Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 14 de junio de 2024

En otra de mis vidas, viví en una isla - Gran Canaria y sus faros

 


En otra de mis vidas viví en una isla. 

Era una isla a mi medida, con un sol amarillo y enorme que no quemaba, una playa de arena blanca donde daba largas caminatas porque ni se me hundían los pies ni los granos se me escondían zalameros entre los dedos. Una playa doméstica, con un ligero viento que bailaba sobre la piel del agua y una silla siempre abierta que esperaba paciente en la orilla  que yo me sentara en ella a leer. 

Y a la vuelta de la esquina de ese viento y esa playa, mi isla tenía el faro, ese mismo faro que busco incansable de isla en isla. 

No me acuerdo cómo es, ni en qué vida lo habité. 

Pero no paséis cuidado, que cuando esté ante él, algo dentro de mí me detendrá. 

Ese día el mundo amanecerá ordenado, oliendo bien. 

Y, al fin, podré sentarme para siempre a hojear todos los álbumes de todos los viajes que inventé buscándolo. 

Pues, sin duda alguna, sabré que he llegado.


#Faros de Gran Canaria. Junio 2024











miércoles, 5 de junio de 2024

Buzones, sin cartas

 



Mientras las arañas tejen felices al resguardo de su vientre metálico,

los buzones están hambrientos de cartas que no llegarán.


¿Dónde están todos los párrafos que ya no escribimos? 

¿Dónde han ido a parar todos aquellos "querido" y "querida" seguidos de dos puntos? ¿Dónde languidecen esas sentidas despedidas interminables apurando la página?


¿Lo que ya no decimos por carta 

se llega a decir en voz alta?










domingo, 2 de junio de 2024

La Imprenta Sur de Prados y Altolaguirre en Málaga

 



Os podría contar que, a veces, una tiene suerte y se puede medio colar en un grupo que ya estaba previsto que visitara la mítica "Imprenta Sur". La que fundaron el tándem Emilio Prados y Manuel Altolaguirre en Málaga en los lejanos años 20 del siglo pasado. La misma imprenta de la que salieron libros de los entonces jóvenes pero después importantes autores de la Generación del 27, así como varios números de la famosa revista literaria Litoral. Menuda trayectoria larga la de la emblemática imprenta, gracias a cuyas antiguas máquinas, aún en la actualidad, salen editados libros de poesía de forma artesanal.

Pero os contaba que, a veces, una tiene suerte y se acerca al Centro Cultural donde ahora está instalada, un poco a probar suerte y otro poco a ver qué pasa, porque estar en Málaga y no intentar verla... Y, tal y como en el fondo esperaba, te dicen que, claro, así de pronto, pues no se puede visitar. Pero ¡atención! que si al día siguiente vuelves a eso de las 11 justo te podrás unir a un grupo que ya tiene la visita apalabrada. ¡Ole! ¿Y cómo no vas a ir? Con la importancia que tiene. Haces cambalache de planes y ahí estás al día siguiente como un clavo. 

Lo curioso fue que, no nos lo habían dicho, pero era un grupo de discapacitados intelectuales el que tenía la reserva. Si algo me ha enseñado cuidar en exámenes donde se pueden presentar estas personas, es que bajo la etiqueta de discapacitados intelectuales cabe un sinfín de síndromes y patologías con resultados muy, muy diferentes. Qué interés tenían algunos en ver todo, en qué se lo explicaran bien, en hacer preguntas, en demostrar que ellos sabían ya de lo que les hablaban. Digno de admiración.

Hay momentos que no se pueden reseñar en dos palabras. Caras, frases, ruido, entusiasmo. No creo que se nos olvide fácil aquella visita. 

Lo que está claro es que en esa soleada mañana en Málaga se unió la significación de la imprenta que estábamos visitando, con el enriquecimiento personal que supuso que el grupo que tenía la reserva nos permitiera visitarla con ellos. Doble lujo.













viernes, 31 de mayo de 2024

"A un lado de la carretera" de Paul Pen

 


 "A un lado de la carretera" de Paul Pen, qué novela, me la he leído volando, pero volando. No podía dejar de hacerlo. Me ha gustado mucho. 

Ya me había leído "El brillo de las luciérnagas" en su día, y juraría que no me he leído más, porque me acordaría seguro viendo como las gasta el autor. 

Leí la primera línea "La primera vez que vi a Coral" y, no sé por qué, pero ya quedé atrapada. No pude dejar de leer. 

Os avanzo un poco el argumento: 

La historia se desarrolla en el típico Hotel Restaurante de carretera. En este caso es uno de la zona de Levante, que se llama “Hotel Restaurante Plácido”. Se acaba de cometer un crimen, y el escritor Lucas Falena ha llegado allí para escribir su primera novela. Quiero estar ahí, documentarse de primera mano, conocer a los protagonistas e ir escribiéndola. Gracias a él, a su interacción con los implicados vamos a ir conociendo la historia. 

La trama se desarrolla en la actualidad y por Levante, ya os digo. Está contada de forma lineal, aunque en algunos momentos el escritor dejará que tomen la palabra otros narradores para detallar algunos hechos sobre todo del pasado. En algunos momentos la acción va hacia adelante y hacia atrás agilizando el ritmo.

Los personajes están muy bien perfilados, los ves inmediatamente. Y por supuesto les coges cariño y odio con una facilidad pasmosa gracias a lo que vamos sabiendo de ellos. Están muy bien perfilados. Cándidos y perversos, los tenemos a partes iguales. 

La intriga está muy bien dosificada, gracias a los giros que el autor va incorporando a la trama muy sutilmente, pero de forma impecable. Y tú, pobre lector, vas detrás de la historia todo el rato, casi con la lengua fuera, las orejas bien abiertas y los ojos como platos, intentando descifrar por dónde nos lleva y qué pasa, porque al menos yo, que es verdad que no soy ningún lince, no sabía intuir lo peor… Me ha parecido una historia adictiva, de lo más turbio, pero sin llegar a ser escabrosa, no “salpica”, ya me entendéis, pero vamos que hay malos bien malos sí que os lo digo. La historia no te deja indiferente. 

Echando un poco la vista atrás y pensando en sus novelas, uno advierte que casi siempre el tema son las familias que, precisamente, felices no son. 

Estructuralmente está bien escrita, es un libro dentro de otro libro. Y además tiene un arranque que ya te atrapa con el crimen acabado de cometer y la principal víctima en la primera línea. Son setenta capítulos cortos que te los bebes, porque el ritmo ágil está muy bien conseguido y los puntos de giro muy oportunamente colocados. Tiene su punto de ternura en algunos detalles del argumento que se centran sobre todo en uno de los personajes femeninos y al final casi cierra en redondo. Combina la tercera persona, con la primera persona cuando se trata de revisitar el pasado. Todo eso también ayuda al ritmo.

No quiero destripar mucho. Solo deciros que es muy recomendable, desde mi punto de vista. Paul Pen está muy bien para evadirte. 


lunes, 27 de mayo de 2024

El último día

 


El último día todas las nubes del mundo vinieron a despedirse.

El sol comenzaba a calentar la ciudad y ya no dejaría de hacerlo cada día un poco más, otro poco, aún más, a sabiendas de cuánto necesitaría su compañía, su luz, su alegría.

En silencio, entre caja y caja, me fui despidiendo de cada azotea, cada fachada y cada lejana montaña que descubrí nevada en los últimos inviernos. 

Incluso acerté a contar, otra vez, cada ventana donde imaginé una historia. 

Y aunque, ya estaba añorando esa ciudad de las alturas, ese horizonte limpio, ese cielo infinito, dejaba lo que nunca fue mío. 

Tomé en brazos la caja de cartón donde había metido mis flores y eché a andar, sin volver la vista atrás. 

Pero, justo antes de entrar en el ascensor, musité un enorme "gracias".

Mayo 2024 




sábado, 25 de mayo de 2024

Irene Vallejo en Málaga. Mayo 2024

 



Era mayo y yo había ido a pasar cinco días a Málaga. Quería ir a ver algunos de sus múltiples Museos y disfrutar del sol y la playa. Qué ciudad tan completa. Pero acabé estando en más lugares para reseñar.

Aquella tarde noche teníamos reserva para hacer una visita guiada por Málaga titulada "Misterios y leyendas de Málaga" o algo parecido. Sin embargo, a la salida de una de sus librerías, vi en la puerta un cartel donde se anunciaba que esa tarde en el Museo de Málaga Irene Vallejo presentaba la segunda edición del cómic de "El infinito en un junco". 

¿Hoy? ¿Esta tarde? ¿Aquí? ¡Y ahora ¿qué?! Buf. El maravilloso don de la ubicuidad aún no lo he alcanzado y mira que habré yo clamado al cielo y a todas sus divinidades por él. Recoloqué la vida en mi cabeza como si fuera el cubo de Rubik, compartí las dudas, los pros y los contras, y finalmente llamé la agencia para "llorarles" y ver si había posibilidad de cambiar la visita para el día siguiente porque ¡Compréndanlo! Irene Vallejo aquí ¡y yo también! Total, tres cuartos de hora antes de la hora prevista para la conferencia hacíamos fila para entrar porque nos avisaron de que estaría "petadísimo", tal y cómo comprobamos que realmente estaba. Mucha gente se quedó sin entrar pero ahí estaba yo, con sonrisa triunfante, en un rinconcito dispuesta a disfrutar de un diálogo que prometía ser muy interesante sobre uno de mis libros favoritos.

Siempre tengo tentaciones de releerlo. Lo leí en los ratitos de sobremesa de la pandemia. Siempre me acuerdo de aquella primavera, antes de volver a mi mesa del ordenador a teletrabajar por la tarde, leía en el patio, al sol, unas cuántas páginas de "El infinito en un junco". A sorbitos, porque el libro con sus casi quinientas paginitas, por mucho que nos gusten los libros y sus historias, no es para darse el atracón. Es un libro para saborearlo, para descubrir y aprender, disfrutando a ratos de cada pequeña explicación, cada mínima historia que contribuyó a la andadura de la lectura. 

Era mayo, era Málaga, y mereció la pena el cambalache. Qué interesante la conferencia, cuánto cuenta Irene Vallejo, qué instructivo y ameno todo lo que se habló. Qué entretenido ese diálogo con Rocío García, profesora de Universidad. Y cómo se luce la vida cuando tantas cosas buenas se juntan: un destino, el tiempo libre, una siesta en la playa y después, el escritor de uno de tus libros de cabecera ahí, tan cerquita, al alcance de la mano para enriquecerte el día.







viernes, 24 de mayo de 2024

Colaborando con Juan Calderón en la presentación de su poemario "Paisajes interiores"

 



Y llegarán días que harán "biografía". 

Días que le darán la vuelta a una agotadora jornada, devolviéndotela a estrenar.

Días donde prestarás tu voz a los versos de uno de los mejores poetas con los que tienes la suerte de compartir conversación y café, inspiración e historias.

Y te verás en mitad de la calle, en lo alto de un escenario, destilando sus poemas.


Gracias Juan Calderón por pedirme que te acompañe. 

Gracias a la poesía por llevarme a otro lugar más amable, limpio y plácido,

donde alcanzo a columpiarme entre palabras.

Gracias Juan Bautista por hacerme sentir en casa, 

a José María por la complicidad en asuntos literarios.

Y sobre todo gracias a la literatura por salvarme, 

por regalarme mi otra vida, 

la que importa y me alimenta.



Presentación del poemario "Paisajes Interiores" 

de Juan Calderón Matador

Un poemario maduro, fabricado de experiencia y oficio.

Mayo 2024. Feria del Libro de Vallecas