Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 11 de abril de 2013

Residencia de señoritas María de Maeztu



El otro día dedicábamos una entrada a la Institución Libre de Enseñanza, y hoy se la quería dedicar a la Residencia de Señoritas que existió en Madrid desde su creación en 1915 hasta el principio de la Guerra Civil. En la esquina de la calle Miguel Angel con la calle General Martínez Campos está el edificio donde estuvo su sede: Si pasamos por ahí y nos fijamos podemos ver la placa en la esquina.

El grupo femenino de la Residencia de Estudiantes, se llamó Residencia de Señoritas, porque entonces la palabra "señorita" era un término de cortesía aplicado a la mujer soltera que ya hoy no se utiliza mucho. Fue creado por la Junta de Ampliación de Estudios para facilitar el acceso de las españolas a los estudios medios y universitarios y crear unas señoritas cultivadas. 

Era una idea muy innovadora. Era una apertura total para las mujeres de clase media. Aprovechando el traslado de la Residencia de Estudiantes a lo que se llamaba entonces los Altos del Hipódromo, la Residencia de Señoritas ocupó inicialmente los hotelitos de la calle Fortuny que habían cobijado a los estudiantes varones antes de su traslado a los edificios de la calle Pinar. Y para conducir la Residencia se eligió a María de Maeztu, un espíritu reformista.

María de Maeztu Whitney (1881-1948) que según palabras propias del año 1925: "Soy feminista. Me avergonzaría de no serlo porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona en la obra total de la cultura". Pertenecía a la Institución Libre de Enseñanza y fue alumna de Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset.

Era rubia, menuda, nerviosa, y dicen que se expresaban con tan locuacidad que a veces era imposible seguirla. Dicen también que vestía de cualquier manera, sin ninguna coquetería, siempre con un abrigo y un sombrerito en la nuca al que Lorca le dedicó con mucho cariño pues eran muy amigos una copla.

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  Aquí se albergaban mujeres mayores de 16 años que pudieran hacer estudios universitarios o no. En la Residencia de Estudiantes sí que eran universitarios. Pero aquí se admitian a mujeres que quisieran ingresar en Facultades Universitarias, en la Escuela Superior de Magisterio, en el Conservatorio Nacional de Música, en la Escuela Normal, en la Escuela del Hogar o en otros estudios. Y otra diferencia con la Residencia de Estudiantes es que en este caso la mayoría de las mujeres procedían de clases medias, mientras que los varones procedían de familias más acomodadas.

 María de Maeztu además tutorizaba todos estos estudios, enviando cartas a los padres donde se informaba del rendimiento de las alumnas. Porque, claro, en aquellos tiempos que la mujer saliera de casa para alojarse en una institución no era muy normal, y entonces había que extremar la moralidad (el catolicismo más radical estaba en contra de este proyecto tan moderno y reformista) y por eso se controlaban estrictamente las salidas y entradas de las alumnas.

Además se les exigía a las alumnas un aprovechamiento en los estudios.

Las residentas estaban en contacto con profesores, escritores, artistas nacionales y extranjeros, que daban conferencias, realizándose toda clase de intercambios culturales, en tertulias, lecturas comentadas, representaciones, conciertos, visitas a museos, excursiones a ciudades y pueblos. La Residencia de Señoritas tuvo gran significación para la cultura femenina española. María de Maeztu, con su prestigio personal y cultural, mantenía el espíritu de la Residencia, en un ambiente grato y atractivo para las universitarias y los visitantes vinculados y residentes, como Marie Curie. Asiduos contertulios fueron Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Eugenio Montes, Menéndez Pidal, Marañón, Juan Ramón, Azorín, Pancho Cossío, Jorge Zalamea, Pedro Salinas, Vicente Huidobro, F. García Lorca...



La Residencia de Señoritas estaba prácticamente vacía cuando se inició la Guerra Civil en 1936 debido al parón vacacional. El estallido de la guerra civil sorprendió a su directora en Francia en unas vacaciones que abandonó para regresar a su puesto y, temporalmente, también al del International Institute en tanto que tomaba las riendas de la institución americana su secretaria Mary Sweeny que, como la mayoría, disfrutaba por esos días del periodo estival. Con el fin de conseguir cierta seguridad para las alumnas y el personal que trabajaba en la institución americana así como para proteger a su propio personal y alumnado, enarboló en el edificio de Miguel Ángel 8 la bandera estadounidense, consiguiendo de este modo el amparo diplomático.

 Maeztu, que había dimitido como directora de la Residencia de Señoritas el 26 de septiembre, abandonó el país camino de Argentina.

La Residencia de Señoritas quedó desde este momento en una situación inestable y cambiante. Sus edificios se utilizaron como hospital de reposo, alojamiento para niños tuberculosos y huérfanas del Ministerio de Hacienda, como enfermería y laboratorio de farmacia, como escuela de capacitación de las Juventudes Socialistas Unidas, como alberge de familias sin hogar, como sede del Batallón antigás y, finalmente, como escuela de puericultura.

Al finalizar la guerra la Residencia de Señoritas se convierte en Colegio Mayor Santa Teresa de Cepeda bajo la dirección de Matilde Marquina, inicio de una etapa pedagógica que, al pesar de aquellas antiguas alumnas de la institución que regresaron tras la guerra (Eulalia Lapresta, entre ellas), ya nada tendría que ver con la predecesora. Sin embargo, esta presencia resultó decisiva para la conservación del legado de María de Maeztu y del archivo de la Residencia de Señoritas, que Lapresta ocultó en un baúl que finalmente fue olvidado en los sótanos del edificio Arniches cuando el colegio mayor se trasladó a la ciudad universitaria. Allí lo encontró Alicia Moreno, alumna de Vicente Caho Viu y, desde entonces, el archivo propiedad de la Universidad Complutense se conserva al cuidado de la Fundación Ortega y Gasset que ocupa sus dependencias desde finales de los años ochenta.










martes, 9 de abril de 2013

Jose Luis Sampedro hasta los 96 años de edad


¡Ah! Se me olvidaba algo muy importante de esta etapa: en el cincuenta y cinco aprobé las oposiciones a cátedra y eso me permitió cortarme el pelo. Ríanse, ríanse, pero las cosas en los cincuenta eran así. A mí me hacía ilusión llevar el pelo corto, a ceptillo, porque se lo había visto a mi padre toda la vida y porque me parecía más cómodo, pero aquello hubiera dado una imagen de rebeldía muy mal vista ante un tribunal de oposiciones. Llevé el pelo peinado de modo convencional hasta que aprobé. Gané la cátedra en julio del cincuenta y cinco y me fui a veranear a Blanes con la familia. Al llegar allí, acudí derechito a la peluquería. El peluquero, que me conocía de otros veranos, extrañado ante mi petición preguntó: "¿Y por qué se va usted a cortar el pelo?" y yo le contesté: "Porque he sacado cátedra.".

He hecho tres oposiciones: a Aduanas, a profesor adjunto y a catedrático. Gracias a la cátedra pude cortarme el pelo y gracias a los innumerables ejercicios de memoria imprescindibles para sacar las de Aduanas, me queda el poder recitarles a ustedes los puertos de la antigua Indochina: Saigón, Beinzhoa, Mitho, Cholon, Hué, Turane, Quinong, Natrang, Fuyeng, Quanghai, Haiphong, Hanoi (sobre el río Sangkoi), kampot y Udong (sobre el río Mekong).

Bueno, ya hemos hecho el numerito. Seguiremos mañana.

Págs 197-198
Escribir es vivir
Jose Luis Sampedro

Os recomiendo este libro. Cuánto me gustó cuando lo leí.


El humanista, escritor y economista José Luis Sampedro falleció la madrugada del día 8 a los 96 años de edad. Por expreso deseo del autor, la noticia de su fallecimiento no se ha conocido hasta esta mañana porque quería "irse" de "manera sencilla y sin publicidad", según su viuda Olga Lucas, con la que se había casado en 2003.

Falleció hacia las 1.30 horas de la madrugada del pasado lunes en su casa de la calle Cea Bermúdez de Madrid. "Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Se durmió y al cabo de un rato su murió", ha relatado su viuda.

ELMUNDO.es | Agencias | Madrid
Actualizado martes 09/04/2013 13:56 horas

"Todos los besos del mundo" de Felix Romeo





LA FAMILIA TATUADA

EL PADRE

En el ejército no te puedes tatuar. Solo te puedes tatuar en La Legión. Hacerse un tatuaje en la planta del pie es difícil. Te tienes que tatuar en la planta del pie para que no te vean el tatuaje. Aunque en Ifni no se habrían fijado mucho en el tatuaje...



Dicen que esa era una despedida que Felix Romeo utilizaba a menudo en sus correos: Todos los besos del mundo... Me atrapó ese título para un libro de relatos. Me parece una frase preciosa tanto de despedida como de título.

El escritor zaragozano Félix Romeo (1968) falleció prematuramente en el año 2011 de un paro cardiaco en Madrid. El que fue director del programa cultural La Mandrágora, condenado por insumiso, y autor de tres novelas, nunca pasaba desapercibido.Muy culto, lector voraz, cinéfilo compulsivo, poeta, articulista, agitador cultural, actor ocasional y ensayista literario.

Todos los besos del mundo es una recopilación de diecisiete cuentos escritos desde el año 1993 hasta el 2011, ordenados cronológicamente y que él escribía entre las novelas. Son cuentos que se han ido rescatando de allá y acá, dispersos por distintas publicaciones, incluso algunos se han tomado hasta del propio ordenador personal del autor fallecido.

A mí me ha gustado este libro. No me ha atrapado, bien es verdad. Pero me gustaban estos relatos con un, sentía yo, cierto poso de melancolía.

Sus personajes de una forma u otra están a la búsqueda, sobre todo de la felicidad. 

Son historias familiares, en muchas está presente la figura del padre. Otras de parejas: historias sobre el frágil equilibrio en las relaciones de pareja, sobre el frágil equilibrio de su amor, sobre su incomunicación, sobre el desamor... Y en casi todas ellas hay mucho de amor por los libros y los viajes. También están las ciudades, su amor por las ciudades. Pero en general están relacionados con la imposible cuestión de por qué al final no podemos ser más felices... Historias, en cualquier caso, cotidianas.

Y todas ellas contadas con un estilo algo cortante, un estilo directo, en ocasiones a lo Road movie. 

Me gustan mucho los principios elegidos para todos los cuentos: "Mi padre solo le ha puesto dos veces una pistola en la cabeza a un tipo". "Habíamos ido a ver las grullas y yo solo pensaba en mi padre.". "Otros son más listos que yo. Casi todos, a veces.". "Esta historia dura bastantes años, sucede en varios países, pero se cuenta en veinticinco minutos, el tiempo de la comunicación en la cárcel, con mi padre.". Son arranques muy buenos que te atrapan de inmediato y te invitan a seguir leyendo.

Existe un blog sobre este libro donde encontrareis más críticas y comentarios sobre este libro:




Natalia decía que no le gustaba viajar, pero siempre estaba de viaje. A mí me encantaba viajar, y siempre estaba de viaje...
Cinco camas y casi setecientos vinos

domingo, 7 de abril de 2013

Premio de poesía para Javier Díaz Gil



El pasado 23 de marzo de 2013, el jurado del II Certamen de poesía "Manzanares el Real" le concedió el premio único a Javier Díaz Gil, coordinador de nuestra tertulia Rascamán, poeta y amigo.

Qué bien.

Os dejo el poema premiado.



POEMA MANIERISTA


A veces se me olvidan los sueños.
Cuando despierto, a mi lado
sólo queda una cama deshecha.
En contra de la norma y de las leyes de la física
el viento ordena mis cabellos.
No me sorprendo.
Recibo más de lo que doy.

Tiendo a prolongar la felicidad.
Probablemente sea un defecto que no controlo.
O una incertidumbre.
Vuelo en dirección a las olas
y los pianos me observan detrás de los escaparates
con sus tapas cerradas.

Camino despacio sabiendo de tu boca.
Si estoy aquí, ahora, es porque siento.
Habrá días en que no me encontraréis.

Detrás de mi casa acaba el mundo.



© Javier Díaz Gil

viernes, 5 de abril de 2013

Aureliano Cañadas. Presentación de su libro "Diamantinamente"





El próximo viernes día 12 de abril a las 19.30 el poeta Aureliano Cañadas, del que hemos hablado ya muchas veces en este blog, presenta su nuevo poemario "Diamantinamente".

Este libro obtuvo el Primer Premio del XVII Certamen 2012 de Poesía "María Villar" de Navarra.


La presentación correrá a cargo de la poeta y escritora Alma Pagés.

¿Dónde?

Galería de Arte Benassar.
c/ San Lorenzo, 15, Madrid.
Fecha: Viernes, 12 de abril de 2012
Hora: 19.30 horas


Aureliano Cañadas tiene en su haber numerosos premios como el Premio de Poesía Popular en la II Feria de la Poesía convocado en Madrid por el Taller Prometeo de Poesía Nueva, el Premio José Luis Gallego de poesía, convocado por la Editorial Orígenes, Madrid, 1985. La Medalla de Poesíía 1998 de Los Lunes de Nueva Gente...

Ha publicado numerosos poemas en antologías y poemarios como: Nunca llega el olvido (Cuadernos Aldonza de Poesíía. Madrid, 1979); Lengua para hablar solo (Editorial Oríígenes. Madrid, 1985); Oscuros son los signos (Coleccióón Alfaix. Instituto de Estudios Almerienses, 1990); Menos nuestro dolor (Alcaén Editores. Almería, 1993); Porque soy Teseo (Batarro, Almería, 1995); Máquina, el hombre mismo (Devenir, Madrid, 2000); y Telémaco, el sur de otra vida (Colección El Árbol Espiral. El Sornabique & lf Ediciones. Béjar, 2004), Doble vida, (2005). Menos nuestro dolor (2ª edición ampliada, 2008) y Contra Domene (2010) hasta los dos últimos poemarios más recientes... Cuerpo Celeste (2011) y este Diamantinamente (2012).

Ya os hablé en otra entrada de este nuevo poemario:   http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/search/label/Mis%20amigos%20escritores  
Es un poemario donde se rastrea el universo bíblico de la creación. Pero se hace desde una perspectiva alejada de la tradición. Se hace replanteándosela, reflexionando sobre ella. Se bucea cuestionando al Dios de la biblia y sus acciones. Buscando el sentido del destierro del hombre, el sentido del dolor, del barro, del pecado.

Y también os dejé con uno de sus poemas, uno de los que más me gustan a mí de este poemario. Permitidme que os lo vuelva a copiar:




MIRA EVA



No te avergüences de mi desnudez
ni de la tuya. Mírate
en el espejo fiel de mis pupilas,
que su lenta mirada
resbale por mis hombros,
mis brazos que han de alzarte
en el aire, mi pecho, mi cintura,
mi vientre, el súbito
bosque del pubis,
mi sexo, mira,
mis muslos como peces impacientes,

mis piernas y mis pies tan firmes.


No te avergüences porque estamos solos.
Sin duda hemos perdido un paraiso,
pero tú tienes otro y no lo sabes.

Déjame entrar en él.


Pág. 20
Diamantinamente
Aureliano Cañadas





miércoles, 3 de abril de 2013

"Los trabajos de los otros" de Antonio Muñoz Molina



Ayer, 2 de abril de 2013, Antonio Muñoz Molina escribió en su blog una entrada titulada "Los trabajos de los otros" que me gustó mucho.


Quería compartirla con vosotros. Aquí os la dejo.
Espero que os guste. A mi el final me gusta mucho.

 

Los trabajos de otros

A mediodía, cuando terminé las “office hours”, las citas de tutoría con alumnos, duraba el solecillo de la mañana y era un placer tranquilo ir por esas calles silenciosas del Village en las que ya se ven algunos narcisos en los jardines delanteros, pero en las que no han empezado a brotar todavía las flores ni las hojas de los árboles, ni de esas glicinias que trepan hasta los tejados y cubren las fachadas, cuando florecen, de guirlardas moradas. Ni siquiera han florecido los cerezos de la orilla del río ni del Sakura Park, porque este ha sido un invierno crudo que no acaba de irse. Iba en dirección a la calle 10 Oeste, hacia el club de jazz Smalls, que es más recóndito todavía de lo que su propio nombre sugiere. A esa hora, y desde las cinco de la mañana, estaban rodándose unas escenas breves de La vida inesperada. En la esquina de la calle 10 y la Séptima avenida ya se distinguía un grupo de españoles fumadores, actores y técnicos. Bajé las escaleras y el espacio estrecho del club estaba más lleno que nunca: cámaras, focos, extras, monitores, cables, actores. Javier Cámara, detrás de la barra, agitaba una coctelera mientras charlaba con Raúl Arévalo, que es el primo de Alicante que ha venido a Nueva York a pasar unos días con su personaje, un actor sin mucha suerte que ha de ganarse la vida en trabajos diversos. Intercambiaban unas frases, Raúl acodado en la barra, Javier inclinándose hacia él con gesto de confidencia. De pronto me daba cuenta de lo dificilísimo que es lo que parece más simple en una pantalla: mezclar el cóctel con un aire convincente de profesionalidad y decir algo aprendido de memoria al mismo tiempo, y olvidarse del barullo agobiante alrededor, y repetir una y otra vez, logrando fragmentos brevísimos de escenas, parando y volviendo a lograr un estado de concentración necesario. Por allí andaban el director de fotografía, Quico de la Rica, que es un maestro en lo suyo, y el director de la película, oculto detrás de una cortinilla echada de cualquier manera, delante de ese monitor que llaman el combo, donde se ve lo que no puede imaginarse desde fuera, la imagen exacta encuadrada por la cámara. Volví a la universidad después de comer, para la clase de relato, y pensaba con alivio en la sencillez comparativa de mi propio oficio, una persona sola y tranquila delante de una pantalla, o de un papel, o contándole algo a otra, o ni siquiera eso, paseando por la calle, fijándose en lo que ve y buscando palabras para contarlo, inventando cosas, lo mismo una conversación de dos amigos en la barra de un bar que un terremoto o un asesinato, la elementalidad inaudita de los materiales con los que está hecha la literatura.
Y también pensaba en la desproporción enorme entre lo difícil que es hacer bien cualquier trabajo -una película es un trabajo enorme- y lo fácil que es opinar sobre él.