico hacia Julio Iglesias (1986)
Ceguera de amor (1991)
Amor América: un viaje sentimental por América Latina (1993)
Como una gota (artículos, 1995)
La garrapata (cuento perteneciente al libro Barcelona, un día,1998)
Un calor tan cercano (1998)
Mujer en guerra. Más másters da la vida (Biográfico, 1999)
El velo y las lágrimas (cuento perteneciente a Mujeres al alba, 1999)
Mientras vivimos (2000) XLIX Premio Planeta
Hombres de lluvia (2004)
La amante en guerra (2007)
Esperadme en el cielo (2009)

Premios:
Premio Víctor de la Serna de periodismo, concedido por la Asociación de la Prensa de Madrid (1986)
Premio Francisco Cerecedo (1990)
Premio de Literatura Extranjera, por Un calor tan cercano (1998)
XLIX Premio Planeta, por la novela Mientras vivimos (2000)
Premio Nadal, por la novela Esperadme en el cielo (2009)