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jueves, 1 de octubre de 2015

Dia Internacional de las Personas de Edad y uno de mis relatos



Este año y en este día, 1 de octubre de 2015, se conmemora el 25° aniversario del Día Internacional de las Personas de Edad. 

En la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60 años.

He pensado que con motivo de este día, para empezar bien el mes, ya que en este blog nos gustan las historias, os voy a dejar con uno de mis relatos. Es antiguo y creo que ya os lo copié en otra entrada, pero hace tiempo ya, y yo le tengo mucho cariño.

Fue premiado con el primer premio en el Certamen Nacional de Literatura de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real). Modalidad de Prosa. 2006. Y publicado en una revista del Ayuntamiento.

Bueno, pues aquí os lo dejo. Espero que os guste.



Aviones de papel en el cementerio

 
...Que nosotros seremos mayores, pero leche que no somos Adán y Eva, le decía yo a mi Genaro. Pero claro no porque fuéramos a quedarnos como ellos salen en los cuadros, con todas las vergüenzas casi al aire, a ver que se va a pensar usted de nosotros, que seremos mayores pero muy decentes, que no ha sido premeditao, ni somos unos pervertidos de esos que salen en las noticias. Mayores sí... pero no Adán y Eva, ni por los años ni por nada, no fastidien... Yo era por animarle a hacer una locura. Pero entiéndame locura y animarle en el mejor de los sentidos.

Pero con decir que éramos viejos y que los viejos pa qué iban a estar con esas tontunas... de ahí no le sacabas. Que a estas alturas que qué necesidad había... Pues menuda diversión... No lo hicimos de jóvenes y lo vamos a hacer ahora, de viejos, a ti se te ha ido la cabeza Trini, no fastidies. ¿Qué necesidad hay...? Y yo le decía: Que no Genaro, que vieja es la ropa, que nosotros viejos no: mayores. ¿Y además por qué no? le decía ¿Por qué no...? ¿Quién nos lo quita...? Pa chasco va a ser cosa de necesidad, necesidades nosotros y gracias a Dios ya bien pocas, lo sabes tú Genaro, lo sabes tú mejor que nadie, le decía, y lo sabe usted porque se lo estoy contando tal y como es, necesidades nosotros bien pocas y todavía ésta me funciona... la cabeza la tengo sobre los hombros y bien sobre los hombros, como le dije también a él, que te veo venir Genaro con esa cara, que no, que tampoco es que me haya trastornado del disgusto hasta ahí podíamos llegar, al cabo de tantos lustros... Y tampoco por divertirnos, pues claro que no, que no es eso... Si nosotros ya no somos ningunos chiquillos, a la vista está ¿Y no vamos a saber a estas alturas divertirnos más, mejor y más agustito que brincando por un cementerio...? Eso le dije a mi Genaro y eso le digo a usted calcaíto de cómo lo dije aquel día. Pues claro que sabemos ¿O no Genaro? Pobre, mírele si no le salen ni las palabras, abochornaíto el pobre... Abochornaíto de verse aquí en el cuartelillo, medio en cueros y por esta razón tan vergonzante que diría él si acertara a decir algo. Pero ya ve mudo del susto que se ha quedado en cuando les ha escuchado llegar, y mudo que sigue dos horas y pico después.

Pero usted no se preocupe que yo se lo voy a contar, se lo voy a contar bien clarito y en un santiamén y ya verá como me entiende a la primera. Que eso es lo que yo le decía a mi Genaro que no me quería entender, no me quería entender... Y yo tenía mis razones.

Pero mujer, me decía él, mira que porfías y porfías cuando algo quieres... Eres peor que los hijos cuando de críos chillaban por algún antojo. Tu no estás bien. ¿A qué no estás bien...?. Yo Genaro estoy mejor que nunca, y por eso mismo es, porque estoy mejor que nunca. “Mira no quiero escuchar más paparruchadas me voy a la partida...” Y con esas cada tarde daba por terminada la discusión. Pero yo no, hasta ahí podíamos llegar, yo no la había acabado y  por la noche erre que erre, erre que erre con el tema. ¿Pero cómo vamos a ir al cementerio a tirar aviones de papel...? ¿Avioncitos de papel a los setenta y tantos...? ¿Pero tú te escuchas lo que estás diciendo...? ¿Tú te escuchas Trini? Te regará bien el cerebro mujer, no te digo yo que no, pero por ahí dentro algo de tanto riego se te ha empapuchado o se te ha roto, de fijo, fijo que se te ha roto algo del raciocinio, o se te ha soltado de su sitio, o yo que sé... Porque si no yo Trini no me lo explico... ¿Pero que te cuesta Genaro, que te cuesta? ¿Pero tú no ves que nos van a llevar al cuartelillo, tú no ves que cualquiera que nos vea... Eso si no acabamos en la residencia. Se enteran los chicos y nos ponen en la residencia esa de la capital pero en menos que canta un gallo, pero ¿no los ves que están deseandito de vender todo esto y darle buen aire a los cuartos...? Que les estoy temiendo... ¿Pero no digas tonterías? le contestaba yo ¿Quién nos va a ver? Los chicos están en Madrid y nadie les va a ir hasta allí con el cuento... ¿Verdad señor guardia que no les van a decir nada a los hijos...? Bastante tienen ellos con sus cosas para que les anden molestando por semejante chiquillada... Porque eso de que nos lleven a una residencia a mi Genaro le quita el sueño... Y eso le decía yo para que se olvidara rapidito: “No empieces tú también con que nos van a llevar a la residencia que te temo cuando empiezas con ese tema...” ¡Echale...! ahora el temoso soy yo... gritaba él ¡Lo que me quedaba por oír...!... Y yo volvía a la carga.

Hasta que ya una noche con un suspiro cansino me dijo mi Genaro: ¿Es que no has tenido ya bastante...? Y ahí, ahí fue cuando yo vi que al fin le tenía convencido, me había costado lo mío, ¡vaya si me había costado! de darle y darle vueltas al guisito de lo del cementerio, pero esa noche ya vi que me había llevado el gato al agua, si le conoceré yo... Y para acabar de rematar bien, bien la costura,  le dije con una mijita de voz, como le gusta a él que le hable en la cama, con una mijita de voz: “Pues de eso se trata Genaro, de eso, de poner las cosas en su sitio, de hacer las cosas bien, como Dios manda...”¡¿Pero tú de verdad crees que Dios nos manda hacer esas chifladuras que a ti se te meten en la cabeza...?! ¿Tú lo crees...? ¿O no será que al pobre ese de allá arriba le tienes tan mareado como a mí con tus historias...?

 Pero no me llevó mas la contraria, no se vaya usté a pensar, que tiene un pronto mi Genaro que pa qué las prisas, un pronto de decir siempre que “no”, su palabra es “no” de primeras y casi de últimas... “No”. Pero luego de unos días de ir diciéndole las cosas así poquito a poco, poquito a poco, se va reblandeciendo, se va reblandeciendo la costra, y ese “no” que tiene siempre entre los labios como la colilla, sea va vertiendo, vertiendo como el agua por la barba pa abajo, hasta que es un charco de ná. Y a mí y a paciencia no me gana nadie y a él, a mi Genaro, lo mismo le pasa, que al final y conmigo sobre todo, tampoco es nadie...

Por eso él nunca me dijo lo de las cartas, porque él sí lo sabía, que él a escondidas ahora resulta que se había leído alguna pero me dejaba con mi ilusión. Fíjese. Que por ahí empezó este tinglado... Y que yo la verdad, no se lo contaría, que maldita la gracia que me hizo a mí enterarme de eso, aunque ya hubieran pasado cincuenta años, que se dice pronto, cincuenta... Pero créame, me dolió en el alma en ese momento, como si acabara de pasar. Qué jodío mi Paco, pero que jodío... Y no, no se piense que me equivocao, que sé bien lo que me digo, no lo voy a saber... Y he dicho mi Paco. Sí señor. Mi Paco, mi primer marido. Porque ese pobre que está ahí agachaíto y mudo, mi Genaro, es mi segundo marido. Parece que bosteza usté ¿no le hemos dejado dormir esta noche verdad señor Guardia? Pero ándese tranquilo que enseguidita yo le cuento y lo apunta usté todo ahí y en la cama todos en un santiamén que ya va siendo hora... Mi Genaro el primero... que ahí le tiene: derrotaíto.

Pues eso, que resulta que yo me casé de primeras con mi Paco. Mi Paco era un muchacho de muy buena planta, que no es por desmerecer a mi Genaro, pero la verdad es que mi Paco era más buen mozo, más guapote, mas alto, mas fuerte, más resultón en conjunto, la verdad, y claro por eso el muy canalla también era más liante. Y vaya si me lió, que le he estado creyendo a pies juntillas hasta después de cincuenta años de muerto, fíjese usted lo que le digo, cincuenta años, si me tendría bien engañada el jodío... Porque allá por entonces, cuando se marchó al frente, que usted ni había nacido ni pensamientos que tenían sus padres que andarían en pantalón corto de que usted viniera al mundo... pues yo no sabía leer. Que ahora ya sé, pero esto se lo contaré más adelante. Pero entonces yo no sabía, y claro como llevábamos muy poquito de casaos que no llegábamos ni a los tres años, pues imagínese usted lo que era estar separaos tan pronto. Jóvenes como éramos y con tantas ganas de estar juntos, y tan enamoraos que nos casamos, por lo menos yo... porque él ya ni lo sé, de verdad que mis dudas me han quedado. Pero bueno el caso es que nos escribíamos de cartas... Virgen santa... Un cerro bien grande de cartas que nos escribimos en aquellos tiempos... Un cerro, dos cajas enteras que tenía yo guardadas hasta esta noche... Bien guardaditas y metiditas cada una en su sobre tan estiraditas como el primer día, casi nuevas hasta esta noche. Y lo que nos hemos reído... no se vaya usté a pensar... Que feliz mi Genaro de verme tan contenta... porque lo he pasado mal no se crea... que disgusto más grande.

Bueno a lo que íbamos, en aquel entonces yo las tenía mucha ley, las esperaba impaciente y en cuantito veía venir al cartero con la carta, corría hasta las escuelas para pedirle a la maestra, la señorita Nieves, que me la leyera... La señorita Nieves no era del pueblo, pero ya llevaba cuatro o cinco años allí y la verdad todos la queríamos mucho porque era muy buena con los muchachos. El caso es que yo, que estaba cegaíta con mi Paco, en cuanto tenía su carta en mis manos corría a que me la leyera ella. Y ella tan contenta que se ponía también, se alegraba de verdad, por mí... Y me la leía con una cosa, con un sentimiento, que hasta se la salían las lágrimas... Y yo la estaba tan agradecida... Porque a ver, yo sin saber leer... ella era como mis ojos.

El caso es que mi pobre Paco, del frente no volvió. O eso me dijeron. Un mal día, su nombre fue uno de esos que leyeron en la plaza... Que dolor tan grande, no se puede usted hacer una idea. Que dolor... tan joven como era yo, y lo enamorada que estaba de él. La maldita guerra... Allí en la plaza que nos abrazamos aquella tarde la señorita Nieves y yo y venga a llorar y a llorar como dos magdalenas. Que no había quién nos despegara a la una de la otra. Que desgraciaíta que era yo entonces... que desgraciaíta y lo requetemal que lo pasé.

Después fue cuando unos pocos años mas tarde conocí a mi Genaro. Pero como cinco o seis años después no se piense. Que le costó a mi Genaro que yo me interesara por él no sea crea, un buen tiempito, me acordaba tanto de mi Paco... Pero vi que era un buen hombre y que me quería... Y bueno la verdad es que le cogí también cariño y ya lo ve toda la vida juntos aquí donde nos ve... Hemos tenido los hijos, los hemos visto crecer, se han ido fuera a trabajar, nos han traído nietos, y aquí seguimos tan pegaditos como el primer día. No ha sido nunca muy hablador la verdad y ya lo ve, hay veces que hasta mudo. Pero nos queremos, vaya si nos queremos ¿verdad Genaro...? Pobre aún le dura el disgusto...

Bueno pues el caso es que hace unos meses, fíjese a la vejez viruelas... Vino al pueblo una maestra que nos habló de las clases para mayores. Para los viejos según mi Genaro, pero ella dice para “adultos”, échele, unos adultos un pelín arrugaos ya todos. Quién dice un pelín... como uvas pasas. Pero en fin que mi Genaro fue el primero que me animó a que fuera, él y los chicos la verdad porque él me ha dicho siempre que yo soy lista y espabilada, cazurra como la que más, pero lista... Y bueno la verdad es que a la primera clase fui a regañadientes no se vaya usté a pensar,  porque no sabía yo muy bien como iba a ser aquello y ya tiene una bastantes dolores de cabeza para andar buscándoselos. Pero oiga que me gustó, me gustó lo de aprender, y la verdad y eso no se lo diga a mi Genaro es que yo quería leer mis cartas, quería leerlas yo solita, para saborearlas cuando quisiera, porque mi Genaro es muy bueno pero esas cosas tan dulces y requetebonitas que me decía mi Paco, pues la verdad, no le voy a engañar, jamás me las había dicho... Con una ilusión que yo aprendí para releerlas... y bien de rápido que lo hice, que me lo decía la maestra, que qué bien se me estaba dando...

Así hasta que una noche que ya leía de corrido me senté en la mesa camilla con mis cajas de cartas delante y empecé por leer mi nombre en los sobres, mi nombre y su remite, Paco Sánchez, mi Paco, qué ilusión, era como verle otra vez delante de mí con esa planta que tenía...

Allí también que me encontró mi Genaro dos horas después, allí sentadita tal cual, llorando y venga a llorar unas lágrimas más gordas que garbanzos cocidos. Lloré tantas aquella noche que hubiera tenido garbanzos para todos los cocidos que había hecho desde entonces... No le digo más lo que pude llorar... si yo creo que hasta dormida lloré aquella noche, porque cuando me levanté tenía empapaíta la almohada, imagínese... Porque esas cartas no eran para mí... ¿Puede usted creerlo? ¡No eran para mí...! solo eran para mí las dos o tres primeras... Las demás, todas las demás eran para la señorita Nieves. Que penita más grande... Era mi nombre el que tenían los sobres, mi nombre por aquello del que dirán pero ya está, no había nada más para mí en todas aquellas cartas. Estaba tan seguro el jodío de que yo no las iba a poder leer... bien sabía él a quién se lo pediría. Se le cierran los ojos. No se apure que ya termino...

Luego me acordé claro, me acordé de cuando a los pocos meses de habernos enterado de la muerte de mi Paco una tarde la señorita Nieves se vino a despedir. Me dijo que le había salido trabajo en otro pueblo más cerca del suyo y se fue. La verdad es que lo sentí mucho, había sido tan buena conmigo siempre... Y ya nunca más supe de ella. Me extrañó que aquel día me pidiera una de las cartas de mi Paco. Me extrañó tanto... pero la verdad como ella había sido quién me las había leído todas, y yo la sentía tan cerca de mí, y de mi pena, no me pude negar. Y total yo tampoco sabía leer. ¿Quién me iba a decir a mí que con el tiempo lo haría...? Siempre recordé a esa mujer con tanto cariño...

Hace ya de eso siete meses, siete, imagínese y no se lo creerá pero hasta esta noche no me he vuelto a sentir bien. Porque yo todos estos años que he estado casada con mi Genaro, no he estado mal, cómo iba a estarlo, era un amor tranquilo, suave, pero ha habido muchas veces que yo he echado de menos aquel de mi Paco, aquel que me había hecho temblar y gritar y bueno... muchas veces, y todas esas veces yo iba y miraba mis cartas... y era una tontería pero eso me daba fuerzas ¿sabe? Entonces desde aquella noche que las leí era como si me hubieran arrancado de cuajo eso, como si me hubiera quedado de pronto sin esa puerta que abrir. Y qué vacío señor guardia, que vacío tenía yo aquí dentro...

Pero resulta que una semana después me empezaron a llegar cartas otra vez, sobres con mi nombre y el remite de mi Genaro. Sí ese que ahí anda dando cabezadas. Qué hombre... No sé ni como se le ocurrió semejante idea. Pero oiga que no parece ni el mismo hombre cuando escribe... como si me le hubieran dado la vuelta como a un  calcetín, qué cosas, pero así es. La primera carta es que yo no me lo podía creer, me quedé tan extrañada que allá que me planté en jarras delante de él en cuanto volvió del campo con el sobre en la mano a decirle mitad asombrá mitad enfadá ¿Y ésto...? Y ¿Sabe usted lo que me dijo? Que a ver si se iba a creer el Paco ese que solo él sabía escribir cartas de amor... Échele... Era la primera vez, la primera, puede usté creerme que mi Genaro mentaba a mi Paco, la primera en todos estos años y la ultima. Porque me dejó helá, pero heladita, heladita, tanto que ya nunca más lo hemos vuelto a hablar, no le digo más. Pero las cartas no me dejan de llegar no se crea usté... Que son ya cuatro las cajas llenitas de cartas que tengo... y cada vez se le da mejor al jodío... que ya podía haber empezado treinta años antes... Mírele si es un pedazo de pan.

Y por eso fue señor guardia, por eso fue que me empeñé en tirar todas las de mi Paco. ¿Para qué quería ya eso ahí...? Pero no romperlas y quemarlas de cualquier forma en la lumbre, no, como decía mi Genaro, no a mí eso no me valía... Yo quería hacer con ellas aviones de papel como cuando íbamos a la escuela y aviones que volaran sobre su tumba... Que ni es sacrilegio ni ná porque esa no es su tumba, que está vacía, que ya sabe que él nunca volvió... Que vaya usté a saber si no volvió a ninguna parte o solo a este pueblo... que ahora que voy hilando e hilando, ya me creo cualquier cosa... Yo a mi Paco le conocí de críos, le conocí echando a volar cometas, y era por eso... Una tontuna como decía mi Genaro, una tontuna como cualquier otra, pues si, una tontuna, que a mi Genaro no le falta razón, pero una tontuna que a mí me hacía una ilusión bárbara... Y en esa chiquillada que embarqué a mi Genaro, mi Genaro, que al final siempre se deja embarcar... el pobre.

Y que requetebién que nos lo hemos pasado los dos allí echando a volar todas esas cartas que no eran para mí. Y que risas que parecíamos dos críos arrugados y locos haciendo trastadas y bueno pues qué le voy a contar con las risas y los saltos, bueno saltos, saltos... por decir algo, y de los saltos a los abrazos... y bueno que qué le voy a contar ya nos ha visto usté que se nos ha ido un poco el santo al cielo. Pero vamos solo un poco no se vaya usté a pensar, que no somos Adán y Eva... Y a lo mejor yo sí que me estaba dando cuenta, no le voy a engañar, pero entre usté y yo: no se crea que ya es fácil pillar a mi Genaro tan contento y tan cariñoso así que... Pues oiga que nos hemos dejado llevar un poco, y si hay que confesar pues una se confiesa, pero solo un poco, a ver que se va usté a creer... ¿Pero oiga...? ¿Oiga...? ¿No me digas que está roncando...? Anda la leche...


Genaro, shhhsss, Genaro, ssshhh espabila Genaro, que te has traspuesto un poco... Venga hombre que te va a doler el cuello de la postura... Venga despierta hombre de Dios que ya no tienes edad de está ahí hecho un cuatro... Mira, espabila, mira, que se nos han dormido las autoridades... así que andando que es gerundio y venga para la casa que ya es tarde... Mañana ya hablaremos más con estos señores... aunque no sé que más van a querer saber... Y tú tranquilo, que yo me ocupo, tú tranquilo... que a los hijos no les van a decir nada de nada. Venga Genaro, espabila hombre...

 Rocío Díaz

miércoles, 30 de septiembre de 2015

AHORA de Fernando Beltrán




AHORA

Oscurece la edad.

Como un grifo de tiempo mal cerrado
en mitad de la noche
oigo al fondo el latido del olvido.

Nada me espera allí.

Pierdo pie, y estoy bien.

Solo soy lo que doy. Y hoy es contigo.

Tiempo dado que sangra hasta que cura.

Oscurece la edad.

Queda la vida.

 
Fernando Beltrán
 
 
FERNANDO BELTRÁN (Oviedo, 1956) – Poeta y Filólogo.
 
Profesor del Instituto Europeo de Diseño y de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y creador del estudio El Nombre de las Cosas, ha sido asimismo el fundador del Aula de las Metáforas, una Biblioteca poética y un espacio para la lectura y la imaginación en la Casa de Cultura de Grado (Asturias).

martes, 29 de septiembre de 2015

Cumpleaños feliz - Origen de la canción


Hoy es mi cumpleaños. 29 de septiembre.

Es el primer cumpleaños que no recibiré la felicitación de mi madre, así que la verdad es que muy feliz no me hace. 

Pero toda la vida me han gustado los cumpleaños así que hoy vamos a dedicar la entrada del blog a recordar el origen de la famosa canción que hemos escuchado desde que tenemos uso de razón cuando ha llegado nuestro día.

He consultado diversas fuentes y todas coinciden en situar este momento en el año 1893. Y en un lugar: Kentucky en Estados Unidos.

Las hermanas Patty y Mildred Hill, maestras de profesión en Louisville, habían compuesto diversas cancioncillas para cantar con sus niños. Entre ellas la titulada "Good morning to all" que decía así: “Good morning to you/ Good morning to you/ God morning dear children/ Good morning to all” (Buenos días para ti/ Buenos días para ti/ Buenos días, queridos niños/ Buenos días a todos). Esta canción la utilizan para que los alumnos se diesen los buenos días en clase.

Hasta que un día con motivo de un cumpleaños de una niña Patty sugirió cambiar la letra de la canción por «Happy Birthday To You», conservando la melodía, como una manera de homenajear a la niña que ese día celebraba su aniversario, aunque no existe ningún testimonio documental. 

Las hermanas reunieron todas sus canciones en un libro titulado  «Cuentos cantados para el jardín de infantes», publicado por la editorial Clayton F. Summy Co., de Chicago .

El caso es que en 1924, gracias a la tradición oral de esta canción de cumpleaños, un editor llamado Robert H. Coleman publicó una versión del «Buenos días a todos», que incorporaba la letra de «Happy Birthday» como alternativa. 
Con el tiempo, el cine y la radio se encargarían de incrementar la popularidad de la canción, apareciendo en musicales como «The Band Wagon» o «As Thousands Cheer». Precisamente, con la integración de la canción en esta última comedia musical, la tercera de las hermanas Hill, llamada Jessica, decidió tomar cartas en el asunto y emprender acciones legales para reclamar los derechos de autor.
Un año más tarde, tras demostrar la similitud con la canción original, obtuvo el copyright por 28 años, limitación que se ha ido extendiendo a través de diferentes batalles legales con discográficas hasta 2030. 

Desde 1990 la compañía Warner  es la propietaria del copyright, al haber adquirido ese año la empresa que tenía los derechos hasta el momento. La transacción comercial de esa adquisición tuvo  un valor estimado de 5 millones de dólares.

Según la ley, este copyright caduca en 2030 en los Estados Unidos y en 2016 en Europa, por lo que, hasta entonces, cualquier uso comercial de la canción debe ser autorizado mediante el pago de los derechos correspondientes.

A principios de este septiembre de 2015 la Universidad de Louisville, en el estado de Kentucky, reclama haber encontrado en su biblioteca una partitura de 1893 que podría ser la base de la canción. Está en diferente clave a las notas que nos cantan cada año, ha explicado el bibliotecario jefe de la la universidad, James Procell, pero también tienen muchas coincidencias. Las notas han aparecido en un cuaderno de Mildred Hill. Esa es la base del Cumpleaños feliz y también el epígrafe que aparece en la partitura encontrada ahora. El manuscrito y otros papeles, han explicado Procell, llegaron a la biblioteca en los años 50 del pasado siglo como donación de una amiga de las hermanas Hill. Como no se clasificó inmediatamente, han permanecido ocultos durante décadas.

Un grupo de artistas y directores denunció que los derechos no son válidos y reclamaban a Warner la devolución de los derechos cobrados, según ellos, indebidamente. 

Y ésto ha sido así hasta que el pasado 23 de septiembre, de este mismo 2015,  el juez federal de Los Ángeles, George H. King, dictaminó, el miércoles 22 de septiembre de 2015, que la canción ‘Happy Birthday to You’, quedaba libre de derechos de autor.



Y poco más. Me ha parecido que hoy, 29 de septiembre, era un buen día para comentar el origen de estas frases inolvidables:

Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos... Cumpleaños feliiiiiz.

La música la ponéis vosotros.  Como siempre en este blog.

Muchas gracias a todos por estar aquí.



http://www.abc.es/20101112/medios-redes/origen-cumpleanos-201011120819.html 

http://elpais.com/elpais/2015/09/02/videos/1441192879_851622.html

http://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/origen-historia-de-la-cancion-cumpleanos-feliz/



lunes, 28 de septiembre de 2015

"Las huellas imborrables" de Camila Lackberg



Bueno pues ya he terminado la reseña de "Las huellas imborrables". Es el quinto libro de la saga de novela negra de Camila Lackberg.

Ya me había leído otras dos novelas anteriores de esta autora con estos mismos personajes principales. Y me gustan. En cuánto a la trama me parecen muy entretenidas y bien escritas en la dosificación de la intriga. La novela nórdica de esta autora me gusta, me atrapa.

He dicho antes que son de novela negra y quizás debería aclarar que no son propiamente de este género puesto que además de la resolución del caso que sea, vamos siguiendo la historia de la pareja protagonista evolucionar libro a libro. Éstos son la escritora Erika Falck que hace labores de investigadora y su marido Patrick Hedström que es policía. 

El argumento de esta quinta entrega es el siguiente: Por un lado Patrick ahora se ha acogido a la baja paternal para cuidar a la pequeña hija de ambos, Maja. Mientras tanto Erika pretende aprovechar el tiempo para volcarse en su libro. Pero un acontecimiento va a venir a alterar esta situación: Dos adolescentes encuentran muerto a un anciano historiador: Erik Frankel, golpeado por un objeto pesado. Casualmente a este hombre mayor Erika le había llevado una misteriosa medalla que había encontrado entre las pertenencias de su madre. Se lo había llevado a él porque estaba muy interesado en el nazismo y la II Guerra Mundial.

Las novelas de Camila Lackberg de esta saga abordan, gracias a sus pesonajes principales, muchas cuestiones sociales importantes. En este caso por ejemplo tenemos a los neonazis, las bajas paternales en la familia, los problemas de las segundas parejas con hijos de anteriores matrimonios... Son varios los temas que se tocan gracias a estos personajes, de modo que eso también los humaniza más.

En lo que se refiere a los personajes dado que en esta novela, como os comentaba, hay dos tramas que se van alternando tenemos dos elencos de personajes. Por un lado los que no cambian a lo largo de las novelas: la pareja protagonista, Erika y Patrick, más sus familiares y los demás compañeros de Patrick de la comisaría. En esta ocasión hay un nuevo personaje: Paula que viene nueva, y aporta un soplo fresco a estas historias y nos trae de la mano el tema de las parejas del mismo sexo. Y por otra parte están los personajes propios de la trama del asesinato. 

En cuánto al tratamiento por parte del escritor del espacio y el tiempo, señalar que, como siempre, la acción se desarrolla en la población de Fjällbacka, una pequeña ciudad en la costa occidental sueca. Y vemos que el manejo del tiempo no es líneal puesto que va saltando del pasado al presente constantemente, lo que repercute en un ritmo más fluido de la narración. Una parte se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial y la otra, en la actualidad.

El estilo de esta autora es muy sencillo, directo, salpicado de muchos diálogos. Sabe bien dosificar los ingredientes para no perder el misterio y por otra parte disecciona bien los sentimientos de los personajes haciéndotelos muy creíbles.

Por ahora os puedo recomendar el primero, el tercero y el quinto libro de esta autora con estos personajes. Esto de leer los impares voy a tener que estudiármelo... No ha sido mi intención primera, pero ahora que lo pienso, ha resultado así. Curioso. En cualquier caso si os apetece entretenimiento asegurado y os gustan los misterios, ya sabéis.