Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 15 de febrero de 2010

"Los impertinentes"




El otro día estuve visitando el Museo del Romanticismo. Ha estado durante mucho tiempo cerrado por reforma. Es una casa museo aquí en Madrid, en la calle San Mateo, donde de pronto puedes sumergirte en el siglo XIX solo con atravesar el umbral de su puerta.

Pero la verdad es que no os quería hablar del Museo en sí, sino de un objeto de los muchos que tienen allí y que ahora ya no se ven, o mejor dicho no del objeto en sí, sino de la palabra que lo define: “Los impertinentes”. Una palabra no sé si llamar moribunda o simplemente en desuso puesto que el objeto que designaba se dejó de utilizar.

Pero siempre me ha hecho mucha gracia esta denominación. ¿Sabéis qué eran “los impertinentes”?

Pues en el diccionario de la Real Academia de la Lengua en su tercera acepción podemos leer:

Impertinente.
(Del lat. impertĭnens, -entis).

3. m. pl. Anteojos con manija, usados por las señoras.


Pues sí, eran esas gafas con una sola y larga patilla que usaban sobre todo las señoras. Ahora ya no se ven, pero en el siglo XIX eran muy corrientes.

Sabemos que ya en la Europa del siglo XIII se usaban lentes para afinar la visión y tratar la vista cansada. Con el tiempo los anteojos o lentes que pueden sujetarse a las orejas se llamaron gafas. En sentido estricto las primeras datan de 1727 cuando un óptico inventó las patillas. Las gafas han recibido otros nombres como anteojos, antiparras, binóculos o espejuelos, como aún las llaman en Cuba.

Pero “los impertinentes” parece ser que era más propio del universo femenino.

He encontrado una hoja del periódico “El día de Cuenca” datado en 1921 donde se daban una serie de consejos a las féminas sobre cómo utilizar “los impertinentes” me ha parecido muy curioso. Aquí os dejo la primera página para que veáis la cabecera del periódico, el título y la fecha, y también la segunda página, donde está el artículo que os comento, en el lado izquierdo.
























Dice un extracto de esta columna titulada "Crónica femenina. El uso de "el impertinente":


"Y para terminar: sonreid tambien, cuando no sepáis por un momento donde lo habéis dejado (el impertinente) y tengáis que prescindir de él. ¿De qué os servirá enfadaros o refunfuñar? el movimiento de cabeza o el ligero fruncimiento de ojos de una miope puede ser gracioso si es acompañado de buen humor..."
Qué cosas...

domingo, 14 de febrero de 2010

"Hoy la sopa estaba saladísima" Relato de Rocío Díaz


En este 14 de febrero, día de los enamorados, yo quería dejaros con un relato mío, pero como no podía ser de otra forma en un día como hoy, se trata de una carta de amor.

Se titula "Hoy la sopa estaba saladísima".

Este relato, esta carta, fue premiada en el XI Certamen de Cartas de Amor y Desamor de Almuñecar, con el segundo premio, en febrero de 2004.




Comienza con una cita que dice así:

"Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho" Rousseau.


Y dice así:


-->
Hoy la sopa estaba saladísima


-->
Las cartas de amor
se escriben empezando sin saber lo que se va a decir,
y se terminan sin saber lo que se ha dicho.
Rousseau

-->
Querida Cati, ¿Cómo estás?

Te sorprenderá esta carta ¿verdad? nos hemos llamado hace solo un par de días. Ya, ya lo sé. Pero entonces no quise yo entrar en vuestras cosas y la vez anterior tampoco, ni la otra... ¿Y quién me manda? Pero hoy ya no puedo dejarlo más. Ya no puedo. Mi querida Cati, que difícil es decir estas cosas, muy difícil... y más cuando uno no es quién debería decirlas, pero Norberto ya sabes que no sabe escribir; así que vamos a ver si con él a mi lado, pero con el bolígrafo en mi mano en vez de en la suya, entre los dos y venga a beber agua, conseguimos contarte. Hablando Cati, hablando no nos atrevemos, ni él ni yo ¡Ay! ¿Quién me mandará a mí...?

El caso es que hoy la sopa estaba saladísima. Yo compartía mesa con el jefe, que es un pedazo de pan, ya tú sabes. Pero a la primera cucharada él dijo: “Norberto tiene hoy mal día, la sopa está saladísima...” Y yo he asentido moviendo la cabeza sin hablar, con cara de quién sabe. “Pues menudo berrinche se ha debido dar”, ha vuelto a decir él al saborear la segunda cucharada. “Leche, si es que está que muerde...” ha repetido con la tercera y yo venga a asentir y asentir mientras echaba de nuevo agua en nuestros vasos para aplacar la sed... Pero él ya no ha dejado de quejarse Cati, hasta que ha dado fin a la sopa.

De los diez años que hemos estado trabajando juntos, no recuerdo las jornadas interminables, el miserable sueldo, los problemas... No. Yo os recuerdo a vosotros, os echo de menos a vosotros, a Norberto y a ti... A vosotros que os veía más que a los míos, con quienes compartía feliz y bromeando este pedazo difícil de vida que como ratones apenas pellizcamos...

Ahora que te fuiste... ya nada es igual.

Desde que te has ido Cati, cuando llegamos al comedor todos saludamos: “¿Qué tal Norberto...?” . No es fácil, no es fácil caballeros...” contesta él sin apenas levantar la voz. Y entonces el que va detrás en la cola te susurra al oído “Coge dos jarras de agua, que hoy va a tocar beber...” y me lo dice en serio, sin ningún punto de ironía, ni hastío, porque tú sabes Cati, que aquí si tenemos una pena, nos la repartimos como un trozo de pan del que mordemos todos, para que termine cuanto antes, cuanto antes... en un iluso intento de aliviar un poco al que la sufre.

Desde que te has ido Cati, son malos tiempos para Norberto, nuestro cocinero, que siempre ha hecho unos guisos con los que te rechupeteabas los dedos, que tú lo sabes, malos tiempos para quién sufre mal de amores. Su negra como él dice le tiene la vida acabá, y la tristeza en su voz, con ese acento del caribe, te parece más grande y más sentida que ninguna. “Óyeme mi amor yo no estoy para pasarme la vida entre pucheros y cacharros, yo no me crucé medio mundo para oler a fritangas y guisos, tiesa con este frío del polo y esta humedá que traspasa hasta el alma... ah no... yo no estoy para esto...” y virándose, cuenta Norberto que apretujó con prisas tres cosas en una bolsa, y se perdió bamboleando su maravilloso y gran trasero dentro del tren de las cinco, el que no para hasta la ciudad.

Así fue Cati como nos dejaste un Norberto en prenda, tan arrugado como un papel pisoteado en plena calle. Así fue, que tú lo sabes. Así nos lo dejaste de aplastado. Así mismo.

Desde que te has ido, sobre todo cuando los días nacen nublados, la tristeza como un okupa se le cuela en el alma y le llena tanto que se le humedecen los ojos de amor; de un amor que se deshace en gordas lágrimas que no puede evitar perder sobre los guisos y los fritos, sobre las ensaladas y los purés, sobre esas sopas, esas tan saladas con las que cucharada a cucharada sorbemos todos un poquito de su pena.

¡Ay Cati! que nos tiene el estómago destrozado. Que el jefe se está cansando. Que aquí tengo a tu Norberto a mi lado llorando, llorándote bajito, bajito. Cati, que yo sé que tú también le echas de menos, que lo has dicho un millón de veces con tu voz temblorosa, con tu forma entrecortada de preguntarme por él cuando hablamos. ¿Os atravesásteis medio mundo juntos, pasásteis tantas calamidades, tanta necesidad sin dejar de ir amarrados el uno al otro, para ahora dejarle? ¡Ay Cati! Que tendrás que hacer algo ¡cubana morena y testaruda!, que no nos llega la sal de frutas para tanto lloro...

Piénsatelo mejor, piénsatelo y díme si no se te estruja el corazón cuando le oyes llamarte “su negra...”. Piénsatelo y solo di que aún le quieres. Solo esas dos palabras.

Solo dos.
Dos, son suficientes para volver a empezar.

Un abrazo muy fuerte,
Un entrometido con el alma partida de veros tan tristes.
©Rocío Díaz Gómez




jueves, 11 de febrero de 2010

Mi Amalia Bautista otra vez...




LA FOTO

Hazme una de esas fotos que tú haces,

empaña el objetivo, desenfoca

lo justo y mide mal la luz. Ahora

que está cayendo el día no es difícil

salir favorecida. Que los rasgos

se suavicen, que todas las arrugas

del alma y del contorno de los ojos

desaparezcan y que quien mire

piense que puedo merecer la pena.

Y sobre todo, que lo que emocione

de esa foto no sea yo, que salgo

allí, sino tus ojos que lo han hecho.


Amalia Bautista




Ya os he hablado en otra ocasión de Amalia Bautista.

Su poesía tan narrativa y tan sencilla, tan actual y tan precisa a mí me gusta mucho.

Me gustan muchos poemas suyos, la otra vez os dejé el de"Los pies", que a mí me parece tan tierno, o el de "La vida responsable" o "Cuéntamelo otra vez..." e incluso alguno más, podéis releerlos en la entrada:
( http://rociodiazgomez.blogspot.com/search/label/Mis%20autores%20Amalia%20Bautista)

Pero ahora en esta semana quería volver a ella, releyendo algún que otro poema más... Reconozco que me gusta mucho su poesía.




OLAS

Sé que me estoy ahogando, pero al menos
logro mantener fuera la cabeza.
Así que, por favor,
no vengas tú a hacer olas.



ALGUNOS INFELICES

Todos necesitamos que nos quieran
Algunos infelices, sin embargo,
no sabemos vivir para otra cosa.



AL CABO

Al cabo, son muy pocas las palabras
que de verdad nos duelen, y muy pocas
las que consiguen alegrar el alma.
Y son también muy pocas las personas
que mueven nuestro corazón, y menos
aún las que lo mueven mucho tiempo.
Al cabo, son poquísimas las cosas
que de verdad importan en la vida:
poder querer a alguien, que nos quieran
y no morir después que nuestros hijos.


¿No os conmueven estos poemas?

Y Ángel González ¡Cómo no!


¿Y cómo hablar del amor y no nombrar a Ángel González? Uno de mis imprescindibles.


Recuerdo la última vez que fuimos Javier (http://javierdiazgil.blogspot.com/) y yo a escucharle recitar sus poemas en la Residencia de Estudiantes (lugar que por cierto me gusta mucho, recogido y tranquilo, en pleno centro de Madrid). Estaba el Salón de Actos lleno. Pero llegamos prontito y ahí estábamos los dos en segunda fila. Le presentaba el poeta Luis Muñoz. De pronto a Angel González le dió un ataque de tos y no quería parar de recitar, pero nada que no se le pasaba, hasta que al final ya Luis Muñoz se impuso y dijo que si no nos importaba parar... Y claro paramos un buen rato. Si ahí estábamos todos entregados... Le costó al pobre recuperarse. Pero fue un recital tan natural como acostumbraba, sencillo, muy emotivo. Un lujo, siempre.

Qué dificil elegir...




ESO ERA AMOR


Le comenté: —Me entusiasman tus ojos.

Y ella dijo:

—¿Te gustan solos o con rimel?

—Grandes,

respondí sin dudar.

Y también sin dudar

me los dejó en un plato y se fue a tientas.




MUERTE EN EL OLVIDO


Yo sé que existo

porque tú me imaginas.

Soy alto porque tú me crees alto,

y limpio porque tú me miras

con buenos ojos,

con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace

inteligente, y en tu sencilla

ternura, yo soy también sencillo

y bondadoso.

Pero si tú me olvidas

quedaré muerto sin que nadie

lo sepa. Verán viva

mi carne, pero será otro hombre

-oscuro, torpe, malo- el que la habita...




Y mi preferida...


Me basta así

Si yo fuese Dios

y tuviese el secreto,

haría un ser exacto a ti;

lo probaría

(a la manera de los panaderos

cuando prueban el pan, es decir:

con la boca),

y si ese sabor fuese

igual al tuyo, o sea

tu mismo olor, y tu manera

de sonreír,

y de guardar silencio,

y de estrechar mi mano estrictamente,

y de besarnos sin hacernos daño

—de esto sí estoy seguro: pongo

tanta atención cuando te beso—;

entonces,


Si yo fuese Dios,

podría repetirte y repetirte,

siempre la misma y siempre diferente,

sin cansarme jamás del juego idéntico,

sin desdeñar tampoco la que fuiste

por la que ibas a ser dentro de nada;

ya no sé si me explico, pero quiero

aclarar que si yo fuese

Dios, haría

lo posible por ser Ángel González

para quererte tal como te quiero,

para aguardar con calma

a que te crees tú misma cada día

a que sorprendas todas las mañanas

la luz recién nacida con tu propia

luz, y corras

la cortina impalpable que separa

el sueño de la vida,

resucitándome con tu palabra,

Lázaro alegre,

yo,

mojado todavía

de sombras y pereza,

sorprendido y absorto

en la contemplación de todo aquello

que, en unión de mí mismo,

recuperas y salvas, mueves, dejas

abandonado cuando —luego— callas…

(Escucho tu silencio.

Oigo

constelaciones: existes.

Creo en ti.

Eres.

Me basta).

Angel González (1925-2008): Miembro de la Real Academia Española, fue galardonado, entre otros, con el Premio Antonio Machado en 1962, el Premio Príncipe de Asturias en 1985, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996 y el Primer Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada en el año 2004. En 1955 presenta su primer libro, Áspero mundo. Después le seguirían Sin esperanza, con convencimiento (1961); Grado elemental (1962), Tratado de urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971), Prosemas o menos (1985), Deixis de un fantasma (1992) y Otoño y otras luces (2001). Tras su muerte, su viuda publicó como obra póstuma Nada grave (2008).

martes, 9 de febrero de 2010

"De la belleza se ha dicho casi todo..." Andres Aberasturi



" ...Te confieso que yo amo mis ojos verdes, de un verde inadvertido, saltones, misericordiosos, guardadores perpetuos de las lágrimas que aún tengo que llorar.

Y amo mis piernas, que ni son largas ni hermosas, pero que me mantienen orgullosamente en pie sobre esta tierra que habito.

Y amo mi boca y cada uno de mis dientes, porque con ellos muerdo las tragedias o simplemente beso.

Amo también esta nariz descomunal, mi pelo que fue indómito y que ya apenas es, y me siento orgulloso de mis manos cuadradas, de cada uno de mis dedos que tienen vida propia y proyectan futuros.

Pero amo más allá de lo visible; amo también mi corazón que es más que un simple músculo, que no recibe órdenes, que se acelera cuando quiere y se serena después de la batalla.

Y amo de igual forma mis entrañas, y las venas que me cruzan y la sangre que me brota de mis cinco costados.

Porque tal vez mi cuerpo no resulte hermoso, pero todo cuanto en él se contiene sí lo es.

Porque sólo mis ojos te ven como te veo y sólo mis piernas se saben de memoria tu camino, lo mismo que mi boca te prueba cada día, y mi nariz te huele y te descubre más allá del perfume y las esencias. Porque mis manos se han hecho a tu medida y te aploman en los días más tristes, y cada uno de mis dedos bucea en tu cuerpo cuando es tiempo de caricias o te alisan las cejas cuando duermes y sueñas..."

Extracto de "De la belleza se ha dicho casi todo"
Andres Aberasturi
La leyenda continúa

lunes, 8 de febrero de 2010

Desmayarse, atreverse, estar furioso... Lope de Vega


Quizás sea porque es la semana del 14 de febrero, o quizás sea porque sí. Qué importa...

Pero he pensado que quería recordar ese soneto de Lope de Vega que a mí siempre me ha gustado mucho sobre el amor ¿Lo recordais?

Desmayarse, atreverse, estar furioso

de Lope de Vega
(1562-1635)


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.