Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 14 de noviembre de 2020

Hicimos olas. Faros de Málaga

 

La Farola de Málaga. Verano 2020

Y llovió.

Llovió y llovió tanto ese día, que se hizo un gran charco en el patio en el que se miraron todas las flores de otoño.  

Los crisantemos y las flores del cactus, los cyclamen y las caléndulas, contemplándose en aquella superficie lisa y líquida, se nos volvieron nenúfares. 

Y el agua, creciendo sobre el pavimento, nos rodeó, 

nos invitó a entrar despacio en su ilusión. 


Y no sé por qué lo hicimos,

pero sacamos la colección de faros. 

Todos los que habíamos ido trayendo,

de aquí, de allí y de allá.

Todos los que habíamos ido guardando celosamente a salvo del paso del tiempo y la desmemoria, fuimos sacando al patio, 

fuimos dispersando,

 y recolocando entre aquellos improvisados nenufares. 

 

Y era noviembre, y hacía frío, 

pero miramos a nuestro alrededor, 

y sonreímos.

Teníamos un mar, un mar nuestro.

Solo nos quedaba dejarnos llevar, mecernos, disfrutar.

E hicimos olas.

Os lo juro, las hicimos.

Con las palmas de nuestras manos, chapoteando entre sueños, inventamos olas.

Olas enormes, de cuatro metros algunas, y otras chiquitas, chiquitas y suaves, de esas que se deslizan y solo alcanzar a mojarte las plantas de los pies.

Las hicimos.

Muchas, muchas olas. 

Olas que salpicaban los faros, que movían los nenúfares, que 

nos dejaron sumergirnos en ellas, subirnos a su  cresta, y

a lomos de su humedad

escapar,

escapar,

muy lejos de nuestra ciudad. 


Faro de Puenta Doncella en Estepona. Verano 2020

El Faro de Torroz /Málaga) Conjunto arqueológico Villa Romana. Verano 2020

Faro de Calaburras (Mijas costa) Verano 2020

Faro de Marbella. Verano 2020


viernes, 13 de noviembre de 2020

Palabrotas de hoy. Viernes 13

 


Hoy te frotas las manos.

Hoy te puedes echar al plato un suculento menú compuesto de:

- Triscaidecafobia

- Parascevedecatriafobia

Ainssss, no me digáis que no huelen que alimentan. Están para echarles el diente...

 

Y resulta que incluso las masticas al decirlas de lo enrevesadas son. Las saboreas muy despacio, degustándolas de puro diferentes. Y hasta las puedes echar al plato e intentar cortarlas en trocitos: 

Triscaidecafobia: separando sus términos griegos, en 'triscaideca' ('trece'), que cortas a su vez en otras dos, deca (diez) y tri (tres) y el último cachito: 'phobos' ('miedo').

Parascevedecatriafobia, la puedes dividir todavía en más trocitos con sabor griego, por un lado "parasceve" o viernes, por otro "decatreis" o trece, que cortas a su vez en otras dos, deca (diez) y tri (tres) y como antes, por último el de "phobos" o temor.


Hoy, viernes 13, hemos cazado estos dos ejemplares del lenguaje dignos de disfrutar.

- Triscaidecafobia: Fobia al número 13.

- Parascevedecatriafobia: Fobia al viernes 13


Pero claro, de puro raras, no hay que quién las diga de un tirón.Ni de un tirón ni de varios, a no ser que las vayas leyendo despacio. 


Y es que lo del número 13 viene de muy antiguo. Dicen que en la Edad Media se agudizó el miedo a ese número porque era el de los comensales que estaban en la última cena. El núm. 13 sería Judas, claro. 

También dicen que para los antiguos egipcios la décimo tercera fase del ciclo de la vida, era la muerte. O que en el Apocalipsis, en su capítulo 13, aparecía el Anticristo o la Bestia...

Dicen, dicen y dicen. El caso es que desde tiempos inmemoriales se la hemos jurado al número 13.


Aunque lo nuestro, y si acaso, es lo de "En martes y trece...

En trece y martes ni te cases ni te embarques ni vayas a ninguna parte.

En Martes y trece ni te cases ni te embarques, ni de tu familia te apartes. 

En martes y trece, ni tela urdas ni tu hija cases; ni la lleves a confesar que no dirá la verdad.

 

Refranes de martes y trece los tenemos "a puñaos", porque ésto sí que suena más a guiso nuestro haciendo chup chup. 

Lo del Viernes 13, nos pilla como más a desmano, ¿no creeis?


En fin... Lo que sí es cierto es que hoy es viernes. Y hoy es día de hasta decir ¡palabrotas!

No os olvideis:

- Triscaidecafobia: Fobia al número 13.

 - Parascevedecatriafobia: Fobia al viernes 13

 

Y a disfrutar del fin de semana.

lunes, 9 de noviembre de 2020

9 de noviembre. Almudena y Cecilia

 


Te gusta ver de dónde vienen las palabras, por qué hablamos como hablamos. 

Te gustan los binomios, esos dos elementos en equilibrio.

Te gustan estos días, como hoy, como los 9 de noviembre, que oscilamos entre dos nombres: Cecilia y Almudena.

 

Porque tú, como aquel, y el de más allá, sobre todo si se apretuja contigo en esta ciudad, sabe que en Madrid, el 9 de noviembre, se celebra la Virgen de la Almudena.

Dicen, entre otras versiones, que la palabra Almudena viene del arabe. Viene de la palabra Al Mudayna, que significa "la ciudadela". 

Dicen que la Virgen, una talla de madera de estilo gótico que entonces tenía otro nombre, fue escondida por los cristianos en la muralla que rodeaba la villa de Madrid, en concreto que rodeaba la parte del Palacio Real, para que no la encontraran los musulmanes que la tomaron entre el año 711 y el 714 d.C. 

Y ahí la encontró siglos después el Rey Alfonso VI de León, en la Reconquista. Quería encontrarla y organizó una procesión y justo cuando pasaba ésta a su altura, unos ladrillos se desprendieron dejándola a la vista. Solo habían pasado unos 400 años... 

Pero permanecía intacta, hasta con dos velas encendidas que le pusieron cuando la escondieron, en un hueco dentro de la muralla arabe. Muy cerca de donde ahora está la Catedral de la Almudena.

Cosas que dicen, que dicen que pasan.

Por eso la Virgen se llama de la Almudena. Y es la patrona de Madrid desde el año 1977.


Pero a tí que eres de Madrid lo del "9 de noviembre" te suena a la Virgen de Almudena, pero también, tú lo sabes, como a tantos otros, te lleva a otra historia.

Esta historia en la que cada 9 de noviembre alguien regalaba un ramito de violetas.


 

 El 9 de noviembre oscila buscando el equilibrio entre dos nombres femeninos Almudena y Cecilia.

¿A quién, que no tenga ya una edad, no le viene a la cabeza siempre con esta fecha aquel verso de la canción de Cecilia?

Y ahora te preguntarás de dónde viene el nombre de Cecilia... Porque ya que nos ponemos... nos ponemos.

 

Cecilia, el nombre de Cecilia, no proviene del arabe, sino de la palabra latina Caecilius. 

Caecilius nos lleva a una familia plebeya, que a su vez viene de un ser mitológico caeculus, un hijo del dios Vulcano que nació de una chispa encendida. Se llamó así porque era ciego.

La palabra Cecilia viene entonces de caecus, ciego y de illius/illa, un diminutivo. Sería algo así como "cieguita" o "pequeña ciega".

Y si Almudena era una virgen, Cecilia, fue santa.

Santa Cecilia patrona de los músicos, fue una mártir y virgen romana del siglo III. Es patrona de la música, pues la leyenda le atribuía el canto de Dios en el corazón. Su santo se celebra el 22 de noviembre.


¿Tú eres más de Almudena o de Cecilia?

Yo, cada 9 de noviembre, le mandaría a alguien un ramito de violetas.



sábado, 7 de noviembre de 2020

2020 Año Galdós. Galdós y Madrid.


En este año raro en el que casi siempre haces el mismo paseo por Madrid, de casa al trabajo, del trabajo a casa, buscas ocasiones de celebrar. 

¡Cuánta falta nos hace este año celebrar! Lo que sea. Tienes razón, no hay mucho que festejar, si no es por prevención, es por miedo, sales menos.

Aún así, sientes que debes esforzarte, intentarlo, obligarte si cabe. Que no nos roben aún más del 2020.

Arropa mucho una buena celebración, un aniversario, un reencuentro, una ilusión. 

Este año somos más vulnerables, más frágiles. Regálate una celebración, una pequeñita.

 

Y en este año raro celebramos el año Galdós. Tocaba. Hace 100 años que murió en Madrid el gran Galdós. Aquel autor que conociste por primera vez gracias a la serie de televisión "Fortunata y Jacinta".

Qué bien retrataba este autor las pasiones, las desigualdades, la sociedad y el Madrid de entonces. Sí, acuérdate, le conociste primero por aquella serie que nunca se te olvidará, ni por sus personajes, ni por su argumento, ni tan siquiera por aquella música tan especial que tenía, de Antón García Abril. 


Y Galdós era aquel hombre alto, delgado, solitario, tímido pero sin embargo mujeriego, y sobre todo un enorme narrador. A tu vida después llegarían sus novelas. 

En este año raro celebramos el año Galdós, y tú no has podido ir a ninguna lectura, ni obra de teatro, ni concierto. Pero queda alguna que otra exposición, a la que quizá aún llegues.

 

 

¿Te acuerdas cuando en Gran Canaria visitaste la casa donde nació? La casa-museo de Benito Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria.

Era de color azul por fuera y de color albero en su patio interior. Era luminosa.

Dentro, entre otras estancias, estaba su despacho, que habían copiado del que tenía en su residencia de Santander (San Quintín). Porque Galdós en su casa natal solo vivió hasta los 19 años que se vino a Madrid. 

Te gustó mucho aquel despacho, con páginas manuscritas del autor con su caligrafía igualita, menuda, inclinada hacia la derecha, con sus tachones incluídos, fruto de haber estado corrigiendo. Y del sacapuntas... ¿Te acuerdas de aquel enorme sacapuntas? 




 
Curioso afilador de lápices ¿Verdad?

En el año 1862 pisó la estación de Atocha por primera vez. Y se sintió tan bien, que después dijo que él había nacido ese año en Madrid. 
Por eso, a falta de otras manifestaciones culturales, debes celebrar Galdós buscando sus huellas por tu ciudad, esa misma ciudad que el autor adoptó como propia. 
 
Por la zona de Sol, en una callecita perpendicular a la calle Mayor, una llamada Las Fuentes, en el núm. 3 estaba la pensión donde vivió el jovencito Pérez Galdós al poco de llegar a Madrid. Había estado en otra en Lavapiés, pero ésta le quedaba más céntrica para ir al Teatro Real y a los Cafés de la zona. Estamos hablando de los años 1862-63. 

Te salieron muy reguleras las fotos, era de noche y sin la cámara, pero bueno, no eran para ningún concurso.


 

Por la zona de la Plaza de España, en una callecita muy poco transitada,otro día topaste con esta placa en un edificio nuevo: "En este lugar se alzaba hasta 1989 la vieja casa donde Benito Perez Galdós dirigió el diario "El Debate" entre los años 1871 y 1873". 





Y caminando por la calle Hortaleza, un día de verano, fuiste a dar sin querer con el edificio en dónde estuvo la editorial fundada por el autor "Obras de Pérez Galdós", que duró desde 1907 hasta 1904.
 

 

Además, y por otra parte, no puedes evitar acordarte también de él, cuando paseas por Madrid y te encuentras con la huella dejada por "La inevitable", como apodaban algunos de sus colegas (¿Clarín?) a la escritora Emilia Pardo Bazán. . 


Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós

Se sabe y se conoce de 94 cartas de amor entre ellos. 93 de Doña Emilia a Don Benito, y una sola de Don Benito a la escritora.


Y finalmente, cómo no vas llegar hasta la casa donde dice la placa que vivió y murió...

 En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar a que el Ayuntamiento la pusiera, la hizo colocar él en la casa.
 
Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid".
La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar. 
 



Don Benito está aún en Madrid.

Hay huella de su vida en tantas esquinas... vive en sus rincones.

No dejes de celebrar su escritura, su paso por aquí, por nuestras calles, por nuestra literatura, donde dejó escritas en mayúsculas sus enormes obras, a fuerza de escuchar a los demás primero, y después a saber contar esas vidas, con la fuerza y la naturalidad que él lo hacía. 

Ya te hubiera gustado conocer a Don Benito ¿verdad? 

A mí también.


viernes, 6 de noviembre de 2020

"Agua salada" de Jessica Andrews. Reseña Literaria



 11
Acabamos con los desechos de la vida de mi abuelo
por toda la ropa y el pelo. Por toda la piel. Me enteré de
que a los pedacitos volantes de ceniza se los llama «ánge
les de fuego». Después de un incendio doméstico, se los
considera muy peligrosos porque pueden reavivar las
llamas. Son pequeños y frágiles, pero siguen ardiendo.
 
 
 Terminé de leer "Agua salada" de Jessica Andrews con una sensación ambigua.
La primera mitad del libro me gustó bastante, sin embargo luego me fui desinflando. 
 
Es una novela de la que me atrajo la forma en la que está escrita. Está dividida en cuatro partes y un epílogo. Son capítulos muy cortos, muchos de menos de una página. Lo que imprime a la lectura que sea muy ágil, muy fluida. Y por otra parte muchos capítulos son muy poéticos, es una prosa poética. En cualquier caso están llenos de imágenes y son muy visuales. También se trata de imágenes muy sensoriales, mucho de la piel, del cuerpo. Llevando los sentimientos hasta lo físico. Eso me resultaba muy atractivo.
 
Por otra parte no lleva un orden líneal, sino que la autora escribió todos los capítulos seguidos, toda la historia y luego los descolocó y buscó para ellos otro orden, para que dieran la sensación de que son recuerdos. Eso me ha parecido un acierto. También con eso se consigue que la lectura sea menos rutinaria porque vamos dando saltos para atras y hacia adelante en la historia.

Todo eso que afecta a la creación literaria de la novela me sorprendió y me ha gustado leerla para descubrir cómo había quedado. Ese aspecto me ha parecido positivo.

El argumento de la novela es la historia de una chica, Lucy, desde que es niña hasta la madurez. Está contada en primera persona. Y espacialmente se desarrolla entre el pueblo de su niñez Sunderland, su vida universitaria de Londres, y por último en un pueblecito irlandés. 

Al hacerlo toca temas como las relaciones familiares, los problemas de dinero, el alcoholismo... En general el tema es la búsqueda de sí misma por parte de la protagonista. Aborda la pertenencia o no a una familia, a un lugar.

A mí me han llegado bastante más los capítulos en los que la voz narradora aún es una niña. La parte en la que ya es una universitaria que vive en Londres se me ha hecho más pesada. Tanto desenfreno nocturno y resaca mañanera, se me ha hecho un poco ya cansado. Sin embargo, me atraían los capítulos que están ambientados en Irlanda. 

 16
Hubo momentos en los que Londres era como si me
perteneciese. Tumbada sobre el rocío en lo alto de Tele-
graph Hill después de una fiesta, el color albaricoque de
rramándose por el horizonte. Zigzagueando en bicicleta
entre el tráfico con un vestido fino, una mano en el mani-
llar y la otra en el aire, agarrando hilos invisibles. Bailan
do en un almacén sucio con el sudor goteándome entre
los pechos como jarabe y mis amigos contorsionándose a
mi alrededor.
Se me ocurre que quizá ése es el encanto. Londres te
empuja hasta el límite sin concesiones y cuando te parece
que estás a punto de caer te hace saber, por un instante,
que has encontrado tu sitio.
Es una ciudad en constante renovación, y en el fragor
de las oportunidades y las trabas comencé a perder de
vista quién quería ser. Me quedé tumbada en la cama ob
servando cómo se derretía el sol hasta quedar reducido a
farolas y vuelta a empezar, siguiendo con los dedos los
dibujos que me hacían las sombras en la piel.
 
 
En conclusión, aunque me ha parecido un poco repetitiva en una de sus partes, me ha resultado atractiva esta novela por su forma de contar, por el intimismo que transmiten algunos capítulos o pasajes, por esa prosa poética a veces tierna y otras salvaje con la que se expresa la protagonista. También, más que por su argumento, por la originalidad a la hora de montar la estructura de la novela. 


“En los meses que precedieron a la muerte de mi abuelo, algo entre mi madre y yo se rompió. Su presencia en mi vida había sido sólida y valiosa; luego, de repente, ya no estaba allí. Noté que se apartaba de mí. Me dolió por dentro como si me tirasen de los intestinos. El amor me tenia confusa; esa capacidad que tiene el amor de atraparte y darte la libertad al mismo tiempo. Cómo podía hacer que la gente intimase hasta esos extremos para luego separarlos por completo. Cómo podía abandonarte la gente que te quería cuando más la necesitabas”.
 
 
 


lunes, 2 de noviembre de 2020

2 de Noviembre. Día de los Difuntos. Cementerio Inglés de Málaga

 

¿Te acuerdas del Cementerio Inglés de Málaga?

Hoy, día de los difuntos, me acordé de todas aquellas tumbas que tenía recubiertas de conchas. Estaban en su parte más antigua, como en un pequeño cementerio dentro de otro.

Y todas aquellas conchas me recordaron cuánto necesitaban construir su propio cementerio los protestantes. Hartos ya de tener que ir de noche a la playa para dejar a sus muertos en la orilla y a la intemperie, para que las olas se los llevaran si tenían suerte, y no se lo había llevado antes algún perro. No les quedaba más remedio, en los cementerios católicos no les dejaban enterrarse. Hasta que al fin se fundó en el 1831: el primer cementerio protestante de España.


Aquella mañana veraniega llegamos casi cuando iban a cerrar. Solo abrían por las mañanas. Nada más entrar, nos dieron aquel mapa de plástico, a modo de guía, y lo fuimos recorriendo despacio. Qué calor hacía, mientras lo visitábamos, acuérdate. (Y nos hacíamos pis ¿Te acuerdas? shhhh ¡eso no se dice!). 

Era un lugar con mucho encanto. Tan tranquilo y en cuesta, dividido en terrazas y lleno de héroes de guerra, de naúfragos y algún que otro "hijo predilecto".

Pero lo que más nos gustó fue aquel poema tan sentido de María Victoria Atencia a Violet, la niñita enterrada que tenía aquel epitafio precioso, y tan oportuno, en su pequeña tumba: “ce que vivent les violettes” (Violeta: Lo que viven las violetas).

 

EPITAFIO PARA UNA MUCHACHA DE MARÍA VICTORIA ATENCIA

Porque te fue negado el tiempo de la dicha 
tu corazón descansa tan ajeno a las rosas. 
Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico 
y la tierra no supo lo firme de tu paso. 

Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente 
-tal se entierra a un vencido al final del combate-, 
donde el agua en noviembre calará tu ternura 
y el ladrido de un perro tenga voz de presagio. 

Quieta tu vida toda al tacto de la muerte, 
que a las semillas puede y cercena los brotes, 
te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca 
sabrás el estallido floral de primavera. 

 

Nos gustó mucho aquel epitafio, aunque nos costó nuestro rato ir leyendo cada palabra en la piedra bañada en sombras y alfombrada con las agujas de los pinos. 

Mereció la pena. 

Después nos entretuvimos viendo las tumbas de Gerald Brenan, el escritor e hispanista británico.




Y por supuesto y por último, la de Jorge Guillen, el poeta vallisoletano de la generación del 27 que pidió ser enterrado en este cementerio, de tanto cómo le había gustado el lugar. Fue curioso también enterarse de la errata que hay en su lápida, donde dice que murió en enero y fue en febrero... Se equivocaron cuando la rehicieron al morir su viuda.

Hoy, día de los difuntos, volví a mirar todas las fotos que hicimos en el Cementerio Inglés de Málaga. Fue agradable recordar ese rincón silencioso y tranquilo con tanta historia.  

Ese rincón que conocimos un verano, un verano raro.

Te acuerdas ¿verdad?

 


 


domingo, 1 de noviembre de 2020

1 de noviembre. Día de todos los Santos.

 

Cementerio de Casabermeja

Quizá se trate de buscar paz,

la silenciosa paz que transmiten 

quiénes tienen ya

todo el tiempo del mundo.

 

Quizá sea seguir cuidando 

a los que ya no vemos,

a los que sentimos,

y siguen viviendo en nosotros.  

 

O quizá sea volver

volver a ellos, 

rezándoles o no, 

pero contándoles,

acompañándoles,

regalándoles bellas flores que no podrán oler.

 

O solo sea, en fín,

encontrarnos a nosotros mismos,

en ellos,

en los que nos precedieron, 

en los que nos quisieron,

y a quiénes debemos tanto.  


Cementerio de Casabermeja

Cementerio de Casabermeja

 

Las fotos las hice este agosto en el Cementerio de San Sebastián de Casabermeja, a las afueras de Málaga.

Construido en el siglo XVIII, cuenta desde 1980 con la declaración de Monumento Nacional y desde 2006 con el título de Bien de Interés Cultural. 

Las formas de sus tumbas, tan blancas, son tan curiosas que se extendió la leyenda de que ahí se enterraban a los muertos de pie.

Al escritor Antonio Gala le gustó tanto que pidió ser enterrado ahí cuando muriera...