Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 19 de julio de 2012

Escritores funcionarios




"En lo que a España se refiere, la saga de los funcionarios escritores es extensa y plural. De Cervantes se puede recordar su condición de funcionario de abastos y recaudador de impuestos, cuando no la de soldado. Pues también es interminable la serie de funcionarios militares, soldados poetas como lo fueran Jorge Manrique y Garcilaso, Lope o Calderón, Cadalso o Ros de Olano. Limitándose a algunos de los más próximos, puede evocarse a Muñoz Seca cuya "Venganza de Don Mendo" fue escrita desde su confortable plaza de funcionario en la Comisaría General de Seguros. Asimismo la interesante obra de Gabriel Miró fue surgiendo entre los destinos entre la Diputación de Alicante o Barcelona. Por su parte la larga carrera de literaria de García Hortelano corre paralela a una no menos larga carrera administrativa en el Ministerio de Obras Públicas. Fue en este Ministerio donde también trabajó con Juan Benet, y allí fue donde trató de exortizar la amenaza del Nunca llegarás a nada. Miguel Delibes recibe el premio Cervantes tras largos años de escritura aderezada con clases en la escuela de peritos mercantiles. Años antes, Alonso Alcalde había recibido el Lope de Vega perteneciendo al cuerpo jurídico militar. Los novelistas Luis Mateo Díez y José María Merino, antes de llegar al Olimpo de la Real Academia, trabajaron como funcionarios en el Ayuntamiento de Madrid y en el Ministerio de Educación respectivamente. ..."

El funcionario poeta
CARLOS EYMAR
Edit. Forcola
Madrid 2009
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miércoles, 18 de julio de 2012

Placas de escritores a lo largo de la Gran Vía



Hace mucho tiempo que no nos fijamos en las placas de los escritores con las que vamos tropezando al pasear por Madrid. 

Tenemos cuatro entradas en este blog de las otras veces que hemos hablado de este tema. Os dejo el vínculo por si queréis repasarlas:

Hoy nos vamos a parar en algunos puntos de la Gran Vía.

A la altura del Círculo de Bellas Artes, en la acera de enfrente, tenemos la Iglesia de San José donde fue ordenado sacerdote D. Félix Lope de Vega. Esta Iglesia se salvó de puro milagro del derrumbamiento cuando contruyeron la Gran Vía. En la casa que estaba justo al lado fue donde Alfonso XII clavó la piqueta en 1910 del comienzo de las obras.

La Virgen que se ve en la fachada es la Virgen del Carmen.







Un poco más adelante de la Gran Vía, camino de la Puerta del Sol, nos encontramos otra placa que nos habla del "Café de Fornos" lugar de tertulias de intelectuales, políticos y toreros. Dicen que por allí pasó hasta la famosa Mata-Hari.

Y aunque aún no existía la Gran Vía, ni lo derrumbaron para crearlas, éste no sobrevivió.

Antonio Velázquez Zazo en su libro El Madrid del Fornos, escribe en 1945: “Ya se había cerrado el café de Fornos. Se cerró cuando la Exposición de la Infancia, en el Retiro; cuando el homenaje a Ricardo de la Vega, en el Teatro de Apolo, con motivo de la Fiesta del sainete; cuando la inauguración del Puente de la Princesa; cuando llegó el tranvía a la Ciudad Lineal…” “Se cerró Fornos cuando se quemó el Teatro de la Zarzuela, (…) y tembló la tierra de Madrid, pués entonces se produjo un terremoto.”

Ahora donde un día estuvo el emblemático Café de Fornos hay un Starbucks, uno de esos cafés que proliferan en las esquinas, donde es bien caro el café y tertulias... tertulias... al nivel de su antecesor me temo que no hay. Pero bueno... es un café.










En la calle del Clavel de Madrid, semiesquina con la calle de la Reina, también muy cerca de la Gran Vía sobre la fachada de un edificio levantado poco antes de la Guerra Civil, el Ayuntamiento madrileño colocó una placa metálica en la cual se informa de que en aquel lugar vivió Víctor Hugo.

Se trataba del palacio Masserano, lugar donde vivó Víctor Hugo siendo niño, palacio que fue requisado por José Bonaparte en beneficio de su general más querido, Léopold Hugo, al que había hecho Conde de Sigüenza. Más tarde albergó la famosa fonda Geneys, de moda en los años 30 del siglo pasado, y posteriormente fue sede de "El Heraldo de Madrid".

Las obras de Víctor Hugo están llenas de recuerdos de esa España que conoció cuando era un niño.

El Palacio Masserano también cayó con la construcción de la Gran Vía.



lunes, 16 de julio de 2012

"Inés y la alegría" de Almudena Grandes


"La Historia inmortal es, a menudo, una historia de amor, y esta, la de dos mujeres que no pudieron amar al mismo hombre durante muchos años seguidos, que no tuvieron tiempo de hartarse de sus ronquidos, que no llegaron a repetir miles de veces las mismas preguntas inútiles, ¿pero que trabajo te cuesta dejar la toalla en el toallero en vez de tirarla en el suelo del baño, vamos a ver?, que no renegaron, que no amenazaron, que no se rindieron en medio de una bronca aburrida ya, de puro idéntica a tantas broncas anteriores, y que tampoco les vieron envejecer. No tuvieron tiempo de experimentar esa extraña ternura del cuerpo conocido que se va arruinando al ritmo de la ruina del propio cuerpo, ese cuerpo que siempre parece el mismo al abrazarlo en la cama, por las noches, pero que no lo es, porque ha cambiado, y su perfil es distinto al de antes, es distinta la textura de la piel, la progresiva blandura de la carne, el volumen que ocupa entre las sábanas, y sin embargo sigue siendo el mismo, porque conserva la memoria de la cintura fina, las caderas redondas, las piernas esbeltas, el vientre liso, los pechos firmes que el propio cuerpo también ha ido perdiendo sin darse cuenta..."


Este fin de semana terminé de leer "Inés y la alegría", la última novela de Almudena Grandes, y me ha gustado mucho.

Comentaba el otro día con una amiga que la forma de escribir de esta autora es de distancias largas, escribir para novelas. Nos gusta más en ellas que en sus artículos.

Desde luego a mí esta me parece que está muy bien construída. Un novelón como los de antes.
La autora ha dicho muchas veces que es la primera novela de un conjunto de seis en total, a la manera de la literatura de Galdós, a quién admira. Un proyecto de largo aliento.

En este caso el argumento que aborda es la muy poco conocida historia de la invasión del Valle de Arán, en un intento de reconquistar España por la UNE, ejército compuesto por republicanos que habían luchado en Francia contra los alemanes.Monzón, convertido en el hombre fuerte del Partido Comunista, está convencido de que, tras el desembarco aliado y la retirada alemana, es posible establecer un gobierno republicano en Viella. Cuenta para ello con el factor sorpresa por un lado y con el convencimiento de que serán apoyados por la población civil cuando la Unión Nacional Española vaya reconquistando el territorio. Con el fin de evitar una respuesta concentrada del ejército franquista, la invasión se inicia desde tres puntos diferentes en la madrugada del 19 de octubre de 1944.

El libro es también la historia de amor de una mujer de familia conservadora que se une al ejército de guerrilleros españoles, montada sobre un caballo y provista de cinco kilos de rosquillas.

En la novela hay tres narradores. Uno omnisciente, que es la visión de la propia autora sobre este episodio histórico, su interpretación de aquellos hechos. Y dos narradores ficticios en primera persona: Inés y Galán.

De este modo la historia real se va entremezclando con la ficticia de estos personajes.

La linealidad se rompe constantemente, el argumento va hacia adelante y hacia atrás. Otorgando a la narración un ritmo ágil.

Hay muchos más personajes claro, además de Inés y Galán, los protagonistas. Y todos están muy bien perfilados, muy conseguidos, muy creíbles. Personajes, que más tarde o más temprano vuelven a salir a lo largo de la historia, que abarca treinta y tantos años.

A mi me ha gustado mucho, como todas las últimas de Almudena Grandes, aunque reconozco que me interesaba más el plano ficticio que el histórico. Aunque también es cierto que éste último me ha interesado porque yo desconocía este episodio histórico. Pero la novela me resultaba mucho más entretenida cuando los narradores eran los personajes ficticios. Setecientas y pico páginas que me he leído casi de un tirón.

Me gusta mucho la forma de escribir de esta autora, disfruto mucho mientras la leo y advierto su dominio del lenguaje, su oficio en la escritura: todas las repiticiones que hace al narrar nos devuelve una prosa, en ocasiones, bastante poética. Gusta leerla, no solo por lo que te está contando, sino por cómo te lo cuenta, con esa prosa tan cuidada. Ves a los personajes, hueles todos los ingredientes de esas comidas que hace la protagonista cocinera, sientes lo que están sintiendo. Son cercanos esos personajes, palpables casi.

"—Pero, tú, ¿qué es lo que quieres, aceite? Pues te vas a hartar, hija mía, porque, mira... En Fuensanta de Martos no tendremos otra cosa, ¿sabes?, pero lo que son olivas... Para aburrirse de verlas, no te digo más.
Aquella misma noche, escribió una carta, una semana más tarde, recibió otra, y a la mañana siguiente vino a decirme que estaba todo arreglado. No le había costado ningún trabajo convencer a un amigo de su pueblo, muy apañado, para que se acercara a una almazara a comprar aceite a precio fuensanteño, y buscara después la manera de mandarlo a Madrid, desde donde otro amigo suyo, igual de apañado que él y empleado en una empresa de transportes, nos lo mandaría en cuanto que encontrara un hueco en un camión. Yo sonreí, le di las gracias, y no me creí ni una palabra, pero doce días más tarde, en la despensa de Casa Inés había noventa litros, más que apañados, del extraordinario aceite de oliva que produce la Sierra Sur de Jaén."


Personajes reales conviviendo con los ficticios. Los amores de Pasionaria con Francisco Antón, de Jesús Monzón con Carmen de Pedro primero y luego con Aurora Gómez Urrutia y de Inés con Galán... Es una forma de escribir donde se translucen los sentimientos. Una novela histórica, intensa y emotiva que pone el énfasis en las relaciones humanas, en las historias individuales.

Como dice la autora muchas veces a lo largo de la narración:  La Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales. 





Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón y El corazón helado, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Varias de sus obras han sido llevadas al cine, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. Su novela más reciente, Inés y la alegría, ha merecido el Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz. Con ella inauguraba la serie Episodios de una Guerra Interminable, cuya segunda entrega es El lector de Julio Verne.

viernes, 13 de julio de 2012

Esquizofrenia Tropical en el Instituto Cervantes





Dentro de PhotoEspaña 2012, también está la exposición de fotografía que se puede ver en el Instituto Cervantes, y que se titula "Esquizofrenia tropical".

Esquizofrenia, porque los 16 fotógrafos latinoamericanos seleccionados para esta exposición pretenden ilustrar con sus fotografías la dualidad que existe en sus paises entre el desarrollo económico que tienen y sus íntimos dramas sociales. En el centro de la sala de exposiciones enormes fotografías de las grandes urbes, los altos edificios, y en los extremos una visión de Latinoamerica más íntima, más cercana, ya sea de su peor imagen o de la mejor: clubes, barrios pobres, escenas cotidianas de cualquier hogar...

Por eso algunas fotos resultan tan chocantes.

Son artistas de Argentina, México, Brasil, Bolivia, Chile, República Dominicana... pero la exposición está comisariada por un brasileño. Se trata de unas 200 obras, agrupadas en 14 proyectos fotográficos.

A mi me gustó. Me suelen gustar las exposiciones del Cervantes. Son fotos, como os decía, sorprendentes por sus contrastes, por su dureza, por su sordidez, por toda la historia que puede contar cada imagen.

Así tenemos que la serie «Paraisópolis», de Tuca Vieira, muestra la división entre el barrio de chabolas al que da nombre la fotografía y la zona de Morumbi en São Paulo. Alejandro Kirchuk inmortaliza en el proyecto «Pequeño reino» el cambio que sufre la familia Sena cuando nace en Buenos Aires el pequeño Luca. «In Memoriam», de Alejandro Olivares muestra los murales pintados para recordar a los vecinos jóvenes muertos. Inés Tanoira y Franco Verdoia documentaron con imágenes en «Clubes» las reuniones de coleccionistas de automóviles en Parque Roca, Buenos Aires... por poneros algún ejemplo.


En ciertos momentos no resulta una exposición agradable de ver, sino que persigue un fín mucho más profundo de reflexión, de compromiso.

Os dejo con algunas fotos de la exposición. Todas las que os he reunido aquí son fotos de las salas anexas a la sala central, luego son fotos más intimistas. Tenemos la vida cotidiana relajada como las imágenes de esta primera foto, imágenes de los coleccionistas de coches como en la segunda, barrios marginales como en la tercera foto o murales en las paredes de la calle en memoria de los vecinos "que han caído" como en el caso de la cuarta foto.












Por si os interesa estará hasta mediados de septiembre.


Instituto Cervantes - Sala de Exposiciones
c/ Alcalá, 49
28014 Madrid

Del 07/06/2012 al 16/09/2012


miércoles, 11 de julio de 2012

Intríngulis



En este blog tenemos una etiqueta, a modo de caja transparente, donde vamos guardando las palabras que más nos gustan, por raras, por sonoras, por díficiles, por... que sí.

Esa etiqueta se titula "Mis palabras". Si queréis dar un repaso a las que llevamos ya sabéis que está en la columna de la derecha, en Etiquetas.

Hoy vamos a guardarnos la palabra : Intríngulis
¿Por qué no utilizamos más veces esta palabra masculina tan sonora? ¿Vosotros la escuchais a menudo? ¿La decís? Yo no la escucho mucho, la verdad... Y decirla... pocas veces.

El intríngulis según la Real Academia:

intríngulis.


1. m. Dificultad o complicación de algo.

2. m. coloq. Intención solapada o razón oculta que se entrevé o supone en una persona o en una acción.


Como veis la Rae dice que tiene un origen incierto. Y puede ser porque buscando y buscando he dado con dos posibles caminos sobre su etimología. ¿Y cual es el bueno?

Jesús Castellano y de la Yeza (Griñón, Madrid) defiende que la voz intríngulis está relacionada con la de intriga. Podría ser. La palabra intriga procede del latín tricae (= líos, enredos, bagatelas, embrollos; siempre en plural). Pero no está claro cómo es que ha derivado en intríngulis (= razón oculta, dificultad o complicación). Me da la impresión de que es una palabra inventada con una construcción que parece latina para seguir con la broma. Está en la línea de la expresión “de bóbilis” (= sin trabajo o sin pagar).

Mientras que por otro lado, y también en la red, he podido dar con esta explicación sobre su etimología:

Intríngulis(masc. sing.):
-In:: prefijo latino que significa dentro, preposición transitiva, hacia, mediante.
-tríngulis: del latín tringvlis (los romanos escribían las “u” como “v”, recordemos…). Que como su propia pronunciación expresa, significa “trabalenguas”.

IN (dentro) TRÍNGULIS (trabalenguas): Dentro del trabalenguas.


¿Y con cual nos quedamos?
¿Alguien da más?

Bueno proceda de donde proceda a el intríngulis nos lo quedamos ¿verdad? Para la colección del blog.

En Argentina hay unos dibujos muy famosos que la utilizan mucho, a ellos pertenece la ilustración de esta entrada. Y también he encontrado un libro titulado "El detective Intríngulis y el robo de la Mona Luisa"...

Me gusta mucho esta palabra. 

martes, 10 de julio de 2012

Verano en el Teatro Fernán Gómez



Y después de decidir si ésta o la otra, fuimos al teatro. Y elegimos "Verano", la primera obra de teatro escrita por actor Jorge Roelas, dirigida por Tamzin Townsend, en el Teatro Fernán Gomez de Madrid.

"Cuando alguien quiere contarte algo, lo hace sin necesidad de preguntar. Si preguntas demasiado te arriesgas a que te mientan..."

 Esta es una de las frases de esta obra, una de las frases que podrían resumir casi toda la trama. Porque en esta obra se miente mucho, pero mucho, mucho. Y los personajes no paran de beber, sobre todo una de ellas, y no paran de decir "adivinalo" porque la obra tiene muchos giros insospechados algunos y un poco sospechados otros.

En cualquier caso no está mal. No es una obra maestra, pero mí me entretuvo, me interesó. Me gustaron sus diálogos, es una obra que tiene ritmo, y me gustaron sus artistas: Ana Marzoa que de siempre me ha gustado como actúa (todavía la recuerdo de aquel capítulo de "Anillos de Oro" y sigue actuando muy bien en su papel de Carmen, la madre. La madre de Gabriela, Ruth Gabriel, que lleva actuando toda la vida, desde Barrio Sésamo, pero que a mi la verdad fue la que menos me convenció, sin hacerlo mal, tampoco destacaba. En cambio sí que me gustó bastante una actriz que yo no conocía Lidia Navarro que tiene un cambio de registro que sorprende y donde crece en su interpretación.  

Todo sucede en una tarde de verano donde se asan de calor y en la que Carmen y Gabriela, madre e hija, esperan la visita de Gabi, la escritora de una novela llamada Verano, a la que pretenden engañar por motivos que se irán descubriendo. Son tres personajes presentes, las tres mujeres, y un personaje masculino ausente. Personajes que el autor, Roelas, ha sabido crear perfilándolos bien, otorgándoles detalles que los hacen únicos y los diferencian bien de los demás, incluso al personaje ausente.

 Y me gustó mucho la decoración, aunque es simplemente un despacho, pero tienen unas estanterías llenas de libros que se podían desplazar de sitio, que me gustaron mucho. Ay si yo tuviera una casa más grande...



 En fin, una obra entretenida.
 

lunes, 9 de julio de 2012

Gerardo Diego, veinticinco años de su muerte





Hace veinticinco años que murió el poeta Gerardo Diego (Santander 1986-Madrid 1987) y os quería dejar aquí ese verso de su poema Angelus dedicado a Antonio Machado que tantas veces hemos escuchado. Qué mejor frase para hoy:


La vida es un único verso interminable