"Para combatir la muerte es necesario escribir: es cruel escribir y que la muerte oculte todo signo de esperanza. Seguramente fue entonces, mientras esperaba a Jordi, cuando entendió que Oriol Fontelles había escrito desesperadamente, para que la muerte nunca dijera la última palabra."
Este fin de semana he terminado de leer "Las voces del Pamano" de Jaume Cabré.
No es un libro nuevo, fue publicado por primera vez en el año 2004.
Pero no me lo había leído, y me atrajeron algunas críticas hasta tal punto que comencé su lectura. Lo cierto es que me ha gustado bastante.
Es una historia cuyas coordenadas espacio-temporales son las siguientes: Se ambienta en una población imaginaria llamada Torena, que está situada cerca del pirineo de Lérida. Cerca del río Pámano, que dicen que si se escuchan sus aguas, morirás pronto. Y cronológicamente abarca un período de la historia que comienza hace cien años, en los años 20 del siglo XX, y termina recién instaurada la monarquía, tras la muerte de Franco.
Sin embargo, una de las características de este libro que más me han atraído es que no lleva un registro fiel al tiempo cuando está contado, sino que salta contantemente adelante y atrás, centrándose sobre todo en el tiempo de recién terminada la guerra, cuando los maquis y los falanguistas se disputan esa zona muy de cerca. Y cuando digo que salta en el tiempo, no solo me refiero a que los hechos están desordenados cronológicamente, sino que el narrador puede volver a ellos más de una vez para contártelos con más detalle, o desde otro punto de vista... o bien con distinto recurso literario. El autor puede llegar incluso hasta entremezclarte en una misma frase dos tiempos muy diferentes.
Los temas que subyacen al argumento son la venganza, los odios, el amor, el afán de poder y los secretos.
Y el argumento que podemos encontrar en cualquier parte es el extracto de cómo comienza el libro:
Tina, una pacífica maestra, fotografía al azar una escuela de un pequeño pueblo de un valle del Pallars que está a punto de ser demolida. Tras la pizarra, se encuentra una cajita que contiene una larga carta escrita en un cuaderno escolar que jamás llegó a su destinatario. Poco a poco, Tina se irá adentrando en la memoria de esos valles e irá desvelando las piezas de una historia de maquis, falangistas y héroes anónimos envuelta en la bruma del olvido y la tergiversación, que se mezcla con los vuelcos de su propia vida.
Es una novela coral, hay varios personajes y cada uno va hilando su propia historia. Aunque todas forman un entramado que se cruza y descruza, y entre la que resalta la historia del personaje principal "Elisenda Vilabrú". Puesto que este personaje nos va a acompañar todos los años que se cuentan, desde que es jovencita y se casa, hasta el momento final donde ya es una anciana. Después está "Tina Bros", que es una maestra gordita que encuentra por casualidad los cuadernos del otro personaje principal, el maestro "Oriol Fontelles". Estos dos últimos me han parecido entrañables. Y luego al otro lado tenemos al "Alcalde Targa". Son personajes bien perfilados, muy intensos.
No quiero contaros mucho para no destripar la novela. No es para nada una novela trepidante, ni siquiera rápida. Es lenta, densa. Es una historia donde todo se cuece despacio, muy despacio, al calor de la venganza, del ansia de poder y del amor. Una historia fruto de los acontecimientos que se dieron lugar en un período de nuestra historia muy violento y triste, el de la guerra, y sobre todo la posguerra. Es una novela sobre los vencedores y los vencidos. Que sí, que hay muchas con este tema, pero creo que ésta es diferente, sobre todo por cómo está contada.
Eso, cómo está contado, me ha resultado de lo más atractivo. Mucho. La prosa me ha parecido muy rica, y muy original. Lleva monólogo interior dentro de los diálogos, lleva humor en cierta forma de contar, retranca, y muchos giros y coletillas, que repite a lo largo de toda la novela que hacer hincapie en ciertas cosas. Te cuenta la historia desde varios lados por distintos caminos.
Esto es lo que más yo resaltaría de esta novela, la forma de contar la historia. Muy conseguida. Una novela que te engancha y ya no la puedes soltar. Pero en mi caso, sobre todo, porque me ganó la forma de narrar de este autor. Ese estilo complejo que tiene donde se transparenta su pericia como escritor. Te cuesta entrar, pero una vez le has cogido la forma de escribir, la coges con tanto gusto que hasta la saboreas. Y terminas el libro y a pesar de sus seiscientas y pico páginas que has leído, pasan los días y todavía lo llevas dentro.
Tengo que leerme más libros de Jaume Cabré.
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