Aureliano Cañadas, poeta, compañero de tertulia, amigo de letras ha cumplido 75 años. Ahí es nada...
A Aureliano Cañadas, El Aure, le conocí allá por el año 98, cuando aún eramos un taller de creación literaria que se reunía en un Centro Cultural de un barrio perdido de Madrid. Entonces hacíamos, qué cosas, hasta nuestro festival literario fin de curso, y el Aure que conocía a Javier, el monitor de nuestro taller, venía siempre a actuar con nosotros, tan atacado por los nervios como cualquiera...
Yo quiero creer que algo habremos aprendido en este montón de años de lo que es enfrentarse a tantas caras mirándote y esperando que les cuentes algo que les haga emocionarse... Desde luego los nervios siguen ahí, en el fondo de nosotros, creciendo en el estómago y saliendo por nuestros dedos y nuestra voz. Aunque espero que un poco los hayamos domado. Desde luego, lo que sí hemos aprendido es a pelear con las letras, a divertirnos más con ellas inventándonos aventuras literarias que muchas veces es el mismo Aure quién promueve o quién nos da la excusa perfecta.
Como en este caso.
Tenemos aquí debajo en el vídeo a Aureliano nada más comenzar el acto, leyéndonos el haiku que había escrito el día anterior, un poco en broma, un poco en serio...
Como en este caso.
Tenemos aquí debajo en el vídeo a Aureliano nada más comenzar el acto, leyéndonos el haiku que había escrito el día anterior, un poco en broma, un poco en serio...
A mí me gustaría llegar a los setenta con la vitalidad que él tiene. Con esas ganas que le echa a ésto, con ese afán porque nos pongamos las pilas para esta antología, esta lectura o esta exposición. Me gustaría llegar a los setenta y que él me estuviera esperando para que yo sintiera su cariño, y pudiera seguir trasmitiéndole mi admiración mientras nos embarcamos en alguna historia de las nuestras.
Porque el Aure nos quiere. Nos ha unido con los compañeros del Círculo de Bellas Artes. Nos hace propaganda, nos presenta gente que escribe muy bien, nos trae compañeros interesantes de lo que aprender. Nos va conectando a los unos con los otros en una red invisible de palabras y cariño.
¿Cómo no quererle?
¿Cómo no querer a alguien que se presenta un buen día con un paquetito y te dice: "Niña hoy por escribir tan bien y haber ganado ese premio vas a ser laureada..." y abres la bolsa y te encuentras con un pequeño laurel que ha plantado para tí en una macetita...
Supongo que de eso se trataba. En los Diablos Azules queríamos estar con él, allí todos juntos. Demostrarle que le admiramos, que celebramos que está cerca, que quiere venir a una tertulia tan humilde como la nuestra, que quiere embarcarnos en mil historias literarias... en definitiva, darle las gracias.
¿Lo conseguimos?
No lo sé. Espero que sí.
Javier Díaz Gil, coordinador de nuestra tertulia, leyó un par de poemas, mientras iba dirigiendo el turno de entradas y salidas al escenario.
Después le siguió Celeste Lamas, que nos leyó también un par de Poemas. |
Elena Peralta |
Carmen Frontera |
Juan Antonio Arroyo |
Aquí encima Celia Cañadas, y debajo Paloma Sánchez.
En este vídeo de arriba Ana Delgado.
David Lerma enseñando una revista que hacíamos... qué nostalgia!! |
Feli Martinez |
Maria Antonia Copado y Javier Díaz |
Ana González. |
La contadora... |
Alma Pagés |
Agustín Paico |
Cada uno de nosotros leyó algo nuestro, algún texto de nuestra propia cosecha y después algún poema de Aureliano. Yo ya sabéis cual elegí, ese que me gusta tanto:
Pescado
Y me enganchó la boca
con el terrible anzuelo de su boca,
me arrastró hasta la luz del sol, el aire,
y me dejó morar sobre la arena
despacito.
Aureliano Cañadas
Del libro "Doble vida"
Para terminar Aureliano nos leyó dos de sus poemas. Nos dieron las nueve, las diez, casi las once... Pero era jueves y había que recogerse... Si no, lo mismo seguíamos... no era por falta de ganas.
Aure ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos?
Finalmente os dejo con algunas fotos, primero preparando el recital, repasando, organizando... Después Javier Díaz Gil atento al desarrollo del mismo, y finalmente casi todos ( ya era muy tarde y algunos se tuvieron que marchar) ya al final.