Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 16 de octubre de 2023

Y tocar casa

 


Volver.

Volver con los bolsillos abultados de caras y paisajes, 

nombres de pila y topónimos. 

Volver envuelta en otros olores, saborear otro pedazo del mundo, 

ensanchar el horizonte y afianzar las coordenadas.

Volver.

Quitar el polvo a los sentidos, a las pupilas, al alma.

Olvidar el reloj de fichar, los deberes, la rutina.  

Volver.

A los compañeros, a los amigos, a quienes quiero. 

Volver. 

Enriquecerse. Crecer. Volver

Y tocar "casa".








miércoles, 4 de octubre de 2023

"GarCine. 40 años del primer Óscar a una película en lengua española" Exposición en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid

 


Siempre me gustaron las películas de José Luis Garci. Sobre todo las de El Crack, con ese tandem Alfredo Landa y Miguel Rellán, ese inconfundible poso nostálgico y esas escenas del Madrid de entonces... Aunque también, por supuesto, me gustó mucho "Volver a empezar", "El abuelo" y tantas otras. Sus diálogos, las historias, su forma de escribir, de contar van mucho conmigo. 

Ahora le escucho todos los domingos, en la radio, en el programa de Pepa Fernández, en la tertulia que llaman "De maduritos interesantes" junto a Andres Aberasturi y algún artista más que invitan ese día y va cambiando. Y paso muy buen rato escuchándoles. 


Por eso tenía que ir a ver esta exposición que lleva en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid todo el verano pero ya solo durará hasta el 15 de octubre. Porque resulta que han pasado 40 años del Óscar. ¡40 años! Parece tanto tiempo y apenas nada. Ocurrió en abril de 1983 ¿Cómo se ha pasado tan deprisa? En la LV edición de los Óscar se le dio el premio a la mejor película de habla no inglesa a José Luis Garcí por "Volver a empezar". Por primera vez en la historia a una peli española. 40 años. Y con esa excusa han organizado esta exposición y podemos volver a recordar su paso por nuestra vida. 

Tal y cómo me esperaba, me gustó mucho. 

Está en una sala con arcos de piedra al fondo del segundo patio del Centro Cultural. Está dividida en dos pasillos que corresponden a dos secciones muy diferenciadas. 

La primera aborda su biografía, su papel en la radio y televisión, sus aficiones, sus amistades. 









Y la segunda parte ya se ocupa en concreto de su filmografía, sus 19 películas, con una pequeña sala donde se pueden ver escenas de sus películas. 





Hay fotografías, objetos variados, carteles, guiones... Muchos recuerdos. 

Si te gusta su filmografía pasas un rato muy agradable paseando tranquilamente entre todas las secciones. Un ejercicio de nostalgia en toda regla. 

Pero un ejercicio muy recomendable. 




lunes, 2 de octubre de 2023

"Galdós enamorado 2023" Una neolectura teatral en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa

 


Comenzamos octubre volviendo al teatro. ¡Qué buen comienzo!

En verano se aparca un poco esta afición, no hay tantas obras y parece que apetece más estar al aire libre. Pero llega octubre, y aunque por ahora se trate de uno distinto y veraniego, una se alegra de retomar el teatro y más si los protagonistas de la obra son María José Goyanes y Emilio Gutierrez Caba.

 "Galdós enamorado 2023. Una neolectura teatral", solo ha estado en Madrid cuatro días representándose en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa. En este teatro que me gusta tanto, ya sea por su ubicación, ya porque nunca me decepcionan sus obras sean en la sala que sean, y mucho menos sus mullidas butacas negras en la sala Guirau, o la cercanía si se trata de la pequeña, la Jardiel Poncela.

Yo tenía que ver esta obra que solo duraba en cartel los días previos y siguientes a mi cumpleaños. De hecho, y por razones que no vienen al caso, si me descuido hasta casi me junto con dos entradas en vez de una. Está claro que era mi destino, ya os decía. 

Enseguida que la vi anunciada me atrajo. La trama giraba en torno a la relación que mantuvieron Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós, su relación intelectual y sentimental, además de las vicisitudes de sus famosas cartas de amor. Las de ella, que todavía se conservan en la Casa Museo de Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria, y las de él que se perdieron en la noche de los tiempos. Y más, cuando como os decía, los protagonistas eran Emilio Gutierrez Caba y María José Goyanes que son pura experiencia sobre las tablas, acompañados de Marta Gutierrez-Abad, a quién no conocía, pero me pareció que actuaba con bastante naturalidad.

Por supuesto Gutierrez Caba y Goyanes, no me defraudaron. Su interpretación me pareció absolutamente creíble, rápidamente se nos metieron en el bolsillo. La de ella más expansiva, más ruidosa, más alegre y la de él más contenida, más silenciosa, tal y como la historia nos ha dibujado las formas de ser de la Pardo Bazán y de Pérez Galdós. Creo que el papel de la escritora es mucho más agradecido y lo cierto es que Maria José Goyanes lo borda.

La obra, que titulan de "Neolectura teatral" me pareció original. Ambientada en los días previos a una futura función que se va hacer, en los momentos esos previos de ensayos en los que los actores han recibido los textos y los están haciendo suyos. 

Dividida en diez escenas, va saltando en el tiempo, navegando entre lo que realmente sabemos por la historia, y lo que cuenta la ficción que ha inventado Alfonso Zurro, autor y director. 

A mí reconozco que sobre todo me gustaron las escenas en las que los protagonistas representan a los dos escritores, éstas me parecieron entrañables. Las otras, que no quiero destripar, me hicieron cierta gracia, no me las esperaba, tienen su punto gracioso, curioso, original, pero la verdad es que prefería las primeras. Pero bueno en conjunto yo creo que están todas bien ensambladas y el ir saltando de una a otra te mantiene muy atento sin saber muy bien dónde uno va. Finalmente pensé que era un artefacto curioso el resultado.Y desde luego sales del teatro con una sensación muy agradable. Y por cierto, el teatro hasta arriba de público. Qué gusto.

Así comenzó la nueva temporada de teatro con muy buen estreno.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Septiembre. Los Picapiedra y los podcast, los viajes y los cumples.

 


Tal día como hoy, un 30 de septiembre, pero de 1960 se emitió en Estados Unidos el primer capítulo de Los Picapiedra. 

¡La de aventuras en blanco y negro que yo vería de pequeña de Pedro y Vilma, Pablo y Betty, Pebbles y Bang Bang. Viene volando desde lejos la conocida sintonía mientras me aguanto las ganas de chillar como una loca: ¡Vilmaaaaaa! 

El 30 de Septiembre también se celebra el dia del podcast. ¡La de podcast que habré escuchado yo mientras voy caminando por la calle! 

Cuando yo llegué a este mundo Los Picapiedra ya llevaban tiempo en nuestras casas. Empezó a emitirse en España en el año 1964. Cuántos septiembres distan desde aquellos dibujos animados de Los Picapiedra que veía yo sentada, en el suelo y frente a la tele, escoltada por mis hermanos y con mi bocadillo entre las manos, hasta los entretenidos e interesantes podcast que ahora voy escuchando por la calle mientras la pulsera de mi muñeca va registrando fielmente mis pasos.

Mucho, muchísimo, ha cambiado el mundo y mi vida. 

Sin embargo, cada uno de esos septiembres guarda el tesoro de un viaje. Unas veces a un destino más cercano, otras a algunos más exóticos y lejanos, pero siempre, siempre, llegado este mes, desde que empecé a disfrutar viajando, no he dejado de hacerlo. 

Septiembre me tiene reservado siempre un viaje y un cumpleaños. Septiembre me los atesora todos y así he ido viviendo cada septiembre de mi vida, viajando y soplando velas. Y cuando no hay velas se inventan, como en este último, que mientras mis sobrinos me improvisaban con los dedos los números romanos de la cifra que cumplia, yo soplaba la llama de un encendedor.

Aunque al final para que, igual que se me olvidaron las velas, se me olvidara pedir el deseo.

No tengo remedio.

Tampoco es la foto en la que salgo más favorecida, pero ¿importa? Importa el dulce momento, e importan todas las felicitaciones y cariños que recibí a cuenta del cumple. Gracias a todos.

Hasta dentro de un año, querido septiembre, qué bien te has portado siempre.


 


jueves, 28 de septiembre de 2023

De palabras y confesiones: Mesarse, levar, cuidaos y...

 



Confieso Padre que, a veces, me equivoco. 

Me equivoco y pienso que "mesarse" los cabellos es acariciárselos despacio mientras los ojos contemplan distraídamente el horizonte. Confieso que me extraña averiguar que lejos de ese significado, "mesarse" es arrancárselos con las manos, o tirar de ellos. ¿Y de dónde me saqué yo que era acariciarlos? ¿De dónde? Y muy violento ¿no? esto de "mesarse". Yo hacía el significado de "mesarse" como algo más sosegador, más terapéutico incluso. ¡Oh tamaño error!

Confieso Padre que, a veces, me equivoco. 

Y tengo que pensar dos veces que no se trata de "elevar" anclas sino de "levar" anclas. Que esto sí que lo sabía Padre, pero tengo que repensarlo despacio para no errar. 

¡Ay Padre! que me equivoco.

Y confieso que me gustan las "R", ¿por qué será? Y muchas veces cuando me despido se me escapa un "¡Cuidaros!" que rápidamente tengo que corregir quitando esa "r" que se empeña en aparecer y despacio ya escribo "¡Cuidaos!".

Confieso Padre.

Y soy en exceso generosa con las mayúsculas, que reparto con la alegría que algunos echan la sal en los guisos. Tan generosa como, en cambio, soy rácana con los acentos. O quizá incluso debería decir que no soy rácana sino "locacentuada", y los reparto por aquí y por allí según vaya usted a saber, si por la estación del año, la digestión o la conjugación de los planetas. Y de ahí esta manía que me ha entrado de acentuar la palabra "incluido", que parece que esa "i" latina me pide a gritos un acento, fíjese usted, y luego resulta que no, que no lo lleva la fastidiosa palabrita...

¡Ay!...

Confieso Padre que, a veces, me equivoco.

Que me equivoco. Y mucho. 

 


 






martes, 26 de septiembre de 2023

"Máquinas y maquinaciones" de Ana García-Pineda

 


 Revolviendo entre carpetas de fotografías de exposiciones he vuelto a topar con una instalación que me encantó.

La descubrí hace unos años, no tantos, en el 2021 (aunque la instalación era mucho más antigua y había sido premiada). Estaba expuesta en la sala de exposiciones de la Tabacalera, ya sabeis, entre Lavapiés y Embajadores, en Madrid. 

 Era de una artista llamada Ana García-Pineda y se titulaba "Maquinas y maquinaciones". 

Se trataba de un enorme panel tapizado de muchos folios y notas donde la artista había "maquinado" posibles máquinas, valga la redundancia, que se podrían inventar. 

Me resultó muy ingenioso. E hice fotos a muchas de ellas porque las leía y era como si la imaginación despertase de una sacudida y a la vez no podías evitar sonreírte con la ocurrencia.

"Máquina para que tu jersey favorito crezca contigo", "Máquina para que haya más letras después de la zeta". "Máquina para saber que quieres decir con "la cosa", "eso" y "ya me entiendes". "Máquina para que el alzheimer solo afecte a tus recuerdos tristes"... Algunas eran buenísimas.

Ojalá se pudieran inventar muchas de esas máquinas.


#madrid #exposiciones #artistas  









sábado, 23 de septiembre de 2023

Palacio de Adanero de Madrid

 


 Una vez trabajé en un palacio. 

Llevaba el nombre de la Condesa que había comprado un solar a principios del siglo XX en una parte del terreno donde había estado ubicada la Real Fábrica de Tapices. La Condesa era viuda ya para entonces, pues su marido había muerto de una caída de caballo. Para sus hijos y para ella misma, encargó construirse un palacio en esa zona de Madrid conocida como "el ensanche" según el plan Castro. Tras dos años se haría realidad un palacete que hacía esquina en el número 7 de la calle Santa Engracia. 

El palacio solo había resisitido como vivienda familiar de la nobleza madrileña unas décadas, desde el año 1913 hasta los años cuarenta del siglo XX, cuando tras las vicisitudes de la guerra civil, se lo vendió al Estado.  

Sin embargo, más de ciento diez años después, cuando yo lo conocí, conservaba el aire palaciego en la enorme entrada para carruajes y en los suelos de madera pulidos y abrillantados que se quejaban bajo nuestras pisadas, en los motivos ornamentales de los techos y en la preciosa escalera que subía a la planta noble con una barandilla decorada con motivos modernistas. Conservaba el aire palaciego en las chimeneas de las habitaciones y en una vistosa y gran cristalera, en los pesados radiadores labrados y en la sala larga de reuniones que un día había sido el salón de baile de la planta baja donde los ventanales eran enormes para poder lucirse de cara a la calle. 

Era un edificio señorial y estaba muy bien cuidado. Todavía seguía siendo un palacio de la nobleza de principios del siglo XX en múltiples detalles que Patrimonio no dejaba que se perdieran y con los que convivíamos los que trabajábamos o habíamos trabajado en él. 

De todo él yo me quedaba con el tesoro de una biblioteca de madera oscura en la planta baja que me encantaba y cuyo silencio yo respiraba siempre que podía asomarme entre los grandes cortinajes que la protegía de la luz y las miradas. Me quedaba también con su historia, esa que arrastraba una noticia antigua del año 1927, de la fatídica tarde que al yerno de la Condesa lo mató de un golpe en la cabeza el ascensor que aún conservaba el edificio. 

Para mí ese lugar siempre será muy especial, el tiempo que estuve allí trabajando lo viví con intensidad y de él guardo preciosos momentos y afectos. Con ese poso escribí un relato, mitad realidad mitad ficción, que de vez en cuando reescribo. Un relato que irá creciendo conmigo poco a poco, porque mucho de él, para mí, también ocurrió. 

Aquella vez trabajé en un palacio. 

El palacio de la Condesa de Adanero de Madrid.