Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 18 de octubre de 2020

Javier Ruibal, poeta. Del libro "Coraza de barro" y sus décimas

 


Mi querido Ruibal sacó un poemario que yo me pedí para mi cumple. 

Sabía que con lo que me gustan sus canciones, sus poemas no me defraudarían. 

Aquí os dejo alguna de sus décimas.

 

 DEL TIEMPO AMARRADO

Sigue el pasado plomizo

robándome este precioso

instante en el que no gozo

del placer escurridizo

de este segundo de hechizo

que no volverá jamás,

ya no quiero que el atrás

me impida ver adelante,

bendigo el tiempo restante

y lo lleno de ojalás.



 DE LOS VERSOS QUE TE DEBO

De los versos que te debo

ando poniéndome al día,

fue una racha de sequía...

fue por lo mucho que bebo...

Lo del alcohol fue un placebo

un desacertado intento

de curar a trago lento

las heridas de tu ausencia,

un tratado de impaciencia

que verso a verso te cuento.

 

 

DE LA MUSA

Mi desmesurada musa

se me desnuda a diario,

se demora el poemario,

mi obra magna inconclusa,

nunca le falta una excusa

para ponerse en pelotas,

y venga cuartillas rotas

y venga revolcón sin tregua;

más que mi musa es mi yegua

y dale, que trota que trota. 



Otro día os traigo más décimas y más poemas de este libro.

Una cosa:

¿Sabéis lo que una DÉCIMA en poesía?

Pues la décima se compone de diez versos octosílabos con una rima consonante de la siguiente manera: abbaaccddc.  

Teniendo en cuenta que cuando una palabra acaba en vocal no acentuada y la siguiente comienza en vocal, se unen formando una sola sílaba. 

 

La décima la inventó Vicente Espinel. 

Vicente Gómez Martínez Espinel (Ronda, Málaga, 28 de diciembre de 1550 - Madrid, 4 de febrero de 1624) fue un sacerdote, escritor y músico español del Siglo de Oro, autor de una novela picaresca, la Vida del escudero Marcos de Obregón (1618). A partir de sus Diversas rimas de 1591, transformó la estructura de la décima, estrofa conocida también como espinela en su homenaje. En la música se hizo famoso por dar a la guitarra su quinta cuerda, añadiendo una cuerda más aguda - llamada mi agudo o prima - a las cuatro existentes en aquel momento.


sábado, 17 de octubre de 2020

Centenario nacimiento de Miguel Delibes, 17 octubre 1920

 


 

Me recuerdo a mi misma haciendo el primer trabajo que me mandaron sobre un libro. 

Uno que nos habíamos tenido que leer.

Me recuerdo agachada sobre la mesa enorme de madera que había en el comedor de casa, donde cada tarde nos juntábamos los hermanos para hacer los deberes. Estoy en mi memoria, escribiendo con infinito cuidado en unos folios blancos que había unido con un clip a otro al que había hecho unas líneas para no torcerme. 

Cuántas reseñas de libros habré hecho en mi vida sin que me lo mandara nadie.

Pero aquella fue la primera vez, y quería hacerlo lo mejor posible. 

Cuánto me costaba elegir las palabras, cuánto no enredarme en esas frases demasiado largas para las que no encontraba ni un punto y seguido. Y cuánto, tanto, dudaría a la hora de plasmar la crítica final, cuánto que aún lo recuerdo.

Yo tendría doce o trece años, y el libro era "Las ratas" de Miguel Delibes.

 

Hoy se cumple el centenario del nacimiento de Delibes, 17 de octubre de 1920. 

Y yo, que después he leído tantos libros suyos, "Los santos inocentes", "Cinco horas con Mario", "El hereje", "Mujer de rojo sobre fondo gris", con los que disfruté, me entristecí, y en definitiva sentí, esa forma suya de contar las cosas, guardo en mi interior un recuerdo especial para "Las ratas".

No porque fuera el que más me gustara, sino porque me enfrenté a él por primera vez con otros ojos. Los ojos de quién desmenuzó cómo estaba escrito además de atender a lo que contaba, los ojos de quién algún día quería también escribir. 

Delibes, qué mejor maestro de escritura.

Delibes, qué bueno.


jueves, 15 de octubre de 2020

"Morir no es lo que más duele" y "Antes mueren los que no aman" de Inés Plana

 


Y ocurre que el tiempo va muy deprisa, tanto, que no deja que ordenemos lo que vamos viviendo en esas estanterías invisibles que nos inventamos para interiorizar lo que nos pasa.

Y ocurre que "una" lee más rápido que reseña. Y más cuando a "esa una" le gusta también reseñar faros y murales, palabras y su origen, bibliotecas y no sé cuántas cosas más, en un blog intangible pero muy "presente".

Por eso, también ocurre que "aquella una" se ve de pronto reseñando por pares lo leído, con ánimo de economizar tiempo y no perder detalle. 

Y "todas las unas" que habitan en mí han decidido que hay que reseñar ya las últimas dos novelas que han terminado de leer. Ambas de novela negra, ambas de Inés Plana.

Porque ha tenido que leerse una detrás de otra porque le han parecido bastante entretenidas. Y la historia iba a continuar, y una, esa una, aquella una, todas, no querían perderse qué pasaba. ¡¿Cómo se lo iban a perder!? si era tan fácil como devorar otras quinientas paginitas... Casi ná.

Pero que oye te las lees volando. De verdad.

Porque estas novelas son de las nuestras, de las que están ambientadas en nuestra tierra, en los alrededores de Madrid. Que si en la sierra madrileña, que si en Avila, que si en nuestras barriadas y pueblos del sur de Madrid.

Y la primera de ellas "Morir no es lo que más duele" comienza con un ahorcado, un ahorcado al que le han arrancado los ojos. Pero que además lleva en un bolsillo un papelito con el nombre de una persona, una chica, que dice no conocerle de nada y aparentemente no tiene absolutamente nada que ver con el ahorcado.

Estamos en el año 2007, hace nada, ya veis. Pero la historia nos va a llevar atras, atras... Y no os cuento más porque entonces os la destriparía.

En esta novela vamos a conocer al teniente Tresser y al cabo Coira, ambos de la policia judicial de la guardia civil. Vamos a conocer a la psiquiatra Adelaida, y a Luba, una cría con una vida nefasta. Y además de conocerlos vamos a querer saber tanto de ellos, mientras descubrimos por qué está ahorcado el ahorcado, que nos leeremos esta novela de más de cuatrocientas páginas bien corriendo. 

Y no solo eso, sino que querremos seguir leyendo la siguiente, la de las quinientas, donde seguiremos la historia de estos cuatro personajes y sus dilemas y peripecias vitales, dos años después, en el año 2009.

Donde además de su historia nos encontraremos la del incidente con que empieza esta segunda novela: En las navidades del 2009 una funcionaria de la Seguridad Social muere al ser empujada violentamente contra una cristalera.

 En las dos novelas, hay varios narradores que nos ofrecen su propio punto de vista de lo que les ocurre y nos lo van contando. Multiperspectivismo sí. Y quizá no haya mucha intriga, no os voy a engañar, porque enseguida sabemos quiénes son los malos, pero no importa, porque paradójicamente y aún así, el interés no decae en ningún momento. 

Por una parte creo que la autora ha sabido inventar unos personajes principales tan atractivos que nos atrapan y nos llevan a su terreno de tal forma que queremos seguir sabiendo de ellos. 

Y por otra, la autora ha sabido escribir dos novelas con acción, donde pasan muchas cosas, donde vamos siguiendo el hilo de varias subtramas sin que dejemos de saber de ellas en ningún momento. Y además las ha escrito con una prosa sencilla, y con el ritmo justo.

Si eres aficionado o aficionada a la novela negra, a la intriga, a nuestras novelas de crímenes, deberías leer a Inés Plana.

Ha sido como haber leído una sola novela muy larga, que sin embargo, que ha ido ganando puntos a medida que iba avanzando la historia de puro entretenido que era hacerlo.

 

Inés Plana

Inés Plana nació en Barbastro (Huesca). Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y desde el principio desarrolló su carrera profesional en Madrid. Ha trabajado en diversos medios de prensa escrita y, en el terreno editorial, ha creado y coordinado distintas colecciones de títulos relacionados con la divulgación de la historia y el arte. Actualmente es directora del periódico-magacín Vivir Bien, en la Comunidad de Madrid.

 

lunes, 12 de octubre de 2020

De murales y viajar. Castellón

 

En Benicarló (Castellón)


Echabas de menos el olor del mar. 

Y el tacto de la arena granulosa bajo las plantas de los pies, echabas de menos el aire marino rizando de más tu pelo, y el sol calentando la piel, 

el sol calentándote de fuera adentro.

Echabas de menos descubrir pueblecitos tranquilos en los que parece que casi nadie vive.

Echabas de menos viajar.

Escapar.

Descubrir.

 

Descubrir murales ocultos a la vuelta de la esquina. 

Agujeros profundos y de colores.

Puertas enormes siempre abiertas a otros mundos, 

otras historias, otras vidas. 

La piel tatuada de los edificios 

permanentemente 

embelleciendo el mundo. 


En Torreblanca (Castellón)

En Vinarós (Castellón)

En Torreblanca (Castellón)


domingo, 11 de octubre de 2020

Los faros cuentan historias. Faro de Peñíscola (Castellón)

 

Faro de Peñíscola (Castellón)

Los faros cuentan historias. 

Historias de atardeceres fantásticos y criaturas marinas mitológicas. 

Historias de desgraciados naufragios y pecios fascinantes que nos esperan en el fondo del mar.

Historias de todos los tiempos que el agua salada ha ido imprimiendo en sus paredes con tanta persistencia, que ha ido calándolos y palpitan intactas en su interior seco y atemporal.

 

Los faros cuentan historias.

Si te acercas a ellos lo suficiente y prestas atención,

si sigues la dirección de su veleta,

si muestras respeto por quienes fueron y son,

quizá consigas que confién en ti y te las susurren sobre el rumor de las olas. 

 

Faro de Peñíscola (Castellón)
 

 


Los faros cuentan historias.

Pero no todos consiguen oírlas.

Solo quienes los faros eligen serán capaces de escucharles contar. 





lunes, 5 de octubre de 2020

Lugares de culto

 

Alcalá de Xivert (Castellón)


Le encantaba tropezarse con ellas.

Admirar sus particularidades: si se revestían de arquitectura clásica o moderna, si primaba el espacio o la luz, si en su fachada se anunciaban actos culturales varios o simplemente les habían tatuado un insípido horario. 

Si estaban cerradas, no podía evitar imaginarlas llenos de gente. Voces, risas, barullo. Pisadas y carpetas. El olor de un cigarro, el de un café, el de la vida palpitando entre sus paredes.

Si estaban abiertas, tenía que asomar la nariz, ver si podía colarse, curiosear y sonreír.

 

Le encantaba tropezarse con ellas.

Le contagiaban ganas de aprender, de conversar, de coger un papel y un lápiz y comenzar a escribir.

Le trasmitían calor.

Las sabía interesantes y entretenidas,

las adivinaba concurridas, amenas, 

las creía efervescentes transmisores de conocimiento y cultura.

Bibliotecas, casas de cultura, agencias de lectura.

Cuánto importaban.

 

Le encantaba tropezarse con ellas.

Eran las huellas digitales de un lugar.

Eran promesa de riqueza intangible e incalculable.

Eran lugares de culto. 

            De ese "culto" que procede del adjetivo latino cultus, culta, cultum

Cultivado, habitado,  frecuentado.  

 Lugares de culto preciosos.


El Gordo (Toledo)


Torreblanca (Castellón)

Vinarós (Castellón)

Benicasim (Castellón)

Teruel


domingo, 4 de octubre de 2020

Paradoja. Dícese de veranear en otoño

 


 

Paradoja: dícese del hecho de "Veranear" en otoño.

O como diría la RAE de las paradojas: F. 1. Hecho o dicho aparentemente contrario a la lógica.

Veranear. INTR. Pasar las vacaciones de verano en lugar distinto de aquel en que habitualmente se reside. Diría también.

Y digo yo que es sano acometer, de vez en cuando, hechos aparentemente contrarios a la lógica.  

Con ese "acometer" que también diría la RAE:

Acometer. TR. 1. Embestir con ímpetu y valor.

 

Es sano "acometer" hechos aparentemente contrarios a la lógica, 

es sano "veranear" en otoño. 

Embestir con ímpetu y valor a la vida. 

Dejarnos llevar, 

demostrarnos que respiramos.

Pisar la arena con los pies descalzos,

dejar que el sol nos acaricie la piel, 

conocer lugares distintos a aquellos en los que habitualmente residimos, como diría la RAE.

El mundo es mucho más enorme que el calendario,

 que el horario de los días laborables, 

que todos los relojes del mundo. 

Que no se nos queden los años tan nuevos 

como nuestras ropas.

Gastémoslos.

Intentemos "veranearlos" 

todos los días del año. 

VIVIRLOS. 

Con mayúsculas.