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sábado, 28 de marzo de 2015

Miguel Hernandez, poeta, moría un 28 de marzo de 1942...



El amor ascendía entre nosotros...

El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.

El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.

Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.





Una querencia tengo por tu acento...

Una querencia tengo por tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.

Paciencia necesita mi tormento
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.

¡Ay, querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.

Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia,
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo. 


De "El rayo que no cesa" 1935



Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.
 

EL RAYO QUE NO CESA
(1934-1935)
 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Placas de escritores en Madrid: Miguel Hernández y Lorca


Hoy toca una entrada sobre el rastro de los importantes escritores por Madrid y su recuerdo. O lo que es lo mismo sus placas en la pared. Que yo creo que ya hace tiempo que no tocamos este tema.

Me gusta mucho cuando voy andando por Madrid y tropiezo con algunos de éstos recordatorios y no lo conocía. Cómo es el caso de las placas que os traigo hoy. Treinta años viviendo aquí y todavía puedo ir de viajera, lo que me entusiasma.

Habré pasado mil veces por delante de la fachada de este primer edificio de esta entrada. Porque queda cerca del autobús que lleva a mi barrio, en calle Conde de Peñalver, y nunca me había fijado en esa placa que dice que Miguel Hernandez estuvo aquí e incluso también en este lugar compuso Las Nanas de la Cebolla. ¿Cómo no me había dado cuenta antes?

El edificio es bonito e imponente, señorial y muy antiguo. Claro me ha entrado la curiosidad sobre la historia de por qué recaló aquí el pobre Miguel Hernández y qué bien, porque buscando en internet lo he encontrado y os lo puedo copiar a continuación:

El poeta de Orihuela sería trasladado desde la cárcel de Toreno, cerca de la Universidad de San Bernardo, hasta el barrio de Salamanca, concretamente a la cárcel de Torrijos, liberal fusilado en el siglo XIX por los absolutistas. La prisión es hoy un caserón de ladrillo y fachada neomudéjar, situado en la calle del Conde de Peñalver, que alberga un asilo de 112 ancianos regido por Hermanas de la Caridad. Fue edificado según un proyecto del arquitecto Zabala entre 1910 y 1914, como sede de la fundación Fausta Elorz, madrileña inmensamente rica con familia en Navarra y aficiones filantrópicas.

"Al comienzo de la Guerra Civil, el edificio fue incautado y al finalizar la contienda, tras ser destinado a cárcel de hombres hasta mediados los años cuarenta, se hizo cargo de él Auxilio Social [organización franquista de beneficencia] durante una década, para volver a su función primigenia a partir de entonces", explica Luis Sánchez, que colabora con la gerencia del establecimiento. "Todos los documentos de aquella etapa se los llevaron cuando Auxilio Social abandonó el edificio", explica.

La monja hoy más veterana llegó a la fundación hace 50 años, por lo cual no conoció la etapa entre 1939 y 1941 en la que un Miguel Hernández condenado a muerte y angustiado por la suerte de su esposa Josefina Manresa y su segundo hijo escribiera en la cuarta galería un conmovedor poema contra el hambre y la pena.

Una placa de la Sociedad General de Autores sobre el muro neomudéjar en marzo de 1985 así lo asegura. Pero la placa no dice que las Nanas de la cebolla fueron escritas por un hombre moribundo de enfermedad y de pena, que pasó los penúltimos días de su vida allí encarcelado.


 






Y a un paseíto del lugar anterior encontrarmos trastros de otro gran poeta. En este caso de Lorca. De esta placa me habló una amiga, así que ya iba avisada de que me la iba a encontrar, aunque no sé por qué tampoco me había fijado en ella con lo céntrica que está.

En el número 96 de la calle Alcalá, ya en pleno Goya, vivió durante una temporada Federico García Lorca cuando estuvo en Madrid. Parece ser (por lo que he leído por aquí y por allí) que vivió concretamente en la planta séptima de este edificio con vistas a la calle Narvaez, casi estrenó el edificio. No eligió nada mal.

Es un edificio bien chulo en la confluencia entre las calles Alcalá, Narváez y Felipe II, construido tres años antes. Él también vivió allí tres años entre 1933 y 1936. Allí compuso Llanto por Ignacio Sánchez Mejía, el amigo torero muerto en el ruedo. También escribió La Casa de Bernarda Alba, que concluyó en los primeros meses de 1936. Y ya había obtenido éxito en el Teatro Español con su obra Yerma. 

De éste mismo edificio se iría Lorca a Granada y ya nunca volvió.

Ahora el edificio está pintado de verde y sigue siendo un edificio precioso con su chaflán. En él está otra sucursal de La casa del libro. Ya hablamos en otra entrada de la coincidiencia que existe con algunos lugares donde han residido escritores y tiendas de libros. ¿Casualidad? Sí seguramente, pero no deja de ser curioso.


Para terminar os dejo el link con el que podéis acceder a las otras entradas de Placas de escritores en Madrid que hay en este blog, por si os apetece seguir recorriendo esta ciudad de su mano:




viernes, 15 de julio de 2011

Casa Museo de Miguel Hernández en Orihuela







Hace un par de entradas os contaba que este verano he estado en la Casa de Alberti en el Puerto de Santa María. http://rociodiazgomez.blogspot.com/2011/07/la-casa-de-alberti-en-el-puerto-de.html


Pues algunos días más tarde, he visitado la Casa de Miguel Hernández  (Orihuela, 1910-1942) en Orihuela. Este verano de pura casualidad resulta que estoy visitando varias casas de escritores famosos, hace un mes más o menos estuve en Granada y visitamos las de Lorca (también os lo dije en varias entradas).

Claro cada casa tiene su encanto y sus particularidades.

En este caso se trata de una casa mucho más modesta, que no tiene nada que ver por ejemplo con la de Juan Ramón Jiménez en Moguer, que visité el verano pasado. Quizás tiene más que ver con la natal de Lorca en Fuente Vaqueros. Con ésta sí que se podría establecer alguna similitud.

La Casa de Miguel Hernandez es la que habitó el poeta junto a sus padres y sus hermanos en lo que llamaban la Calle de Arriba 73, que ahora se llama Calle de Miguel Hernandez. Fue restaurada en el año 85 y desde ese momento convertida en museo.

Es un típica casa de pueblo con escasas habitaciones provista del mobiliario y el ajuar de entonces. También hay fotos por todas partes de distintos momentos de la vida del poeta y de su familia.

A mí la cocina me gustó mucho, podéis verla en las fotos.












Al fondo de la casa tenemos acceso al huerto. Ese huerto de sus poemas. En él hay un pozo y una pila para lavar. También en otro rincón hay un lugar para guardar la leña y al lado un pequeño aseo.

El huerto está distribuído en forma de terrazas. Subes unas escaleritas y das a donde estaban los animales. Y de ahí subes otra vez y vas a dar al pedacito de patio donde está su famosa higuera, enorme.

En las fotos os podéis hacer una idea.






Está bien la casa. Es curiosa. Muy típica y modesta.

En la foto superior de la entrada podéis ver que estaba situada en una plaza grande donde estaban otros edificios más dedicados al estudio de la obra del poeta.

Si pasais por Orihuela no dejéis de verla. La visita se hace en nada y yo creo que merece la pena. Además es gratuita, por ahora es la única casa de escritores que he encontrado que es gratuita.

Y muy cerca, prácticamente al lado está el Colegio de los Dominicos, mirad si está abierto porque también se puede visitar su Iglesia, que no es para el público en general sino solo para los alumnos, y es preciosa, merece mucho la pena verla, así como los claustros.

En general Orihuela merece la pena ser visitado, tiene bastantes lugares para visitar, y una zona peatonal algo monumental muy agradable para pasear.

Así que ya sabéis si este verano pasais por allí... bueno o en cualquier otra estación, no dejeis de visitar esta casa, os llevará poquito tiempo pero merece la pena. Solo de pensar que allí comenzó la vida de Miguel Hernández...




jueves, 21 de octubre de 2010

Miguel Hernandez "La sombra vencida" en la Biblioteca Nacional



En el fin de semana he ido a ver la exposición de Miguel Hernandez que hay en la Biblioteca Nacional "La sombra vencida". Es sugerente el título ¿verdad? Pues además me ha gustado mucho.

La exposición nos va mostrando la vida de este poeta, enseñando su obra pero también cómo era él como persona, a través de doscientas piezas, entre manuscritos, cartas, fotografías, cuadros, objetos personales del autor, documentales y  fragmentos de sus poemas escritos en las paredes.

La muestra se divide en cinco secciones que dan cuenta de la infancia y juventud de Miguel Hernández en Orihuela, de sus viajes a Madrid donde conoció y convivió con intelectuales muy importantes de la época de la República, de su labor como corresponsal (sin dejar de ser poeta) en la guerra, de su paso por la carcel y de la censura y homenajes posteriores tras su muerte.

No sé si le habrá ocurrido a las demás personas que han visitado esta exposición, pero yo a medida que la iba viendo iba encariñándome más con este autor. Me gustaba la personalidad que transparentaba de las palabras que decía en sus cartas a los amigos, a Josefina Manresa (primero su novia y luego su mujer), de los cuentos que escríbía para su hijo.


Porque desde luego son muy emotivos los cuatro cuentos que escribió para su hijo en papel higiénico entre julio y diciembre de 1941. Dos fueron artesanalmente confeccionados por un compañero de carcel y enfermería. Los otros dos se muestran por primera vez. Estos relatos son cuatro metáforas de libertad. Impresiona verlos, impresiona pensar que en ese ambiente pudieran crearse.

No voy a contaros su corta vida porque eso es algo que podéis leer en cualquier parte, y de hecho si vais a la exposición os la van contar de nuevo. Pero quería dejaros con algunos de los párrafos que se pueden leer en ella, con algunas de las curiosidades para que os podais hacer una idea.



"Es el caso, querido don Luis, que quiero estudiar y en casa no pueden o no sé, no quieren mantenerme si no trabajo (mi padre dice si no doy "producto", como una máquina o un pedazo de tierra). Yo me ahogo en mi casa. Me dicen que no hago nada. Y yo no respondo que en los 6 meses que no hago "nada" he hecho más que nunca (dar un salto enorme en la poesía, leer muchos libros y preparar uno para dentro de unos días) porque para qué... Ellos no sabrán nunca que leer y hacer versos e inclinarse sobre la tierra o sobre las cabras, son la misma cosa..."
Carta de Miguel Hernandez a Luis Almarcha
10 de septiembre de 1932

Supongo a la vista de estas palabras, que la inclinación que sentimos algunas personas hacia las palabras, debe ser innata, porque es evidente que en el caso de Miguel Hernandez no había nada en su entorno que le empujara en esa dirección, y ni siquiera le apoyara. La verdad es que emociona su fuerza de voluntad y su claridad en este tema.


Tambien por ejemplo es curioso y emocionaba el menú que le prepararon sus compañeros del Penal con motivo del homenaje que le hicieron el 27 de diciembre de 1940. Lo escribieron en las invitaciones. Aquí os dejo con él:

1. Sopa Sala Once.
2. Intercambio fraterno-microscópico.
3. Ensalada.
4. Empieza el día del azucar: Pastel
5. Pudding
6. Macedonia frutal
7. Café
8 Cigarrillos "plenipotenciarios"



"... si en el caso de Miguel Hernandez se nos hubiera anticipado en aquel momento lo que habría de pasar por él, no lo podríamos haber creído: tan opuesto era, como imagen, ese porvenir funesto a la irradiante naturaleza joven que teníamos ante nosotros."
Juan Gil-Albert
1965


La verdad es que la Biblioteca Nacional siempre que hace alguna exposición sobre una persona en concreto, recuerdo la de Gregorio Marañón del último invierno, lo hace de forma muy exhaustiva y amena. Son garantía de un trabajo bien hecho. Como ha ocurrido en otras ocasiones, también ésta es una exposición muy completa, es un repaso exhaustivo por la vida y la obra de este poeta. Pero también es emotiva y en algunos momentos hasta sobrecoge (recuerdo ahora mismo algunas de las cartas que escribía a Josefina Manresa). A mí me ha gustado mucho. 



"Recordar a Miguel Hernandez que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor"
Pablo Neruda
1960