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viernes, 13 de mayo de 2016

"El nombre de las cosas" de Fernando Beltrán


¡Cuánto me ha gustado este libro de Fernando Beltrán! 

Ya había oído yo hablar de él, y ya le había escuchado sus poemas en La estación azul, el programa de literatura que hay en RNE los domingos a las tres de la tarde. Por eso para mi cumpleaños uno de mis hermanos me regaló uno de sus poemarios "Hotel Vivir", pero además me trajo este libro "El nombre de las cosas".

Para alguien como yo, a quién le gustan tanto las palabras, leerlo despacito y en papel, ha sido un lujo. 

Porque Fernando Beltrán es "Nombrador", un oficio, una profesión, aunque me gusta más el término oficio para ella, que se ocupa de buscar nombre a las cosas. Elegir el nombre de las empresas, de proyectos empresariales, de productos, de lugares... No viene aún en el Diccionario de la Real Academia, pero algún tendrá que venir: "Nombrador".

En este libro el poeta nos cuenta toda su trayectoria. Desde que era un estudiante que no quiso estudiar Derecho, que era lo que quería su padre, porque se dió cuenta de que él era poeta, y quería ser poeta. Hasta que un buen día se dió cuenta, trabajando en una agencia de publicidad, de que qn general estas agencias, las de publicidad o los creativos, ponían mucha atención en buscar la marca de algo, se preocupaban de todo lo relacionado con ello, pero nadie se ocupaba de buscarle el nombre. ¡El nombre! que es, al fin y al cabo, el principio de cualquier cosa: del producto, de la empresa, del establecimiento, de lo que sea.

Y entonces fundó el estudio creativo "El nombre de las cosas". ¿Quién hubiera dado algo por esa aventura? Pues es su empresa. Una empresa que nació solo de su ilusión, y su empeño.

Pues aquí tenéis al que inventó el nombre de Amena, de Faunia, de Opencor, de La Gavia... y un montón de nombres más que nos salen al paso todos los días. 

"Ellos me cuentan, me explican lo que quieren. Una señora quería que su tienda de velas tuviera que ver con la literatura, y a mí se me ocurrió novela. El dueño de un restaurante quería un nombre que aludiera a su intento de que el que fuera a comer se sintiera como en casa. Se me ocurrió casa prestada".

El autor nos va contando cómo comenzó en ésto, en un despachito de un edificio viejo, con unos vecinos peculiares, y cómo ha ido prosperando. También nos explica cómo ha sido el proceso por el que se ha llegado al nombre de muchos de sus encargos. 

Es un libro, si te gusta este tema, de lo más instructivo. A mí me gustó especialmente cómo se llegó al nombre de La Casa Encendida, o de la Gavia. Es curioso cómo funciona el proceso deductivo que te lleva hasta la denominación elegida. Y es ameno el autor contándolo. 

A los que escribimos nos gustan estos temas del lenguaje. A mí me cuesta elegir el título de los relatos, y Fernando Beltrán dedica unos de sus capítulos a los títulos.  

Por supuesto en este libro se habla mucho de literatura y de sus nombres. Se habla de Macondo, y del primer título de "Cien años de soledad". Y cómo es poeta el toque lírico está asegurado y va palpitando por debajo de todas estas páginas. 

No es novela, es un libro de memorias, pero también un libro de cómo luchando se consigue trabajar en la pasión de uno. Y los que gustamos de la literatura sabemos que ésto es una pasión.

Me ha gustado mucho, mucho. El mejor regalo que me podía haber hecho mi hermano.


3 comentarios:

  1. Buenos días.
    Me gustó el blog.
    También comenté en la entrada dedicada a Begoña Abad de Febrero-2015.
    Ayer estuvo esta autora en Alcalá dando un recital de poesía.
    ¡Feliz fin de semana!

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  2. Seguro que a mí también me va a encantar, ¡gracias por reglármelo!
    Un beso
    Javier

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios.

    Manuel gracias por pasarte por mi blog, me alegro mucho de que te haya gustado y más de que me lo hayas dicho, los comentarios me motivan a seguir alimentando el blog.

    Javier de nada; yo estaba tan segura de que te gustaría que no podía por menos que regalártelo, espero que así sea.

    Besos,

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