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viernes, 5 de enero de 2024

Galdós en Madrid. 104 años de su fallecimiento un 4 de enero.

 


 "Don Benito, el Garbancero" como le llamó Ramón del Valle-Inclán murió también un 4 de enero, pero de hace 104 años. 

Don Benito el Garbancero porque le gustaba novelar sobre la gente normal y corriente, la de "a pie", la gente de la calle, los que comían a menudo ese puchero de garbanzos. 

Pérez-Galdós, uno de nuestros mejores escritores, exponente del "realismo" en la novela y a quién da gusto leerle. 

Los de mi generación le estudiamos, le leímos y sobre todo la mayoría, recordamos como si hubiera sido anoche mismo, a todos en casa esperando que comenzara el siguiente capítulo de la serie "Fortunata y Jacinta" con aquella Ana Belén tan jóven, tan guapa y tan desgraciada por enamorarse de quién no debía, el señorito Santa Cruz. Y qué música tan evocadora de Antón García Abril tenía la serie de televisión española que contribuyó enormemente a que se conociera al escritor. 

Muy reconocido en vida, dicen que vendió mucho, pero era manirroto y se administró de pena, ahorrando poco. Pero lo cierto es que entre sus contemporáneos fue muy reconocido y admirado. El día que murió, en su casa de la calle Hilarión Eslava en el barrio de Argüelles, un 4 de enero de 1920, 30.000 madrileños se echaron a la calle, vestidos de negro de los pies a la cabeza, para acompañar el cortejo fúnebre hasta el cementerio de la Almudena. 

Ahora, ciento y pico años después, a poco que te fijes, paseando por el centro de Madrid se puede seguir su rastro en las placas de muchos de nuestros edificios. Y podemos decir que está más vivo que nunca.

  



 

 





miércoles, 3 de julio de 2019

Placas de autores por Chamberi: Manuel Machado y Carmen de Burgos



Algunos días, para espantar la desmemoria, recordar la literatura que nos enseñaron un día y fijar esas coordenadas suyas, que ahora eran las nuestras, nos echábamos a la calle buscando las señas de los escritores que nos precedieron.



Por Chamberí nos encontramos la casa donde habitó Manuel Machado. Vivió en la calle Churruca, y en esta casa, 30 años, desde 1917 hasta su muerte en 1947.

Manuel Machado escribió varios libros de poemas y también dos obras de teatro con su hermano Antonio, entre ellas "La Lola se va a los puertos".

Fue director del cercano Museo, ahora Museo de la Historia de Madrid, y también trabajó en la Biblioteca Municipal de la calle Fuencarras. Fue columnista de El Liberal y fundó varias revistas.









Y muy cerca, a pocas calles, está la casa donde vivió Carmen de Burgos, o Colombine cómo se hacía llamar. En la calle Nicasio Gallego núm. 1 vivió esta mujer luchadora por la igualdad de la mujer y primera periodista española profesional.

Nació en 1867 y se casó joven en Rodalquilar (Almería) pero no fue nada feliz con un marido mujeriego y alcohólico. Con su pequeña (la única que le sobrevivió de cuatro) consiguió venir a vivir a Madrid, después de estudiar Magisterio y mientras trabaja de profesora, empezó a escribir en varios periódicos de la época todo tipo de columnas, desde domésticas hasta reivindicativas de los derechos de la mujer. Escribía como Colombine. 

Vivió muchos años con Ramón Gómez de la Serna, hasta que éste, bastantes años más jóven, tuvo una historia sentimental con su hija que apenas duró un mes. Sin embargo fue suficiente para que se rompiera la pareja aunque ellos siguieron siendo buenos amigos. 

En esta casa vivió desde el año 1926 hasta 1932 que murió de repente después de sentirse mal en una tertulia del Círculo Radical Socialista.

Ya os la he recomendado, pero os recuerdo que se podéis vayais a ver la obra de teatro "Tardes con Colombine" en la sala Nueve Norte de Madrid.




#Chamberí (Madrid) y sus escritores
#Manuel Machado
#Carmen de Burgos
#Casas de escritores
#Madrid

miércoles, 10 de mayo de 2017

Tal día como hoy, 10 de mayo, nacía Benito Pérez Galdós en 1843



Tal día como hoy, un 10 de mayo, pero del año 1843 y en Las Palmas nacía el escritor Don Benito Perez Galdós.

En este blog le hemos seguido muchas veces la pista, a través de la visitas a la casa donde nació en Las Palmas o por las placas que te vas encontrando en Madrid con su recuerdo. Y tenemos varias entradas sobre él.

¿Que os parece, dado el día que es, que le recordemos?

Aquí tenéis el enlace a la entrada que hicimos a propósito de la visita a su Casa Museo en Las Palmas, que por cierto me encantó.





También tenemos una entrada dedicada a la relación mantuvo con Emilia Pardo Bazán, y otra a la correspondiencia entre ellos. 

Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.
Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós




 En Madrid, como ya hemos dicho, nos dejó en múltiples ocasiones su rastro. 

Por la zona de sol, en una callecita perpendicular a la calle Mayor, que se llama Las Fuentes, en el núm. 3 estaba la pensión donde vivió el jovencito Pérez Galdós al poco de llegar a Madrid. Había estado en otra en Lavapiés, pero ésta le quedaba más céntrica para ir al Teatro Real y a los Cafés de la zona. Estamos hablando de los años 1862-63. 

Las fotos no me salieron muy bien porque eran con mi móvil, que las hace muy regular, y de noche. Pero bueno se aprecia lo importante.


 

Por la zona de la Plaza de España, en una callecita muy poco transitada, me tope con esta placa en un edificio nuevo: "En este lugar se alzaba hasta 1989 la vieja casa donde Benito Perez Galdós dirigió el diario "El Debate" entre los años 1871 y 1873". 





Y finalmente aquí os dejo con la placa de la casa donde vivió y murió.

No se había cumplido el acuerdo en 1920 de colocar una lápida en la casa en que vivió y murió Galdós. En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar la hizo colocar en la casa. Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid". La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar.



martes, 3 de mayo de 2016

Emilia Pardo Bazán en Madrid



Hoy es un martes-lunes ya que ayer tuvimos fiesta. Pero habrá que sacudarse la modorra rápidamente y ponernos a la tarea. Hoy vamos a hacer una de esas rutitas que nos gustan por Madrid siguiendo a algunos de nuestros escritores.

Nos centramos en doña Emilia Pardo Bazán.


Caminando por la calle San Bernardo en Madrid, muy cerca del Palacio de Justicia, en el núm. 35 tropiezo con una placa sobre la escritora: doña Emilia Pardo Bazán. 

Nos dice la placa que la insigne escritora vivió en este edificio desde el año 1890 hasta el año 1915, donde recibió a grandes personalidades de su época. Esta casa la había adquirido su madre, Amalia, ya viuda para residencia familiar en otoño, invierno y primavera pasando los veranos y parte de otoño en el pazo de Meirás. He leído en internet que aquí Doña Emilia ya hacía sus tertulias literarias.

Esta casa tenía una biblioteca y un salón y era en éste, donde con una frecuencia quincenal y en horario vespertino se reunían personas importantes de la vida social, escritores, políticos.

https://donaemiliaenfemeninoplural.wordpress.com/audioguias-en-espanol/audioguia-la-tertulia-literaria-en-casa-de-emilia-pardo-bazan-en-madrid/

Os recuerdo que "La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17, en 1868, vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".



 No es la primera vez que encuentro en mi ciudad huellas de la novelista. Ya en su día, en enero de este 2016, escribí sobre la autora y su Palacete de Pozas, en la calle Princesa del barrio de Arguelles. Os copio el enlace por si queréis consultarlo:

Dice ésta placa que la autora vivió en este Palacete desde 1915 hasta su muerte en 1921. Luego parece que del edificio anterior en San Bernardo pasó a vivir en Arguelles, concretamente en el Palacete de Pozas.




Muy cerca del enclave anterior estaba el Palacio de La Huerta Cánovas del Castillo, a la altura del número 50 de la Castellana. Tras ser asesinado y muerta su viuda, pasó a ser propiedad de los marqueses de Argüelles. Fue entonces cuando comenzó a frecuentarlo Emilia Pardo Bazán para organizar tertulias reivindicativas de los derechos de las mujeres en España. Tras ser Embajada de Cuba, acabó siendo el solar de la Embajada americana.

La escritora tuvo tres hijos: Jaime (1876- 1936), María de las Nieves, o Blanca familiarmente (1879-1970) y Carmen (1881-1935). Jaime casa con Manuela Esteban Collantes (1880-1959), de cuyo matrimonio nace su único hijo, llamado también Jaime, asesinado junto con su padre, en agosto de 1936, en la matanza de la calle Goya por los milicianos de la II República española. Carmen, soltera, muere en 1935. María de las Nieves o Blanca se casa con el militar de caballería y marqués José Cavalcanti (1871-1936), que alcanzará el grado de teniente general, de cuyo matrimonio no tiene hijos. 

Sin embargo su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor. Luego estas casas de las que hablamos en esta entrada son ya de una Emilia Pardo Bazán separada.

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, lo consiguió el 9 de febrero de 1905, con el número 7.925. Era ya una reconocida escritora y había dado conferencias en el Ateneo, pero no podía entrar en la casa como socia de pleno derecho. «Soy la primera mujer que pisa oficialmente el Ateneo y esto es para mí una de las mayores satisfacciones que he recibido», comentaba unos días después. Sin embargo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos. 
 

lunes, 18 de enero de 2016

De Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdos y Madrid


Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós





Al hilo de la entrada anterior donde hablábamos de la obra de teatro "Insolación" cuya autora es Emilia Pardo Bazán. Hoy quería que habláramos un poco de esta autora. 

En Madrid, en el barrio de Arguelles, y en la misca calle Princesa pasamos por un edificio donde está colocada esta placa en lo que fue el Palacete de Pozas donde vivió y murió en 1921 la escritora. Estaba en lo que antiguamente se conocía como el barrio de Pozas situado en la parcela triangular enmarcada entre las calles Alberto Aguilera, Princesa y Serrano Jover.

"La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17 vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".

Tuvo hijos pero su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor.  

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. "Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos". 

"Insolación" la obra de teatro de la que os hablaba en la entrada anterior tiene un punto autobiográfico. Emilia Pardo Bazán se la dedicó a José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien tuvo un affaire en Barcelona en 1888 y que confesaría después a Benito Pérez Galdós, con quien mantenía una relación.

Emilia Pardo Bazán tuvo también amores con Blasco Ibañez, pero esa historia terminó cuando el novelista denunció que la autora le había robado el argumento de un cuento que él pensaba escribir. Lo cierto es que muchos autores miraban mal a la escritora: Pereda decía "Padece la comezón de meterse en todo, de entender de todo y de fallar de todo". Juan Valera tampoco tuvo buenas palabras para ella, ni Clarín, ni Baroja ("No me interesó nunca como mujer ni como escritora. Como mujer es de una obesidad desagradable, en su conversación es un poco ansiosa y trepadora")... En fin.

Pero en cambio mantuvo, como ya decíamos, una larga historia de amor con Benito Pérez Galdós que era un hombre alto, delgado, solitario, tímido pero sin embargo mujeriego. A Pérez Galdós se le acercaron muchas jóvenes, algunas aspirantes a actriz para solicitar un papel. Galdós hablaba poco pero escuchaba mucho, dicen que era como una esponja y mucho de lo que escuchaba salía luego en sus novelas.



Se conoce del amor entre los dos escritores gracias a las cartas que se escribían, una de ellas es la que encabeza esta entrada. He leído que se conocen 93 cartas de la escritora a Galdós, y una sola de Galdós. Aunque ella era separada y él soltero, fueron unos modernos del XIX, que cayeron en un único convencionalismo: la clandestinidad. Las cartas que Pardo Bazán dirige a Pérez Galdós están recogidas en Miquiño mío (Turner), por Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. “Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote”. “Yo haría por ti no sé qué barbaridad”. “En cuanto yo te coja, no queda rastro del gran hombre”. “En prueba te abrazo fuerte, a ver si de una vez te deshago y te reduzco a polvo”.

Se han podido recuperar por Galdós, porque  “Toda la correspondencia de Emilia Pardo Bazán se ha perdido. O bien su hija Blanca la quemó o, según la leyenda, la destruyó Carmen Polo en Meirás [el pazo coruñés de la escritora fue comprado por forzosa suscripción popular para regalar a Franco]. Lo más probable es que ocurriesen las dos cosas, que su hija tuviera miedo de la literatura comprometida y que Carmen Polo se cargase lo que hubiese encontrado en los cajones”, cuenta la historiadora Isabel Burdiel, que prepara una biografía sobre la escritora gallega.

 Fue una relación amorosa intensa, que duró más de veinte años, aunque ambos al mismo tiempo tuvieron, como ya hemos dicho, otras historias sentimentales. De Galdós se conocen sus relaciones con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell, su encantamiento con María Guerrero (finalmente ella se casa con Fernando Díaz de Mendoza en 1896) y, al final, Teodosia Gandarias.

Emilia Pardo Bazán escribía al autor reiteradamente instando el retorno a la intimidad perdida «ya sea en el asilo, sea en Palma Strasses (sic. Se sabe que se veían en la calle La Palma, de ahí lo de "Palma Strasses), cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas (Malasaña) donde se encontraron con frecuencia en el momento álgido de su relación, entre 1887 y 1888. Pero Galdós está también ocupado en su relación con Lorenza Cobián y fascinado por María Guerrero. De vez en cuando ve a Concha Morell y tiene una larga correspondencia con ella.

 La historia de amor entre los dos escritores fue muy intensa porque la autora era así. Una historia en la que él comenzó siendo el "querido y respetado maestro" para terminar en su "ratonciño del alma". Cartas que ocupan muchos años y abarcan los mejores años creativos de la vida de ambos, entre 1883 y 1915. 

De ellos es la anécdota conocida de que cuando ya no estaban juntos y se encontraron en una escalera. La Pardo Bazán le dijo: Adiós viejo chocho. Y él respondió: Adios chocho viejo. Es graciosa la anécdota y pone de relieve el ingenio de los dos escritores, ninguno le queda atrás al otro. Pero claro, no sabemos a ciencia cierta, si será verdad. De ello ya habíamos hablado en este blog:

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2014/11/benito-perez-galdos-y-emilia-pardo.html






Muy cerca de la placa de la autora que comentábamos al principio de esta entrada, está la del autor. En un momento de sus vidas vivieron relativamente cerca, en lo que ahora es el barrio de Arguelles. Esta placa también tiene su propia historia:

No se había cumplido el acuerdo en 1920 de colocar una lápida en la casa en que vivió y murió Galdós. En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar la hizo colocar en la casa. Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid". La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar.



 En el blog también hay una entrada dedicada a la casa de Galdós en Las Palmas:


Y bueno por el momento lo dejamos aquí. Ha salido una entrada un poco más larga, pero tratándose de los dos autores que la protagonizaban era inevitable. Como decían la Pardo Bazán. Qué mujer ¿verdad? Grande, en el mejor sentido de la palabra, sin duda alguna.


Notas biográficas

Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921). Hija única de una familia gallega aristocrática y progresista, recibió una educación notable, que completó con viajes, lecturas e idiomas. Escribió cerca de 600 cuentos y una veintena de novelas y libros de viajes. Publicó artículos en medios españoles, americanos e ingleses. Fundó y dirigió la revista Nuevo Teatro Crítico y la Biblioteca de la Mujer, donde tradujo al feminista Stuart Mill. Se casó con José Quiroga y tuvo tres hijos (Jaime, Carmen y Blanca). Tras su separación tuvo relaciones con el escritor catalán Narcís Oller, el futuro coleccionista José Lázaro Galdiano y, por supuesto, Galdós.

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). Escribió un centenar de novelas, 18 obras de teatro y un sinfín de artículos, estuvo a punto de recibir el Nobel de Literatura en 1915, cuando le geopolítica volcó la decisión hacia Romain Rolland, un francés pacifista, según cuenta Pedro Ortiz-Armengol en Vida de Galdós. Fue diputado progresista (primero) y republicano (después). Ingresó en la RAE al segundo intento. Nunca se casó ni vivió con sus amantes. Sus relaciones más conocidas fueron con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell y, al final, Teodosia Gandarias.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Jardiel Poncela y Miguel Mihura + Placas de escritores en Madrid


Hace mucho tiempo que no hacemos una entrada de Placas de Escritores. Ya sabéis que tenemos unas cuantas en el blog. 

El otro día paseando por Madrid me di cuenta de lo cerca que habían nacido Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Nunca lo había pensado.


Cómo podéis ver en las placas Enrique Jardiel Poncela nació en octubre de 1901 en lo que ahora es el barrio de Chueca en la calle Augusto Figueroa en el núm. 29 (antes se llamaba esta calle Arco de Santa María). Mientras que muy pocos años después, en 1905 y en el mismo barrio pero en la calle Libertad núm. 5 nacería Miguel Mihura. 

Eran vecinos y casi, casi de la misma edad. Ya que estamos recordando a ambos, vamos a hacerlo un poco más.

Jardiel Poncela y Miguel Mihura renovaron el teatro cómico con un tipo de humor intelectual que juega continuamente con el lenguaje y presenta situaciones absurdas.

Enrique Jardiel Poncela (1901-1952): Escribe un teatro basado en lo inverosimil y el absurdo, con situaciones humorísticas muy originales que terminan de una forma muy normal. Recordamos por ejemplo a Eloisa está debajo de un almendro (1940) que no hace mucho que he reseñado en el blog, o Los habitantes de la casa deshabitada (1942).

Miguel Mihura (1905-1978) distorsiona la realidad por medio de la imaginación y la fantasía. Su humor también se basaba en situaciones absurdas, exageraciones, situaciones insólitas, hipérboles inesperadas, juegos del lenguaje... Había escrito en 1933 Tres sombreros de copa, que no fue estrenada hasta 1952. Maribel y la extraña familia (1959) o Ninette y un señor de Murcia (1964).


La verdad es que da gusto leerlos.




Mihura. En su placa han puesto un fragmento de su Autobiografía: "Cuando yo estaba a punto de nacer Madrid no se había inventado todavía, y hubo que inventarlo para que naciese yo..."


Fuentes:

El teatro de 1939 a finales del s. XX de Antonio Fernández
Mihura - Humor y melancolía de Julian Moreiro (Algaba Ediciones)

lunes, 16 de junio de 2014

Paseos Literarios por el barrio de Salamanca de Madrid



De vez en cuando ya sabéis que me gusta cuando paseo por Madrid fijarme en las placas de los escritores, o intelectuales en general, que encuentro en mi camino. Me parece mentira que yo pueda estar tan cerca de donde ellos vivieron. Y yo creo que sus pasos fueron tan importantes para la Literatura, con mayúsculas, para la Historia, que merecen que nos detengamos un poco en ellos y les recordemos.

El último paseo que nos dimos en este blog por las placas literarios fue en marzo. En esa ocasión nos lo dimos por el barrio de Salamanca, y nos detuvimos frente a la casa de Casona, de Pemán y de Baroja.Ya sabéis que si pinchais en el listado de la derecha en la etiqueta "Placas de escritores" podeis volver sobre estos paseos:


Hoy todavía nos vamos a detener en el barrio de Salamanca de Madrid pero vamos a ampliar el círculo, y vemos que alrededor de las casas de los escritores que os contaba antes, están las casas de:

Ramiro de Maeztu
Muy cerca del Museo del Prado, y también cerca de la casa del autor de teatro Alejandro Casona, está la del pensador, escritor y periodista Ramiro de Maeztu. Uno de los hermanos Maeztu, el mayor, que llegó a ser miembro de la RAE pero que murió en la guerra civil. De su hermana María de Maeztu hemos hablado muchas veces porque dirigió la Residencia de Señoritas. Su placa, la de Ramiro de Maeztu, es la que encabeza esta entrada, y la foto de debajo muestra la casa donde está.


María Zambrano:
Si seguimos nuestro camino pasamos por la casa de Pemán, de Baroja, y llegamos a la de la filósofa y  premio Cervantes María Zambrano. "Solamente se es de verdad libre cuando no se pesa sobre nadie; cuando no se humilla a nadie. En cada hombre, están todos los hombres", dice la placa. 


Ortega y Gasset:
Y cómo no podía ser de otra forma, de la discípula vamos al maestro, de donde murió la primera vamos a donde nació el segundo y nos encontramos en nuestro paseo con la casa donde nació el famoso filósofo José Ortega y Gasset. Hablábamos de él cuando comentaba la exposición de la Biblioteca Nacional Generación del 14. Fue uno de sus claros exponentes.




La placa está situada en el primer piso del núm. 4 de la calle Alfonso XII, enfrente del Retiro y al lado de la Puerta de Alcalá.

Bueno pues otro día seguimos con este tema... Espero que os haya gustado.

domingo, 23 de marzo de 2014

Paseo literario por el barrio de Salamanca


Hoy vamos a dejar, en imágenes, el rastro de un paseo literario por un pedacito del barrio de Salamanca. Es otra forma de conocer Madrid, de pasear Madrid. Hacerlo buscando las huellas de sus vecinos ilustres en las letras.

En apenas unas cuántas calles, las que quedan en la manzana que existe entre el Retriro y el Museo del Prado, entre la cuesta de Moyano y más o menos la calle Alcalá, en esa pequeña cuadrícula encontramos el rastro de varios de nuestros autores.

Y quiero empezar el paseo con Alejandro Casona, porque precisamente hoy, 23 de marzo, pero del año 1903 nacía en Besullo (Asturias). El apellido ficticio Casona viene del apodo familiar “los de la Casona”. La casa donde vivió su último año fue en la calle Moreto, muy cerca de Los Jerónimos.


"Alejandro Casona (1903-1965), seudónimo de Alejandro Rodríguez álvarez, junto con García Lorca es el gran innovador de la comedia española de su tiempo. Ambos son los auténticos representantes del teatro de la generación del 27, aunque sus supuestos poéticos difieren sustancialmente. Su llegada a la escena coincidió con el notable impulso que la II República dio a la cultura."




 Muy cerca, está también la casa donde vivió durante cuarenta años José María Pemán.

"José María Pemán y Pemartín (Cádiz, 1898-1981) Novelista, poeta, dramaturgo, guionista y ensayista español. Cultivador de todos los géneros literarios, destacó por su teatro poético y sus comedias de ambiente andaluz. Su tradicionalismo religioso y sus convicciones monárquicas lo convirtieron en representante de los sectores conservadores, especialmente tras la publicación del Poema de la Bestia y el Ángel (1938), donde cantó con triunfalismo épico la rebelión franquista"




Un poco más adelante, en el núm. 8 de la Ruiz de Alarcón, nos encontramos con la casa donde vivió Pío Baroja hasta el año 1956 cuando murió. A dos pasos del Retiro. 

Una casa que describiría de este modo Juan Benet: "Un gran salón con tres balcones a la calle, pero de poca luz, con la larga y exenta mesa de roble, un tablero y cuatro patas, el biombo que junto a la puerta creaba un aislamiento respecto a ella, las estanterías de libros hasta media altura, los cuadros de Ricardo Baroja, de Arteta, de Néstor, aquel hundido y mullido y casi sacramental butacón, siempre con el molde de su cuerpo y la manta a sus pies".

Era en la casa de Ruiz de Alarcón donde estaba ese reloj que Cela siempre recordaba, y que figuraba en lo alto de una puerta, con una leyenda que decía: "Todas hieren, la última mata".

 http://www.huffingtonpost.es/santiago-velazquez/pio-baroja-un-aniversario_b_2112720.html




 Y en una calle perpendicular a la anterior encontramos la casa donde María Zambrano, filósofa y ensayista, vivió los últimos años de su vida.  

En 1904 Nace en Vélez- Málaga. 1921 Inicia estudios de Filosofía y Letras. 1931 Profesora auxiliar en la Universidad Central. 1937 Regresa a España en plena guerra civil. 1939 Exilio: La Habana, México, París, Roma, Ginebra... 1984 Regresa a España. En 1988 fue la primera mujer en obtener el Premio Cervantes. 1991 Muere en Madrid.

Se refería con estas palabras a su soledad creadora: «Se escribe para defender la soledad en que se habita».

Y fijaos  en la frase que dice la placa y que eligió ella misma cuando le preguntaron antes de colocarla: «Solamente se es de verdad libre cuando no se pesa sobre nadie; cuando no se humilla a nadie. En cada hombre están todos los hombres».



 No quiero extenderme más. Otro día, si os parece, seguimos este itinerario.

Espero que os haya gustado.

martes, 17 de diciembre de 2013

Placas de escritores: Rubén Darío y Ramón Campoamor


El envidiado Cánovas del Castillo  
Ramón de Campoamor recibió en cierta ocasión una invitación para acudir a comer a casa de, el entonces presidente del Gobierno español, Antonio Cánovas del Castillo.
El poeta no podía asistir y para excusarse le envió una nota de disculpa al anfitrión que finalizaba de la siguiente manera:
«Recuerdos a don Antonio, a quienes unos envidian el talento, otros la casa y todos la mujer»





Hoy os traigo otro grupito de placas de escritores que he ido encontrando a mi paso por Madrid.  Hoy le dedicamos a la entrada a los poetas.

En la calle Serrano casi llegando a la plaza de Colón encontramos una placa que nos cuenta donde vivió el poeta Rubén Dario. 

Viajó a Madrid en el año 1892, para el 400 aniversario del descubrimiento de América, como delegado del gobierno de Nicaragua.En 1898 regresa otra vez como corresponsal del diario La Nación. Por entonces alternaría su residencia entre París y Madrid, y aquí, en 1900 conoce a Francisca Sánchez, una mujer campesina, con la que tuvo un hijo y con quién vivió hasta el final de sus días.



Caminando todavía por esa zona de Madrid de aledaños a la calle Serrano. Encontramos otra placa, la de Ramón Campoamor.

El poeta había nacido en Navia en 1817. En el año 1854 se traslada a Madrid con su mujer. Durante toda su vida fue alternando su vocación por la poesía con la política, tenía mucho fervor por Isabel II, y la monarquía. En 1861 es designado como miembro de la Real Academia de la Lengua Española, ocupando el sillón E.

En otra entrada, en la que hice del cementerio de San Justo de Madrid por la festividad de Todos los Santos, os dejé con una foto de su tumba. Murió en Madrid en 1901.

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2013/11/puente-de-todos-los-santos-panteon-de.html





miércoles, 8 de mayo de 2013

Placas de escritores en Madrid: Miguel Hernández y Lorca


Hoy toca una entrada sobre el rastro de los importantes escritores por Madrid y su recuerdo. O lo que es lo mismo sus placas en la pared. Que yo creo que ya hace tiempo que no tocamos este tema.

Me gusta mucho cuando voy andando por Madrid y tropiezo con algunos de éstos recordatorios y no lo conocía. Cómo es el caso de las placas que os traigo hoy. Treinta años viviendo aquí y todavía puedo ir de viajera, lo que me entusiasma.

Habré pasado mil veces por delante de la fachada de este primer edificio de esta entrada. Porque queda cerca del autobús que lleva a mi barrio, en calle Conde de Peñalver, y nunca me había fijado en esa placa que dice que Miguel Hernandez estuvo aquí e incluso también en este lugar compuso Las Nanas de la Cebolla. ¿Cómo no me había dado cuenta antes?

El edificio es bonito e imponente, señorial y muy antiguo. Claro me ha entrado la curiosidad sobre la historia de por qué recaló aquí el pobre Miguel Hernández y qué bien, porque buscando en internet lo he encontrado y os lo puedo copiar a continuación:

El poeta de Orihuela sería trasladado desde la cárcel de Toreno, cerca de la Universidad de San Bernardo, hasta el barrio de Salamanca, concretamente a la cárcel de Torrijos, liberal fusilado en el siglo XIX por los absolutistas. La prisión es hoy un caserón de ladrillo y fachada neomudéjar, situado en la calle del Conde de Peñalver, que alberga un asilo de 112 ancianos regido por Hermanas de la Caridad. Fue edificado según un proyecto del arquitecto Zabala entre 1910 y 1914, como sede de la fundación Fausta Elorz, madrileña inmensamente rica con familia en Navarra y aficiones filantrópicas.

"Al comienzo de la Guerra Civil, el edificio fue incautado y al finalizar la contienda, tras ser destinado a cárcel de hombres hasta mediados los años cuarenta, se hizo cargo de él Auxilio Social [organización franquista de beneficencia] durante una década, para volver a su función primigenia a partir de entonces", explica Luis Sánchez, que colabora con la gerencia del establecimiento. "Todos los documentos de aquella etapa se los llevaron cuando Auxilio Social abandonó el edificio", explica.

La monja hoy más veterana llegó a la fundación hace 50 años, por lo cual no conoció la etapa entre 1939 y 1941 en la que un Miguel Hernández condenado a muerte y angustiado por la suerte de su esposa Josefina Manresa y su segundo hijo escribiera en la cuarta galería un conmovedor poema contra el hambre y la pena.

Una placa de la Sociedad General de Autores sobre el muro neomudéjar en marzo de 1985 así lo asegura. Pero la placa no dice que las Nanas de la cebolla fueron escritas por un hombre moribundo de enfermedad y de pena, que pasó los penúltimos días de su vida allí encarcelado.


 






Y a un paseíto del lugar anterior encontrarmos trastros de otro gran poeta. En este caso de Lorca. De esta placa me habló una amiga, así que ya iba avisada de que me la iba a encontrar, aunque no sé por qué tampoco me había fijado en ella con lo céntrica que está.

En el número 96 de la calle Alcalá, ya en pleno Goya, vivió durante una temporada Federico García Lorca cuando estuvo en Madrid. Parece ser (por lo que he leído por aquí y por allí) que vivió concretamente en la planta séptima de este edificio con vistas a la calle Narvaez, casi estrenó el edificio. No eligió nada mal.

Es un edificio bien chulo en la confluencia entre las calles Alcalá, Narváez y Felipe II, construido tres años antes. Él también vivió allí tres años entre 1933 y 1936. Allí compuso Llanto por Ignacio Sánchez Mejía, el amigo torero muerto en el ruedo. También escribió La Casa de Bernarda Alba, que concluyó en los primeros meses de 1936. Y ya había obtenido éxito en el Teatro Español con su obra Yerma. 

De éste mismo edificio se iría Lorca a Granada y ya nunca volvió.

Ahora el edificio está pintado de verde y sigue siendo un edificio precioso con su chaflán. En él está otra sucursal de La casa del libro. Ya hablamos en otra entrada de la coincidiencia que existe con algunos lugares donde han residido escritores y tiendas de libros. ¿Casualidad? Sí seguramente, pero no deja de ser curioso.


Para terminar os dejo el link con el que podéis acceder a las otras entradas de Placas de escritores en Madrid que hay en este blog, por si os apetece seguir recorriendo esta ciudad de su mano:




miércoles, 18 de julio de 2012

Placas de escritores a lo largo de la Gran Vía



Hace mucho tiempo que no nos fijamos en las placas de los escritores con las que vamos tropezando al pasear por Madrid. 

Tenemos cuatro entradas en este blog de las otras veces que hemos hablado de este tema. Os dejo el vínculo por si queréis repasarlas:

Hoy nos vamos a parar en algunos puntos de la Gran Vía.

A la altura del Círculo de Bellas Artes, en la acera de enfrente, tenemos la Iglesia de San José donde fue ordenado sacerdote D. Félix Lope de Vega. Esta Iglesia se salvó de puro milagro del derrumbamiento cuando contruyeron la Gran Vía. En la casa que estaba justo al lado fue donde Alfonso XII clavó la piqueta en 1910 del comienzo de las obras.

La Virgen que se ve en la fachada es la Virgen del Carmen.







Un poco más adelante de la Gran Vía, camino de la Puerta del Sol, nos encontramos otra placa que nos habla del "Café de Fornos" lugar de tertulias de intelectuales, políticos y toreros. Dicen que por allí pasó hasta la famosa Mata-Hari.

Y aunque aún no existía la Gran Vía, ni lo derrumbaron para crearlas, éste no sobrevivió.

Antonio Velázquez Zazo en su libro El Madrid del Fornos, escribe en 1945: “Ya se había cerrado el café de Fornos. Se cerró cuando la Exposición de la Infancia, en el Retiro; cuando el homenaje a Ricardo de la Vega, en el Teatro de Apolo, con motivo de la Fiesta del sainete; cuando la inauguración del Puente de la Princesa; cuando llegó el tranvía a la Ciudad Lineal…” “Se cerró Fornos cuando se quemó el Teatro de la Zarzuela, (…) y tembló la tierra de Madrid, pués entonces se produjo un terremoto.”

Ahora donde un día estuvo el emblemático Café de Fornos hay un Starbucks, uno de esos cafés que proliferan en las esquinas, donde es bien caro el café y tertulias... tertulias... al nivel de su antecesor me temo que no hay. Pero bueno... es un café.










En la calle del Clavel de Madrid, semiesquina con la calle de la Reina, también muy cerca de la Gran Vía sobre la fachada de un edificio levantado poco antes de la Guerra Civil, el Ayuntamiento madrileño colocó una placa metálica en la cual se informa de que en aquel lugar vivió Víctor Hugo.

Se trataba del palacio Masserano, lugar donde vivó Víctor Hugo siendo niño, palacio que fue requisado por José Bonaparte en beneficio de su general más querido, Léopold Hugo, al que había hecho Conde de Sigüenza. Más tarde albergó la famosa fonda Geneys, de moda en los años 30 del siglo pasado, y posteriormente fue sede de "El Heraldo de Madrid".

Las obras de Víctor Hugo están llenas de recuerdos de esa España que conoció cuando era un niño.

El Palacio Masserano también cayó con la construcción de la Gran Vía.