Hace mucho tiempo que no nos fijamos en las placas de los escritores con las que vamos tropezando al pasear por Madrid.
Tenemos cuatro entradas en este blog de las otras veces que hemos hablado de este tema. Os dejo el vínculo por si queréis repasarlas:
Hoy nos vamos a parar en algunos puntos de la Gran Vía.
A la altura del Círculo de Bellas Artes, en la acera de enfrente, tenemos la Iglesia de San José donde fue ordenado sacerdote D. Félix Lope de Vega. Esta Iglesia se salvó de puro milagro del derrumbamiento cuando contruyeron la Gran Vía. En la casa que estaba justo al lado fue donde Alfonso XII clavó la piqueta en 1910 del comienzo de las obras.
La Virgen que se ve en la fachada es la Virgen del Carmen.
Un poco más adelante de la Gran Vía, camino de la Puerta del Sol, nos encontramos otra placa que nos habla del "Café de Fornos" lugar de tertulias de intelectuales, políticos y toreros. Dicen que por allí pasó hasta la famosa Mata-Hari.
Y aunque aún no existía la Gran Vía, ni lo derrumbaron para crearlas, éste no sobrevivió.
Antonio Velázquez Zazo en su libro El Madrid del Fornos, escribe en 1945: “Ya se había cerrado el café de Fornos. Se cerró cuando la Exposición de la Infancia, en el Retiro; cuando el homenaje a Ricardo de la Vega, en el Teatro de Apolo, con motivo de la Fiesta del sainete; cuando la inauguración del Puente de la Princesa; cuando llegó el tranvía a la Ciudad Lineal…” “Se cerró Fornos cuando se quemó el Teatro de la Zarzuela, (…) y tembló la tierra de Madrid, pués entonces se produjo un terremoto.”
Ahora donde un día estuvo el emblemático Café de Fornos hay un Starbucks, uno de esos cafés que proliferan en las esquinas, donde es bien caro el café y tertulias... tertulias... al nivel de su antecesor me temo que no hay. Pero bueno... es un café.
En la calle del Clavel de Madrid, semiesquina con la calle de la Reina, también muy cerca de la Gran Vía sobre la fachada de un edificio levantado poco antes de la Guerra Civil, el Ayuntamiento madrileño colocó una placa metálica en la cual se informa de que en aquel lugar vivió Víctor Hugo.
Se trataba del palacio Masserano, lugar donde vivó Víctor Hugo siendo niño, palacio que fue requisado por José Bonaparte en beneficio de su general más querido, Léopold Hugo, al que había hecho Conde de Sigüenza. Más tarde albergó la famosa fonda Geneys, de moda en los años 30 del siglo pasado, y posteriormente fue sede de "El Heraldo de Madrid".
Las obras de Víctor Hugo están llenas de recuerdos de esa España que conoció cuando era un niño.
El Palacio Masserano también cayó con la construcción de la Gran Vía.
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