Barranco coloreó entonces Lima.
Después, aquel barrio colorearía para siempre los recuerdos de aquella ciudad gris, marcando el acento bohemio e invitando aún, en la memoria, a seguir callejeándolo para descubrir más murales, más tascas, más rinconces genuinos.
Entonces, se nos quedaron cortos los días para visitarlo más despacio, para admirarlo de cerca, y saborearlo a conciencia. Sus murales y su pequeña biblioteca, sus bares abarrotados y su cebiche o ceviche, que la Real Academia permite ambos, aliñado con cítricos.
Después, lo recordaríamos como uno de los barrios más vistosos que hubiéramos visitado nunca.
Y nos prometimos volver algún día.
Algún día.
#Murales
#Barranco
#Lima
Son auténticas obras de arte!!!!!, Muy chulas.
ResponderEliminarEran preciosos, un barrio bohemio y vistoso bien chulo. Daban tantas ganas de quedarse... Un besazo Marián, muchas gracias
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