Esta mañana me han sorprendido algunas de sus carrozas aparcadas en el Paseo de la Castellana y entusiasma-da y chasqueando las piernas en el aire, como Tejure, he pensado:
"¡Ya están aquí! ¡Ya están aquí!"
"¿Pero dónde?" -Ha sido la siguiente pregunta.
Y casi me lesiono haciendo un giro de 360 grados con mi cuello, como la niña del exorcista, para divisarlos por allí:
"¿Cómo puede ser? ¡No los veo!" me he dicho aterrorizada.
Pero inmediatamente y sin querer, me he tocado la nariz cómo le ocurría a Vicky, y he llegado a una clarividente conclusión:
"¡Lógico! ¡Estarán desayunando! ¡Comiendo a dos mofletes roscón que es la hora! -me he dicho triunfante-¡O porras, calentitas y crujientes, que a estas horas están bien ricas!" he concluído más triunfante aún.
Y a partir de ese momento, mis pies se han despegado del suelo y he seguido mi camino, levitando y canturreando Castellana adelante, porque volvía a tener 8 años, porque era 5 de enero y estaba súperfeliz.
"Hoy es 5 de enero ¿No os dais cuenta?" -he querido decir a todos los que se cruzaban conmigo.
"¡Que ya vienen los Reyes! ¿No me oís?"
¡Que vienen! ¿Que digo vienen? ¡Ya están aquí!
Y dicen que me han visto por las calles de Madrid, levitando aún, a ratos saltando y a ratos gritando a todo el que quería oírme que era el mejor día del año, la mejor noche, ¡era 5 de enero!
Todavía me andan buscando.
¡Feliz noche de Reyes!
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