Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 20 de noviembre de 2016

Presentación antología "Cuaderno de Bitácora" de la tertulia Rascamán en la Biblioteca Manuel Alvar de Madrid



Mis compañeros de tertulia literaria y yo vamos a leer en público nuestros textos el próximo miércoles 23 de noviembre de 2016 a las 19 horas. 

La lectura se realizará con motivo de la presentación de la antología de los componentes de la tertulia literaria Rascamán titulada "Cuaderno de Bitacora", publicada en la nueva colección Growl Antologías de la Editorial Poeta de Cabra.

Esta antología está prologado por el poeta y coordinador de nuestra tertulia Javier Díaz Gil.

Aunque somos 42 autores de distintos puntos de España, cuyos nombres ahora os indico, en la lectura solo estaremos algunos de nosotros leyendo nuestros poemas o relatos. Está previsto que el acto sea lo más variado y entretenido posible, incluso acompañados de algún instrumento musical.

Os esperamos. 



Los escritores incluidos en esta antología son: Juan Antonio Arroyo, José León Cano Ramírez, Aureliano Cañadas Fernández, Celia Cañadas Marqués-Rêpas, Mercedes Codesal Manzano, María Antonia Copado Sánchez-Pinedo, Juan Manuel Criado Manzano, Ana Delgado Cortés, Javier Díaz Gil, Rocío Díaz Gómez, Omega Escribano, Francisco Fenoy Rodríguez, Carmen Frontera Quiroga, Adriana García-Rama Ocaña, Ana Isabel González López, Cinta Rosa Guil Redondo, José María Herranz Contreras, Paloma Hidalgo, Ismael Istambul, Olga Jubia, María Juristo, Celeste Lamas, Miguel de Leceta, David Lerma Martínez, Feli Martínez, Federico Monroy, Isabel Morión, Teresa Muñoz Valera, Laura Nuño Vidal, Alma Pagès, Andrés París Muñoz, Amelia Peco Roncero, Sagrario del Peral Pérez, Juan Peregrina, Amparo Pérez-Arróspide Gutiérrez, Alberto Ramos Díaz, Paloma Sánchez, Marina Solís de Ovando, Fernando Soriano Bensusan, Carlos Tejado, Iñaki Túrnez, Leonor Varela.

La composición fotográfica de portada es de la artista multidisciplinar Leonor Varela.




PRESENTACIÓN DE "CUADERNO DE BITÁCORA"
ANTOLOGÍA TERTULIA "RASCAMÁN" - VARIOS AUTORES.
MIÉRCOLES 23 DE NOVIEMBRE DE 2016,  19 HR.
BIBLIOTECA PÚBLICA "MANUEL ALVAR",  SALÓN DE ACTOS
C/ AZCONA, 42.   MADRID
METRO DIEGO DE LEÓN




viernes, 18 de noviembre de 2016

Carracuca



¡Hoy es viernes!

Y los viernes una se hace preguntas existenciales, como por ejemplo:

¿Quién fue Carracuca?

Porque imagino que alguna que otra vez habréis oído hablar de él: "Mas pobre que Carracuca", "Mas hambre que Carracuca"... 

Lo que está claro es que Carracuca tenía muy mala suerte, porque siempre está relacionado con alguna situación negativa en la que representa el colmo... 

Y también está claro que con esa mala suerte está hasta en la RAE, que lo incluye en su diccionario desde el año 1925:



Carracuca
estar más perdido que Carracuca
1. loc. verb. U. para ponderar la situación angustiosa o comprometida de alguien.



Y yo me pregunto ¿Pero Carracuca existió? ¿Y quién sería este buen señor?

Pues no se sabe, por más que he buscado y rebuscado por aquí y por allá en ningún lugar se afirma su existencia real. Aunque está más que registrado literariamente desde muy atrás.

He leído que el primer registro literario donde aparece Carracuca es en 1853, donde en un opúsculo se le define como  “la persona que está perdida y sin remedio ni esperanza de ningún género”. 

Pero después se ha aplicado el nombre a todo tipo de desgraciados. 

De este modo, en el CVC Rinconete, en un artículo de Irene Cuervo me encuentro: "Jerónimo Borao ya había dado fe de la existencia del individuo en su Diccionario de voces aragonesas, de 1859. Bajo la voz correspondiente, Borao anotaba: «Se usa de esta extraña palabra en la frase “más perdido que Carracuca” denotando que no hay esperanza o remedio para alguno». Parece claro, por tanto, que la expresión debía de usarse, pese a la extrañeza de Borao, al menos desde la primera mitad del xix. Después, ya en el xx, no será nada raro encontrar un Carracuca muerto, acabado, putrefacto, frito, viejo, hereje, soltero, huérfano, tonto, loco o víctima de miedo o hambres. También cuco, claro, quizá por otras poderosas razones. Y por fin Álvaro de Laiglesia, en 1970, hará decir a uno de sus personajes femeninos: «Y yo te digo que estoy más preñada que Carracuca», prueba de que ya todo da lo mismo."

Jose Antonio Martínez Pons ha rastreado el nombre en la zarzuela "La rosa del azafrán" donde aparecía como un campesino cómico. Se haría famoso por esta razón en 1930, porque es cuando se estrenó la obra.

Pero por otro lado he encontrado que en 1914 fue empleada la frase “más feo que Carracuca” por Felipe Trigo; en 1925 “más muerto que Carracuca” por un autor anónimo; con Max Aub está muy visto;  y en 1927 “peor que Carracuca” por Eugenio Noel para quién era malo. Sin embargo, para nuestro querido Miguel Delibes, Carracuca, simplemente era tonto.

Está claro que este personaje parece que no existió de verdad pero es tristemente famoso. Todos le conocemos porque su mísero legado ha ido pasando de generación en generación y lo hemos adoptado inevitablemente como el modelo a seguir en cuánto a desgracias se refiere.

Por otra parte he leído que quizás el origen de la palabra esté en la palabra carraco. Os pego la definición:



carraco, ca
De crac1.
1. adj. coloq. desus. Viejo, achacoso o impedido. Era u. t. c. s.

Es un palabra en desuso, está claro. Pero no parece extraño que pudiera proceder de ella.

Así que lo mismo en este caso, hay que aplicar la consabida sentencia: "A veces no se trata de entender, sino de aceptar".

Carracuca es nuestro, sea real o no, y venga de dónde venga. Aceptémosle.



jueves, 17 de noviembre de 2016

Ruta por bibliotecas importantes de la Costa Este de EEUU

Biblioteca del Congreso en Washington


Esta entrada de hoy está especialmente dedicada a los que os gustan las Bibliotecas. 

Porque hoy os quería proponer una ruta por algunas preciosas. No os voy a engañar, no nos pillan nada cerca, a los que vivimos en España. Pero, si alguna vez visitais EEUU, y más concretamente su costa Este, yo os quería recomendar que no dejáseis de visitar cuatro bibliotecas muy, muy especiales. 

Quiero dedicar una entrada de este blog a cada una de ellas por separado, porque lo merecen de sobra. Y de hecho ya he publicado un par de ellas como la de la Biblioteca Pública de Nueva York y la de Boston, que serían dos de las cuatro paradas obligatorias.

Pero antes de seguir hablando de ellas pormenorizadamente, vamos a detenernos a enumerarlas, y mostraros el itinerario a seguir, para que tengais una idea global sobre ellas.



Biblioteca Pública de Nueva York.


Está situada en todo el centro de Manhattan, no tiene pérdida, entre las calles 40 y 42 con la Quinta Avenida. Muy cerca del parque Bryant y de la Estación Central. La Biblioteca Pública de Nueva York es la segunda mayor de Estados Unidos y una de las más importantes del mundo. Posee un inmenso fondo, con más de 3 millones de ejemplares, y un sistema de búsqueda en catálogo de los más eficientes del país.

Os dejo el enlace del blog donde comentamos sobre ella de forma más pormenorizada:
http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2016/10/la-biblioteca-publica-de-nueva-york.html



Biblioteca Pública de Boston: 



La colección de esta biblioteca inmensa, cuenta con más de 15 millones de libros, solo superada por la Biblioteca del Congreso o la de la Universidad de Harvard.
También destaca por tener además 600.000 fotografías, obras de Rembrandt, Durero, Goya, Daumier, Toulouse-Lautrec y 350.000 mapas antiguos.
 
Cómo ya la hemos comentado en el blog más detalladamente os copio el enlace:



Biblioteca del Congreso en Washington:



A espaldas del Capitolio, en el edificio Tomas Jefferson está está preciosidad de Biblioteca. Tuvo su origen en 1800 en la presidencia de éste último y su biblioteca, que al principio estuvo en el Capitolio. Pero cuando las tropas inglesas en el 1815 la destruyeron, cedió su propia biblioteca de 6.500 volúmenes.



En la actualidad tiene más de 35 millones, y se considera la Biblioteca Nacional de EEUU. Tenemos aún pendiente dedicarle una entrada a ella sola.



Biblioteca Morgan en Nueva York:


Bastante cerca de la Estación Central de Nueva York, en la quinta avenida, tenemos esta joya. Un adinerado J.P. Morgan Jr. a la muerte de su padre J.P. Morgan, decide abrir al público su colección. En ella tenemos varios incunables, originales como el de Ivanhoe, algunas cartas manuscritas de importantes escritores como Dickens, Balzac, primeras biblias impresas, y un buen montón de tesoros más.

Pero ya os hablaré de ella más despacio, que se merece de sobra su propia entrada.



Os recomiendo mucho estas cuatro bibliotecas. Si andáis por esas tierras no os las perdáis.

lunes, 14 de noviembre de 2016

"La belleza de lo cotidiano" de Robert Doisneau


"El mundo que intentaba mostrar era un mundo en que yo me sentiría bien, en el que la gente sería amable, y en el que encontraría la ternura que deseo recibir. Mis fotos eran como una prueba de que ese mundo puede existir". Robert Doineau

En Madrid, en la Sala de Exposiciones Canal Isabel II, de la calle Mateo Inurria, hay una exposición sobre uno de los fotógrafos que más me gustan, de hecho tengo en mi casa varias de sus fotografías. Me estoy refiriendo a Robert Doisneau (Gentilly, 1912-París, 1994.

Todo el mundo conoce su fotografía de El Beso (un encargo de la revista Life para mostrar al mundo como después de la guerra París volvía a ser el que era), o la de Picasso con una camiseta de rayas y un montón de panecillos. ¿A que sí?

En esta ocasión bajo el título de "La belleza de lo cotidiano" podemos ver una selección de 110 fotografías, no muchas, que sus hijas han seleccionado entre 450.000.  La muestra abarca desde los años veinte hasta los setenta, cuarenta y cinco años de creación fotográfica.

Doisneau es un exponente del realismo poético, quería atrapar los gestos de las personas en momentos cotidianos. Observar, tener paciencia y plasmar.





Me ha encantado este montaje "La casa de los inquilinos" del año 62. Donde se muestra el edificio y lo que se iría viendo en cada casa. Está muy bien. 

 "Fue un extraordinario narrador que dió vida a una ficción directamente extraida de la realidad, devolviendo un reflejo modificado de momentos insignificantes".





Me ha sorprendido la serie en color de Palm Springs de los años sesenta. No la conocía. Tiene esa parte de la exposición una carta que escribe el fotógrafo a un amigo músico, que está curiosa, tiene mucho humor. Están todas en un pasillo.  

"Me siento de otra época, como un sillón Luis XV en un aeródromo o un violoncelo delante de un edificio de Life..."
Extracto de la carta de Doisneau a su amigo Maurice.








 Me gustan muchos sus fotografías de niños. Tengo una de ellas, en la escuela, en mi comedor. Me hacen mucha gracia. Pertenecen, según sus hijas, a esos tiempos en los que le costaba vencer la vergüenza, y tiene varías que me gustan como la de Los hermanos, la de los niños y la leche... Son más o menos del mismo tiempo de las series de las tascas, los músicos callejeros, los carboneros.

“No era documentalista, el París que nos muestra es el que él soñaba”.




Las fotos las hice con mi móvil, sin el flash, y la verdad es que no les hacen justicia, pero bueno es lo que tenía.

No os perdáis esta exposición. Merece la pena. Tenéis aún tiempo de sobra, porque estará hasta el 8 de enero. Es gratuita y tiene un amplio horario.

jueves, 10 de noviembre de 2016

"El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares" Película y reseña del libro







Dejé de pedir a mi abuelo que me contara historias, y creo que secretamente se sintió aliviado. Una atmósfera de misterio rodeó los detalles de sus primeros años. No curioseé. Él había pasado por un calvario y tenía derecho a sus secretos. Me sentí avergonzado por haber tenido celos de su vida, considerando el precio que había pagado por ella, e intenté sentirme afortunado por la vida segura y nada extraordinaria que disfrutaba y que no había hecho nada por merecer.
Entonces, unos pocos años más tarde, cuando yo tenía quince, sucedió una cosa extraordinaria y terrible, y a partir de ese momento sólo hubo un Antes y un Después.”



En abril del año 2014 yo os reseñaba que había leído el libro de Ransom Riggs "El hogar de Miss Peregrine para niños pecualiares". Os copio el enlace por si queréis volver a consultar la reseña del libro:


El caso es que, como continuación a aquella entrada, os cuento en pocas palabras que vi la película de Tim Burton basada en este libro y me gustó bastante.

El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares está dirigida por Tim Burton (Alicia a través del espejo, Frankenweenie, Charlie y la fábrica de chocolate) y escrita por Jane Goldman (Kingsman: Servicio secreto, X-Men: Primera generación). La película está protagonizada por Asa Butterfield (El juego de Ender, La invención de Hugo), Ella Purnell (Maléfica, Kick-Ass 2. Con un par) y Eva Green (Penny Dreadful, Casino Royale). El reparto lo completan los actores Samuel L. Jackson (La leyenda de Tarzán, Los Odiosos Ocho), Chris O´Dowd (Thor: El mundo oscuro, Los Informáticos), Allison Janney (Criadas y Señoras (The Help), El ala oeste de la Casa Blanca), Terence Stamp (Big Eyes, Smallville) y Kim Dickens (House of Cards, Treme). 

Casi me atrevería a decir que en general hasta me gustó más que el libro. Es para un público juvenil, sí, no olvidemos eso porque para niños muy pequeños en general no es, aunque no está recomendada para menores de 7 años, yo le hubiera subido esa edad por los menos dos años o casi tres. Pero tiene mucha magia y es entretenida.

La película es larga, pero a mí, y a mis sobrinas, no se nos hizo pesada. La transformación de los personajes, no olvidemos que son "peculiares" Tim Burton las consigue mucho.

Yo destacaría la interpretación de la actriz que hace de Miss Peregrine, Eva Green. Y sobre todo la fotografía y ese universo a lo Tim Burton con el que ha envuelto, la ya de por sí "peculiar", y nunca mejor dicho, trama.

Quizás me atreveía a decir, que una vez leída la novela y vista la película, os aconsejo más la película que el libro.

domingo, 6 de noviembre de 2016

La Biblioteca Pública de Boston


Hoy quería compartir con vosotros otra preciosa Biblioteca.

No hace mucho tiempo dedicamos una entrada del blog a la Biblioteca Pública de Nueva York, y hoy me gustaba que nos centrásemos en la Biblioteca Pública de Boston, un precioso descubrimiento.

Porque merece mucho la pena que si pasais por Boston le dedicáseis un rato, no lo lamentareis. De hecho es obligada visita para los gustosos de los temas bibliotecarios porque fue la primera abierta al público de los Estados Unidos, la primera en la que se permitió el préstamos de libros y además es la más grande.

La biblioteca se fundó en 1848 y se estableció oficialmente en Boston en 1852. El nuevo edificio abrió sus puertas en 1895 y desde entonces ha seguido hasta nuestros días albergando la biblioteca.

También es muy importante porque un español, el arquitecto Rafael Guastavino, fue el artífice de sus cúpulas, impresionantes. Este arquitecto valenciano dejó su huella en un montón de edificios muy importantes de Nueva York, como la Estación Central o el Puente de Queensborough. Y en cambio aquí tampoco es tan conocido...

Por otra parte la colección de esta biblioteca inmensa, cuenta con más de 15 millones de libros, solo superada por la Biblioteca del Congreso o la de la Universidad de Harvard.

También destaca por tener además 600.000 fotografías, obras de Rembrandt, Durero, Goya, Daumier, Toulouse-Lautrec y 350.000 mapas antiguos.




Así que si estamos en Boston, no dudes y visita esta biblioteca, destaca también la sala de lectura  Bates Hall que es realmente espectacular y es considerada como una de las salas arquitectónicamente más importantes del mundo, los leones de mármol de la escalinata principal y la galería de muros esculpidos y pintados por John Singer Sargent.






Yo estuve comiendo en su cafetería. En nuestro viaje nos dijeron que teníamos que comer en esa parada que hacíamos, y aprovechamos para visitar esta preciosa Biblioteca y hacerlo allí, entre los estudiantes y los profesores. Respirando ese ambiente, comiendo como lo hacen ellos. 

Despues salimos a este patio interior de las fotografías.

No me digais que no merecía la pena...




viernes, 4 de noviembre de 2016

"Se que me quieren porque me cuentan cuentos" Relato de Rocío Díaz

 El cuatro de noviembre de 2012 llovía, también llovía, y apetecía, como hoy, quedarse quieto escuchando un cuento...

 

domingo, 4 de noviembre de 2012

"Se que me quieren porque me cuentan cuentos" Un relato de Rocío Díaz




Llueve, llueve sobre Madrid sin prisa, sin pausa, sin remedio.
Hay tantas cosas que a uno le apetece hacer cuando llueve: mirar por la ventana solo por ver deslizarse el agua, dejarse hipnotizar por las frágiles gotas que se tambalean bajo la barandilla. Leer en zapatillas. Escribir. Tejer. Ordenar papeles. Quedar con algún buen amigo ante un café humeante. Conversar. Arroparse...
Os dejo con uno de mis relatos por si os apetece arroparos con él. Es de lluvia, de cuentos, de un día como hoy. Me lo publicaron en el Diario de León, como finalista de un premio de relatos, en junio de 2008.
Tal vez ya lo haya colgado del blog, pero ni tan siquiera voy a comprobarlo. Qué importa, hoy, 4 de noviembre de 2012, lo he vuelto a releer y quería compartirlo con vosotros...





“Sé que me quieren
         porque me cuentan cuentos”



Mi Sole y yo hoy nos hemos sentado a inventar un cuento.
Estábamos las dos solas en casa. Silenciosas, aburridas, las dos mirando por la ventana. Llovía, llovía como si todas las nubes del mundo se hubieran puesto de acuerdo para deshacerse a la vez en una lluvia tormentosa y enfadada que se desplomaba en chaparrón sobre nuestro ánimo, empapuchándole como a papel mojado. Por eso le sugerí a mi Sole lo del cuento. Ella, al escucharme, me miró con los ojos brillantes pero enseguida ofreció una excusa para ni intentarlo: “Pero si yo no sé inventar cuentos...” dijo acabando fulminantemente  con mi sugerencia.
Pero yo conozco a mi Sole, y sé que no es fácil sorprenderla, ni entretenerla, ni convencerla para que abandone su actitud taciturna y su talante solitario. Por eso necesito disfrazarme con un entusiasmo que yo misma siento muy lejano, pero que sé que para sobrevivir a aquella tarde las dos necesitábamos como al agua que no dejaba de caer y caer y caer...
“Venga, le dije, algo se nos ocurrirá...” “No, mejor nos quedamos aquí viendo llover...” A mi Sole no le gusta esforzarse, ni colaborar, ni implicarse en nada que no sea la mera contemplación y sus perifrásticas circunstancias. “Yo no sé inventar cuentos...” decía una y otra vez excusándose sin dejar de mirar la lluvia. Así que tuve que tirar de ella para separarla de la ventana, tuve que arrastrarla hasta la salita y desplegar ante ella tantas alternativas como una cola de pavo real.
“Ya, ya lo sé..., dije con paciencia mientras la empujaba a sentarse a mi lado, por eso... Podríamos hacer una guija e invitar a los hermanos Grinn... ¿Qué te parece?” “No, no -dijo mi Sole- que sus personajes eran malos, muy malos ¿O no te acuerdas de Barba azul o la madre de Blancanieves...?” “Bueno –contesté armándome de paciencia- pues hacemos una guija e invitamos a Andersen... En sus cuentos había buenos y menos buenos, nunca malos...” “No, no -dijo entonces mi Sole- Andersen era poco original, solo se inspiraba en relatos populares...” “Bueno -contraataqué yo- pues entonces invitaremos a Perrault...” “No, no -dijo también mi Sole- Perrault era demasiado moralin, como los Grinn...” y sin esperar respuesta se levantó y otra vez se fue a mirar como llovía. Porque seguía lloviendo, lloviendo con una lluvia cabezona, indiferente a mis esfuerzos, una lluvia ingrata que casi parecía reírse de mis frustrados intentos por arrastrar a mi Sole lejos de ella...
“Vale... –me rendí yo- nada de guijas. Pero entonces nosotras mismas nos inventaremos a nuestros personajes...” “Que cosas tienes... ¿Pero es que no ves que ya están todos inventados?” Me contestó ella sin mirarme justo antes de que sonara un trueno que puso el mejor punto final a su interrogación retórica y amenazó con aplastar por completo mi fingido entusiasmo. ¿Ya están todos inventados? Y sin hablar me acerqué otra vez a su lado y muy cerquita de ella yo también me quedé contemplando la lluvia... ¿Todos inventados? Parecía que la tormenta se iba alejando, aún sonaban truenos, aún algún que otro rayo parecía iluminar el cielo gris, pero lo hacían cada vez de forma más tenue, cada vez los truenos parecían escucharse más en la lejanía... Pero la lluvia, como si quisiera demostrar que estaba allí, no dejaba de caer, constante, copiosa, infatigable, aplastante, odiosa.
“Pues... si ya están todos inventados, inventaremos otros... o mejor los reinventaremos...” dije yo con terquedad ante esa lluvia odiosa, fingiendo renovados ánimos, plantándole cara a esa enemiga húmeda que se estaba llevando a mi Sole a su terreno pantanoso y melancólico. “Pero ¿Qué dices?...” contestó ella. “Lo que oyes  -atajé yo-”. Y tirando de nuevo de ella me la volví a llevar conmigo hasta la salita, la volví a obligarse a que se sentara a mi lado y obligué a su atención a que se solidarizara con mi disfrazado buen humor.
Y decidí seguir marcándome faroles, al fin y al cabo, me dije, eso es inventar cuentos. Y aprovechándome de que mi Sole estaba desprevenida empecé a atacar: “Que te parecería..: ¿Un hada madrina sacándose un sobresueldo como majorette? ¿Una bella durmiente con insomnio...?¿Una maquina de la verdad llamada Pinocho? ¿Una princesa embarazada...? Mi Sole, no sé si apabullada o sorprendida por el bombardeo, apenas tenía tiempo de protestar... ¿Una blancanieves angoleña? ¿Una sirenita reivindicando un plus por humedad? ¿Un príncipe rosa...?...
De vez en cuando mi Sole amenazaba con levantarse para ir a mirar otra vez la lluvia que se empeña en seguir cayendo, insistente, pertinaz, incansable, tranquila y constante. Pero desde mi sillón yo seguía diciéndole: “Un soldado de plomo haciendo la prestación social, un patito feo con gripe aviar, el lobo de los cerditos aquejado de poca capacidad pulmonar, una cenicienta con el síndrome de Diógenes...
Y al final, hasta parecía que mi Sole me prestaba atención, parecía que por momentos olvidaba la lluvia. Jugamos al escondite con los personajes de siempre, al rescate con los que nos inventamos, al balón prisionero con los argumentos... Hasta que perdí de vista a mi Sole. “¿Sole? Sole que al escondite ya hemos jugado...”
Al principio me inquieté, pensé que de nuevo estaría mirando a esa lluvia ladina y sigilosa que espiaba nuestros cuentos. Pero cuando llegué a la ventana, allí no estaba. No estaban ni mi soledad ni la lluvia. Había dejado de llover y no me había dado ni cuenta. Solo quedaban titiritando algunas gotas colgando de las barandillas, balanceándose temblonas, a punto de caer, derrotadas ante un sol que comenzaba a reflejarse, a sacar brillos, a hacer muecas a un pavimento empapado.
Mi Sole, mi soledad se había ido... Y yo, quizás, y a pesar de ella y de la lluvia, hasta fui capaz de inventar un cuento, uno que no empezó nunca pero que puse a tender en estos folios.
 
©Rocío Díaz Gómez