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sábado, 14 de enero de 2023

"Victoria viene a cenar" en los teatros Luchana de Madrid

 


 

 Hacía tiempo que quería ir a ver esta obra de teatro: "Victoria viene a cenar". 

Desde que supe de ella, tenía mucha curiosidad por saber cómo podría haber sido un reencuentro pasados los años entre Clara Campoamor y Victoria Kent. 

Supongo que la mayoría sabemos que ambas protagonizaron el debate que hubo en el Congreso de los Diputados en 1931 sobre el voto femenino. Primero habló Victoria Kent y pidió que se aplazara el voto porque, en su opinión, aún las mujeres no estaban preparadas. Después habló Clara Campoamor y sí pidió el voto para ellas. Y aunque ganaron las abstenciones, el 1 de octubre de aquel año se aprobó, y por fin en noviembre de 1933 las mujeres pudieron votar. 

¿^Pero cuánto sabemos de estas dos mujeres? Ambas abogadas, ambas viviendo después un duro exilio. 

Pues bien, Olga Mínguez Pastor escribió esta obra de teatro en la que imaginó qué se hubieran dicho si se hubieran reencontrado pasados aquellos años, pasado el exilio, pasado un largo tiempo de aquel momento decisivo. 

Se está representando ahora, bueno ya es la segunda temporada, en los teatros Luchana de Madrid.

 

La verdad es que la representación no te deja indiferente. Todo lo contrario. Sales como si te hubieran cogido de las solapas y te dijeran: ¡Aquello fue muy importante, muy duro! ¡No lo puedes olvidar!

Es una obra tan densa como intensa. Una obra que logra trasladarnos de un plumazo a aquel momento del Congreso, y de nuestro país. 

Durante toda la obra vivimos un duelo verbal entre aquellas dos mujeres tan importantes que te sobrecoge.

Comienza cuando Clara Campoamor está esperando que llegue Victoria, a quién ha invitado a cenar. Y en un momento dado de su conversación, volvemos a revivir sus dos intervenciones en el Congreso en aquel 1931, con un giro muy logrado, sutil y rotundo al pasado con apenas cambios de muebles en la escenografía y sin que ellas dejen de hablar, para después volver al presente y continuar con su cena.

En el escenario apenas nada: una mesa, dos sillas, un vino y dos copas. Tampoco demasiada luz. No se necesita más, porque lo importante aquí son ellas y lo que tienen que decirse. Lo importante son esas dos mujeres y sus discursos.

Tiffany Guarch y Rebeca Fer, las protagonistas, representan sus papeles de forma impecable, a mí me encantaron, si hasta a veces se te parecen a las fotografías que nos han llegado de ellas. Actúan tan bien que puedes imaginarte perfectamente cómo debieron ser aquellas dos mujeres, tan preparadas e importantes. Cómo transcurrió al final su vida, qué consiguieron o no, sus logros, sus fracasos, su trayectoria vital. En la obra su batalla dialectica es tremenda y te contagian con sus parlamentos, sus reproches, sus ideas, la fuerza y la emoción de aquel tiempo, de ellas y el momento en el que lucharon y se consiguió algo tan importante para nuestra sociedad y nosotras. 

Es todo un homenaje a Clara Campoamor y Victoria Kent. Una obra de teatro densa y necesaria donde reflexionamos sobre el papel de aquellas dos mujeres en nuestra historia.

 Esta foto la hicieron las actrices al final de la obra, yo estoy ahí en una esquinita de la tercera fila. Espro que no las moleste que la haya tomado prestado de su facebook. Fue un gesto muy chulo.

¡Bravo! y muchas gracias.



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