Dicen los mitos para explicar la Cosmogonía:
"Demiurgo quería ordenar el Caos y creó a la hermosa Eurínome. Eurínome no hallaba dónde posar sus pies, entonces Demiurgo hizo a Hydros y Thesis, mares primigenios. Y así continuó ordenando la masa caótica. Creó a la serpiente Ofión, que se unió a Eurínome, y ésta, transformada en paloma, puso un Huevo, en el cual se enroscó Ofión para darle calor. De los mares Hydros y Thesis surgieron Chronos y Ananké, que se entrelazaron también alrededor del huevo para darle estabilidad a lo que saldría de ahí. Entonces el huevo se abrió, y de él salió la Tierra con el averno y las montañas en ella."
¿Y por qué os cuento este mito?
Porque hoy 22 de marzo, y cada año desde el 1993, se celebra el Día Mundial del Agua para concienciarnos e inspirar acciones que acometan su crisis mundial.
Aprovechando esta circunstancia nosotros hoy también vamos a hablar del agua desde una perspectiva más lingüista, recordando algunas curiosidades sobre la palabra "agua".
Etimológicamente, parece ser que hay dos raíces que nos han llevado a la palabra agua y sus derivados.
Por un lado tenemos la raíz etimológica de la que deriva la palabra latina "aqua" de la que vendría nuestra palabra "agua" y tantas otras como: acuífero, acuarela, acuario, aguafuerte, aguarrás etc...
Y luego tenemos otra raíz que es "wed" que también significa "agua", "húmedo", "mojado", que vendría del griego. Ya hemos comentado que en la mitología griega el dios de las aguas era Hydros. Y por tanto podemos entender bien de dónde nos habrán llegado las palabras que la contienen como prefijo o sufijo: hidráulico, hidrofobia, hídrico... La mayoría son palabras compuestas que están todas muy relacionadas con el término agua.
El diccionario de la RAE nos dice que el agua es el componente más abundante de la tierra, y de los organismos vivos. Y ahí podéis ver cuantísimas expresiones con la palabra agua se señalan.
Por eso, a poco que nos fijemos, vemos que también se repiten los refranes que llevan la palabra en cuestión y tenemos muchísimas frases hechas que utilizamos a menudo en nuestro lenguaje coloquial: "Cuando el río suena, agua lleva", "No digas nunca de esta agua no beberé", "Del agua mansa líbreme Dios, que de la brava ya me libraré yo", "Agua que no has de beber, déjala correr.", "Agua pasada, no mueve molino", "¡Agua va!"...
Porque seguro que todos sabéis de dónde nos viene la expresión ¡Agua va! ¿verdad?
Nos llega directamente desde aquellos tiempos muy remotos, cuando aún en las casas no había tuberías ni sistema alguna de desagüe, y la costumbre era arrojar por las ventanas las "aguas mayores" y "aguas menores", ya sabéis los orines y demás inmundicias, al grito de ¡agua va!, porque pobre del que pasara debajo y no se pusiera a tiempo a resguardo...
Ya hemos hablado en alguna que otra entrada de Los viajes del agua. Las canalizaciones subterráneas por las que se traía el agua potable hasta el centro de Madrid desde el siglo XVI hasta que se creó el Canal de Isabel II, y que aún se pueden ver en el metro de la Plaza de Ópera y hay también señalización de ellas en otras plazas del Madrid más céntrico.
Pero creo que por hoy, ya no me enrollo más, que si vamos soltando el hilo y saltando de un tema a otro esta entrada podría ser interminable.
Las fotos están tomadas en el distrito de Hortaleza de Madrid. Son chulas ¿verdad? El agua y sus caminos.
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