Estaba empezando a cansarme de ser una Reina Maga errante, llenando las alforjas del camello de tienda en tienda, intentando materializar deseos, cuando pasé justo delante de la Fundación Telefónica. Llevaba semanas queriendo ver la exposición del escultor Jaume Plensa: "Materia Interior". La escultura de "Julia" que está en Colón siempre me ha gustado mucho. Y mira tú por dónde, de pronto estaba ahí, a las dos de la tarde de un 2 de enero, y pensé: "Pues seguro que hoy y ahora que todo el mundo está enfrascado con las cartas, buscando dónde comer o ya comiendo, la exposición podría estar tranquila". Y no me lo pensé más y para allá que me fui.
Dejé mis pertenencias en una de las consignas de la planta baja, subí a la tercera planta y a la derecha escuché el vídeo.
Y lo primero que hice fue sentarme tranquilamente a ver qué me contaba Plensa. Me encandiló. En el vídeo va contando el escultor cómo han surgido algunas de sus piezas, dónde están situadas, que ha querido representar. Mientras, las vamos viendo en la pantalla, cómo se han ido construyendo, cómo las han desplazado, dónde están finalmente: En Japón, en Chicago, en Canadá, en Nueva York, en Madrid... Muy curioso e instructivo. Y me gustaba mucho lo que decía Jaume Plensa, cuando hablaba de que el poeta es el alma de una sociedad, cuando comentaba su obra "7 Poetas". Los poetas están alerta, vigilando desde lo alto, por si ocurre algo. Y claro también habla del silencio, de la introspección, de muchos temas interesantes. Es un video largo, dura bastante, pero te enriquece mucho sobre su escultura.
Y a continuación estuve contemplando las piezas de la exposición. Son en total 15 obras de sus 30 años de trayectoria. Casi no había nadie, era un gustazo pasear tranquilamente entre ellas, tan originales, a tu ritmo y acercarte, escucharlas y apreciarlas. Son muy sugerentes.
Me sentí muy bien tras haber visitado esta primera exposición del año 25. Me gusta regalar, y me gusta elegir regalos, pero no me gusta nada emplear todo mi tiempo libre en las tiendas. Así que pude aprovechar para hacer un descanso de lo más provechoso. En poco tiempo se me olvidará qué compré o dejé de comprar. Pero la exposición de Plensa me pareció una invitación al recogimiento, a estar con nosotros mismos, un oasis dentro de ese bullicio que era el centro de Madrid un 2 de enero.
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