Como hoy es 8 marzo, Día de la Mujer, he pensado que, a modo de homenaje, podíamos dedicar una entrada a recordar uno de mis relatos de mujeres.
Este relato fue premiado en su día:
Primer premio en el
IX Certamen de Relatos Breves “Día 8 de marzo”. Convocado por el Ayuntamiento
de Navalmoral de la Mata
(Cáceres). 2005.
Enésimo Certamen para mujeres “Tienes que”
Rocío Díaz Gómez
Con el deseo
de favorecer la creatividad de las más jóvenes y de las más mayores, en lo que
se refiere a sobrevivir al día a día, y como un medio de promover un mejor
ambiente vital, se convoca este premio de acuerdo con las siguientes bases:
1. Podrá optar al premio
cualquier mujer que lo desee, siempre y cuando sea anónima.
Tienes que
regañarle. Buenos días. Siete y media de la mañana. Tienes que regañarle.
Porque le quieres. Decirle que eso no se hace, que para eso uno va al cuarto de
baño. Tienes que regañarle para hacérselo comprender. Y mientras se lo dices,
tienes que poner a su hermanito de pie, apoyarle contra tu hombro, darle
palmaditas en la espalda, animarle a que haga exactamente lo mismo que no
quieres que haga su hermano. Echar los gases. Y mientras le dices al pequeño
con voz mimosa “Muy bien así se hace, pero qué a gustito se ha quedado mi
niño...” sigues regañando a su hermano mayor con voz de madrastra de cuento,
por quedarse igual o más a gustito haciendo lo mismo... Tienes que enseñar a
éste, y desenseñar al otro, al que primero le enseñaste a hacerlo, después a
éste le enseñarás a no hacerlo también. Ahora sí. Ahora no. Regañarle pero acariciarle después. Que vaya
al colegio contento. Enseñarle. Tienes que.
2. El tema
de los trabajos será la vida, con las únicas limitaciones que ésta con alevosía
y aleatoriedad les imponga...
Tienes que cambiar a tu madre. Ocho de la mañana. Después de
cambiar al pequeñito. Después de ayudar a vestirse al mayor. Tienes que poner a
tu madre unos pañales mucho más grandes que los que ella te puso un día. Tienes
que darle de desayunar. Y vigilar que se lo tome todo. Tienes que estar
pendiente de ella. Siempre. Que coma, que no olvide las pastillas, que se bañe,
que no se caiga, que no se sienta sola, que no se de mucha cuenta, que no sea
demasiado infeliz. Porque así es la vida. Porque la quieres. Tienes que.
3. Se podrán
presentar indistintamente trabajos en cualquier lengua. La extensión de los
mismos será el tiempo que abarque desde que las mujeres abran los ojos hasta
que de puro cansancio se les cierren solos... Escritos con buena letra, cuerpo
“lo que aguante” y sin apenas espacio para nada más que sobrevivir...
Tienes que ir a trabajar. Ocho y media de la mañana. Tienes que ir
corriendo para llegar a tiempo. Para no tener que rellenar incidencias. Para no
tener que pedir excedencia en ese puesto para el que un día lejano estudiaste
tanto... Tanto que ni te quieres acordar. Tienes que llevar preparada la
reunión. Y llegar a tiempo. Y fichar. No pensar en tu madre a la que dejaste
con un extraño. No pensar en tus hijos a los que dejaste con otros. Tienes que
pensar en tu jefe. Y en la Sala de Juntas. Y en el guión que ni te has mirado.
Y disimular. Disimular. Tiene que parecer que sabes de qué hablas. Y hablar.
Hablar. Tienes que quedar bien. Porque además de ser hija, eres madre y eres
una persona laboralmente competente. Tiene que parecer que controlas. Para
quedar bien. Para que quede bien tu jefe. Que no se leyó tampoco el guión. Para
que quede bien el jefe de tu jefe. Que tampoco se lo leyó. Y ni falta que les
hace. Porque para eso estás tú. Tienes que conseguir que se firme el convenio.
Y sonreír. Sonreír hasta que duelan las
comisuras de la boca de tanto estirarlas. Sonreír. Y dejar todo bien hilvanado
para que se firme. Y concertar la siguiente reunión. Y reservar la sala de
Juntas. Y preparar todos los informes. Y enviar los correos electrónicos. Y los
faxes. Y sonreír a tu jefe. Sonreír. Sonreír. Tienes que.
4. Los trabajos se presentarán por cuadruplicado, quintuplicado,
sextuplicado....
Tienes que
comerte las lentejas. Dos y media de la tarde. Que no te gustan. Que nunca te
gustaron. Que cocinaste anoche. Aunque no las soportas. Y comerte una cucharada
para que el mayor se coma la suya. Y comerte dos cucharadas para que el mayor
se coma otras dos. Y seguir comiendo una tras otra, tras otra, y otra más para
que él siga. Porque te han salido muy ricas. Y son muy buenas. Y tienen mucho
chorizo. Y mucho hierro. Sobre todo mucho hierro. Qué buenas ¿verdad hijo?
Claro que sí. Tienes que comértelas todas. Para hacerte mayor. Muy mayor. Tanto
que tú mismo hagas las lentejas de tus hijos. Esos que no las querrán comer.
Porque no les gustarán. Como a él. Como
a ti. Así es la vida. Tienes que.
5. Se harán
constar los datos personales y se acompañarán más que del Libro de Familia de
la familia entera o equivalente.
Tienes que
decirle a tu padre que no. Cinco de la tarde. Que no puede llevarse las llaves
de casa. De su propia casa. Que mejor que no, padre... Y se lo tienes que decir
porque le quieres. Porque no sabe nunca dónde las echa. Porque siempre termina
perdiéndolas. Porque a veces se le olvida hasta de dónde son esas llaves, se le
olvida hasta lo que son las llaves. Tienes que decirle que no. A tu padre. Al
que te enseñó a ti a llevártelas. Al que primero le costó confiar en ti y aún
así te dijo: Aquí tienes. Al que te enseñó a que confiaras en ti misma. Tienes
que decirle que no. Mientras va tornándose
su cara color extrañeza, color enfado, color incomprensión, color pura
tristeza. Y la sientes. Y la lloras sin lágrimas. Tienes que hacerte fuerte y
decirle que no. No. Tienes que.
6. El plazo de presentación se inicia desde que se empieza a tener
conciencia y no finalizará a corto plazo...
Tienes que aprovechar esta hora y media. Siete de la tarde. Tienes
que hacer los deberes de tu clase. Porque es ahora cuando tienes a tu madre
entretenida viendo su serie favorita. Porque es ahora cuando al mayor le tienes
en música. Porque es ahora cuando se ha quedado el pequeño dormido. Porque es
tu tiempo. Ese tiempo para ti sola. Tienes ahora que hacer los deberes de tu
clase de literatura. Y tienes que escribir. Aunque no sepas de qué. Aunque
estés cansada. Aunque no te queden ganas ya de disimular, de inventar. Tiene
que ser ahora. Porque a ti te gustaba escribir. Te gustaba. Y te gusta. Tienes
que escribir ahora los deberes. Tienes que echarle ganas. Y procurar no
repetirte. Procurar ser algo original. Y tener cuidado con la primera frase.
Tener cuidado con los personajes. Tener cuidado con el narrador. Tener cuidado
con los tiempos verbales. Y con el final. Tienes que aprovechar esta hora y
media. Y empezar. Empezar. Tienes que.
7. El fallo del jurado se hace público
constantemente, día a día, hora tras hora, en conmemoración del Día
Internacional de la mujer trabajadora, la mujer madre, la mujer hija, la mujer
hermana, la mujer amiga... la mujer.
Tienes que convencerle. Ocho y media de la tarde. Decirle que no
se puede ser tan sincero. Que sí, que le decías que había que decir la verdad,
pero no siempre. Que sí, que no hay que mentir, pero no siempre. Tienes que
enseñarle a disfrazar la verdad, a hacérsela digerible a los demás, a no
herirlos sin necesidad. Tienes que enseñarle a que sepa distinguir cuando y
cómo decir las cosas. Sobre todo cómo. Tienes que regañarle. Decirle que ya no
hace reír tanta espontaneidad. Que ya no. Que ya no es gracioso oírle eructar.
Oírle decir tacos. Que ahora ya no hay que dar besitos a todos los que te pidan
uno. Tienes que enseñarle que ya no. Que el tiempo suma, pero también va
restando. Tienes que regañarle aunque te siga haciendo gracia. Tienes que hacer
de mala del cuento cuando no tienes ganas de serlo. Tienes que decirle que no
existe el ratoncito Pérez. Que los niños no nacen todos por cesárea. Que no
existen los Reyes Magos. Tienes que ir deshaciendo todas las historias que una
vez fuiste construyendo solo para él. Para que fuera más feliz. Tienes que
abrirle ahora los ojos que cerrabas. Tienes que hacerle un poco más infeliz,
para que no le hagan otros desgraciado. Porque así es la vida. Porque le
quieres. Le quieres más que a nada en el mundo. Tienes que.
8. Los premios carecerán de dotación económica y los trabajos
premiados serán humildes, anónimos y en la mayor parte de los casos escasamente
valorados. El jurado podrá hacer las Menciones que considere oportunas.
Tienes que ser fuerte por unos. Por los otros. Por él. Diez y
media de la noche. Tienes que esperarle. Y aguantar el hambre hasta que él
llegue. Para cenar con él. Aguantar el sueño hasta que llegue. Para bostezar
con él. Y abrir la boca juntos. Y decirle qué cansada estoy y que él te diga
que él más y tú no, yo mas, y él no, yo, y tú qué va, yo más. Y volver a ser
como niños, y sonreír. Más jóvenes y sonreír. Tienes que aguantar para cenar
juntos. Aguantar para sentaros en el sillón y cabecear a su lado viendo la
televisión. Tienes que besarle y dejarte besar. Porque es vuestro único rato
juntos. Porque hay una hipoteca con vuestros dos nombres. Hay unos niños con
vuestros dos apellidos. Vuestra vida. Su boca. Porque vuelve cada noche.
Cansado. Ojeroso. Más calvo. Porque le quieres. A tu lado. Tienes que.
9. Los trabajos premiados serán propiedad de sus
respectivas autoras.
Tienes que dormir. Doce de la noche. Porque todo está bien. Porque
el otro lado de la almohada tiene dueño. Y sueño. Porque tus padres han sido.
Porque tus hijos sueñan un par de cuentos
y una habitación más allá. Porque
mañana hay que volver a empezar. Porque mañana habrá tantas cosas por hacer...
Tienes que dormir. Volver. Buenas noches. A empezar. Dormir. Dormir. Así es la
vida. Tienes que.
10. La decisión del jurado es inapelable; ésta se comunicará personalmente a las interesadas y no se difundirá.