A veces vuelvo a ser la que yo era y paseo por Madrid.
Todavía es esa ciudad que huele al perfume de quién te adelantó deprisa y ya no ves más que su espalda, huele a los churros que acaban de servir en la barra de la cafetería y al café de puchero que está haciendo la del bajo de aquel bloque antiguo y se escapa volando por entre los botones de su bata.
Madrid todavía huele a metro abarrotado, a coche que frena, a pises de perros.
Todavía huele a prisa, a semáforo, a vida.
Madrid todavía huele y suena,
suena a sirena, a afilador, a colegio, a frenazo, máquina tragaperras y gente que toca en el metro. Suena a vida.
Vuelvo a pararme a hacer fotos de los murales con los que tropiezo. Me encanta el de la calle de Fuencarral, ese de la chica que acarrea sus libros y sus plantas por el mundo.
Una vez, no hace tanto, yo también tuve una casita de madera para pájaros colgada en mi patio. Y no una vez, sino muchas, he ido por la vida acarreando libros y plantas con esa mirada nostálgica de quién no se acaba de ir y ya está echando de menos lo que deja atras.
A veces vuelvo a ser la que yo era y paseo por Madrid.
Y descubro placas de escritores que no tenía en mi colección y aprendo un poquito más de la vida de los que tanto admiro por lo que dejaron escrito.
Y todavía camino, solo camino, intentando encontrar calles por las que aún no anduve nunca.
Pero sobre todo, a veces, vuelvo a ser la que yo era y sigo atrapando atardeceres naranjas.
Si no conoces Madrid, solo por ver cómo se oscurece deberías venir.
Madrid se deshilacha al ponerse el sol. Hebras naranjas, rosadas, moradas van entretejiéndose unas con otras por detrás de la Almudena y el Palacio Real, por detrás de las cuatro torres, por detrás de todos sus perfiles, hasta cubrir su cielo.
Madrid se deshace desde arriba y nos va arropando despacio.
Y nos arropa a todos, a los que trabajamos de día y a los que lo hacen de noche. A los que tenemos casa y a los que duermen entre cartones. A los que procuramos vivir, y a los que solo sobreviven. A todos.
Tengo tantas ganas de volver a pasear por Madrid.
Pero tantas.
#Confinamiento
#Madrid