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domingo, 15 de enero de 2017

"La trastienda de los premios literarios" de José Blasco del Alamo


"... ¿Qué nos queda entonces? Pues nos quedan los premios medianos y pequeños, y las personas buenas (“en el buen sentido de la palabra”): como Antonio Machado, jurado del Premio Nacional de Literatura que ganaría un joven desconocido, Rafael Alberti. Ya vencedor, hojeando el manuscrito que acababa de recoger, Alberti encontró un papelito amarillento escrito con letra trémula: “MAR Y TIERRA. Es, a mi juicio, el mejor libro de poemas presentado al concurso”."


Quería compartir con vosotros este artículo sobre los premios literarios.

Espero que os guste. A ní me ha parecido interesante.

Es de José Blasco del Álamo.




EL ESPAÑOL, 5 de enero de 2017
La trastienda de los premios literarios
José Blasco del Álamo                                                                                        Foto: Dani Pozo
Periodista y Escritor


César González-Ruano, que tenía fama de cleptómano de libros y relojes de mesa, quiso robarle el primer Nadal a Carmen Laforet. El paquete que llevaba Nada, hojas tan desnudas, sensibles y poéticas, llegó de Madrid horas antes de que el plazo expirara. Venía lleno de sellos de urgencia, como si aquella novela tuviera prisa por inaugurar una era. Atardecía. Ignacio Agustí abrió el paquete, leyendo las primeras páginas... “Así se empieza un libro”, pensó. En menos de veinticuatro horas lo había acabado, convencido de que “nadie había hecho una radiografía de los años medio vacíos, medio angustiados, extrañísimos de la posguerra como Carmen Laforet”, a quien no conocía.
Al día siguiente de la entrega del premio, para darle una explicación, Agustí acudió a la casa de Ruano en la calle Mayor de Sitges. César estaba tan indignado que hizo como si no le conociera, tratándole de usted. Cuando oyó el argumento de que había triunfado la democracia, repuso: “Hemos hecho una guerra para acabar con la democracia y ahora la democracia se proclama desde un pequeño premio literario. ¿Es que no sabéis que en España los premios se han dado siempre a los amigos? ¡Dónde se ha visto que un premio sea para el que nos parezca mejor!”.
Cuadro de texto: Cuando le dieron el Nobel a Echegaray en 1904, Valle-Inclán recorrió los cafés madrileños gritando: “¡Viejo imbécil!”La polémica en los concursos es casi tan antigua como la propia literatura: cuando le dieron el Nobel a Echegaray en 1904, Valle-Inclán recorrió los cafés madrileños gritando: “¡Viejo imbécil!”. Siguiendo el criterio de Ruano, podríamos decir que Valle no obtuvo ningún premio importante porque apenas tenía amigos: a un joven escritor que le ofrecía, dedicado, su primer libro, el manco le respondió a voz en grito: “¡Déjeme usted en paz, imbécil!”, al mismo tiempo que le amenazaba con el bastón. También lo enarboló frente al Palacio Real, también gritando: “¡Usurpadores austriacos, levantaos y dejad ese trono a Don Carlos, su verdadero dueño! ¡O venid a luchar con el Marqués de Bradomín, que aquí os espera!”.
Cansinos Assens, en esa hoguera de las vanidades que es La novela de un literato, cuenta su visita a Daniel de Cortázar, unos de los jurados del Premio Fastenrath que concedía la Real Academia Española: “Yo no leo literatura. Yo soy sólo matemático. Cuando me nombran jurado, delego en mi hija… y casi siempre doy mi voto en contra”.
Del mismo premio, Cansinos Assens cuenta otra anécdota: “Se comenta con asombro la concesión del Fastenrath a la novela de un autor cuyo nombre suena por primera vez. ¿Quién es Díaz Caneja…? Bóveda nos explica el triunfo: Caneja es empleado de Correos y está destinado en la estafeta del Senado. Conoce a todos los senadores, entre los cuales hay varios académicos. En vísperas de otorgarse el premio, situose al pie del ascensor del Senado y fue pidiéndoles su voto a todos los académicos de la casa. ¿Quién iba a negárselo, al hombre encargado de cursar sus misivas?”.
Cuadro de texto: Concha Espina decía que para ganar el Nobel se debía hacer una campaña no menos laboriosa que la de un candidato a la presidencia de Estados UnidosConcha Espina sostenía que el escritor que quisiera ganar el Nobel debía realizar una campaña no menos laboriosa que la de un candidato a la presidencia de Estados Unidos. Ella no lo ganó por un solo voto, pero finalmente alcanzó la fama por una senda inesperada: da nombre a la avenida del Santiago Bernabéu. Antes, violando el secreto de los lemas, envió a Cansinos Assens —jurado del Premio Zozaya a la mejor crónica— una carta de recomendación a favor de su hijo.
Y Pío Baroja, en su casa de Ruiz de Alarcón (donde no le aguardaba el Nobel sino la muerte), le decía a Josefina Carabias: “En eso del Premio Nobel supongo yo que también habrá mucho caciquismo, mucha política. Fíjese usted en que siempre suelen dárselo a países que por unas cosas u otras están de moda. Creo que ahora, tras ganar la guerra, los anglosajones son los que tienen más posibilidades”. Sesenta años después los tiempos cambiaron: con Obama, los estadounidenses ganaron la paz y Dylan el Nobel de Literatura, aunque se había unido al pacifismo para tener más público.
Cuadro de texto: Rosa Montero me aconsejó que no me presentase a los premios grandes porque suelen estar manipuladosRompiendo la frialdad digital con esa calidez que la hace tan especial, Rosa Montero me aconsejó que no me presentase a los premios grandes porque suelen estar manipulados. Y mi primer editor, Francisco Villegas, me confesó que una autora consagrada (cuyo nombre omitiré porque ya no está entre nosotros) había ganado el Azorín sin haberse presentado.
En sus memorias, Carlos Barral nos da una clave para entender cómo funcionan hoy en día los premios literarios: a mediados de los 70, “de pronto todas las conversaciones derivaban a asuntos relacionados con el éxito y el dinero. Sin ningún pudor por parte de sus practicantes y de los aspirantes, la literatura era una cuestión de mercado… Los nuevos escritores aspiraban a triunfar y no a escribir. Probablemente había nacido un atroz desequilibrio en la cotización de los derechos de autor, provocado por la selectiva eficiencia de los agentes literarios y por el mercadeo desenfrenado de los grandes premios literarios”.
Cuadro de texto: Para Vargas Llosa el vacío dejado por la desaparición de la crítica lo ha llenado la publicidadVargas Llosa abunda en esa idea en su lúcido ensayo La civilización del espectáculo: “El único valor es el comercial… El vacío dejado por la desaparición de la crítica ha permitido que, insensiblemente, lo haya llenado la publicidad”. A don Mario, sin embargo, le reprocho dos cosas: que no deje de aparecer en la revista Hola, a pesar de que en dicho ensayo asegura que es uno de los productos periodísticos más genuinos de la civilización del espectáculo; y que aceptara el Premio Planeta, otro producto igualmente genuino.
A los que han ganado premios grandes a sabiendas de que estaban manipulados y luego se pasean por los medios de comunicación criticando las corruptelas de los políticos, les pediría que no nos dieran lecciones morales.
Cuadro de texto: Nos quedan los premios medianos y pequeños, y las personas buenas... como Antonio Machado y     Miguel Delibes¿Qué nos queda entonces? Pues nos quedan los premios medianos y pequeños, y las personas buenas (“en el buen sentido de la palabra”): como Antonio Machado, jurado del Premio Nacional de Literatura que ganaría un joven desconocido, Rafael Alberti. Ya vencedor, hojeando el manuscrito que acababa de recoger, Alberti encontró un papelito amarillento escrito con letra trémula: “MAR Y TIERRA. Es, a mi juicio, el mejor libro de poemas presentado al concurso”.
Personas como Miguel Delibes, a quien un delegado de Planeta le propuso que se presentase al premio con una novela que tenía recién empezada. En la propuesta estaba implícito el triunfo. “¿Qué pensarán de mí?”, preguntó Delibes al delegado. “¿Quién?”. “Los que han presentado sus novelas al premio y se encuentran con que está dado antes”. “Eso qué importa. Pensarán que su historia era la mejor, sin duda”. “A mí me importa, y mucho”. Y con esta respuesta don Miguel perdió tantos millones como dignidad ganó.

jueves, 12 de enero de 2017

De la palabra "pachucho"







Me gusta la palabra "pachucho".

Es de esas palabras del lenguaje coloquial que una lleva escuchando toda la vida y se hacen entrañables. Es un adjetivo que tiene un aire de familiaridad, de cercanía, y un punto de ternura. Y no es extraño que aparezca en diminutivo: "Está pachuchillo..."

He buscado la definición, como hacemos siempre en este blog, en el diccionario de la Real Academia y encuentro:

pachucho, cha

1. adj. Pasado de puro maduro.
2. adj. coloq. Flojo, alicaído, desmadejado.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados


La primera acepción se refiere a la fruta. Sin embargo, aunque claro que había oído este adjetivo para referirse a ella, lo he escuchado muchísimas más veces referida al estado anímico o físico de las personas.

¿Vosotros no?

De todos modos, aunque "pachuchos" somos muchos, y más en este enero de gripes, no hay demasiada información sobre esta palabra. Y su etimología es incierta.

Sin embargo, quería dedicarle una entrada, aunque sea pequeña. Tan pequeña como se siente uno cuando está "pachucho"...

Para terminar os dejo con un poema infantil que he encontrado en un blog muy variado y entretenido sobre literatura infantil:


Poesía Infantil: Lucho esta pachucho

Lucho esta pachucho
Estornuda y moquea mucho
No para de moquear
No deja de estornudar
Por culpa de su enfermedad
Fuego ya no puede echar
Con un pañuelo de lunares
Quiere curarse los males
Y es que…
Lucho esta pachucho
Estornuda y moquea mucho




Estrella Montenegro

miércoles, 11 de enero de 2017

De la palabra "GANGA"







Es enero, tiempo de rebajas, tiempo de gangas.

Me gusta la palabra "ganga". He pensado que podíamos hoy dedicar la entrada del blog a ella.

Buscamos en el diccionario de la Real Academia el significado de esta palabra y observamos que hay tres acepciones:

ganga1.

Voz imit. del grito de esta ave.
1. f. Ave del orden de las columbiformes, algo mayor que la tórtola y de aspecto semejante, gorja negra, con un lunar rojo en la pechuga, y el resto del plumaje, variado de negro, pardo y blanco.
2. f. Bien que se adquiere a un precio muy por debajo del que normalmente le corresponde.



ganga2.
Del fr. gangue.
1. f. Ingen. En minería, materia que acompaña a los minerales y que se separa de ellos como inútil.
2. f. Alm., Córd., Gran. y Jaén. Arado tirado por una sola caballería.



ganga3.
Del ingl. gang 'banda', 'pandilla'.
1. f. P. Rico. Pandilla callejera de mala reputación.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados



Nuestra palabra correspondería a el bien que se adquiere a un premio muy por debajo del que corresponde.

Hay quién dice que tiene su origen en el ave llamada "ganga", muy parecida a la perdiz y que parece ser que era complicado cazarla y además tenía una carne muy dura, por lo que se vendía más barata.




Sin embargo otros apuntan a que viene directamente del francés "gangue", y éste a su vez del alemán "gang" o filón de una mina. Por tanto procedería de esta acepción que nos llega de la minería en la que hay un material que acompaña al mineral precioso y que se separa de éste y se deshecha al extraerlo de la mina como algo inútil o inservible.  Con esta última procedencia, aparece en nuestro diccionario a partir del siglo XIX.




Pues ya le hemos dado un repasito a esta palabra tan curiosa y sonora.



martes, 10 de enero de 2017

El Teatro Circo Price de Madrid


En un principio el Circo Price de Madrid, tal y como cuenta la placa de la fachada, estaba en otro sitio al que ocupa actualmente. 

Entonces estaba haciendo esquina con la calle Barquillo, en la plaza del Rey. Cerca también de la casa de las siete chimeneas. Casi cien años estuvo allí: Hasta el 12 de abril de 1970 que el Price dió su última función en este lugar.

Antes de eso estuvo en la calle Barbara de Braganza, donde lo levantó quién lo inauguró: Thomas Price, un domador de caballos irlandés que había llegado a España en 1847 y que descendía de una estirpe de acróbatas.



Después de estar en la calle Barbara de Braganza, y en la Plaza del Rey, por fin llegó al lugar donde está en la actualidad. Muy cerca de La Casa Encendida, en Ronda de Atocha (No es mal sitio tampoco ¿verdad?). Aquí comenzó sus obras en el año 2002, por virtud de un convenio suscrito entre las Administraciones Públicas, el convenio suscrito entre el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Madrid en el año 1999.

En las navidades del año 2006 comenzó de nuevo la andadura de este nuevo Teatro Circo Price. 

Mis dos últimas navidades han estado un poco ligadas a este lugar mágico. Tanto este 1 de enero de 2017, como el 1 de enero de 2016, he asistido a la función de navidad del Price con mis sobrinas, su abuela y sus padres.  Y la verdad es que lo he disfrutado mucho.

Es una obra llena de colorido, de acrobacias, de magia para un día especial. Sientes la navidad.

Una forma muy buena de comenzar un año. 


lunes, 9 de enero de 2017

Octavio Paz - Primero de Enero


9 de enero.

¿Arrancamos?

Pues venga, aquí va un poema.


PRIMERO DE ENERO

Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido.
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.
Ya tarde abrí los ojos.
Por el segundo de un segundo
sentí lo que el azteca,
acechando
desde el peñón del promontorio,
por las rendijas de los horizontes,
el incierto regreso del tiempo.
No, el año había regresado.
Llenaba todo el cuarto
y casi lo palpaban mis miradas.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
había puesto,
en un orden idéntico al de ayer,
casas en la calle vacía,
nieve sobre las casas,
silencio sobre la nieve.
Tú estabas a mi lado,
aún dormida.
El día te había inventado
pero tú no aceptabas todavía
tu invención en este día.
Quizá tampoco la mía.
Tú estabas en otro día.
Estabas a mi lado
y yo te veía, como nieve,
dormida entre las apariencias.
El tiempo sin nuestra ayuda,
inventa casas, calles, árboles,
mujeres dormidas.
Cuando abras los ojos
caminaremos, de nuevo,
entre las horas y sus invenciones
y al demorarnos en las apariencias
daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.
Abriremos las puertas de este día,
entraremos en lo desconocido.

Octavio Paz

 

domingo, 1 de enero de 2017

Gospel para empezar una navidad y un año... ¡FELIZ 2017 amigos del blog!






¡¡Feliz año 2017 amigos del blog!!

Sigo poniendo orden en mis entradas, por eso quiero comenzar el año con el concierto con el que comenzaros mis navidades.

Necesito ir por orden y darle la importancia que requiere a cada evento porque os lo quiero recomendar. 

Cuando os entereis de que hay un concierto de gospel por la BLACK LIGHT GOSPEL CHOIR, por favor ¡no os lo perdáis!

Mis amigos y yo estuvimos el pasado 23 de diciembre asistiendo al titulado "Gospel Christmas" en la Sala BUT de Madrid y nos encantó.

Fuerza, energía, intensidad, disfrutar. Lo que se necesita para empezar un año. Eso nos trasmitió este concierto, y este coro. 

Merece la pena. 

 




Ojalá que este año nos traiga mucha salud y muchos buenos momentos para disfrutar y compartir.

Mis mejores deseos para todos vosotros.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Mi última carta de amor premiada: "Bajo la bonanza del anticiclón"



En la reseña de los grandes momentos literarios de este año, me queda dejar memoria del último premio que me han dado.

Ha sido en este mes de diciembre del año 2016. Se trata del 2º Premio de Cartas de Amor en el XXI Certamen de Covibar de Cartas de Amor de Rivas Vaciamadrid, y ha sido con una carta a la que yo tengo mucho aprecio: "Bajo la bonanza del anticiclón". Por eso tenía ilusión por compartirlo.


 
XXI Certamen de Covibar de Cartas de Amor

  • Primer premio al trabajo “Señora” de Álvaro Martín García.
  • Segundo premio al trabajo “Bajo la bonanza del anticiclón”, de Rocío Díaz Gómez.
  • Tercer premio al trabajo “En la sala 27”, de Nazaret Romero González.
 La entrega de premios fue el pasado martes 20 de diciembre y no pude asistir porque me había comprometido con la presentación del poemario de Javier Díaz Gil, así que me lo recogió mi hermano Alberto. 


Quería compartir también la carta premiada con vosotros. Y por supuesto dedicársela a las personas que quiero de la AEMET.

Aquí la tenéis.

 

Bajo la bonanza del anticiclón

La piedra de enamoramiento de mayor tamaño recogida hasta la actualidad en mi vida sentimental cayó un primero de julio de 2005 en mi localidad, en mi habitación y en las aguas cálidas de mis propias sábanas. No hay lugar más exótico que el cotidiano, ni más cercano que esta cama mía, que siento nuestra.

Aunque la velocidad con que impactan los enamoramientos en las personas dependen de su tamaño, el enamoramiento al caer se ve impulsado por fuertes corrientes de aire descendente, procedentes del olor de una piel, de su tacto y su temperatura, procedentes también de una boca y su voz, de su humedad y su tibieza, de tal forma que podemos multiplicar los grados por dos, de ahí su alta peligrosidad. Cómo decirte que en aquella ocasión sus dimensiones fueron tales en diámetro y circunferencia que aún no me he recuperado.

Nuestro tornado se formó por la rotación violenta de nuestros cuerpos descolgándose desde la nube en la que llevábamos instalados unos meses, quizás años, al calor del trato diario y las confidencias. Nuestro tornado en su parte más estrecha alcanzó el suelo, fue desplazándose y nos llevó, siempre intentando no provocar grandes destrozos a nuestro paso, hasta donde nos encontramos ahora. 

Muchas veces me he preguntado en qué lista de huracanes, de esas que elabora la Organización Meteorológica Sentimental, alternando nombres de hombre y de mujer, y por orden alfabético, estamos nosotros. De lo que no me cabe la menor duda, es de que si nos vemos envueltos en una pertinaz sequía de encuentros, en nuestros días sopla más el levante que el poniente, por mucho que digan que aproximadamente soplan el mismo tiempo. Si estamos separados, el levante es más impetuoso y alcanza rachas de muchos días llegando incluso hasta la ciclogénesis explosiva. 

No exagero, cada vez que te alejas he podido anticipar el sonido de los truenos después de ver rayos en el horizonte de nuestras palabras y nuestros gestos. Por definición una ciclogénesis puede calificarse de explosiva siempre y cuando la presión afectiva en el centro del corazón implicado disminuya drásticamente. El resultado es la formación en poco tiempo de una profunda borrasca en los sentimientos, lo que siempre lleva asociado un fuerte temporal de emociones y precipitaciones destacadas en los ojos. En los tuyos y en los míos. Porque cuando la humedad relativa de tus ojos alcanza el 100%, por simbiosis, me empapa entero a mí, cubriendo tanto mi tierra que tiemblo de frío y nada temo más que de nuestras bocas al juntarse solo salga vaho,  un gélido vaho, que no podría soportar.

En mi corazón solo cabe una certeza: He aprendido a resguardarme de todas las galernas en el cielo de tu boca.

Porque, pasen los días que pasen, si me acerco a ti sigo impregnándome de ese conocido olor a tierra mojada que solo tu piel sabe exhalar. Y nada siento que me temple más que su temperatura suave, que no es lo suficientemente baja como para darme frío ni lo suficientemente alta como para darme excesivo calor. Cuando tu piel y la mía aciertan a encontrarse en este océano complicado de los días, el aire cálido que nos envuelve, se torna más ligero y disminuye mi densidad y tiende a ascenderme de manera natural en pura flotabilidad. 

Dejemos pues querida, como aquel lejano día que en las aguas cálidas de mis propias sábanas acertó a caernos este enamoramiento, que el anticiclón nos encuentre siempre lo más cerca posible al uno del otro, que nos abrace y nos mantenga unidos impidiendo el paso de todas las borrascas. Bajo la bonanza del anticiclón alcanzaremos las temperaturas más altas. Dejemos que la humedad relativa del aire alcance el 100% de encanto, se sature de vapor de deseo y comiencen a formarse minúsculas gotitas. No me preguntes de qué, lo realmente importante es que tu olor y mi calor actuarán, no tengo la menor duda, como núcleos de condensación de la pasión. Está pasión que nos acuna a golpes de calor. Esta pasión marítima que nos salva de la monotonía y la rutina. 

En mi corazón solo cabe una certeza: He aprendido a resguardarme de todas las galernas en el cielo de tu boca. Y es ahí donde quiero seguir. 

Tu hombre del tiempo.

©Rocío Díaz Gómez