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sábado, 28 de noviembre de 2009

Lorenzo Silva. "El novelista como cazador" Conferencia en la Biblioteca Nacional


El miércoles pasado estuve en una conferencia de Lorenzo Silva en la Biblioteca Nacional. Conferencia, que sobre todo para los que escribimos, resultó muy instructiva.

Confieso, también es verdad, que tengo una especie de "cariño literario" hacia este autor desde hace tiempo y por varias razones. Primero porque tuvo la deferencia de venir un día a nuestro taller de escritura creativa, hace ya un montón de años, a darnos una conferencia. Por entonces era menos famoso, aunque ya había ganado el Premio Nadal. Llegó y nos dió una conferencia perfectamente estructurada, densa, exhaustiva sobre el hecho de escribir. Y lo hizo todo el tiempo como si lo estuviera leyendo de algún lado, aunque luego descubrimos que solo tenía un pequeño papelito que doblaba y desdoblaba mientras hablaba del que no leía nada. Jo. Todo salía de su cabeza... Después mi cariño hacia él ha ido aumentado según le he ido leyendo, soy incondicional de sus novelas de los dos guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, me gusta mucho esa mezcla de acción con reflexión que tiene en estas historias. Y después porque me gusta su forma de conferenciar, ordenada, sistemática, tranquila, interesante y culta.

El miércoles pasado en la Biblioteca Nacional no erámos tantos como en la conferencia de Millás de la semana anterior, pero sí que llenaríamos las siete u ocho primeras filas.

"El novelista como cazador" tituló la conferencia. El novelista como cazador de historias, como cazador de personajes.

Según Lorenzo Silva hay dos tipos de novelistas. 1º Los que construyen sus historias a partir de su mundo personal, en el que indagan y crean una mirada particular a partir de ese mundo: Los "Ensimismados". Y 2º Los que, como su mundo no es tan rico o con tanto material, escogen mirar fuera, mirar más allá de ellos mismos, donde pueden encontrar buenas historias o buenos personajes:"Los cazadores". Entre los que pertenecen a éste último grupo, se incluye él.

Entre sus referentes literarios, nos dijo también Lorenzo Silva, por tanto estarían autores como:

- Marcel Proust.- Durante años se dedicó a participar de la vida social parisina, yendo a todos los bailes y fiestas que había. Después se encerró en su casa a escribir. Y curiosamente ya no volvió a salir a ningún otro evento, pues todo lo que necesitaba ya lo había vivido.

- Kafka.- También sus biógrafos ponen de manifiesto todos los conflictos reales que tuvo, en su trabajo y en su vida, con todos esos burócratas que conoció como jurista. Todo eso luego lo trasladó a sus obras.

- Hammet y Chandler.- también estarían entre sus referentes. El primero fue investigador privado y el segundo siempre se considero extranjero en su propio país, pues su formación era británica, además después fue a la guerra y al final se hizo un rico más entre todos esos ricos que dieron lugar a la aparición de Hollywood. Pues bien, si uno bucea en sus biografías podemos ver también, lo importante que fue su experiencia personal, en ella cazaron sus historias y sus personajes.

- Ramón J. Sender.- Ya en la literatura española Silva señala a este autor como el que más instinto tuvo para buscar sus personajes en la sociedad española contemporanea. Aunque ahora apenas se le estudie, cuando estudiábamos BUP sí que era lectura obligatoria, él nos recomienda todos sus libros.

Lorenzo Silva cree que la realidad española es un enorme vivero donde se cuecen miles de historias. La lista de las novelas que ve a su alrededor y que él podría escribir, son tantas que ya no cree que tenga ni tiempo para escribirlas. Pensó eso cuando escribía sobre Marruecos y lo piensa ahora con la Sociedad Española.

"Lo más dificil de contar es lo evidente", nos dice también, y ésto por supuesto nos lleva a hablar también de la creación de los personajes. Dice Lorenzo Silva que trabajar con unos personajes como los guardias civiles, como ha sido su caso en varias novelas, personajes normalmente tan poco percibidos, pues todos apenas vemos la parafernalia exterior de su uniforme y poco más, es precisamente para el escritor la oportunidad de inventar unos personajes que sean interesantes para el lector.

El novelista busca un buen personaje que le permita inventar una buena historia que descoloque al lector, que le impacte, sobre todo debido a ese desconocimiento que tiene de él.

Eso también lo pensó cuando empezó a escribir literatura juvenil. Miró a su alrededor y vió muchos libros juveniles sobre magos, vampiros... pero poca gente estaba contando historias sobre adolescentes normales de barrios periféricos.

Y una narración debe tener interés además de por sus personajes por la forma de contarlo, debe ser contado de forma amena. Y no solo eso sino que además el escritor debe intentar que trascienda esa historia más allá de la peripecia concreta, que sirva para una reflexión.

Por ejemplo tenemos la historia actual de ese alcalde de un municipio alicantino que ha entrado en prisión presuntamente por organizar el asesinato de su antecesor del mismo partido. Para lo cual contrató a otros tres. Todo ello porque chocaba contra sus intereses de urbanizar. Bueno pues, la historia en sí tiene interés. Pero además ¿Cuántas más cosas de este país cuenta la simple historia de estos hechos, cuántas otras explica?

Finaliza Lorenzo Silva la conferencia diciéndonos que él echa de menos más autores que presten atención a estas historias actuales, cotidianas. pero que él por su parte seguirá con la escopeta, seguirá cazando.

El turno de preguntas también dió lugar a que se hablara de temas muy interesantes. Alguien le preguntó otra vez por el ámbito donde nacen sus personajes. Lorenzo Silva nos volvió a decir que el personaje interesante es el que encierra una paradoja, el que nos sorprende. Por ejemplo en el caso de sus guardias civiles, todo su trabajo está sometido a lo que diga un juez. Eso encierra una tensión, una paradoja bajo la que tienen que trabajar. Otra paradoja es que poca gente sabe que hubo muchos españoles en la SS, y estaban allí para paliar la traición que según ellos había hecho Franco a Hitler no queriendo entrar en la guerra. Eso es cierto. Luego ya, dice Lorenzo Silva, el juicio moral se lo dejo al lector.

¿Por qué escribes? le preguntó otra persona. Para Lorenzo Silva la literatura es un modo de conocimiento, cuestionable, no falsable, pero un conocimiento. Escribo también claro para que me quieran. Escribimos para conseguir que nos quieran un poco más. Yo, dijo, me siento mejor cuando escribo, es un disfrute personal para mejorar el conocimiento de las cosas. Y he aprendido mucho porque cuando escribo y construyo un personaje, me exigo intentar entenderlo, intento llegar a lo que siente.

Lorenzo Silva piensa que hay que hacer ese esfuerzo de conocer e intentar comprender las motivaciones. Por ejemplo, por qué la gente mata. Él ha reflexionado sobre ello, y eso le ha llevado a saber el peso del miedo. Mucha genta mata por miedo.

Una compañera nuestra de la tertulia, Ana, le pregunta si no se aburre de sus personajes. Silva, dice que claro es un riesgo. Le pasó a Conan Doyle con Sherlock Holmes. En mi caso, dijo, mis personajes suelen ser de un solo disparo, aparecen en una novela y ya está. Por otra parte mato a los que creo que debo matar, y a veces incluso ésto lo hago con dolor. He repetido personajes en dos ocasiones. En las novelas juveniles, que son dos libros, y repetí porque eran dos personajes y cada libro es de una chica. Y los abandoné cuando consideré que habían crecido y habían dejado de ser adolescentes.

Y luego también en el caso de los dos guardias civiles. Pero para evitar aburrirme tomo muchas precauciones. Por un lado escribo dejando pasar mucho tiempo, entre estas novelas hay una diferencia de quince años, entre cada una de las primeras ha dejado pasar tres años y ésta última que ya va a salir, ha dejado pasar cuatro años. Y siempre que recupero a estos personajes, han envejecido y el paso del tiempo en los libros en un buen aliado, porque el tiempo cambia a las personas y por tanto a los personajes. Por otra parte no tengo, dice Silva, ninguna prisa en contarlo. Aunque confiesa que le interesa cuando por ejemplo Bevilacqua llegue a los 50 años y tenga mucha experiencia y en cambio le digan que se tiene que ir ya a su casa. O cuando Chamorro ya tenga cuarenta y lleve 20 trabajo y se plantee que quiere una vida familiar más estable... En cada momento hay novedades. Estos personajes son versátiles y flexibles y por eso los puede seguir utilizando...

He comenzado diciendo que tengo debilidad por este autor. Y ahora que releo esta entrada tan larga que he escrito me convenzo aún más de mi primer juicio. A aquellos que me leen y han aguantado hasta el final, les pido perdón por la extensión. Pero no sé hacerlo más corto. Me falta concisión, como dice David que le falta a él, un compañero de la tertulia.

No sé acortar lo que nos contó Lorenzo Silva, porque todo me parece importante. Creo que sobre todo para los que escribimos su conferencia estuvo llena de ideas instructivas e interesantes.

Quería también pegar aquí el comentario que hizo también David, el compañero del que ya he hablado, de esa misma conferencia, para ofrecer dos opiniones. David Lerma, compañero y buen narrador:

"Respecto de la conferencia de ayer de Lorenzo Silva, me da la sensación de que no fue tan divertida como la de Millás, pero a cambio creo que resultó muy nutritiva. Lorenzo Silva tiene algo de empollón de la clase, pero sin llegar a parecer pedante. Fue verdaderamente asombroso el derroche que hizo de cultura y conocimientos literarios. Habló de Onetti, de Proust, de Kafka, de Chandler y Hammet, los maestros de la novela negra americana, y de Ramón J. Sender. Dan ganas de leer alguno de esos libros de Sender a los que se refirió Lorenzo Silva con tanta pasión, ¿verdad?. Lo que más me gustó de todo fue cuando habló de la inmensidad de novelas que veía a su alrededor, todos los días, en todas partes; de cuánto le gustaría escribirlas y de la triste certeza que tenía de que no podría escribirlas jamás por falta de tiempo. Ese comentario decía mucho de la realidad que nos rodea y aludía directamente a esa angustia que persigue a los que nos gustaría pasar las 24 horas del día leyendo, o escribiendo, o, al menos, pensando en lo que nos gustaría leer o escribir."

Y por último, quería aprovechar y ya finalizar esta entrada, recomendando los libros de Lorenzo Silva. Tiene varios, algunos llevados al cine como la Flaqueza del Bolchevique o El alquimista Impaciente. Pero sobre todo yo quiero recomendar los de sus guardias civiles, que a mí son los que más me gustan. "El lejano país de los estanques" Premio Ojo Crítico 1998, "El alquimista impaciente" Premio Nadal 2000, "La niebla y la doncella".

Pero ya de paso adjunto también su web: http://www.lorenzo-silva.com/ Para quién quiera conocerle mejor.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Lorenzo Silva e Ignacio del Valle: "Juicio a Larsson" en el Festival Eñe


Siempre que he ido a escuchar una conferencia de Lorenzo Silva me ha parecido muy interesante.

Esta vez confirmé con creces lo que siempre he sentido. El viernes por la tarde, dentro del festival Literario Eñe, había un “cara a cara” entre Lorenzo Silva e Ignacio del Valle titulado “Juicio a Larsson” en la sala de Columnas del Círculo. Se suponía que los dos autores, ambos de novela negra, iban a tratar de acercarse al fenómeno literario del año, y eso se utilizaría de excusa para hablar de literatura, superventas, editoriales y todo lo que gira a su alrededor.

Ya en otra entrada de este blog hablé de la trilogía de Millenium con el título “La creación de los personajes: Lisbeth Salander. Porque confieso que he leído el segundo y el tercer libro y no me he leído el primero por dos razones, porque ya he visto la película y porque mi lista de “libros por leer” es tan grande que siento que debo leer antes otros libros que ese. Sin embargo estoy segura de que me gustaría, me entretendría, y disfrutaría ahondando en el personaje fascinante de Lisbeth. Porque eso precisamente fue lo que a mí más me gustó de estos libros, el personaje de Lisbeth.

Como lectora, como aficionada a la escritura este debate me apetecía mucho. Y salí contenta. ¿Por qué Larsson tiene tanto éxito? Fue la pregunta que le hizo Ignacio del Valle a Lorenzo Silva para abrir el coloquio.

Silva en primer lugar dijo lo que ya todos sabemos: “La trilogía surgió de que Larsson decidió retomar un cuento que ya tenía y a partir de ahí escribió tres tochos que vemos arrastrando a millones de personas por el metro, por las piscinas, por la calle…” Y le escuchaba y sonreía porque es verdad. ¿Quiénes no los han visto? “El secreto, según Lorenzo Silva, está en los personajes, porque aunque a primera vista no parecen muy realistas, tienen una fuerza simbólica importante, son arquetipos, como ya dijo Vargas Llosa, aunque mucha gente ha pensado al oírle que chocheaba…”

Pregunta Ignacio del Valle si él cree que ha influido la enorme campaña de marketing. Silva contesta que en su opinión quizás eso haya influido en el segundo y el tercer libro pero no en el primero. Cuenta que él leyó “Los hombres que no amaban a las mujeres” en francés, cuando aún no era fenómeno de ventas y ya le gustó. Además dice que la primera apuesta por este libro fue moderada en tiradas, y los medios le hicieron un relativo caso, y tampoco la editorial hizo el gran despliegue. Pero aún así, la primera novela de la trilogía en 6 meses se colocó entre las principales.

Ignacio del Valle contesta que a él no le convencía demasiado la estructura, en su opinión hay muchas novelas con ese perfil. Incluso muchas series como CSI, que hacen una división muy maniquea entre el bien y el mal. En realidad lo que le pareció diferente a las demás, fue la violación de la heroína, de Lisbeth.

Apunta Lorenzo Silva a éste respecto, que precisamente para él Lisbeth es la verdadera protagonista. En el primer libro no lo tenía tan claro, pero ahora que ya ha leído los tres, tiene claro que la protagonista es ella, porque siempre encuentra la información, la ejecuta y además su biografía es la que engarza las tres novelas. Lisbeth es el caballero andante, aunque sea mujer y joven e inexperta y de alguna manera gracias a sus traumas sea una minusválida psíquica. Es la protagonista aunque le mueve una idea de la justicia como venganza, de hecho en algún momento ella dice: “Nadie es inocente solo existen distintos grados de responsabilidad”. En cambio, Mikael Blomkvist es su Sancho Panza, es el que tiene los pies en la tierra, y piensa que hay que ir a los Tribunales, no ir por ahí matando a la gente. Decididamente sin Lisbeth, opina Lorenzo Silva, esta novela no sería nada.

Aún así y a modo de crítica también dice que de cada libro él piensa que sobran como doscientas páginas. Y que quizás la forma de contar Larsson como Lisbeth se hace con tanto dinero no es del todo creíble. Cree que quizás ahí el autor forzó un poco la máquina, porque la verdad es que así, si ella tenía dinero, podía resolver muchas cuestiones que pudieran surgir en la narración.

También en el coloquio se habló de la revista. Cuenta L. Silva que Larsson fue redactor de una revista que denunciaba a la ultraderecha. Parece ser que a esa revista les denegaban todas las ayudas mientras que a otras revistas más nazis no. Ese desajuste que existe en Suecia es el que Larsson pretende denunciar. Así como la explotación de las mujeres que en Suecia es una realidad. Larsson estaba convencido de que la literatura es un arma.

Luego, en este coloquio además de hablar de Millenium como éxito de ventas, se habló de la sociedad sueca, y por último de la literatura sueca y de los lectores suecos. Dice Lorenzo Silva que allí los escritores son muy eficaces a la hora de narrar. Porque tienen muchos lectores con un mejor nivel intelectual, y entonces eso se nota a la hora de narrar, tienen que afinar mucho más.

Fue un coloquio muy interesante. Como siempre brilló la forma de comunicar que tiene Lorenzo Silva. Se notaba que estaba muy documentado en todo lo que decía, eso unido a su forma sencilla de contarlo, con tantos datos y referencias a la vida de Larsson y a Suecia volvía el debate muy ameno y muy entretenido. Qué lástima que no hubiera durado más tiempo.
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Ignacio del Valle: Escritor. Nació en Oviedo (1971), aunque reside en Madrid. Ha publicado hasta la fecha seis novelas, la última "Los demonios de Berlín"(2009). Tiene en su haber más de cuarenta premios de relato a nivel nacional. Y colabora en varios diarios, entre ellos El País.
Lorenzo Silva: Escritor y abogado. Nació en Madrid (1966). Autor de novelas policíacas, con más de una veintena de títulos. Ha sido premiado con el Nadal con "El alquimista Impaciente" y con el Primavera de Novela por "Carta blanca". Es comisario del festival Getafe Negro. Y sin dejar la novela negra, se ha iniciado también con la literatura de viajes.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Convocatorias Literarias Noviembre 2009: Biblioteca Nacional - Lorenzo Silva


Tardes de literatura en la BN: Lorenzo Silva
Sesión del ciclo Tardes de literatura en la BN.

Conferencia El novelista como cazador, a cargo del escritor Lorenzo Silva.


Información de interés
Horario:
Miércoles 25 de noviembre, a las 19:00 h.
Dirección:
Salón de actos. Entrada libre – Aforo limitado



La Biblioteca Nacional inició el pasado 4 de marzo, con la asistencia del escritor Manuel Rivas, este Ciclo dedicado a la Literatura en el que participarán escritoras y escritores de reconocido prestigio que comparten con los lectores la manera en que han llevado a cabo su proceso de creación literaria.


A partir de un tema libre, elegido por el ponente, conoceremos cuál ha sido el proceso de documentación que han utilizado, no sólo en el sentido de la creación de personajes, sino en el de la búsqueda de datos, referencias o documentos, que aportan solidez e inspiración a las historias que nos cuentan.

jueves, 20 de agosto de 2009

Un relato de Lorenzo Silva: Elogio de la funcionaria


Lo reconozco me ha gustado. Y por muchas razones. Ha dibujado una sonrisa en mi cara y una especie de reconfortadora sensación me ha llenado cuando he terminado de leerlo "Hombre... me he dicho ¡qué bien!". Porque una está acostumbrada a que de los funcionarios se hable mal, y no se puede evitar que cuando no es así te llegue al alma (alma de funcionaria sí, que para eso he opositado dos veces, tres mejor dicho, una de ellas habiendo aprobado también, pero sin plaza; alma de funcionaria sí, que me lo he ganado, pero alma al fin y al cabo...).

Estoy hablando de un relato. Uno corto que encontré en la sección de cultura del periódico El Mundo. Un relato de Lorenzo Silva del que hablaré en otra entrada. Seguro. Porque me gustan mucho sus libros, porque a mi modo de ver es un buen escritor y porque además no le importó nada de nada, sino que lo hizo con mucho agrado, venir una tarde a nuestro de taller de Villaverde (cuando éramos taller) a hablarnos de literatura y de ser escritor. Eso siempre se agradece.

Por todo eso aquí os dejo el relato en cuestión. Porque leerlo fue un descubrimiento. Porque Lorenzo Silva siempre me gusta escribiendo. Porque gracias otra vez. Y porque claro, va de funcionarias, pero de las buenas, eso sí.


Espero que os guste.



Elogio de la funcionaria
Así es el desolador aspecto que presenta el Registro Civil. Foto: Efe
Lorenzo Silva*


Actualizado jueves 21/05/2009 11:20 horas



La gestión, en sí misma, ya era bastante desagradable. Solicitar una certificación de divorcio. Tanto como pedir que la autoridad acredite, a todos los que la vieren y entendieren, que el interesado ha errado en una de las decisiones cruciales de la vida.

Por eso a Armando, de entrada, le apetecía poco el trámite, pero cuando vio la cola de 50 personas que había a las puertas del Registro Civil a las 8.15 de la mañana, 45 minutos antes de que la oficina abriera, se lo llevaron los demonios.

Por si aquella multitud fuera poco, dos carteles pegados en la puerta advertían que había una funcionaria de baja y que a las 13.00 se dejaría de atender a quien no hubiera conseguido a quien no hubiera conseguido uno de los 20 números que se repartían en el momento de la apertura.

Armando observó a la concurrencia. En un 80%, inmigrantes. No dejaba de ser lógico, ellos protagonizaban el grueso de los partos, y buena parte de las vicisitudes sobre tutela y custodia de menores, que son el negocio fundamental del Registro Civil. Además de las nacionalizaciones y los trámites a ellas asociados. Seguramente eso explicaba el maltrato administrativo. Bastante tenía, aquella horda de indios, negros y moros, con respirar el aire de la Unión Europea.

Armando supuso (mejor dicho, habría apostado) que aquella oficina tendría un responsable que a las 8.15 distaba de estar incorporado a su puesto de trabajo. Imaginó que a las 11.00 (dentro, cómo no, de esas ínfimas cuatro horas de atención al público), los funcionarios saldrían media hora a tomar un café. Y poco a poco se fue envenenando. Cuando a las 9.04 (ya sólo serían tres horas y cincuenta y seis minutos de atención al público) se abrió por fin la puerta y la cola de sufridos y dóciles administrados se apelotonó a la entrada, estaba más que predispuesto a montar la de San Quintín.

Pero entonces, sucedió un milagro. Al otro lado del mostrador sólo había una funcionaria. Cincuenta y muchos años, poca estatura, voz enérgica. En apenas un cuarto de hora liquidó la cola. Clasificó a la gente. Los que venían a hacer un trámite largo, a los que les daba un número. Los que venían a recoger un papel, a los que despachaba en el acto. Los que venían a hacer una gestión corta, a los que también atendía sobre la marcha.

A Armando le pasó una breve instancia, donde sólo debía aportar tres datos, y le pidió que la rellenase. Luego se la recogió y le dijo que tendría la certificación en dos días. Armando osó alegar que su nueva vida estaba a 600 kilómetros. La funcionaria le dijo que si se lo acreditaba de algún modo tendría el certificado en dos horas. Sin dar crédito, Armando extrajo su DNI.

Dos horas después, con el certificado en la mano, Armando reparó en la tragedia. Aquella funcionaria no recibía del Estado mayor recompensa que los que con su desidia contribuían (incluidos todos sus jefes, hasta el ministro) a que en pleno siglo XXI, España tuviera una administración del siglo XIX.


*El escritor continúa esta nueva serie de relatos con elmundo.es sobre personas anónimas inspirada en hechos reales.