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viernes, 10 de enero de 2025

"Pescado" de Aureliano Cañadas

 


Hoy me acordé de aquel poema de Aure (Aureliano Cañadas 1936-2024), aquel que siempre le dije que me conmovía, que me calaba muy dentro por su sencillez, por su profundidad, por su ese diminutivo "despacito" que se te va clavando como un eco que no deja de martillearte el corazón mientras se alejan los poquísimos versos.

Se titula "Pescado" y en está su poemario "Doble vida".

Y después de rememorar el poema ya no logré detener ese tropel de recuerdos, envueltos en su voz suave, que llevo semanas evitando: 

Cuando me dijo "Niña hoy te voy a laurear como te mereces" y me trajo aquella maceta con un laurel pequeñito recién plantado. Cuando al principio solo venía para los recitales de fin de curso para participar casi el último y le temblaban la voz y los papeles. Esa forma suya de entrar cada miércoles a la tertulia despacio, en silencio, abrigadito, con su media sonrisa y su carpeta llena de papeles. Cuando me enviaba sus poemas por guasap, y me decía a continuación las correcciones y por qué era así o asá. El jaleo ese que tenía con su fecha de nacimiento. Cuando tomaba la palabra para liarnos en otra aventura con sus ideas para hacer exposiciones o libros. Cuando nos regalaba sus cuadros de flores secas que iba trayendo a poquitos cada vez a un compañero. Cuando esperaba con José Antonio las magdalenas de las 6 en época de pandemia. Cuando hablaba de asonancias y dragones, de traducciones y gorriones. Cuando siempre me decía a solas: "Niña tú tienes que publicar, pero ya, ya tenías que haberlo hecho hace mucho. Venga . Me voy corriendo."

Y se ha ido. Mi blog tiene varias entradas dedicadas ya a los poemas de Aureliano Cañadas, no necesitaba que me faltara para dedicarle el espacio que merecía. Aure fue mi cómplice muchas veces en las letras, me pedía opinión, valoraba mi juicio, y su poesía la sentí siempre certera, elaborada y de verdad. Pero tras su poema, tras los recuerdos, hoy volví a pensar que tenía que escribir una entrada, otra, aunque en el fondo sabía que por el hueco que nos ha dejado se me iban a caer las palabras, las frases, los poemas y tantas ocasiones compartidas. Y así no, así no debía escribir sobre Aure, con tristeza no, porque él era quién nos empujaba, quién nos animaba tanto a pelear por y con la literatura. 

Por eso nada más quería contaros que hoy me acordé de aquel poema de Aure:


PESCADO

Y me enganchó la boca

con el terrible anzuelo de su boca,

me arrastró hasta la luz del sol, el aire,

y me dejó morir sobre la arena,

                                                  despacito. 


Aureliano Cañadas. Poeta. (Almería 1936 - Madrid 2024)

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