Ayer 31 de mayo se cumplió el centenario del nacimiento de
Luis Rosales (Granada 1910-Madrid 1992).
Con este motivo en la Casa Encendida de Madrid hay una exposición dedicada a él. Claro, no podía ser en otro sitio, tenían que hacer honor a su nombre. “La casa encendida” es un libro suyo de poemas “…que parte de una casa –que es la casa familiar, la casa común- atormentada por las sombras, por los escombros y por la ausencia de los muertos. Pero he aquí que, paso a paso, “como un cabo de vela que se enciende con otra”, cada habitación acaba iluminándose hasta hacerse lengua, casa y patria…”
La exposición se titula
'Luis Rosales. El contenido del corazón'. Y ya me conocéis no me la podía perder…
Me gustó. Es una exposición que intenta divulgar la obra de este autor, algo ensombrecida siempre por la duda con respecto a su implicación en la muerte de Lorca, que estaba refugiado en la casa familiar de los Rosales cuando vinieron por él. La exposición está compuesta por cartas, además de manuscritos, primeras ediciones, apuntes, fotografías y recuerdos, fotografías y otros documentos, junto a obras de artistas como Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí o Benjamín Palencia.
El espacio dedicado a esta exposición decorado con grandes fotografías en blanco y negro del poeta, junto a los distintos cuadros, es recogido e íntimo. A eso ayuda la luz tenue que tiene, y su distribución en pequeñas estancias delimitadas por los aparadores donde están las cartas y los libros.
A mí me gustó, salí con muchas ganas de saber más de este poeta, al que yo creo que no se le ha divulgado lo suficiente. Salí con ganas de leer “El contenido del corazón” al que estuve hojeando a la salida. ¿Qué más se le puede pedir a una exposición si no que te deje con ganas de conocer y conocer más sobre el tema o la persona?
Os dejo con tres de sus poemas que a mí más me gustan para poner su propio sonido al eco que me gustaría dejaros de mi paso por esta exposición:
AUTOBIOGRAFÍA
Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
PORQUE TODO ES IGUAL Y TÚ LO SABES,
has llegado a tu casa y has cerrado la puerta
con aquel mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz, para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año,
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.
Siempre mañana y nunca mañanamos
Al día siguiente,
-hoy-
al llegar a mi casa -Altamirano, 34- era de noche,
y ¿quién te cuida?, dime; no llovía;
el cielo estaba limpio;
-«Buenas noches, don Luis» -dice el sereno,
y al mirar hacia arriba,
vi iluminadas, obradoras, radiantes, estelares,
las ventanas,
-sí, todas las ventanas-,
Gracias, Señor, la casa está encendida.
El contenido del corazón podrá visitarse del
29 de abril hasta el 6 de junio de 2010, en la Casa Encendida, Ronda de
Valencia, 2 – Madrid.