Mural de "Los Diablos Azules" entre el humo de un 9 de junio de 2010...
La primera vez que vi a Esther Giménez, tenía el pelo moreno y un poco largo, llevaba un pañuelo azul sujetando los rizos, y acababa de ganar el XV Premio Hiperión de Poesía (año 2000). Vino a nuestro taller de creación literaria a leernos algunos de esos poemas premiados.
Han pasado casi diez años desde entonces, y ahora, en los Diablos Azules donde ha compartido recital poético con Javier Díaz, redescubro una Esther Giménez con el pelo mucho más corto sin embargo crecida en experiencia, en energía ante el público, crecida en fuerza leyendo sus poemas e incluso cantando con un chorro de voz impresionante.
Un miércoles escuchando recitar al tandem Giménez-Díaz, se vuelve casi domingo.
Ambos poetas compartieron lectura bajo el título de “Cita con L.A”. Y subidos al escenario se iban intercalando a la hora de hablar con y de Los Ángeles.
Primero salió Esther Giménez. Sus poemas son contundentes e irónicos, al mismo tiempo que muy elaborados. Algunos son de verso libre y otros perfectos sonetos. Su forma de recitar es distendida, enérgica, haciendo constantes llamadas de atención al público con explicaciones sobre el origen de los poemas. Nos muestra un estilo salpicado de juegos de palabras, domestica el lenguaje como quiere y te presenta un poema que te hace sonreír por lo evidentemente ingenioso que es, aunque eso no termina de distraerte del trabajo, del ensamblaje perfecto sobre el que se sustenta. Nos leyó una serie de poemas que había escrito mientras trabajaba como traductora de textos jurídicos en el Centro de Estudios Financieros que nos hicieron reír a todos, por lo preciso de su tono de ironía fina sobre un fondo profundo de desolación y aburrimiento que llevaba en su base.
Su avidez y su vida mordisquean mi vientre.
Ya sólo viva y ávida,ni el poema ni el látigo me sirven
contra la bestia.
1
Cuando pisó la absurda tierra
yo ya estaba a su lado,
inventándole nombres de dios indestructible.
Qué corto fue su tiempo entre los hombres...
Un día mi ángel negro subió al cielo,
un día gris de todos los demonios.
4
Dime qué día te crecieron las alas,
por qué remontaste el abismo.
Prometiste llevarme más abajo.
Hoy los ciempiés recitan tu condenado nombre.
Miro al cielo.
No te veo caer entre la lluvia.
Ya sólo cae la lluvia.
Esther.Giménez (Lamento por un ángel caído, 2008)
La poeta Ana Delgado presentando a Javier Díaz Gil
FANTASMA 14
El ángel
que traspasó
tu corazón.
no podrá
nunca
atravesar
paredes.
El Ángel Prometido
Javier Díaz Gil
Después le tocó el turno a Javier Díaz. Mi maestro. Con qué naturalidad sabe recitar Javier. Con qué cercanía te lee sus versos, envolviéndolos para regalo en su voz tranquila. Él nos alimentó con un doble menú, por un lado nos recitó su libro “El ángel prometido” donde en forma de breves poemas se desarrolla un diálogo mágico empapado de doble intención entre un ángel y un fantasma que a mí me gusta mucho. Bueno, para ser sincera, dos veces “mucho”. Para acabar con su libro “Vivo extramuros”, de tono mucho más serio y profundo. Si con el primero uno no puede evitar sonreír y hasta reír, este segundo poemario despierta en la conciencia un alud de pensamientos y cuestiones que te sumergen en la reflexión. Ambos se publicarán este año 2010.
FANTASMA 26
Arden
los labios
que no besó
el
ángel
prometido.
FANTASMA 19
Sé
lo
que sientes.
Yo
también
fui
mortal.
El Ángel Prometido
Javier Díaz Gil
Que suerte poder estar en Los Diablos Azules un miércoles 9 de junio escuchando a Esther Giménez y Javier Díaz recitar.
Qué lujo poder escuchar a Esther Giménez cantando con ese chorro de voz que pone la música y la guinda a una lectura especial.
Qué velada más redonda.
Aquí arriba están empezando por la izquierda: Carmen Frontera
y Ana Gonzalez.
Y aquí debajo estamos comenzando por la izquierda: Paloma Sánchez, yo, Javier Díaz y Piluca Martinez de Velasco (http://pilupiruletadefresa.blogspot.com/)