Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 22 de marzo de 2010

Gaznápiro


Hoy me ha venido a la cabeza una palabra que me ha hecho sonreír: "Gaznápiro".

No sé que asociación extraña he hecho en el trastero imposible y revuelto de la memoria que de pronto he vuelto a tropezar con ella. Hace años y años que no se la escucho a nadie. Pero la he entresacado de mi niñez, la he limpiado el polvo y la he puesto guapa para dejárosla en mi blog.

¿No os parece curiosa la palabra "gaznápiro"? A mí me encanta.

Llega de la época en que mis hermanos y yo eramos pequeños. Mi hermano el que va detrás de mí, el cuarto, que entonces era muy flaco y tenía el pelo rubio siempre largo y rizado todo alborotado, cogía manias con mucha facilidad, y de pronto no hacía más que estirar los brazos o mover la cabeza o cosas por el estilo de los nervios que tenía siempre y lo inquieto que era. Entonces mi madre cuando ya se hartaba de verle hacer monerías le decía: ¡Pero te quieres estar quieto so gaznápiro!

Y ahí se me quedó a mi la palabra colgando de un clip de las tonterías de mi hermano, o lo que es lo mismo, colgando de aquellos tiempos revueltos y alegres... (Afortunadamente ahora mi hermano ya no hace todas esas tonterías... hace otras. No, no las hace, es broma... por supuesto.)

En fín pues que quería dejaros aquí con esta palabra que según el diccionario de la Real Academia significa:

gaznápiro, ra.

(De or. inc.).

1. adj. Palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa. U. m. c. s.



He buscado su etimología pero hay varias versiones os dejo con un par de ellas:



Extraído de la página: http://www.elcastellano.org/palabra.php?id=1672

Este adjetivo se aplica hoy al sujeto ‘palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa’. Está registrado en nuestra lengua desde la primera mitad del siglo XIX, aunque el Diccionario sólo lo incorpora en su edición de 1884.

Su origen es incierto, pero Corominas propone el vocablo gesnapper, supuestamente formado por los soldados españoles en Flandes con las palabras neerlandesas gesnapp ‘parloteo’, ‘charla’ y snapper ‘charlatán’.

Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.



Extraído de http://etimologias.dechile.net/?gazna.piro

La palabra gaznápiro, en Andalucía como en México, se usa para el "tonto palurdo". La Academia la ha dejado sin etimología (ver DRAE), pues estas palabras de expresividad popular son de las más difíciles para seguirles la pista, quizá porque no lleguen a los textos escritos sino muy tarde, con todo su camino evolutivo ya hecho en la expresión oral. Por eso me voy a atrever a proponer alguna hipótesis sobre ella, imitando las sugerencias de Don Maxi para chirona.

Me luce que algo tiene que ver con gaznate, porque muy a menudo se relaciona la tontuna con la capacidad de engullir, como que el tonto a veces no vale para trabajar pero bien que come como una lima sorda. También al torpe malcriado se le llama zampatortas, al necio se le llama badulaque, que era antiguamente un guiso de vísceras y desperdicios, el pan duro es un mendrugo, y mendrugo se llama también al tonto. Pero, además, por otro lado, la palabra parece influída por la voz chápiro, que es un derivado regresivo de chapirón, que es el paralelo de origen francés [chaperon "caperuza", recuérdese el cuento de Perrault de "Le petit chaperon rouge" = "la Caperucita Roja"] de capirote, que, entre otras acepciones tiene la del conjunto formado por la muceta (esclavina que cubre pecho y espalda) y el capillo (gorro con flecos) del color respectivo de cada facultad, que usan los doctores en ciertos actos solemnes de las universidades, de manera que un tonto de capirote es un tonto graduado de doctor en tontería por prestigiosas universidades de todo el mundo, p.e. doctor por lo vaina (9ª acepción del DRAE).

Así que si juntamos el gaznate del tonto tragaldabas con el chápiro verde del tonto graduado, aparece la voz gaznápiro. Es hipótesis que someto al superior criterio de esta docta asamblea.


¿Alguien da más versiones?


domingo, 21 de marzo de 2010

"Ningún amor se entiende desde fuera, ninguno" Luis Muñoz


Hoy 21 de marzo, es el día mundial de la poesía.

También es el día mundial para la eliminación de la discriminación racial y también ha entrado la primavera.

Pero como en este blog sobre todo hablamos de letras y literatura, vamos a celebrar que es el día mundial de la poesía con un poeta.

Hoy os voy a presentar a Luis Muñoz. Del que todavía no os había hablado.

Yo le conozco gracias a Javier Díaz, mi maestro en ésto de la poesía, y he podido escucharle recitar en varias ocasiones. Cuando estuvo en el ciclo de poetas en vivo que hizo Javier en la Biblioteca Pública Maria Moliner de Villaverde hará unos ocho años, cuando vino de visita a nuestro taller a leernos algunos poemas y finalmente porque le vi presentando a Ángel González en la Residencia de Estudiantes la última vez que pude escucharle.

Se me ha ocurrido que podía dejaros con cuatro poemas de Luis Muñoz, una pequeña selección que me gusta mucho. Siempre que le he leído me parece que hace una poesía muy visual, ves las escenas muy fácilmente, algunos de sus poemas es verdad que son bastante narrativos cómo éste primero que os voy a dejar, pero tiene algunos versos muy redondos ("Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos"...). Además sus descripciones de algunas escenas me parecen muy sugerentes como en el poema de "Escultura Líquida". Bueno pero mejor os dejo con ellos... A ver qué os parecen a vosotros:


POSTALES EN UN SOBRE

Tomaron un pequeño apartamento

al calor de la historia que empezaba

en un pueblo radiante de la costa.

Las familias miraban de reojo

su dulce suficiencia,

su ambigua cercanía cuando tomaban sol,

los leves empujones en la orilla

de muchachos buscándose en el juego,

la risa incontrolable,

el júbilo de luces y de compras

los días de mercado

y un remolino oscuro de murmullos

se levantaba al paso como una nube torda.


En sólo quince días avivaron

contrarios sentimientos, un ascua adormecida

y una imagen inquieta de la felicidad.


Recordarían de aquello más que nada,

muchos años después, en su país del norte,

la coartada airosa de su idioma

para hablar de deseo sin entenderles nadie,

las noches enlazadas de sus cuerpos

con las marcas blanquísimas de los trajes de baño

y un sobre con postales de vocación turística

que guardaron por siempre como un talismán:

el farero viejo cortando caña,

la junta de los bueyes en la plaza del pueblo

y una chica en biquini diciendo okey.



PEQUEÑO INTERIOR

Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos.
Deja que se conozcan, que se hurguen entre ellos,
que se lleven bien.

Enséñales la casa paso a paso:
donde guardas la fotos que los paró un momento,
dónde filtran las sombras su cuerpo definido,
donde pueden estar sin que los notes.

Cuando adopten su sitio plenamente,
cuando aprendan la voz de su rutina
y el incierto dictado a que responde,
deja que duerman hasta tarde,
que paseen sin rumbo, que se estiren, se encojan,
se fundan con tus sueños.
Pero no aceptes si quieren que los sigas.



ESCULTURA LÍQUIDA


Si todo terminara aquí, si todo se cerrara,
de golpe, como un cepo, no lo lamentaría.

Suena una hebilla en la otra hebilla
encima de la colcha.
Luego, los cuerpos de tormenta, el suyo
que es un ciclón de seda, el mío
que es un tronco volcado
y esa intersección de memoria y olvido,
de afirmación y nada, de posesión y fuga,
de planos sobre planos sobre planos.



IMAGINERÍA

Charlando en un café,
ajenos al murmullo de otras mesas,
al trajín de las tazas, a la entrada de tipos
que dejan los abrigos junto a ellos.
Con los ojos clavados uno en otro,
una chispa airosa en la sonrisa,
un resplandor muy dulce,
en las nubes una combustión:
ningún amor se entiende desde fuera,
ninguno.





Luis Muñoz nació en 1966 en Granada, en cuya universidad se licenció en filología española y en filología románica. Ha publicado los libros de poemas Septiembre (Hiperión, 1991), Manzanas amarillas (Hiperión 1995), El apetito (PreTextos, 1998) y Correspondencias (Visor, 2001), por el que obtuvo el Premio Generación del 27 y el Premio Ojo Crítico. Estos cuatro libros están recogidos en el volumen Limpiar pescado. Poesía reunida (Visor, 2005). En 1994 preparó el libro colectivo El lugar de la poesía. Ha traducido, entre otros autores, a Giuseppe Ungaretti. Su obra, variada y lúcida, le convierte en uno de los poetas más hondos y originales aparecidos en los últimos años, y está incluida en numerosas antologías de la poesía española actual.

jueves, 18 de marzo de 2010

Dayanita Singh




Ayer estuve en la exposición que hay en la sala Azca de la Fundación Mapfre dedicada a la fotógrafa india Dayanita Singh (Nueva Delhi, 1961).

Es la fotógrafa más conocida de India, y ha expuesto en museos de Nueva York, Boston, Berlín o Turín.

En la fundación Mapfre hasta mayo se pueden ver 140 fotografías de distintos formatos, en blanco y negro y en color, ordenadas por orden cronológico que repasan toda su obra y que ofrecen una amplia visión de las distintas realidades de la India de hoy en día, no solo la más paupérrima que es la que más se nos muestra siempre.

Yo no conocía a esta fotógrafa pero la verdad es que su exposición me pareció interesante, muy curiosa.

Sobre todo me llamó mucho la atención la primera serie de fotografías dedicada a un eunuco ya anciano que vive en un cementerio llamado Mona Ahmend. Las fotos fueron hechas por encargo de un diario londinense. Pero esos 12 retratos en blanco y negro, que a mí la verdad me atraparon, parece ser que no llegaron a ser publicados por ese diario. Dayanita entregó el carrete a Mona Ahmed, quien temía la reacción de sus familiares que vivían en Londres si se publicaba en el diario. Esto permitió que la artista continuara fotografiando a Mona durante trece años y que el trabajo viera la luz en un libro "Myself Mona Ahmed.
"Mona es uno de los dones más preciosos que me ha hado la fotografía..." D.Singh



De esta época también es la serie de fotografías, “Am As I Am”, también en blanco y negro, de retratos que se centran en la vida diaria de las niñas que viven en un ashram (una especie de colegio) el centro de mujeres de Benarés, donde la cámara filma las emociones. "Nunca me han interesado los estereotipos", explicó "Por mi formación como documentalista, mis primeros trabajos están centrados en dramas personales, en esas historias terribles que se viven de puertas adentro".


Vienen después imágenes de la India más acomodada, más cosmopolita.


Quiero resaltar también la serie que después de la de Mona mas me gustó, la serie de libros desplegables en pequeño formato denominado 'Sent a Letter'. Me gustó mucho, me parecía muy sugerente, lo que había escrito en esa serie y que os copio aquí:


“Desde hace unos años Dayanita Sight realiza pequeños diarios fotográficos de sus viajes. Cada uno de los libros está relacionado con una persona en concreto, quizá alguien que ha hecho el viaje con ella o simplemente alguien que le acompaña en su mente. Hace dos copias a mano, una para ella y la otra para esa persona que le ha acompañado. Un diario con imágenes, iconos de un tiempo compartido. Sent a letter está compuesta por 7 de éstos pequeños libros incluyendo uno de su madre Nony Sight que nos enseña en imágenes el crecimiento de su hija Dayanita”.
A continuación se puede ver el paso de este tipo de retratos a otro tipo de fotografías donde lo que predomina son lugares vacíos, instantes suspendidos. Go Away Closer, Blue Book y Dream Villa presentan objetos, espacios, caminos, que alguien ha usado, por donde alguien transitado; donde nuestra presencia, a pesar de la ausencia, continua aún presente.


El recorrido de la exposición finaliza con 'Dream Villa', en la que el color entra de manera plena. Son nocturnos en los que explora la influencia de la luz artificial para mostrar su mundo interior, sus sueños y su imaginación.


Fundacion Mapfre - Sala Azca

General Perón, 40

28020 Madrid

Fecha de finalización: 2 Mayo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

Romper una canción de Benjamín Prado



“Fuimos a Praga a romper nuestra amistad. Estábamos tan seguros de que aquel viaje era un error que el día antes de salir, los dos tuvimos el teléfono en la mano para llamar al otro y decirle: “Mira, mejor lo dejamos ¿Vale? No es el momento adecuado, no va a funcionar y voy a decepcionarte”. Pero en esa ocasión hicimos más caso de mi epitafio que del suyo, y nos subimos a aquel avión que iba a la República Checa y quién sabe a qué más. Lo de los epitafios viene de lejos, como casi todo entre dos personas que se conocen desde hace casi treinta años y han hecho juntas cosas tan divertidas que la mitad de ellas no se pueden contar. El caso es que un anoche, cuando todo el mundo se había ido y nosotros nos habíamos quedado tomando la última copa solos, como tantas otras veces, discutíamos, vayan ustedes a saber por qué, cuál sería…”

Así comienza el libro “Romper una canción” de Benjamín Prado. Desde febrero tenía pendiente con vosotros un comentario un poco más extenso de este libro. Estoy viendo que me termino el que estoy leyendo ahora mismo y no lo he hecho.

Así que de hoy no pasa. ¿Cuántas veces tenemos que decirnos esto para arrancar con las cosas pendientes…?

“Romper una canción” es un libro sobre la amistad. Yo creo que ese sería el tema principal. Pero también es un cuaderno de viaje, de un viaje a Praga de 8 días. Supongo que ya todos habréis leído en mil sitios que Joaquín Sabina se encontraba en un estado de “felicidad doméstica” y así no había forma de escribir nada, entonces le propone a su amigo Benjamín Prado que acaba de tener una ruptura amorosa que se fueran juntos a escribir unas canciones aprovechando su desánimo. Y eso cuenta el libro la aventura de escribir un disco. Porque después de esos ocho días, continuaron escribiéndolo en Rota y en Madrid, y así hasta llegar a terminar algunas en el mismo estudio de grabación. Siete meses en total.

Por eso mismo el libro se divide en tres partes: Praga, Rota y Madrid. Y dentro de esas partes en los títulos de algunas canciones, según las compusieran en uno u otro lugar.

El narrador es Benjamín Prado, es autobiográfico, aunque siempre lo hace dirigiéndose a los lectores, haciéndoles de esta forma cómplices inmediatos de cuánto cuenta. Y aunque comienza de forma lineal, todo el libro está salpicado de anécdotas de antes y después que hace que en la historia se rompa muchas veces la unidad de tiempo, dando lugar a un relato entretenido, interesante, curioso. Al menos en los dos libros que yo he leído de Benjamín Prado “Mala gente que camina” y éste, el autor sabe cómo contar una historia de forma ágil, amena, de forma que te atrape sin remedio.

Por supuesto este libro es para seguidores de Joaquín Sabina o de Benjamín Prado. Porque ellos disfrutarán muchísimo con todas sus curiosidades. Sabina suele levantarse tarde, de mal humor y desayuna ostras, caviar y escargots. Tiene afición por las antigüedades y algunos días se levanta con tan pocas ganas que dice que tiene que “quedarse en talleres”, y no se puede hacer carrera de él.

Pero sobre todo a mí este libro me ha gustado por lo que encierra de creación literaria. He disfrutado con esas "peleas" que cuenta Prado que tienen los dos al escribir cada verso. “Ni uno ni el otro nos pasábamos una, pero siempre desde el respeto”. Prado utilizaba los “corralitos”, un círculo con una gallina dentro donde escribía las palabras que se le ocurrían a Joaquín y que a él no le gustaban. Sabina, en cambio, usaba el “no comprar”. Pero daba saltos de alegría gritando “Comprar, comprar” si le gustaba.

“Solían observarnos desde detrás de la barra, dándose codazos, soltando risitas y manteniéndose atentos a nuestros vasos, para rellenarlos en cuanto se vaciaban, cosa comprensible si tenemos en cuenta que cobraban las copas a tal precio que estoy seguro de que si solo nos hubiéramos bebido la mitad de las que nos bebimos, con la otra mitad podríamos haber comprado el hotel y montar en el sótano nuestra propia destilería. En cuanto a los codazos y las risitas, se debían a que, desde el primer instante en que nos vieron trabajar, estuvieron completamente seguros de que éramos una pareja gay. Pues, claro, ¿y qué iban a pensar? Imagínense que son ellos y que cada noche aparecen en su local dos tipos a quienes no conocen de nada, que se sientan en una mesa, sacan unos papeles y se ponen a discutir en un idioma extraño, hablando tan alto como si uno de ellos en lugar de esta allí estuviese en Polonia. De pronto, parece que se enfadan, uno tacha lo que ha escrito el otro en esos cuadernitos que llevan siempre en la mano, vayan donde vayan, y en los que a menudo hacen extraños dibujitos; otro se levanta, le monta un gesto airado con la mano a su compañero mientras le grita que no, que no y que no, se va y a los dos minutos regresa y vuelve a sentarse. A veces, incluso, da la sensación de que lloran. Y, de repente, gritan como si su barco estuviese entrando en un puerto y eso les hiciera muy felices, se levantan, se abrazan, se besan y hacen un extraño baile, al que llaman tregua y catala, (la danza de los famas de Julio Cortazar, según explica Benjamín Prado: “Los famas bailan tregua y catala delante de los cronopios y las esperanzas, que se sienten irritadas y los atacan…” Del cuento Costumbres de los famas incluido en el libro Historias de cronopios y de famas de Julio Cortazar, Punto de lectura 2007) y que consiste primero en levantar los brazos y moverlos con los puños cerrados igual que si levantaran unas pesas invisibles y después en ponerse en jarras y menear las caderas…”
Así durante las once canciones que escribieron juntos. El disco tiene tres más, alguna con Los Pereza y otra de Joaquín Sabina solo.

Este libro cuenta sobre todo eso, cómo escribían a cuatro manos, cómo tachaban y tachaban versos, como viajaban y reían mientras componían. Como son amigos pues salen otras personas conocidas de su círculo: Ángel González, Luis García Montero, Almudena Grandes, Antonio García de Diego, Pancho Varona, Fernando León de Aranoa… y sus mujeres, por supuesto. Subrayando repetidas veces que cada canción ha tenido cinco o seis versiones antes de la definitiva. Y eso es sobre todo lo que a mí más me ha gustado del libro, todo lo que tiene de taller literario, el poder ver cuánto Sabina trabaja cada canción, y de que modo tan literario lo hace.

Quizás parezca un libro comercial, un libro para vender Prado y para vender Sabina, que yo creo que ni falta que les hace, sobre todo al segundo, pero de paso también para hacer propaganda de todos los amigos y locales que frecuentan, como Los Diablos Azules, del que según se cuenta en el libro es socia la novia de Sabina. Quizás lo parezca y quizás lo sea. No digo yo que no. Pero más allá de esto, yo lo recomiendo, por supuesto a los seguidores de ambos artistas, pero también y sobre todo a cuántos lectores sean también escritores. A todos esos, que como yo, hemos leído y releído mil veces una frase y la hemos tachado y la hemos vuelto a escribir y reescribir, dándole mil vueltas hasta que nos sonaba más o menos bien, pidiéndole siempre un poquito más a la imaginación para que se luciera. Sobre todo puestos a recomendarlo, se lo recomiendo a éstos últimos, porque se van a sentir muy identificados con lo que aquí se cuenta.

Aquí, donde se cuenta cómo se escriben versos tan redondos como éste: "Si hay que pisar cristales que sean de Bohemia".
Vinagre y Rosas

La caja de las Letras del Instituto Cervantes


El otro día pude ver la caja de las Letras. Qué curioso lugar. Me gustó mucho poder entrar hasta allí y verlo.

Cuando el Instituto Cervantes se trasladó en otoño de 2006 a su nueva sede central, en la calle de Alcalá de Madrid esquina con la calle Barquillo, su director Cesar Antonio Molina, anunció cómo se utilizaría la cámara acorazada del antiguo banco, cuya maciza puerta circular de entrada no deja lugar a dudas de que lo que allí se guardara estaría a buen recaudo. Como dijo Molina cuando se inauguró, la caja fuerte, «uno de los elementos simbólicos del banco, es a partir de ahora el lugar que irá acumulando en el tiempo el saber de nuestra cultura, de nuestros escritores y artistas. Será una capilla, no del dinero, sino de la cultura».

La nueva sede del Instituto Cervantes ocupa el edificio originalmente sede del Banco Español del Río de la Plata, y más tarde del Banco Central. Es propiedad del Patrimonio del Estado y ofrece una fachada clásica flanqueada por cuatro cariátides que le han otorgado su nombre popular de Edificio de las Cariátides.

De este modo al acabar siendo sede del Instituto Cervantes, la peculiar caja de seguridad del banco, se convirtió en la Caja de las Letras, donde se custodian las 1800 cajas de seguridad donde se deposita el legado que deseen algunas figuras relevantes de la cultura hispánica. Se ha convertido así en un espacio en el que se custodia la cultura de España e Hispanoamérica. Cada autor decide qué guarda en su caja, y el tiempo que estará custodiado el legado en dicho lugar.

Francisco Ayala un mes antes de cumplir los 101 años (febrero de 2007), inauguró esa iniciativa del Instituto Cervantes, depositando bajo llave en la caja núm. 1.000 varios libros, ediciones facsímiles, textos dedicados y una carta manuscrita. Hay que esperar hasta el año 2057 para conocer ese legado.

Ana María Matute fue la primera escritora que participó en esta iniciativa en marzo de 2009. Ella depositó un ejemplar de la primera edición de “Olvidado Rey Gudú” (1996), una de sus más conocidas novelas y lo hizo en la caja núm. 1.526. Allí permanecerá custodiado hasta el 26 de julio de 2029. “¿Qué puedo dejar si no es un libro? La literatura es mi vida” dijo entonces la autora.

Otros autores habían depositado con anterioridad diversos escritos y documentos después de Ayala y antes de Ana María Matute: Los escritores Carlos Edmundo de Ory, Antonio Gamoneda, Juan Gelman; el pintor Antoni Tápies, la científica Margarita Salas, la bailarina Alicia Alonso, el director de cine Luis García Berlanga, los promotores del proyecto de promoción de la lectura Farenheit 451…
Si vosotros tuvierais que depositar algo en una de esas cajas de seguridad...
¿Qué dejaríais?
¿Qué legaríais a la cultura?

viernes, 12 de marzo de 2010

Miguel Delibes


Hoy ha muerto Miguel Delibes (Valladolid, 17 de octubre de 1920 – Valladolid 12 de marzo de 2010).

Es necesario, obligatorio, dedicarle una entrada. Hoy Madrid es más gris sabiendo su pérdida.

Aunque Delibes ya era inmortal.

No voy a contaros aquí nada que podáis leer en un millón de artículos de periódicos o en Internet.

Solo deciros que nada más saberlo, he recordado el primer trabajo que yo hice en mi vida sobre un libro. “Las ratas”. Sí. De Miguel Delibes. Recuerdo todavía la portada de ese libro, de la editorial Destino, la sombra de unas piernas desde la rodilla y un perro. Por un momento me he visto de nuevo en el comedor de casa, sentada en la mesa grande, delante de un montón de folios blancos rayados de líneas en lápiz, para no torcerme al escribir. Por un momento me he visto de nuevo escribiendo poco a poco el argumento, el tema… Hasta la crítica personal del libro, lo que peor se me ha dado siempre. Creo que estaba en Octavo de Básica. Hace muuuucho tiempo.

Y después inevitablemente he recordado a Lola Herrera en el teatro, haciendo “Cinco horas con Mario”. Qué buena Lola Herrera, qué bien, qué bien lo hace, y qué buena la obra, ese largo y jugoso monólogo. Siempre me ha gustado mucho. Esto ya ha sido mucho después en el tiempo, claro. ¿Hará cuánto tiempo? 5 o 6 años, creo, iba al teatro con los compañero del taller de creación literaria.
Ambas escenas están colgadas de dos alfileres invisibles a mi memoria. Forman parte de mi vida, de lo que he sido, de lo que soy.

Ha muerto Miguel Delibes. La vida...
Sí, definitivamente, hoy Madrid es más gris.

jueves, 11 de marzo de 2010

Aquel 11 de marzo de 2004...



Todas las mañanas cuando me levanto lo primero que hago es “encenderme a” la radio. Por supuesto hoy, en la hora aproximadamente que yo paso escuchándola, varias veces han recordado aquel 11 de marzo de 2004, “el peor atentado de nuestra historia” ha dicho Juan Ramón Lucas.

Como ocurre con tantas fechas que se te quedan en la memoria por buenas o malas razones, hoy mientras venía a trabajar, en el metro, yo podía recordar aquella mañana como si hubiera sido ayer mismo.

Los avisos constantes y cortantes de la megafonía del metro, los de la RENFE, la intranquilidad en los ojos de los demás viajeros que me rodeaban, las caras interrogantes, el silencio, el presagio de que algo malo debía estar pasando porque tanto aviso no era ni medio normal. Madrid es tan grande… pero sin embargo muchos a esas horas estamos bajo tierra, conectados de forma invisible por vagones y avisos de megafonía.

Hoy cuando venía a trabajar, yo no leía como hago siempre. He preferido detenerme a mirar a mis compañeros de vagón, he preferido recrearme en la certeza de que podía reconocerles: la chica de pelo largo y rizado que siempre lee un libro muy gordo, la delgadita de la trenca blanca y carpeta, el hombre que siempre espera haciendo crucigramas en un banco… Los mismos de todos los días. Siempre las mismas personas, las mismas y conocidas caras, los mismos gestos, mis compañeros de viaje de cada día, mis iguales cada mes, año tras año. Frágiles y anónimos.

Aquel marzo de 2004 yo escribí algo, supongo que como una forma de despegarme de dentro esa sensación horrible de estar debajo de Madrid cuando todo estaba ocurriendo, de estar en otra estación, otro vagón. Para echar fuera la rabia, la impotencia, la incomprensión. Una compañera después me lo pidió y se llevó mi escrito para dejarlo colgado con tantos otros en una de las estaciones de RENFE más afectadas, la de Santa Eugenia. No sé que fue de aquel escrito mío.
Pero hoy, perdonadme que quiera dejároslo aquí. No lo he retocado, es como fue, un desahogo hecho palabras.



Cuando matar no es por supervivencia

Rocío Díaz Gómez


Próximo tren procedente de Guadalajara con destino Atocha.
Hace paradas en todas las estaciones de su recorrido.

Porque te lo debemos.
Porque quizás hasta corriste para coger ese tren.
Porque fuiste una de las caras que alguien miró, mientras disimuladamente firmaba con tu nombre bajo el asiento.
Porque aún así, aún así, lo hizo.
Porque tu corazón estalló en millones de lágrimas que mojaron Madrid de impotencia. De rabia. De pena.


Suspendido el servicio en línea 1, entre Atocha y Pacífico
Suspendido el servicio en línea 1, entre Atocha y Pacífico


Porque alguien te está buscando de hospital en hospital.
Porque no te va a encontrar. No.


¿Quién irá a buscar a tu hijo a la guardería?
¿Quién recordará a tu madre que tiene que tomarse las pastillas?
¿Quién ahogará un “buenas noches” en tu lado de la almohada?


Porque solo tienen derecho a matar los animales. Y lo hacen cuerpo a cuerpo. Y lo hacen por supervivencia.
Porque todos lloramos por dentro. Todos. Lloramos.
Porque te lo debemos.
Porque vamos a tu lado, de pie y cogidos a la barra. A tu lado, apretados y aún con sueño.
Porque te lo debemos. Te lo debemos.


Atención viajeros: El servicio Cercanías RENFE está suspendido
Atención viajeros: El servicio Cercanías RENFE está suspendido

©Rocío Díaz Gómez
Marzo 2004