Siempre terminaba por llegar ese día:
el de echarnos a la calle
el de conseguir provisiones
salvar los días que vendrán.
Provisiones
para días rutinarios, días marrones.
para días agobiantes y días
tremen
damente iguales.
Nuestro cargamento era de olores
de vientos.
Era de sabores y tiempo.
Era de colores.
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