Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 24 de mayo de 2016

La Biblioteca del Instituto Cervantes en Berlín


Hoy os quería dejar una entrada sobre una biblioteca. 

Pero claro no es cualquier biblioteca, sino que es la del Instituto Cervantes en Berlín. 

Lleva el nombre del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, que la inauguró en marzo del año 2003.

Yo tuve la suerte de que una persona que había trabajado allí me la enseñara. Y la verdad es que tanto el edificio del Instituto Cervantes, como su Biblioteca merecen una visita.

El edificio no es nada corriente ya lo veis en las fotos. Lejos de eso está declarado de Patrimonio Nacional. Está situado muy céntrico, cerca del Hackescher Markt. Muy cerca también de los Museos.





Fijaos en los grandes ventanales de la parte de arriba. ¡La Biblioteca! ¿Que más se le puede pedir a una biblioteca que toda esa luz natural? Pues ahí está. En la última planta con muchísima luz. 

Tiene a su vez, dos plantas, en la de abajo están todos los ficheros y los libros y varias salitas, una para los niños, ya lo veis por los juguetes que tiene. 

Y en la parte superior hay varias mesitas de estudio pegadas a los enormes ventanales, y también varias salitas más.

Está especializada, claro, en cultura y lengua española. Es un importante punto de contacto entre los berlineses y toda la literatura de habla hispana. Hay también periódicos españoles, películas, música, libros de consulta, se puede navegar por internet... Por supuesto en el Cervantes se hacen numerosos cursos de todo tipo, más o menos intensos de español. Cursos de formación de Profesores, de preparación para pruebas...

La biblioteca no es muy grande, pero me gustó mucho, es muy acogedora. El acceso es libre y gratuito. Para acceder a sus fondos sí que se necesita un carnet.

Qué suerte poder decir que la he visitado. Ojalá pudiera decir lo mismo de todas las bibliotecas que tiene por el mundo el Instituto Cervantes. 

Eso sería un lujo, vamos. Pero ¿quién sabe? poco a poco...












Instituto Cervantes

Rosenstrasse 18-19
10178 Berlín

domingo, 22 de mayo de 2016

Poemas de Jorge Riechmann



Huesos 
de poema
para acompañar a vidas
en añicos.



Tierra mojada...
Los pulmones del mundo
respiran lluvia.




Días contigo
Horas contigo
instantes

Cada vez
como acampar
al lado de un manantial.




Cuando estás tendida
el mundo reposa

Cuando estás de pie
el mundo trabaja

Cuando los dos estamos
uno dentro del otro
el mundo está completo.


Poemas lisiados
Jorge Riechmann



 

"Cuaderno de Bitácora - Antología de la tertulia "Rascamán"



Por fín, la tertulia literaria "Rascamán" de la que formo parte desde sus inicios, y aún más, porque procede de un taller literario, en el que yo aprendí tanto desde el año 1998 hasta que decidimos dar el paso de independizarnos como tertulia, tiene una antología ya en papel. 

Es una alegría.

Somos muchos los autores, más de cuarenta, entre poetas y narradores los que formamos parte de esta antología. Autores que nos reunimos en torno a la literatura, o bien presencialmente cada semana, o bien virtualmente, con compañeros que residen fuera de Madrid, e incluso de España

Tengo que agradecer especialmente a Javier Díaz Gil, coordinador de nuestra tertulia, el tiempo y el trabajo dedicado para que esta Antología al fin viera la luz. Él se ha encargado de todo el trabajo "sucio": recopilación, y corrección de los textos, así como su prólogo con un estudio pormenorizado de la escritura de los que colaboramos.Gracias también a José María Herranz, el editor de Poeta de Cabra que ha creído en el proyecto y lo ha hecho posible, incluyéndonos en una nueva colección de Antologías de su editorial; gracias también a Carlos Ceballos que también ha colaborado; y por último gracias a Leonor Varela, artista y compañera tertuliana, que ha hecho el diseño de la portada.

 Por fin tenemos una Antología que ha costado cinco años de trabajo que viera la luz, y donde estamos, reflejados con nuestra escritura, muchos de los compañeros que año tras año nos hemos peleado juntos con las palabras

Lleva por título "Cuaderno de Bitácora", como no podía ser de otra forma pues este volumen es el reflejo de los derroteros por los que ha navegado nuestro grupo en la creación literaria. También se llama así el blog que alimentamos semana tras semana con las impresiones que uno de nosotros recoge, de la forma más creativa que considere, los avatares de cada miércoles en nuestra tertulia semanal: (http://bitacoratertuliagaldos.blogspot.com.es/).

 Cómo os decía, una alegría literaria.

jueves, 19 de mayo de 2016

"Distintas formas de mirar el agua" de Julio Llamazares






«La gente no sabe muchas veces lo que debajo del agua se oculta ni la historia que se borró para siempre con la demolición del último de los pueblos que aquí existieron. De ahí que algunos exclamen mientras lo contemplan:"¡Qué bonito!"...Y qué triste, añado yo.»

Me gustó esta novela de Julio Llamazares "Distintas formas de mirar el agua".

Me gustó para empezar ya el título, tan sugerente y tan oportuno. Porque el tema es principalmente ese: las distintas formas que tenemos de afrontar la péna, o la pérdida, el desarraigo, o las circunstancias adversas en general. Es una novela sobre el destierro y la nostalgia.

Pero comencemos por el principio, el argumento: Un familia se reune con motivo de la muerte del abuelo en un pantano donde acuden todos a echar sus cenizas al agua. Bajo el pantano está el pueblo de los abuelos, del que tuvieron que irse expropiados para que se hiciera éste. 

Me ha gustado esta novela, para empezar, porque tiene un trasfondo real. En el año 1968 se llenó el embalse de Porma. Para ello anegaron varios pueblos: Vegamián, Campillo, Ferreras, Quintanilla, Armada y Lodares. He leído que el autor era de Vegamián y que con 9 años tuvo que irse. En este caso los personajes de esta historia son de Ferreras. Los habitantes de Ferreras fueron los últimos en salir y los realojaron  en Palencia, en Tierra de Campos, cuando terminó la desecación de la laguna de la Nava, fundándose el pueblo de Cascón de la Nava, un pueblo de colonización.

Los personajes de esta historia son los miembros de una familia. Tres generaciones reunidas en el momento de la despedida al abuelo. El fallecido es el padre de la familia, Domingo. Y los demás son el resto de la familia, la abuela Virginia, la hija mayor Teresa, Miguel, el yerno, Jose Antonio, otro hijo, su mujer Elena, Virgina, la tercera hija, su ex marido, y algunos nietos: Jesús, Daniel que es ingeniero de caminos, sus nietas e incluso la novia de uno de los nietos: Maria Rosaria. Terminando por el hijo más pequeño: Agustín. Están bien perfilados, se distinguen bien en sus voces las diferencias de cada uno en sus actitudes hacia el drama familiar que ha ido goteando de los unos a los otros. Y finalmente el autor incluye a un automovilista que los ve desde fuera. También está bien esta mirada.

La estructura de la novela es muy interesante, porque cómo decimos es una novela coral. Todos los personajes son igualmente protagonistas. 16 personajes. El autor ha elegido el multiperspectivismo, la técnica por la cual cada personaje va teniendo voz en la novela, con un monólogo interior, una reflexión donde cuenta cada uno su versión del momento de echar las cenizas y su versión de la historia familiar. Todos forman un puzzle gracias al cual tenemos una visión general. Nos falta, por supuesto la voz de Domingo el patriarca, pero la podemos ver a través de las reflexiones de los demás. 

Es muy curioso, muy bien elegido, que el agua del pantano, actúe como espejo donde todos y cada uno de los integrantes de la familia se miran y nos cuentan lo que piensan.

"Durante todo ese tiempo su cuerpo se ha acostado cada noche junto al mío, sus ojos se han abierto y se han cerrado prácticamente a la vez que los míos, sus sueños se han confundido con los que yo soñaba. Tras tantos años durmiendo juntos (y aunque hace muchos ya que no teníamos relaciones) su cuerpo y el mío se acostumbraron el uno al otro y ahora al mío le va a costar aprender a dormirse solo. Y a caminar. Y a vivir. Y hasta a reconocer esa habitación que compartiré con otra persona cuyo cuerpo  será desconocido para el mío igual que el mío para él."

También está muy bien pensado el orden por el que van apareciendo los personajes, terminando con Agustín, el hijo pequeño, del que todos dicen que ha sido siempre el más protegido porque no es tan inteligente como los demás. Está muy bien cuándo al fin sabemos qué piensa Agustín, porque al final nadie lo sabe. Es curioso cómo finalmente lo sabe el lector de la boca del tantas veces aludido a lo largo de la novela. 

Cómo no podía ser de otra forma, dado el tema, el tono de la narración es nostálgico y evocador. 

Por supuesto en esta novela no hay sorpresas, tampoco es trepidante, no tiene sentido, y por tanto es previsible. Sin embargo te atrapa por lo real que ha sido lo que nos cuenta. En muchos pueblos de España se vivió. Y ese punto de vida real, y de histórico, te la hace ya muy atractiva. Es una novela aparentemente sencilla en su prosa, se lee muy bien, pero es muy profunda, y en ocasiones conmovedora.  

"Al final va a ser verdad que todo se reduce a unas imágenes, a unos paisajes que nos marcaron, a unas personas que nos acompañarán por siempre incluso cuando ya no estemos en este mundo para recordarlas. Eso es la vida, dice papá."

Bien es verdad que el utilizar el multiperspectivismo con tantos personajes se tiene el peligro de que en algún momento la lectura se te haga algo tediosa porque en realidad siempre estamos hablando de lo mismo. Pero también es cierto que Llamazares de vez en cuando te sacude con alguna frase especialmente lírica, o profunda, que enriquece mucho la lectura. 

"Gasté mi vida en el trabajo de volver".
Angel Fierro

martes, 17 de mayo de 2016

Bebelplatz, la plaza de Berlín de la quema de los libros de 1933



"Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen." (Eso sólo fue un preludio, ahí en donde se queman libros, se terminan quemando también personas.) 

Heinrich Heine

"In der Mitte dieses Plätzes verbrannten am 10 Mai 1933 nationalsozialistische Studenten die Werke hunderter freier Schriftsteller, Publizisten, Philosophen und Wissenschaftler" - "En mitad de esta plaza estudiantes nacionalistas quemaron el 10 de mayo de 1933 las obras de cientos de autores, periodistas, filósofos y científicos."


 Uno de los lugares de los que tenía que dejar reseña en este blog, sin lugar a dudas, es el Memorial de la quema de los libros que existe en Berlín, en la plaza Bebelplatz.

Este lugar es famoso porque se llevó a cabo en este lugar el 10 de mayo de 1933 la famosa quema de los libros por parte de miembros de las juventudes hitlerianas y los "camisas pardas" (la SA, una organización tipo milicia del partido nacionalsocialista alemán), instigados por el ministro Goebbels.

Dicen que los nazis quemaron cerca de 20.000 libros de filósofos, científicos, poetas, narradores y demás, que previamente había acarreado en carretillas y camiones hasta la deplorable pira. “Hemos dirigido nuestro actuar contra el espíritu no alemán. Entrego todo lo que lo representa al fuego”, gritó un joven estudiante de 23 años antes de arrojar una pila de libros a la llamas. Esa acción se repitió en muchas plazas de muchas ciudades (21 he leído), los estudiantes nacionalsocialistas querían terminar con todas las obras que, según ellos, iban en contra de sus idearios.




Entre los intelectuales y artistas alemanes comenzó en 1933 el éxodo. A otros autores que no emigraron, se les prohibió la publicación de sus libros en Alemania. Ya para 1934, existía una lista con más de 3 mil publicaciones censuradas.

El poeta Heinrich Heine, de origen judío, era uno de los tantos autores que los nazis querían hacer desaparecer de las bibliotecas. Una frase de Heine, muerto en 1856 en su exilio parisino, del año 1817, resulta que finalmente fue profética. Es la frase que encabeza esta entrada.


La Bebelplatz, que se llamó anteriormente Opernplatz, es una plaza grande de Berlín que está al sur del bulevar que recorre la ciudad de este a oeste (Unter den Liden o Bajo los Tilos) y donde se halla el edificio de la Ópera (actualmente en obras), varios edificios de la Univesidad Humboldt y la Iglesia católica más antigua, la Catedral de Santa Eduvigis.

De casualidad este año, un 10 de mayo también, yo estaba en Berlín. ¿Cómo no iba a visitar este lugar?

El memorial de la quema de libros tiene una placa con la inscripción que encabeza la entrada. Se trata de una habitación blanca bajo un cristal con las estanterías vacías. Espero que podáis apreciarlo en las fotos. Sinceramente no es el memorial que más me gustó de Berlin, una ciudad llena de Memoriales, pero tiene tanta importancia que se merecía una parada.







"El olivo" de Iciar Bollaín




Una reseña pequeñita para hablar de esta película. 

Me ha gustado mucho. 

Javier Gutierrez tan bueno como siempre, qué bien actúa este hombre. Y Anna Castillo la protagonista también, a mi modo de ver, es bastante creíble. Pep Ambrós, el tercero de este triángulo, ha sido un descubrimiento: sus caras lo dicen todo.

Una película de sentimientos, de tradiciones, de familia, de lo díficil, utópico, que es compaginar los asuntos económicos con los ideales, ya sean del tipo que sean.

No es un películón, pero tiene escenas entrañables.

Fue muy agradable verla.

viernes, 13 de mayo de 2016

"El nombre de las cosas" de Fernando Beltrán


¡Cuánto me ha gustado este libro de Fernando Beltrán! 

Ya había oído yo hablar de él, y ya le había escuchado sus poemas en La estación azul, el programa de literatura que hay en RNE los domingos a las tres de la tarde. Por eso para mi cumpleaños uno de mis hermanos me regaló uno de sus poemarios "Hotel Vivir", pero además me trajo este libro "El nombre de las cosas".

Para alguien como yo, a quién le gustan tanto las palabras, leerlo despacito y en papel, ha sido un lujo. 

Porque Fernando Beltrán es "Nombrador", un oficio, una profesión, aunque me gusta más el término oficio para ella, que se ocupa de buscar nombre a las cosas. Elegir el nombre de las empresas, de proyectos empresariales, de productos, de lugares... No viene aún en el Diccionario de la Real Academia, pero algún tendrá que venir: "Nombrador".

En este libro el poeta nos cuenta toda su trayectoria. Desde que era un estudiante que no quiso estudiar Derecho, que era lo que quería su padre, porque se dió cuenta de que él era poeta, y quería ser poeta. Hasta que un buen día se dió cuenta, trabajando en una agencia de publicidad, de que qn general estas agencias, las de publicidad o los creativos, ponían mucha atención en buscar la marca de algo, se preocupaban de todo lo relacionado con ello, pero nadie se ocupaba de buscarle el nombre. ¡El nombre! que es, al fin y al cabo, el principio de cualquier cosa: del producto, de la empresa, del establecimiento, de lo que sea.

Y entonces fundó el estudio creativo "El nombre de las cosas". ¿Quién hubiera dado algo por esa aventura? Pues es su empresa. Una empresa que nació solo de su ilusión, y su empeño.

Pues aquí tenéis al que inventó el nombre de Amena, de Faunia, de Opencor, de La Gavia... y un montón de nombres más que nos salen al paso todos los días. 

"Ellos me cuentan, me explican lo que quieren. Una señora quería que su tienda de velas tuviera que ver con la literatura, y a mí se me ocurrió novela. El dueño de un restaurante quería un nombre que aludiera a su intento de que el que fuera a comer se sintiera como en casa. Se me ocurrió casa prestada".

El autor nos va contando cómo comenzó en ésto, en un despachito de un edificio viejo, con unos vecinos peculiares, y cómo ha ido prosperando. También nos explica cómo ha sido el proceso por el que se ha llegado al nombre de muchos de sus encargos. 

Es un libro, si te gusta este tema, de lo más instructivo. A mí me gustó especialmente cómo se llegó al nombre de La Casa Encendida, o de la Gavia. Es curioso cómo funciona el proceso deductivo que te lleva hasta la denominación elegida. Y es ameno el autor contándolo. 

A los que escribimos nos gustan estos temas del lenguaje. A mí me cuesta elegir el título de los relatos, y Fernando Beltrán dedica unos de sus capítulos a los títulos.  

Por supuesto en este libro se habla mucho de literatura y de sus nombres. Se habla de Macondo, y del primer título de "Cien años de soledad". Y cómo es poeta el toque lírico está asegurado y va palpitando por debajo de todas estas páginas. 

No es novela, es un libro de memorias, pero también un libro de cómo luchando se consigue trabajar en la pasión de uno. Y los que gustamos de la literatura sabemos que ésto es una pasión.

Me ha gustado mucho, mucho. El mejor regalo que me podía haber hecho mi hermano.