Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 8 de febrero de 2019

El abuelo Emiliano y la vida



El abuelo Emiliano me invitaba a comer algunos sábados, y siempre me preparaba chuletitas de cordero lechal "muy hechas", porque sabía que me encantan.

Cuando llegaba a su casa, le encontraba agachado sobre el fogón trajinando afanoso, con un paño de cocina en el hombro como un orgulloso chef, porque no solo ya sabía cocinarse algunos platos sino que hasta podía invitar. "Si me viera tu abuela..." me decía mientras poníamos la mesa, porque mi madre le había enseñado a defenderse entre los pucheros, después de morir ella.

El abuelo Emiliano dejó de invitarme a comer cuando de pronto mi madre enfermó. Como una pieza de dominó que va empujando a las demás, todos en casa sufrimos aquel revés, aquella enfermedad que dió vuelta a nuestra vida como a un calcetín dejándonos a la intemperie. Incluso él, que se sintió tan vulnerable, tan acobardado, tan necesitado no sé si de cuidados o compañía, que quiso venir a vivir también con nosotros, él que tanto se había resistido. A partir de ese momento vivió muy deprisa el tiempo que le quedaba por vivir, y en apenas unos meses aquella Navidad nos dejó.

El abuelo Emiliano hoy, 8 de febrero, hubiera cumplido 107 años.

Con su gorra y su bastón, y bien derecho, habría comprado en la pastelería de siempre, una tarta de nata y almendras para celebrarlo.

Y en algún momento después de un par de refranes, también como siempre, el abuelo Emiliano habría dicho: "La vida es maravillosa".


Rocío Díaz

lunes, 4 de febrero de 2019

"Puerto Street Art". Puerto de la Cruz. Murales

Si puedes soñarlo puedes crearlo de Juliana Serrano

Los domingos por la mañana del invierno, si hacía sol, me escapaba hasta el Puerto de la Cruz.

Un rato tomaba el sol en su playa de arenas negras, y al siguiente me refrescaba paseando por las estrechas calles del antiguo barrio de los pescadores (La Ranilla) donde los murales salpicaban las viejas paredes encaladas.

Me encantaba redescubrirlos a la vuelta de cualquier esquina, o mirar a lo lejos y encontrarme con cualquier otro alegrando alguna fachada.

No me cansaba de verlos. Unos más surrealistas, otros más realistas, unos con motivos aborígenes, otros con autorretratos, motivos mágicos, recuerdos o jirones de sueños.

Era como pasear un Museo al Aire Libre.

Museo y aire libre, qué mejor combinación.



Urban Warriors, de Pichi&Avo
Ritual, de Sabotaje al montaje

La rebelión de los soñadores, de Sebas Velasco

La fuerza está en las raíces, de Sex, el niño de las pinturas

"Navíos volátiles de Feoflip"

Anfora voladora by Liken


Roa

#Puerto de la Cruz
#Tenerife
#Murales

viernes, 1 de febrero de 2019

La Casa del Agua en Los Realejos (Tenerife)




Él tenía alma de investigador y yo, ya estaba herida por las palabras.

Nos conocimos de chavales, en aquella isla en la que el tiempo estaba aún más loco que nosotros y según la recorrieras tan pronto te zarandeaba el viento como te llovía o te apremiaba con su calor a ir quitándote capas. Nos hicimos amigos en aquella isla de playas de arena negra y un enorme volcán que, a diferencia de otros, velaba sobre un mar de nubes nuestro ir y venir de pequeños mortales. 

Un día mi amigo me propuso ir a bañarnos a la cala de la Fajana, una playa virgen de arenas oscuras y frondosa vegetación. Sabía cuánto me gustaba el mar, sabía que me encantaría la idea de conocer otro pequeño paraíso de olas y sal. Y le dije que sí. Lo que yo no sabía es que en realidad quería mostrarme La casa del agua. Unas ruinas que se alzaban en lo alto de un acantilado, frente al mar, desafiando al tiempo y a la erosión. 

No la llamó La Gordejuela como después sabría que también se llamaba, no, la llamó La casa del agua porque sabía que con ese nombre tan literario yo, herida sin remedio por la magia de las palabras, le prestaría más atención. 

Nos encantaban las ruinas. A él porque le empujaban a investigar su origen y su historia, a mí porque despertaban mi imaginación y podía inventar dentro de ellas personajes entrañables envueltos en historias inolvidables.

Yo te cuento la verdad que he descubierto y después tú te inventas lo que quieras ¿vale? me dijo.

Y yo asentí.



Dicen que la estación de bombeo de La Gordejuela, o La casa del agua, fue toda una revolución en la Isla cuando se contruyó. Era una construcción complicada por dos cuestiones, por un lado el terreno formado por acantilados originados por las diferentes coladas y por otro porque dentro de ella se instalaría la primera máquina a vapor de la isla.

La familia Hamilton tenía una empresa comercial que en 1898 constituyó la Sociedad de Aguas de la Gordejuela. Entre los años 1904 y 1906 construyó la estación de bombeo de la que solo queda la parte de abajo, que es lo que se ve en el acantilado de la Rambla de Castro en el término de Los Realejos.

La estación en un principio tenía dos partes. En la parte superior había un almacén, la casa de los medianeros, y otra casa con una chimenea de 50 metros de altura, donde estaba la máquina de vapor, que generaba la energía para que funcionaran las bombas. En la parte inferior estaba el edificio cuyas ruinas aún se conservan, y que tenía cinco niveles, y se elevaba sobre el acantilado. Entre ambas las escaleras que las comunicaban ascendiendo haciendo eses por el acantilado.

Su objetivo era utilizar las aguas de los manantiales de Gordejuela para elevarlas y así llevarlas hasta las zonas de cultivo del platano en los terrenos de Realejo de Arriba y Realejo de Abajo, que en aquel entonces eran dos municipios diferentes.

Dicen que la construcción de la estación de bombeo les costó lo que ahora llamariamos "una millonada". Exactamente fue eso, una inversión de un millón de las antiguas pesetas. Toda una señora inversión. Las obras terminaron en 1907.





Yo te cuento la verdad que he descubierto y después tú te inventas lo que quieras ¿vale? me dijo.

Y yo asentí.






#Tenerife
#La casa del agua o Estación de bombeo de La Gordejuela


Fuentes:
Loquelaspiedrascuentan.blogspot.com
https://www.escapadarural.com/que-hacer/los-realejos/elevador-de-aguas-de-gordejuela
https://es.wikipedia.org/wiki/Paisaje_protegido_de_la_Rambla_de_Castro

jueves, 31 de enero de 2019

"Más de veinte maneras de lavarse las manos" de Carmen Ramos



"No pueden devolvernos al infierno. Eso dijo ella. Quiero lavarme las manos, dijo también, y quitarles todo el polvo acumulado de tantos años. Ahora todo queda tan lejos, dijo. Y musitó una oración que cuando era chica había aprendido de su abuela, que la había aprendido de la abuela de su abuela. Yo me mordía los labios, tenía sed y todo sabía a sal.

Me había quedado dormido y me despertaron las voces y el ruido de los motores. nos pusimos muy nerviosos. Solo ella guardó la calma, y cuando el policía iba a agarrarle el brazo para ayudarla a bajar de la patera, la vi cerrar los ojos y lanzarse al mar."

Pág. 51
Más de veinte maneras de lavarse las manos de Carmen Ramos


"Más de veinte maneras de lavarse las manos" es un libro prestado que yo no pedí, pues desconocía de su existencia. Un libro prestado que mi amigo me ofreció diciéndome: "Te he traido un libro para que te lo leas". Un libro prestado que así de primeras con esa foto de una chica dentro de dos hojas de lechuga solo traía perplejidad. 

Pero lo siguiente fue que me contaran que estaba formado por microrrelatos, muchos más de veinte por mucho que el título nos hable de ese número. Hilados de tal manera que cada uno empieza por la frase que termina el anterior. Aunque sus contenidos no tengan nada que ver. Pero además en todos, cada uno en torno a las cien palabras, se lavan las manos.

Sonreí, tanta premisa sí, eso ya picaba mi curiosidad.

Me los he leído y releído todos más de una vez. Y varios de ellos me han gustado mucho. 
Cuánto cabe en apenas cien palabras, cuántas historias. Y cuántos temas: cotidianidad, inmigración, maltrato, locura, amor, identidad de género, alzheimer, creación literaria... 


“No sorbas Álex…qué manía ha cogido este niño. No corras que sudas y luego te enfrías. No saltes en el charco que te vas a poner perdido. No te acerques a los perros o volverá a darte alergia. No te subas en los bancos que te abrirás la cabeza. No cojas nada del suelo que está lleno de microbios. No hables con desconocidos ni aceptes nada de extraños. No te pongas al sol. No te pongas a la sombra. No bebas agua de las fuentes. No te laves las manos sin remangarte. Mamá, ¿alguna vez has dicho la palabra sí?”.  

 Pág 64
Más de veinte maneras de lavarse las manos de Carmen Ramos



Relatos encadenados que cuentan mucho con pocas palabras. Cada uno dejándonos un anzuelo para invitarnos a seguirle, a seguir leyendo. Aunque la autora en sus instrucciones preliminares para lavarnos las manos nos diga que no hace falta que nos los leemos todos seguidos, sino que nos bajemos las mangas y sigamos en nuestro lugar favorito todo el tiempo que queramos... 

Es un libro muy original, eso es cierto. 

Y las historias no acaban en las cien palabras que ocupan sino que algunas de ellas te las vuelves a encontrar pasadas unas páginas, contadas desde otro punto de vista o en otro tiempo. Historias profundas pero contadas con una prosa sencilla y sin embargo, contundente.

Este libro es como un cubo de rubik que tiene muchas caras, y eso dice mucho del nivel de la escritura de esta autora Carmen Ramos. 

Qué buen prestamo me hicieron aunque yo no lo pidiera, eso también dice mucho de mis amigos.

Por mi parte, yo seguiré investigando qué más ha escrito esta autora. 

Por la vuestra, si podéis, echar un vistazo a "Más de veinte maneras de lavarse las manos". De Carmen Ramos. Públicada por la Editorial Lastura, en la colección Narrativa Alquisa.



"Ya nunca más sería mi niña. Había salido por fin del quirófano tras más de cinco horas y todos esperábamos a la puerta. Mientras el cirujano se lavaba las manos, una enfermera nos iba explicando cómo había sido la operación y cómo tendría que transcurrir el postoperatorio y nos dio un montón de papeles, a los que ninguno prestamos mucha atención, y nos dijo algo del Registro Civil, pero tampoco eso nos preocupaba mucho. ¿En qué momento se le ocurrió a esta chiquilla convertirse en Alejandro? ¿Qué hariamos con los peluches de su habitación? ¿Tendría que llevarmela al fútbol? ¿Cómo sería ahora su voz?"

Pág.23
Más de veinte maneras de lavarse las manos de Carmen Ramos 





Carmen Ramos, de profesión Economista, nació en Gibraleón, provincia de Huelva, en 1968. Se inició en el mundo de la literatura con una primera publicación de título Mudanza Interior, plaquette editada por Ediciones en Huida, en 2010. Le siguieron los libros de poemas: Poliédrica (Ediciones en Huida, 2011) y Las estrellas han hallado otra forma de morir (Guadalturia Ediciones, 2013) Por este libro fue candidata al Premio Andalucía de la Crítica 2013. Publica en 2016, Pequeño Tratado de Etología (Lastura Ediciones) Le sigue la colección de haikus Utsugi to wasabi (Las hojas del baobab, 2017) Y en octubre de 2018 salen a la luz estos microrrelatos, Más de veinte maneras de lavarse las manos (Lastura Ediciones) Ha sido incluida en las antologías En legítima defensa. Poetas en tiempo de crisis (Bartleby Ediciones, 2014) y ha sido responsable junto al poeta Iván Onia de la antología, La pirotecnia peligrosa, 11 poetas para el siglo XXI (Ediciones en Huida, 2015). Desde 2016 coordina el Taller de iniciación a la poesía “Completamente viernes” junto a la Concejalía de Juventud y Cultura del Ayuntamiento de Gibraleón, intentando, además, mantener vivo su blog Poliédrica.

#Mas de veinte maneras de lavarse las manos
#Carmen Ramos
#Microrrelatos

lunes, 28 de enero de 2019

De veletas y los días





Cuando los días eran fotocopias grises, una, otra, otra, escupidas por una impresora cuadrada llamada rutina.
Cuando las responsabilidades nos tenían secuestrada la imaginación.
Cuando el cansancio nos dejaba derrotados en el sofá todas las noches
sin mas horizonte que la televisión, sin más piel que el hombro del otro.


Al fin llegaba un día que nos obligábamos
a salir a la calle
sin más cometido
que disfrutar del viento moviendo nuestro flequillo
sin más rumbo
que el que nos indicaran las veletas.


Dublín











#Veletas
#Viajes
#Dublín
#Francia



domingo, 27 de enero de 2019

"Trovadorescas". Que no nos falten cuentos.


¿Quién no se acuerda de los cuentos que le enseñaron de niño?




Yo recuerdo perfectamente a mi madre contándome aquel del lobo que se enharinó la pata para engañar a los cabritillos cuando le pidieron que la asomara y comprobar que era su madre, como también atesoro su voz diciendo "Garbancito ¿Dónde estás? En la tripa del buey...", entre otros. Y son parte de mis recuerdos más preciados.

Nos gusta que nos cuenten historias. Escuchar, imaginar, despegar los pies del suelo y volar tras un cuento. Pocos placeres son tan intensos y duraderos.

Y algunos, los que más los disfrutamos, además nos gusta contarlos.

De este ansia por contar, por transmitir, por compartir historias, nació "Trovadorescas", un grupo de cuatro mujeres contadoras: Carolina, Susana, Carmina y Piluca.

"Contar bellas historias es cosa de trovadoras" dicen de ellas mismas en este espectáculo con el que recorren algunas de las salas de Madrid.



El pasado 12 de enero estuvieron en "Vergüenza ajena" ese bonito café librería, donde tienen cabida tanto las historias quietas en el papel como las historias volando gracias a las voces de las personas. No os perdáis ese tranquilo rincón de Chamberí donde se degusta la literatura y el arte salpica sus paredes con diversas exposiciones. Vergüenza Ajena en la calle Galileo núm. 56.

Qué mejor lugar para escuchar a las Trovadorescas. Para volar con sus cuentos, para sonreír con sus historias picantes y compartir su brindis. Para disfrutar de su forma de revivir a los antiguos juglares, su forma de entender la narración oral.









Le ponen imaginación e ilusión, mucha ilusión y sobre todo tiempo y trabajo. Estas chicas quieren hacer diferentes espectáculos, quieren contar cada vez mejor, quieren que disfrutemos con ellas y su manera de contar.


Que no nos falten los cuentos. Cuánto hay que agradecer que haya quién vele por ello.


Porque me gusta la gente que se toma muy en serio la tarea de contar, brindemos con ellas por la literatura.






Por las "Trovadorescas". No dejéis de ir a verlas si te tenéis ocasión.























Siento no haber podido subir más vídeos, porque son demasiados grandes y el blog no me deja colgarlos. Una lástima...



#Trovadorescas
#Cuentacuentos
#Vergüenza Ajena Café Librería


viernes, 25 de enero de 2019

"30 maneras de quitarse el sombrero" de Elvira Lindo



“Dicen que me he vuelto más seria escribiendo. Se equivocan. Me he vuelto más libre. Ya no intento hacer gracia, porque hay cosas que quiero contar en otros tonos”. Elvira Lindo


 
“30 maneras de quitarse el sombrero” de Elvira Lindo

Terminé de leer el último libro de Elvira Lindo “30 maneras de quitarse el sombrero”. Uno de esos libros que a mí me gusta tener en papel porque tiene fotografías encabezando cada capítulo y se me hace más fácil abrirlo al azar y releer alguno de ellos.
Me ha parecido muy interesante.

Además de que la prosa de Elvira Lindo me resulta muy atractiva por su entusiasmo y su desenfado, su naturalidad y en ocasiones su humor, al mismo tiempo encuentro que siempre es profunda y llena de conocimiento sobre lo que cuenta.
Supongo que ya sabéis que en los años 20 Margarita Manso, Maruja Mallo y Concha Mendez, mujeres de la Generación del 27 que durante años pasaron desapercibidas, desafiaron a la época quitándose el sombrero en plena Puerta del Sol, y fueron apedreadas por ello. Un gesto provocador, un acto de rebeldía contra las normas de la época que Elvira toma prestado para contar en sus ensayos la vida de 29 mujeres que también desafiaron al mundo que les tocó vivir.

Son textos que ya habían sido publicados en el periódico o que había escrito para distintas conferencias, pero que ahora se recogen en este libro. Y finalmente, el último se refiere a ella misma. “Autorretrato, una mujer inconveniente” es un retrato que hace la autora de sí misma. Me ha llamado mucho la atención la peripecia de “Manolito Gafotas” al ser traducido, por ejemplo, o como cuenta lo sola que se sentía en el primer año de su vida en Nueva York: “Es difícil hablar de lo solo que se ha estado”.
El prólogo es de Elena Poniatowska que subraya la veracidad de los retratos de la autora.

Muchas mujeres escritoras, e incluso personajes femeninos, dignas de traer a la actualidad y, en su caso, leer o releer con detenimiento son las que nos trae Elvira Lindo. Desde nuestra querida Pipi Langstrum que nos enseñó lo que era ser libre cuando aún éramos pequeños, pasando por Ana Frank cuya voz nos llegó desde aquel cuaderno rescatado y publicado por su padre, hasta la valentía de Concha Méndez, la mujer brava que fue María Guerrero, mi adorada Gloria Fuertes, Elena Fortún, Adelaida García Morales que llevó Víctor Erice a “El Sur”.

También nos detenemos en autoras que no son españolas, como la de Mujercitas Louise May Alcott, Carson McCullers, Alice Munro, Mary Beard, Edna O`Brien… Y así hasta 29 mujeres dignas de ocupar un espacio en este libro, españolas y no. Pero todas muy recomendables.
Se reconoce la autora como una coleccionista de infancias y se detiene en la de algunos escritores muy famosos como Harper Lee y Truman Capote.

A mí me ha llamado mucho la atención Vivian Gornick y me apetece leer su libro “Apegos feroces”. También me ha interesado la figura de Victoria Kent, que ya conocía pero no tanto. En fin que hay que tomar nota de muchos detalles de este libro porque con cada ensayo te pica la curiosidad o aprendes mucho, al menos yo, cada capítulo trae varias recomendaciones que te invitan a sumergirte más en la autora que sea.

Terminé de leer este libro y después he estado releyendo algunos de sus capítulos de nuevo, me merecía la pena volver a hacerlo. Y me molesta muchísimo no recordarlos más, pero la memoria ya no es lo que era.

“30 maneras de quitarse el sombrero” de Elvira Lindo son 29 homenajes y un autorretrato. Un libro entretenido e instructivo. ¿Qué más se puede pedir?
Merece la pena su lectura.
 

“Todos los días, se conoce una persona nueva, una puesta de sol nueva. Todos los días pasan cosas hermosas” Grace Paley de la mano de Elvira Lindo.

#Elvira Lindo
#30 maneras de quitarse el sombrero

miércoles, 23 de enero de 2019

Madrid. Un tesoro





En Madrid tenemos polución y atascos.
Tenemos todas las huelgas del mundo y apretujones en el metro.
Tenemos fila para entrar en casi todo y carreras para coger entradas, también en casi todo, porque bien es verdad tenemos mucha oferta cultural.

Tenemos siempre prisa y poco tiempo.

Pero, sobre todo, tenemos un tesoro al alcance de todos los millones de personas que vivimos aquí.
De todos. Solo tenemos que levantar la vista del suelo.

En Madrid tenemos un cielo precioso bajo el que vivimos todos los días del año.









#El cielo de Madrid
#Madrid

jueves, 17 de enero de 2019

"Recuerdos" una obra de teatro de improvisación en la Sala PlotPoint




En una foto que nunca existió están las cuatro en fila india ocupando los bancos de la última fila de aquella clase de COU. En la pizarra está Elsa, la de latín, o mejor dicho, está hablando el de Arte, sí, el profesor de Arte, con el que sufrían tanto pero que también les hacía reir. Qué profesor tan intenso era. 

En esa foto que nunca existió seguramente están temiendo que el de Arte se fije en cualquiera de ellas, que las ponga en evidencia, era de lengua afilada, un buen profesor, un profesor estupendo que sabía muchísimo y lo transmitía genial, pero qué peligro tenía, era de lengua muuuuy afilada:
"¡Señor Leroy que hace saltando sobre las mesas!"

Treinta y tantos años después, de vez en cuando, vuelven a sentarse en fila india como en los bancos de aquella clase, codo con codo, solo que ahora lo procuran hacer para ir al teatro. Una buena costumbre que ojalá no aparquen nunca.

En aquella ocasión se decidieron por una obra de improvisación "Recuerdos" en una pequeña sala de Madrid, por la zona de Embajadores, sí en esa calle que hay tantas salas pequeñas, en esta ocasión era en la sala PlotPoint.

Salieron contentas, charlando sobre ella, buena señal.

La verdad es que era curioso. Cuando entraron les pidieron que escribieran un recuerdo en un papelito. Y después pasó uno de los actores con un cofrecito donde los iba metiendo. Cuando ya tuvo todos, se subió al escenario y sacó al azar seis de ellos, uno por cada uno de los actores. Y los leyó en voz alta.

Después los seis actores se pusieron en corro de espaldas al público para hacer un pequeño cónclave, para inmediatamente después comenzar a improvisar varias obras que se iban cruzando, unas más serias, otras más cómicas, pero cada una dedicada a uno de los recuerdos escogidos.


Fue curioso, actuaban bien. 



 ¿Cómo lo harán? Algo tienen que tener de base ¿no? se decían. Deberíamos volver otro día para comparar, también se dijeron. Son buenos, improvisan rápidamente, con toda naturalidad.

Fue una actuación original, entretenida, dinámica. Desde luego recomendable, concluyeron.

Y mientras sus voces se perdían entre los pasillos del metro se les podía escuchar haciendo planes para una próxima quedada, otra obra de teatro estaría bien, sí, volver a estar sentadas en fila india, codo con codo, cómo cuando compartian aquella última fila de bancos en una clase de COU. 

Como estaban sentadas en una fotografía que nunca existió.


#Recuerdos en la Sala PlotPoint
#Teatro

lunes, 14 de enero de 2019

El bolso de Blixen de Jesús Marchamalo, ilustrado por Antonio Santos


"La cura para todo es siempre agua saldada:
el sudor, las lágrimas, el mar"
Karen Blixen


Una delicia.

Así resumirías uno de los tres tesoros que trajeron los Reyes Magos. 

"El bolso de Blixen" escrito por Jesús Marchamalo e ilustrado por Antonio Santos es un retrato de la vida de Karen Blixen, la autora de "Memorias de Africa".

Ella, que era tan delgada como este librito, fue tan grande como es éste. 

Así comienza:

"Hay una foto suya con Marilyn Monroe tomada en Nueva York en febrero de 1959. Marilyn esplendorosa, inmensamente rubia, con un elegante, carnal, vestido negro escotado como un escaparate y una estola de piel sobre los hombros. La baronesa, sentada a su lado sobre un descalzador, minúscula, los ojos negros, vivos, perfilados de khol y una sonrisa exánime..."

46 páginas donde te van contando la historia de esta baronesa a quién no puedes evitar ponerle la cara de Meryl Strep, así es el cine, y que no sabes por qué te parece tan misteriosa e interesante. Y además contado por Marchamalo como si te llevara en volandas por la existencia de la escritora mostrándote a pinceladas, detalles de esa vida, a veces feliz, a veces no tanto, pero que se te antoja tan sugerente.

Marchamalo se detiene en "las pequeñas cosas" de Karen Blixen, en su forma de ser y la de los que la rodearon, y lo hace de tal forma, con tanta precisión en los adjetivos, que vuelves a ver Africa y a la avioneta de Denys estrellándose, vuelves a sentir el frío de su Dinamarca, y el de su habitación donde se transformó en Isak Dinesen, ves a la Blixen de antes y después de la película, o mejor dicho de su libro.

Marchamalo transmite mucho en los pocos minutos en que tú te lo lees. 

Y tú terminas "El bolso de Blixen" pensando: 
46 páginas apenas, qué lástima que sea tan corto.






Los Reyes Magos del 2019

#Jesús Marchamalo, escritor.
#Antonio Santos, ilustrador.
#Marilyn Monroe
#Karen Blixen
#"El bolso de Blixen"

viernes, 11 de enero de 2019

Concierto de música celta de navidad en Alcalá de Henares




Hay recuerdos que se quedan clavados con dos chinchetas invisibles al corcho de nuestra biografía. Recuerdos que sobreviven al paso del tiempo y la desmemoria.

Despeinados y agotados volvíamos de la acampada de fin de curso de 3º de BUP.
Alameda y las tiendas de campaña, la profe de Historia y su hijo,
las canciones con la guitarra en torno al fuego.
Las risas, los amigos, los amores:
Nosotros.  

NOSOTROS con mayúsculas.
Y a la intemperie, los sentimientos que aún no habíamos aprendido a domesticar.

Volvíamos de la acampada de 3º de BUP y Jaime comenzaba a tocar la flauta.

Miércoles 28 de diciembre de 2018.
Catedral de Alcalá de Henares
Boys of the Hills y la Celtic Chamber Orchestra les presentan en concierto “Atlantic Sound”. Una travesía musical llena de misterio y belleza, con una propuesta de sonidos marineros con guiños al barroco evocando una música que nos recuerda a historias de piratas y sirenas en una travesía desde Irlanda. 

Jaime Muñoz del grupo La Musgaña colaborando con ellos.



Solo habían pasado 35 años desde aquella acampada.
Y NOSOTROS con mayúsculas.













Fotografía gentileza de Mariano Dévora.


#Concierto música celta.
#Recomendación músical.
#Amistad
#Jaime Múñoz y La Musgaña
#Boys of the Hills y la Celtic Chamber Orchestra 
#Atlantic Sound

lunes, 7 de enero de 2019

Aquellos libros salvaron el día de Reyes




Una vez hubo una víspera del día de Reyes muy triste.

La vida se había empapado de pena.

No había ilusión, no había sorpresas, no había regalos preparados.


Entonces tu madre cogió el monedero y dijo: Abrigaos que nos vamos al Corte Inglés.

Una vez allí, cada hermano pudo escoger tres o cuatro libros que quisiera.

Tú escogiste los de Enyd Blyton.

Aquellos libros salvaron ese día de Reyes.


Todavía necesitas que,

traigan los regalos que traigan,

los Reyes Magos no olviden tus libros.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Las felicitaciones de Navidad



Nada más entrar en el portal supe que algo había cambiado.

Sin embargo por más que miré a mi alrededor no encontraba nada fuera de lugar, la planta de plástico estaba en su sitio y la alfombra desgastada seguía resignada su suerte ahora bajo mis pies.

Es verdad que el suelo estaba moderadamente limpio, supuse que había venido la señora de la limpieza, por fin.
Pero no, no era eso lo que notaba.
¿Quizá una atmósfera de calidez? ¿Más luminosidad? Pero si ultimamente la niebla se había quedado a vivir en nuestra ciudad, no tenía mucho sentido. ¿Qué era lo que yo notaba?

Seguí mirando a mi alrededor y, sin querer, mi mirada se detuvo en los buzones. Seguían uniformados e impasibles como siempre.

¿Cómo siempre?


¿No estaba mi buzón más brillante que los demás? Me acerqué más a él. ¿No tenía su abertura más alargada por las comisuras? Miré a los demás y después a él varias veces. ¿Cómo podía ser? Volví a mirarlos de nuevo, primero a todos, luego al mío. No había duda, era distinto. Era como... ¿Si sonriera?


Me apresuré a sacar la llave, abrí mi buzón corriendo, y entre las cartas habituales de facturas y publicidad encontré el tesoro.


Un tesoro de colores brillantes y letra manuscrita. Un tesoro plano pero profundo. Un raro ejemplar a punto de extinguirse.


Y lo tenía yo.


¿¡Cómo no iba a sonreír mi buzón?!




#Felicitaciones de Navidad
#Christmas
#Navidad
#Amistad


domingo, 23 de diciembre de 2018

"Magia" relato navideño de Rocío Díaz Gómez



Quería dejaros con uno de mis relatos navideños. 

Obtuvo el primer premio el año pasado, en diciembre de 2017, en Navalmoral de la Mata, en su certamen de Cuentos de Navidad organizado por Radio Navalmoral-Cadena Cope.

Es un relato mágico, como la Navidad. Porque todo está en nuestra mirada.

Feliz Navidad amigos del blog

Magia
Traemos las bolsas llenitas de huellas. Señor Pérez ya estamos en casa. ¿Dónde se habrá metido? Ah, está aquí. Mire lo que traemos: ¡Huellas! Montones y montones de huellas. Fuimos a la playa y mire, de todos los tamaños y maneras, por si acaso. Asómese Señor Pérez, asómese... ¡Vaya...! qué pena, se descolocaron. Con lo que costó cogerlas y el cuidado que pusimos al guardarlas. Bueno, lo importante es que están ahí. Ahora hay que hacerlas sitio, a ver dónde, hay siempre tantas cosas que traer... ¡Vaya por Dios! Ya están llamando a la puerta. Todos los días igual. Qué vecindad. ¿No pueden estar en sus cosas sin ocuparse de la vida de los demás? “QUE NO ES ARENA, QUE SON HUELLAS...” No saben ni lo que ven. ¿Qué puedes esperar de la gente que no sabe ni mirar? Arena dicen... ¡Pues anda que no se ve que son huellas!  
Aquí mismo se quedan, encima de estos sacos de frases. A ver cómo andamos de género. Un buen paquete de “Aunque solo sea un pellizquito…”, otro aún más grande de “Para tapar agujeros…”,  otro casi del mismo tamaño de “A ver si me quita de trabajar…” y otro bien llenito de: “Por lo menos quitarse la hipoteca…”. Señor Pérez ya lo ve, tenemos variedad y bastantes de la primera tanda. A ver en el otro saco. Un montón enorme de “Hoy es el día de la salud” y otro un poco más pequeño pero también considerable de “No hay mejor lotería que el trabajo y la economía”. Hay menos variedad es cierto, pero suficientes de cada una. Ay Señor Pérez que jaleo con tanto preparativo, pero es que no podemos descuidarnos que se nos echa el día encima… Ah sí, tiene usted razón, qué cabeza, revisemos el saco de los números: Del 13 y del 69 tenemos de sobra. Y a ver… Sí el 7 también. Aquí hay un grupo de impares y otro de primos, unos cuántos números feos, otros cuántos de los bajitos, y sí al fondo hay ciertas fechas concretas de este año. Genial. No le pueden faltar a nadie ni nuestras frases ni nuestros números. Un momento ¡¿Los sonidos!? Señor Pérez ¿Dónde teníamos los sonidos guardados? Aquí no, aquí tampoco… ¿Dónde los habremos puesto? No se quede mirando ¡y busque! Pero qué animal es usted, menuda ayuda, déjese de tanta carrera, que tirará algo y eche una pata... Ah ¡aquí están! Como no ocupan nada se habían colado aquí detrás. A ver: El inconfundible del bombo y el soniquete de los niños de San Ildefonso. ¿Cuántos hay? Muy bien, suficientes. Y a ver los demás: El de descorchar una botella, el de cristal del brindis, los petardos, señor Pérez qué odioso es éste, pero tiene usted razón tampoco nos puede faltar, por supuesto “campanas”, algún soniquete de villancicos y el más importante ¡el de los caramelos chocando contra el suelo!, sí también ¡aquí está! Qué requetebién. Un abrazo señor Pérez vamos a celebrarlo. Ay no, no, pare, pare animal, que nos hará caer, pare, ¡pare! Le dije un abrazo, solo un abrazo, y no que se meta entre la ropa, me hace cosquillas, es usted imposible, venga salga, salga, salgaaaaa que nos caemos, nos caeeeeemooos… 
 ¡Usted perdone Doña Olvido! No queríamos incordiarla… Qué genio, si apenas hemos rozado su tela. Está usted siempre tan ocupada, a ocho manos venga a tejer y a tejer ¡cómo no incordiarla en algún momento! Pues claro que lo comprendemos, hay ocasiones en que es usted tan necesaria... Respetándonos todos, cada uno con su tarea, se puede vivir en paz. Si muchos de esos de allá afuera que aporrean la puerta siguieran nuestro ejemplo, cuánto ganaríamos todos. Nada mujer siga con su tarea que nosotros seguiremos con la nuestra.
¡Vaya se me cayó...! Que pena... Por hacer sitio a las huellas. Con la de círculos que teníamos aquí en este barreño. Que lástima se perdieron la mayoría, con lo concéntricos y transparentes que eran… Han salido rodando y salpicándolo todo. ¿Qué se juega señor Pérez a que vuelven a aporrearnos la puerta? Seguro que algún círculo ha escapado rodando, rodando y se ha colado por debajo de la puerta. Y cómo no saben ni lo que ven, dirán que ya hemos vuelto a dejar algún grifo abierto. ¿Lo ve? No falla. ¡¡Que no es agua que son círculos!! Lo que decíamos: ¿Qué puedes esperar de la gente que no sabe mirar? Pues es una tarea recogerlos: esperar que lleguen los muchachos, esperar que jueguen a tirar piedras y sobre todo esquivarlas mientras se recogen los círculos... ¡Malditos chavales! con esa mala educación que tienen ahora. En cuánto nos ven, nos tiran las piedras a nosotros: ¡Viejo loco, cara moco! gritan los desvergonzados. Jodíos críos qué puntería tienen, cómo aciertan a veces. ¡Ay Señor Pérez que día más cansino nos espera mañana! Vienen las vacaciones y termina el cole. Ha llovido pues ahí les tiene mañana tirando piedras para hacer círculos en los charcos. Son críos, es lo que toca. Pero a ver, y nosotros detrás, guardándolos para poder después prestárselos al pobrecillo a quién no le salen bien, que no se convierta en el hazmerreir… Bueno ya parece que no aporrean la puerta. Pero no nos engañemos: Por el momento. Volverán, son incansables. Siempre buscan alguna excusa para volver: “Que si se nos ha caído algo en el portal, que si lo hemos manchado, que si huele...” No ven más allá de sus narices. Pero nosotros Señor Pérez aquí inmutables, como el faro contra las mareas. Parece que ahora nos dejarán descansar. Estamos muertos de cansancio. Los días previos hay siempre tanto que acarrear, tanto que preparar... Y luego guárdalo con cuidadito para que no quite sitio al otro, mire usté lo que ha pasado con las huellas, que hemos perdido algunos círculos. Y después de ocuparnos de las cosas, ¡¡Viene ocuparse de las personas!! Lo peor. No podemos bajar la guardia señor Perez, que esta historia ya no es como era...  
Ahora empezando por la climatología, que ya ni nieva ni ná... ¡Con la de granizos que hemos esquivado! Las panderetas y las zambombas resulta que están muy vistas señor Pérez. Y los críos... los críos cada vez lo ponen más difícil. ¿Ha leído usted las cartas que escriben de unos años a acá? Unos juguetes que no hay quién entienda, que te vuelves loco para encontrarlos, que cuestan un dineral, qué pesan lo que nadie sabe. Y ¡que no se te olviden las pilas! sin pilas, estás perdido. ¿Qué ha sido de esos juguetes artesanos? Manuales, sencillitos... ¡Los de toda la vida! No había tanto catálogo, ni tanta variedad, pero todo el mundo entendía de qué hablábamos. Una bicicleta, un balón, una muñeca era una muñeca. Lo de toda la vida. Ahora ¡la Biblia en verso! Qué clase de futuros adultos estamos educando… ¿Qué fue de aquello tan cursi de los sentimientos y la ternura? Pues eso, Señor Pérez: algo muy, muy cursi.  No, no mueva usted los bigotes con esa indiferencia, que hay días que ya se está muy cansado. Porque esa es otra: ¡la de cosas que piden! Antes veías en las cartas uno o dos regalitos, como mucho tres porque egoistones, no nos vamos a engañar,  siempre hubo. Pero ahora... ahora escriben páginas y páginas. Y eso cuando escriben... que la mayoría se coge éste o aquel catálogo y con poner una cruz, lo tienen resuelto. Ya no es que no lean ¡es que no escriben! Ponen cruces. Ay señor Pérez risa me da, risa por no llorar. ¿No los ha oído usted nunca? Me lo pido, me lo pido, me lo pido... ese es el nuevo villancico.  Por cierto, hay que revisar ese sonido, apuntadlo. ¡Que no falte!
Un momento: ¿Qué es ese ruido? Pero no puede ser, si apenas ha dado tiempo a preparar nada... ¡Ay Señor Pérez quítese de encima! ¡Pesado! ¡Ande usté por ahí, a por algún diente perdido, leñe! Siempre correteando por encima de todo. ¡Pero por Dios qué griterío hay ahí fuera! Ya toca ocuparnos de las personas. Que sí, que ya vamos… ¿Pero qué escándalo es ese.? “YAAAA, QUE YAAAA...” Bueno, vamos a tranquilizarnos. Sí, es cierto, no tenemos horario. Y llegadas éstas épocas tan nostálgicas más. Pero háganse cargo, en algún momento tenemos que ir a por mercancía, clasificarla, guardarla... A ver, sin apelotonarse, por favor, por favor hagan fila. Pero ¿Cuántos son? Qué barbaridad... A ver, por orden y despacito vayan pensando cada uno qué perdieron el año pasado...
Bueno, bueno... Pues sí que empezamos hoy bien la jornada. No hace falta ni que hable, sus ojos, su expresión, sus hombros, su andar, “su todo” señor mío lo dice, sin necesidad de que diga ni una sola palabra. ¿Lo ha pensado bien? ¿No hay solución? No hay cosa que nos moleste más que tener que pasarle con la compañera... Mírela, mírela, cuando se pone así es insoportable. ¿No la ve? ya se está frotando sus ocho patitas con gesto de: “Ya viene otro...” Vamos a intentarlo, ande... A lo mejor entre todas estas cosas están sus recuerdos más bonitos. Mire, mire, tenemos muchas palabras, hágame caso, las palabras combinadas con las disculpas es un conjuntito que en cualquier época siempre resulta... No, ya lo ha intentado. ¿Lágrimas? A veces las lágrimas (no siempre, es verdad, bueno casi nunca, es cierto) Pero a veces... a veces, un poquito de voluntad y unas lagrimitas... Tenemos unos frascos llenos de ellas... Tampoco. Pues no deja usted recursos... Si está tan convencido de que no hay nada ya que hacer... Pues nada pase por allí, que le atenderá mi compañera, acérquese a aquel rincón que está deseando, ya la ve, deseandito está de tomarle medidas... No se preocupe tiene telarañas suficientes para todos sus malos recuerdos y los de todos estos señores si lo necesitan... Claro que sí hombre, tendrá tantos metros de olvido cómo necesite.
El siguiente... ¿Sombras? Creo que al final del verano pasado recogimos alguna, no sabemos si era despistada o espabilada, pero allí estaba, durmiendo entre las tumbonas. Un momentito, que a lo mejor en aquel rincón de allá, acurrucada, nos queda alguna y encuentra usted la suya. No le importa que esté arrugada ¿verdad? De aquí a la primavera se le estira.  ¡Vaya! usted todo lo contrario del primer caballero. Dese una vuelta por la tienda que recuerdos de infancia tenemos muchos... Allí tiene palitos que fueron de algodón dulce, más allá tenemos montones de “guas”... No quiero ni acordarme del día que los trajimos cómo se pusieron los vecinos con que había tierra en el portal. No saben mirar, no tienen ni idea... ¡Claro! Círculos en el agua acabamos de traer, están recientitos...
Pero por favor, guarden silencio, por favor, que los vecinos... Cada dos por tres los tenemos en la puerta llamándonos la atención. Ya saben, esas personas grises que no saben mirar, que no soportan que los demás sueñen, o sean felices... Ven, ya están ahí. “¿Pero de qué suciedad y qué ratones hablan? ¡¡Pues llamen a los Servicios Sociales o a quiénes quieran!!” ¿Ven lo que les decimos? No ven las huellas solo ven montones de arena, ni los círculos solo ven agua, no ven los guas, ni las sombras… No ven los metros de olvido tan necesarios para seguir adelante, solo ven telas y telas de arañas. “¡Aquí no hay ningún ratón!” ¡Por no ver, ni tan siquiera ven al señor Pérez! ¡Por favor váyanse de aquí, déjennos vivir la Navidad. Hay magia en todas partes ¿No se dan cuenta? Solo hay que saber mirar. Saber mirar leñe…”
©Rocío díaz gómez
 
 
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