Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 27 de septiembre de 2010

"No hay tu tía" o "No hay tutía"



 Supongo que todos a estas alturas alguna vez habreis oído la expresión "No hay tu tía" con el significado de no hay remedio o no hay solución. ¿No os habéis preguntado nunca de donde podría venir?

Yo sí, por eso he investigado un poco y he encontrado  varios lugares donde se explica, entre ellos he escogido un artículo de Ramón Solsona publicado en La Vanguardia en agosto de este año:


PALABRAS VIAJERAS: NO HAY TUTÍA

24/08/2010
Tutía, escrito todo junto. No se refiere a ninguna tía ni a ningún otro pariente. Bien mirado, eso de la tía es extraño, porque jamás decimos 'no hay tu suegra', 'no hay tu cuñada' o 'no hay tu primo'.

Pero ¿qué diablos es la tutía? Si lo buscan en los diccionarios, lo más probable es que les diga que se trata de un óxido de cinc, lo cual no explica satisfactoriamente la expresión. Pero si tenemos en cuenta que la tutía o atutía se utilizaba para fabricar colirios y ungüentos que llegaron a ser casi una panacea para curarlo todo, entendemos que se diga «no hay tutía» cuando algo no tiene remedio o cuando alguien se ve en un atolladero.

 Ya veis resulta que viene de un ungüento, un colirio o un medicamento, la tutía o tuthía, lo he encontrado escrito de ambas formas y parece ser que era de origen arabe attuttiya.

Por otra parte en el blog de Lengua Española de Alberto Bustos, se explica como se ha llegado de la expresión "No hay tutía" a la de "No hay tu tía". Ha sido como ocurre otras veces, el hablante transforma la expresión en palabras que conoce, apoyándose en ellas cambia la expresión originaria hasta convertirla en otra que para él tiene más significado. Hace una falsa separación. Él conoce las palabras "tu" y "tía", mucho más que "tutía" de ahí el cambio. Pero os dejo con el vínculo de dicho blog donde lo explica.


http://blog.lengua-e.com/2007/no-hay-tu-tia-etimologia-popular/

sábado, 25 de septiembre de 2010

La playa de los ahogados de Domingo Villar



"La entrada de un médico en la habitación arrancó al enfermo una mueca de disgusto.
-Alberto, ¿Cómo va? -preguntó el médico, y recibió por toda respuesta el balanceo de una mano.
El doctor descubrió la sábana y palpó varios puntos del abdomen del enfermo, que en el refugio de plástico verde que le aireaba los pulmones desencajaba su rostro con cada presión.
-En un mes está usted nuevo -dijo al concluir el examen y, tras guiñar un ojo al padre de Leo Caldas, abrió la puerta y abandonó la habitación.
Los tres hombres permanecieron en un silencio incómodo hasta que el tío Alberto, con un ademán, pidió a su hermano que se aproximase. El padre del inspector se acercó al borde de la cama y su hermano se retiró la mascarilla.
-¿Me harías un último favor? -preguntó con voz fatigada.
El padre cruzó una mirada con Leo Caldas.
-Claro.
-¿Aún conservas tu libro de idiotas?
-¿Cómo?
-¿Lo conservas o no? -Insistió el enfermo, esforzándose por elevar su bisbeo sobre el soplido del oxígeno.
-Sí, creo que sí.
-Pues apunta a ese médico -dijo, y señaló con su dedo caquéctico la puerta por la que había salido el doctor.
Luego se colocó la mascarilla sobre la nariz y la boca durante unos instantes para despúes retirársela y volver a susurrar:
-Es el doctor Apraces. ¿Lo recordarás?
...

Al salir del hospital, el inspector encendió un cigarrillo y su padre abrió un paraguas.
-Cabemos los dos -dijo.
Leo se arrimó a él y echaron a andar hacia el aparcamiento entre el recital de cláxones que ofrecían los conductores exasperados por el atasco.
-¿Tienes un libro de idiotas?
-¿No lo sabías? -contestó el padre sin mirarle, y Caldas advirtió que tenía los ojos acristalados.
..."

La playa de los ahogados
Domingo Villar

jueves, 23 de septiembre de 2010

La estrategia del agua de Lorenzo Silva



Llevo varios días queriendoos hablar del último libro que he leído: "La estrategia del agua" de Lorenzo Silva.

Os hice una especie de introducción en una entrada: http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/09/una-preguntita-sobre-un-libro.html, donde os animaba a que me dijerais a que libro pertenecía el extracto que os copiaba. Efectivamente se trataba de la pareja Bevilacqua y Chamorro, protagonista de esa serie policíaca de libros del novelista Lorenzo Silva. Y concretamente era de este último.

"La estrategia del agua" es el quinto libro de la serie. Comenzó con El lejano país de los estanques (1998), y después llegaron El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella (2002), La reina sin espejo (2005) y éste último. Sin contar con el libro de relatos "Nadie vale más que otro"(2004) con los mismos protagonistas.


Me los he leído todos. Así que sigo las peripecias del brigada Rubén Bevilacqua y la sargento Virginia Chamorro, desde el principio. Hemos madurado a la vez. Porque estos personajes van cambiando con el tiempo como el resto de nosotros. De ello y de ellos nos hablaba el autor cuando le fuimos a escuchar en una conferencia que dió en la Bilbioteca Nacional este invierno, en noviembre, y de la que ya os hablé en el blog (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/11/lorenzo-silva-el-novelista-como-cazador.html). Os copio el párrafo donde contaba lo que decía de ellos:

"Y luego también en el caso de los dos guardias civiles. Pero para evitar aburrirme tomo muchas precauciones. Por un lado escribo dejando pasar mucho tiempo, entre estas novelas hay una diferencia de quince años, entre cada una de las primeras ha dejado pasar tres años y ésta última que ya va a salir, ha dejado pasar cuatro años. Y siempre que recupero a estos personajes, han envejecido y el paso del tiempo en los libros en un buen aliado, porque el tiempo cambia a las personas y por tanto a los personajes. Por otra parte no tengo, dice Silva, ninguna prisa en contarlo. Aunque confiesa que le interesa cuando por ejemplo Bevilacqua llegue a los 50 años y tenga mucha experiencia y en cambio le digan que se tiene que ir ya a su casa. O cuando Chamorro ya tenga cuarenta y lleve 20 trabajo y se plantee que quiere una vida familiar más estable... En cada momento hay novedades. Estos personajes son versátiles y flexibles y por eso los puede seguir utilizando..."

Esa fue la primera ocasión que hoy hablar de esta novela. Solo había que dejar pasar el tiempo para que llegara a mis manos. Y como era de esperar, la he leído muy rápido. Como todas las de esta serie.


En este caso el argumento cuenta que al brigada Bevilacqua le encargan el caso de un hombre llamado Oscar Santacruz, que ha aparecido con dos tiros en la nuca en el ascensor de su casa. Este caso le pilla a Bevilacqua mucho más exceptico y decepcionado con el sistema judicial, lo que se transparenta en los primeros diálogos de la novela. Aún así, tiene que ocuparse de ello puesto que así se lo han encomendado. A primera vista parece el trabajo de un profesional, pero pronto se da cuenta de que la víctima no parece la más adecuada para este "trabajo", pues a parte de tener antecedentes menores por tráfico de drogas y violencia de género, no parece ser claro objetivo de este tipo de ejecución...

Así arranca esta novela, que en el fondo habla de los errores o aciertos de los jueces, de las relaciones humanas, de las separaciones, de las custodias, de las injusticias y del mal. Todo ello perfectamente enmarcado en la actualidad, y en Madrid.


Los personajes principales son los de siempre, Bevilacqua y Chamorro, más un compañero nuevo, Arnau, un joven guardia que soporta estoicamente la actitud negativa de Bevilacqua, pero que poco a poco se le irá llevando a su terreno.


En cuánto a los personajes secundarios, esta vez Lorenzo Silva ha hecho desfilar por la historia a varios personajes femeninos muy logrados. Está la jueza que lleva el caso del asesinato de Santacruz, que aunque en un principio a Bevilacqua no le causa buena impresión, al final resultará ser enérgica y una buena ayuda; la jueza de familia que intervino en el divorcio del informático, me gusta mucho esta parte en la que aparece, y todo lo que dice este personaje; la cabo Inés Salgado (alias Shakira). O la novia y la ex esposa de Santacruz muy bien perfiladas ambas.

Yo he disfrutado mucho con esta novela. Como ya había hecho con las anteriores. Me gustan mucho los diálogos de la pareja protagonista. Así como todas las reflexiones de Bevilacqua.


Si tuviera que poner algún pero, quizás solo pondría dos. El primero es que he echado en falta más protagonismo para Chamorro. Me ha parecido que en esta novela sabemos menos de ella. Y el segundo es que me ha faltado alguna sorpresa en la trama. Supongo que Lorenzo Silva no se preocupa por ello, sino que le interesa más la reconstrucción lenta de todos los hechos que anteceden al asesinato.


En cualquier caso lo mejor, como ya he dicho, los diálogos. Esa mezcla de ingenio con ironía, esa mezcla de humor socarron con la intimidad de algunos que son practicamente confesiones cargadas de melancolía. Qué bien los escribe Lorenzo Silva.


En fin, que estaba deseando leer esta novela, y como esperaba me ha gustado mucho y no podía dejar de leerla hasta que llegué a su final. Espero que no tarde otros cinco años el autor en presentarnos la siguente

martes, 21 de septiembre de 2010

"Patologías" Velada poética de Javier Díaz Gil y otros en Perú




Ya os he hablado muchas veces de mi amigo Javier Díaz Gil. 

Es coordinador de nuestra tertulia del Café Ruiz y poeta. Pues bien ayer, día 20 de septiembre, y en ¡Lima!, sí, sí, ¡Lima! he dicho, la Lima de Perú, participó en una velada poética junto a un grupo de poetas de por aquellas tierras. Os he dejado en la parte superior el cartel. A mí me gusta mucho el título que escogieron.

Estoy deseando que se comunique con nosotros y nos diga cómo estuvo el evento. Seguro que como todos en los que él participa, entretenido y entrañable. 

Qué lástima que una no tenga el don de la ubicuidad...

domingo, 19 de septiembre de 2010

De vacaciones... De viaje...



Mañana, lunes día 20 de septiembre, comienzan de nuevo mis vacaciones. La segunda parte de ellas. De nuevo cogeré mi maleta y me iré a conocer otros dos países en los que no he estado nunca: Siria y Jordania.

Recuerdo que hace algunas entradas yo os repetía una frase que había oído: "¿Cuando fue la última vez que sentiste algo por primera vez?" Yo espero, como cada vez que viajo, sentir en estos días muchas cosas por primera vez. Pisar lugares donde nunca he estado, descubrir ciudades lejanas que no sabía de ellas, conocer otras personas, conocer otras costumbres, sentir otras sensaciones que nunca hubiera conocido de no haber ido nunca a estos dos países. 

Viajar. Sentir. Crecer.

Eso espero.

Mientras tanto el blog seguirá abierto, he escrito alguna que otra entrada que se irá publicando. Por tanto, yo seguiré aquí. Esperando que vosotros también estéis de vez en cuando al otro lado...

Gracias por estar siempre ahí.


Equipaje

Los baúles con que viajaban los pasajeros de antaño en las travesías transatlánticas tenían tapas forradas de loneta blanca con herrajes de cobre y dentro de ellos anidaba un mundo secreto, que era la proyección del alma de sus dueños, de aquellos millonarios, divos famosos, aventureros enigmáticos y habitantes de las colonias con trajes color manteca, acompañados de mujeres con collares de perlas hasta la cintura, que subían a cubierta de los barcos sabiendo que su valija sería tratada con el mismo respeto que exigían para sus personas. Hubo una época en que el viajero se definía por su equipaje. Algunos baúles y maletas traían etiquetas con nombres de lugares fascinantes que hacían soñar a sus cargadores. Llevar en la mano un maletín de fuelles era el mejor pasaporte y a ningún aduanero se le hubiera ocurrido violar la intimidad de unos personajes que emanaban felicidad por todos los poros de su cuerpo. 

A lo largo de los años el placer de viajar se ha degradado en la misma medida en que el equipaje ha perdido misterio. Ahora en los aeropuertos multitudinarios las maletas son escarbadas, golpeadas, sometidas al escáner como bultos peligrosos, una sospecha que también se proyecta sobre sus propietarios. En la sala de recogida de equipajes ruedan ahora unas maletas iguales, oscuras, anodinas, cuya vulgaridad se corresponde con la mediocridad de los pasajeros que las esperan cansados, desvencijados, agolpados junto a las cintas mecánicas. 

Pero el otro día ocurrió un hecho curioso. De regreso de un viaje yo era uno de esos pasajeros que esperaba recuperar el equipaje en la selva infame del nuevo aeropuerto de Barajas. La cinta rodaba y a medida que cada maletas encontraba a su dueño la sala iba quedando vacía. Llegó un momento en que todos los pasajeros habían desaparecido y yo era el único ser vivo que quedaba en aquel espacio. Mi equipaje se había perdido, si bien la cinta aún funcionaba. Al poco rato por la boca del túnel emergió una maleta forrada de loneta blanca con cantoneras y herrajes de cobre. La maleta rodaba, se metía en el túnel y volvía a aparecer una y otra vez. Era medianoche cuando la cinta se paró definitivamente y la maleta se quedó sola, sin ningún viajero que la reclamara. Llevaba solo un viejo adhesivo del hotel Metropol de Alejandría sin ninguna etiqueta ni número de embarque. Pensé que su dueño sería uno de aquellos viajeros de entreguerras perdido en el tiempo como su valija, en una ciudad que tampoco estaba ya en ningún mapa.

Manuel Vicent

miércoles, 15 de septiembre de 2010

120 aniversario del nacimiento de Agatha Christie



Septiembre viene salpicado de cumpleaños y aniversarios. A mi alrededor se suceden las felicitaciones de allegados que cumplen y cumplen. Eso está bien, hay que celebrar siempre el tiempo vivido.

También en el blog tenemos otros tantos cumpleaños de personas a las que no hemos conocido, pero que en cambio han cambiado nuestra vida. Para mejor. En la entrada anterior os hablaba de que Benedetti hubiera cumplido 90 años tal día como ayer. Y hoy, 15 de septiembre, celebramos que es el 120 aniversario del nacimiento de Agatha Christie.

Cualquiera de vosotros que haya entrado hoy en google, habrá visto el logotipo que han preparado para la ocasión. Está muy bien, en él las letras de google observan el cadaver de una de ellas preguntándose quién será el asesino...



Cuando yo tenía trece o catorce años devoraba todas las novelas de Agatha Christie que caían en  mis manos. Me entretenían muchísimo. Me recuerdo a mi misma en esos interminables veranos enlazando una con otra, alternando a Poirot con Miss Marple, viviendo todas sus aventuras, pensando quién será el asesino y después pidiendo a mi madre que me comprara más. Cuando muchos años más tarde viajé a Egipto, en el crucero por el Nilo, en Asuán, nos enseñaban a lo lejos el hotel ingles de estilo victoriano donde escribió la autora sus novelas sobre Egipto.

Todavía en casa de mi madre están todas esas novelas, las tengo cariño, porque les dediqué mucho tiempo y me devolvieron muchos ratos agradables y hasta emocionantes en las siestas tediosas.

Hoy quería hacer una pausa en mi rutina para recordar a Agatha Christie, a Miss Marple, a "Un crimen dormido", que fue mi preferida y de paso a la niña que yo era, a quién le gustaba tanto leer aquellas novelas de misterio.

Os dejo con dos frases atribuidas a Agatha Christie, una sobre la creación literaria y otra sobre la vida, o mejor dicho el matrimonio:

"La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector."

"Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará"