Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 19 de mayo de 2016

"Distintas formas de mirar el agua" de Julio Llamazares






«La gente no sabe muchas veces lo que debajo del agua se oculta ni la historia que se borró para siempre con la demolición del último de los pueblos que aquí existieron. De ahí que algunos exclamen mientras lo contemplan:"¡Qué bonito!"...Y qué triste, añado yo.»

Me gustó esta novela de Julio Llamazares "Distintas formas de mirar el agua".

Me gustó para empezar ya el título, tan sugerente y tan oportuno. Porque el tema es principalmente ese: las distintas formas que tenemos de afrontar la péna, o la pérdida, el desarraigo, o las circunstancias adversas en general. Es una novela sobre el destierro y la nostalgia.

Pero comencemos por el principio, el argumento: Un familia se reune con motivo de la muerte del abuelo en un pantano donde acuden todos a echar sus cenizas al agua. Bajo el pantano está el pueblo de los abuelos, del que tuvieron que irse expropiados para que se hiciera éste. 

Me ha gustado esta novela, para empezar, porque tiene un trasfondo real. En el año 1968 se llenó el embalse de Porma. Para ello anegaron varios pueblos: Vegamián, Campillo, Ferreras, Quintanilla, Armada y Lodares. He leído que el autor era de Vegamián y que con 9 años tuvo que irse. En este caso los personajes de esta historia son de Ferreras. Los habitantes de Ferreras fueron los últimos en salir y los realojaron  en Palencia, en Tierra de Campos, cuando terminó la desecación de la laguna de la Nava, fundándose el pueblo de Cascón de la Nava, un pueblo de colonización.

Los personajes de esta historia son los miembros de una familia. Tres generaciones reunidas en el momento de la despedida al abuelo. El fallecido es el padre de la familia, Domingo. Y los demás son el resto de la familia, la abuela Virginia, la hija mayor Teresa, Miguel, el yerno, Jose Antonio, otro hijo, su mujer Elena, Virgina, la tercera hija, su ex marido, y algunos nietos: Jesús, Daniel que es ingeniero de caminos, sus nietas e incluso la novia de uno de los nietos: Maria Rosaria. Terminando por el hijo más pequeño: Agustín. Están bien perfilados, se distinguen bien en sus voces las diferencias de cada uno en sus actitudes hacia el drama familiar que ha ido goteando de los unos a los otros. Y finalmente el autor incluye a un automovilista que los ve desde fuera. También está bien esta mirada.

La estructura de la novela es muy interesante, porque cómo decimos es una novela coral. Todos los personajes son igualmente protagonistas. 16 personajes. El autor ha elegido el multiperspectivismo, la técnica por la cual cada personaje va teniendo voz en la novela, con un monólogo interior, una reflexión donde cuenta cada uno su versión del momento de echar las cenizas y su versión de la historia familiar. Todos forman un puzzle gracias al cual tenemos una visión general. Nos falta, por supuesto la voz de Domingo el patriarca, pero la podemos ver a través de las reflexiones de los demás. 

Es muy curioso, muy bien elegido, que el agua del pantano, actúe como espejo donde todos y cada uno de los integrantes de la familia se miran y nos cuentan lo que piensan.

"Durante todo ese tiempo su cuerpo se ha acostado cada noche junto al mío, sus ojos se han abierto y se han cerrado prácticamente a la vez que los míos, sus sueños se han confundido con los que yo soñaba. Tras tantos años durmiendo juntos (y aunque hace muchos ya que no teníamos relaciones) su cuerpo y el mío se acostumbraron el uno al otro y ahora al mío le va a costar aprender a dormirse solo. Y a caminar. Y a vivir. Y hasta a reconocer esa habitación que compartiré con otra persona cuyo cuerpo  será desconocido para el mío igual que el mío para él."

También está muy bien pensado el orden por el que van apareciendo los personajes, terminando con Agustín, el hijo pequeño, del que todos dicen que ha sido siempre el más protegido porque no es tan inteligente como los demás. Está muy bien cuándo al fin sabemos qué piensa Agustín, porque al final nadie lo sabe. Es curioso cómo finalmente lo sabe el lector de la boca del tantas veces aludido a lo largo de la novela. 

Cómo no podía ser de otra forma, dado el tema, el tono de la narración es nostálgico y evocador. 

Por supuesto en esta novela no hay sorpresas, tampoco es trepidante, no tiene sentido, y por tanto es previsible. Sin embargo te atrapa por lo real que ha sido lo que nos cuenta. En muchos pueblos de España se vivió. Y ese punto de vida real, y de histórico, te la hace ya muy atractiva. Es una novela aparentemente sencilla en su prosa, se lee muy bien, pero es muy profunda, y en ocasiones conmovedora.  

"Al final va a ser verdad que todo se reduce a unas imágenes, a unos paisajes que nos marcaron, a unas personas que nos acompañarán por siempre incluso cuando ya no estemos en este mundo para recordarlas. Eso es la vida, dice papá."

Bien es verdad que el utilizar el multiperspectivismo con tantos personajes se tiene el peligro de que en algún momento la lectura se te haga algo tediosa porque en realidad siempre estamos hablando de lo mismo. Pero también es cierto que Llamazares de vez en cuando te sacude con alguna frase especialmente lírica, o profunda, que enriquece mucho la lectura. 

"Gasté mi vida en el trabajo de volver".
Angel Fierro

martes, 17 de mayo de 2016

Bebelplatz, la plaza de Berlín de la quema de los libros de 1933



"Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen." (Eso sólo fue un preludio, ahí en donde se queman libros, se terminan quemando también personas.) 

Heinrich Heine

"In der Mitte dieses Plätzes verbrannten am 10 Mai 1933 nationalsozialistische Studenten die Werke hunderter freier Schriftsteller, Publizisten, Philosophen und Wissenschaftler" - "En mitad de esta plaza estudiantes nacionalistas quemaron el 10 de mayo de 1933 las obras de cientos de autores, periodistas, filósofos y científicos."


 Uno de los lugares de los que tenía que dejar reseña en este blog, sin lugar a dudas, es el Memorial de la quema de los libros que existe en Berlín, en la plaza Bebelplatz.

Este lugar es famoso porque se llevó a cabo en este lugar el 10 de mayo de 1933 la famosa quema de los libros por parte de miembros de las juventudes hitlerianas y los "camisas pardas" (la SA, una organización tipo milicia del partido nacionalsocialista alemán), instigados por el ministro Goebbels.

Dicen que los nazis quemaron cerca de 20.000 libros de filósofos, científicos, poetas, narradores y demás, que previamente había acarreado en carretillas y camiones hasta la deplorable pira. “Hemos dirigido nuestro actuar contra el espíritu no alemán. Entrego todo lo que lo representa al fuego”, gritó un joven estudiante de 23 años antes de arrojar una pila de libros a la llamas. Esa acción se repitió en muchas plazas de muchas ciudades (21 he leído), los estudiantes nacionalsocialistas querían terminar con todas las obras que, según ellos, iban en contra de sus idearios.




Entre los intelectuales y artistas alemanes comenzó en 1933 el éxodo. A otros autores que no emigraron, se les prohibió la publicación de sus libros en Alemania. Ya para 1934, existía una lista con más de 3 mil publicaciones censuradas.

El poeta Heinrich Heine, de origen judío, era uno de los tantos autores que los nazis querían hacer desaparecer de las bibliotecas. Una frase de Heine, muerto en 1856 en su exilio parisino, del año 1817, resulta que finalmente fue profética. Es la frase que encabeza esta entrada.


La Bebelplatz, que se llamó anteriormente Opernplatz, es una plaza grande de Berlín que está al sur del bulevar que recorre la ciudad de este a oeste (Unter den Liden o Bajo los Tilos) y donde se halla el edificio de la Ópera (actualmente en obras), varios edificios de la Univesidad Humboldt y la Iglesia católica más antigua, la Catedral de Santa Eduvigis.

De casualidad este año, un 10 de mayo también, yo estaba en Berlín. ¿Cómo no iba a visitar este lugar?

El memorial de la quema de libros tiene una placa con la inscripción que encabeza la entrada. Se trata de una habitación blanca bajo un cristal con las estanterías vacías. Espero que podáis apreciarlo en las fotos. Sinceramente no es el memorial que más me gustó de Berlin, una ciudad llena de Memoriales, pero tiene tanta importancia que se merecía una parada.







"El olivo" de Iciar Bollaín




Una reseña pequeñita para hablar de esta película. 

Me ha gustado mucho. 

Javier Gutierrez tan bueno como siempre, qué bien actúa este hombre. Y Anna Castillo la protagonista también, a mi modo de ver, es bastante creíble. Pep Ambrós, el tercero de este triángulo, ha sido un descubrimiento: sus caras lo dicen todo.

Una película de sentimientos, de tradiciones, de familia, de lo díficil, utópico, que es compaginar los asuntos económicos con los ideales, ya sean del tipo que sean.

No es un películón, pero tiene escenas entrañables.

Fue muy agradable verla.

viernes, 13 de mayo de 2016

"El nombre de las cosas" de Fernando Beltrán


¡Cuánto me ha gustado este libro de Fernando Beltrán! 

Ya había oído yo hablar de él, y ya le había escuchado sus poemas en La estación azul, el programa de literatura que hay en RNE los domingos a las tres de la tarde. Por eso para mi cumpleaños uno de mis hermanos me regaló uno de sus poemarios "Hotel Vivir", pero además me trajo este libro "El nombre de las cosas".

Para alguien como yo, a quién le gustan tanto las palabras, leerlo despacito y en papel, ha sido un lujo. 

Porque Fernando Beltrán es "Nombrador", un oficio, una profesión, aunque me gusta más el término oficio para ella, que se ocupa de buscar nombre a las cosas. Elegir el nombre de las empresas, de proyectos empresariales, de productos, de lugares... No viene aún en el Diccionario de la Real Academia, pero algún tendrá que venir: "Nombrador".

En este libro el poeta nos cuenta toda su trayectoria. Desde que era un estudiante que no quiso estudiar Derecho, que era lo que quería su padre, porque se dió cuenta de que él era poeta, y quería ser poeta. Hasta que un buen día se dió cuenta, trabajando en una agencia de publicidad, de que qn general estas agencias, las de publicidad o los creativos, ponían mucha atención en buscar la marca de algo, se preocupaban de todo lo relacionado con ello, pero nadie se ocupaba de buscarle el nombre. ¡El nombre! que es, al fin y al cabo, el principio de cualquier cosa: del producto, de la empresa, del establecimiento, de lo que sea.

Y entonces fundó el estudio creativo "El nombre de las cosas". ¿Quién hubiera dado algo por esa aventura? Pues es su empresa. Una empresa que nació solo de su ilusión, y su empeño.

Pues aquí tenéis al que inventó el nombre de Amena, de Faunia, de Opencor, de La Gavia... y un montón de nombres más que nos salen al paso todos los días. 

"Ellos me cuentan, me explican lo que quieren. Una señora quería que su tienda de velas tuviera que ver con la literatura, y a mí se me ocurrió novela. El dueño de un restaurante quería un nombre que aludiera a su intento de que el que fuera a comer se sintiera como en casa. Se me ocurrió casa prestada".

El autor nos va contando cómo comenzó en ésto, en un despachito de un edificio viejo, con unos vecinos peculiares, y cómo ha ido prosperando. También nos explica cómo ha sido el proceso por el que se ha llegado al nombre de muchos de sus encargos. 

Es un libro, si te gusta este tema, de lo más instructivo. A mí me gustó especialmente cómo se llegó al nombre de La Casa Encendida, o de la Gavia. Es curioso cómo funciona el proceso deductivo que te lleva hasta la denominación elegida. Y es ameno el autor contándolo. 

A los que escribimos nos gustan estos temas del lenguaje. A mí me cuesta elegir el título de los relatos, y Fernando Beltrán dedica unos de sus capítulos a los títulos.  

Por supuesto en este libro se habla mucho de literatura y de sus nombres. Se habla de Macondo, y del primer título de "Cien años de soledad". Y cómo es poeta el toque lírico está asegurado y va palpitando por debajo de todas estas páginas. 

No es novela, es un libro de memorias, pero también un libro de cómo luchando se consigue trabajar en la pasión de uno. Y los que gustamos de la literatura sabemos que ésto es una pasión.

Me ha gustado mucho, mucho. El mejor regalo que me podía haber hecho mi hermano.


miércoles, 11 de mayo de 2016

El muro de graffitis para no olvidar el muro - Berlín



Hoy para nuestra colección de Murales y trampantojos una entrada de lujo.

Son graffitis del muro de Berlín. Os traigo una selección de mi paso por esa ciudad en éstos días.

Algunas las estaban restaurando y da gusto verlas tan luminosas. Es una pena que la gente se dedique a pintar sobre ellas.

Es un tramo del muro de 1,3 km. Y los graffitis son de 118 artistas de todo el mundo, de 21 países, que intentaron explicar los sentimientos ante un futuro mejor tras la caída del muro, a principios de 1990. Entre ellos un catalán Ignasi Blanch. El llamamiento partió del artista iraní Alavi. Y al conjunto se le llama East Side Gallery, y que simboliza el muro para no olvidar el muro.

Es un anticipo de un montón de cosas que tengo que contaros de Berlín. He pensado que qué mejor comienzo.

A disfrutar.

Y otro día más.

Este curriculum del muro me gusta mucho. Las flores sobre cada año son los que murieron por él.

Masas de gente cruzando el muro de Kani Alavi, el precursor del llamamiento a pintar el muro. He leído que quiso reflejar las caras de la gente que esa noche del 9 de noviembre del 89 veía ante él.

El Trabant, el único coche utilizado en la Alemania oriental, atravesando el muro. De Birgit Kinder

El líder ruso Leonid Brezhnev besando a Erich Honecker, líder de la República Democrática Alemana,de Dmitri Vrubel

martes, 10 de mayo de 2016

Ruta por Moguer siguiendo a Juan Ramón Jiménez





«Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal. En torno, abril había adornado la tierra húmeda de grandes lirios amarillos. […] —¡Platero, amigo!—le dije yo a la tierra—; si, como pienso, estás ahora en un prado del cielo y llevas sobre tu lomo peludo a los ángeles adolescentes, ¿me habrás, quizá, olvidado? Platero, dime: ¿te acuerdas aún de mí?».


Si alguna vez vas a Moguer no dejes de buscar el rastro de Juan Ramón Jiménez, y de Zenobia Camprubí. 

Las huellas del poeta onubense, nacido en ese pueblecito blanco y albero, están en muchos de sus rincones. Quería dejaros una ruta rápida pero completa que se puede hacer y que os puedo asegurar que no os defraudará. 

 1. Casa Natal de Juan Ramón Jiménez




No lleva abierta mucho tiempo. De hecho la última vez que yo estuve no lo estaba y solo la pudimos ver por fuera. Ahora ya sí que se permiten las visitas y es gratuita. Ya dedicaré una entrada más pormenorizada para contaros con más detalle.

Aquí nació el poeta el 23 de diciembre de 1881 y vivió hasta los cuatro años. A sus padres no les gustaba mucho este barrio, el de los pescadores.


2. El Museo al aire libre "Platero EScultura".

Ya tenemos una entrada en el blog sobre estas esculturas que salpican las calles de Moguer con los personajes de "Platero y yo". Podéis echar un vistazo:

 http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2016/04/museo-al-aire-libre-platero-escultura.html








3. Casa Museo de Juan Ramón Jiménez

De la casa natal la familia del poeta vino a vivir a ésta. Aquí vivió su infancia y juventud. Y ahora convertida en Museo es una casa preciosa llenita de recuerdos del poeta y de Zenobia, porque aquí están muchos objetos de la casa de Madrid y de su vida en pareja.

También en el blog tenemos una entrada de esta Casa.

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2010/08/la-casa-de-juan-ramon-jimenez-en-moguer.html




 4. La casa de El huerto de la Piña.

Es aquí, bajo el pino de la entrada, donde se supone que está Platero enterrado. Es una pena porque está medio abandonado el lugar.





5. Y por último la tumba donde está el matrimonio en el cementerio de Moguer.

Había flores y poemas porque habían estado justo antes que nosotros un taller de Lectura.







lunes, 9 de mayo de 2016

"La víspera de casi todo" de Víctor del Árbol



"Hay cosas que no pueden explicarse, y cuando se explican se convierten en literatura"
Pág. 226



Terminé de leer "La víspera de casi todo" de Víctor del Árbol.

Esta novela ha sido Premio Nadal 2016. Es la segunda obra que me leo de éste autor. La primera: "Un millón de gotas" me gustó mucho, y ésta también. 

Me ha gustado, me ha parecido entretenida, aunque es "durilla". Los personajes tienen unas historias detrás bastante "tremendas". Pero vamos por partes.

Nos dicen en la sinopsis del libro:

Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.

Cuando le dieron el Premio Nadal a Víctor del Árbol, reconozco que me alegré bastante. Cómo os decía yo ya me había leído "Un millón de gotas" y a mí me había gustado mucho. Además es que siempre este Premio me ha dado buenas vibraciones, no me ocurre lo mismo con el Planeta. Pero a lo que íbamos. Me alegre mucho cuando se lo dieron a este autor y quise leérmelo enseguida.

Se abordan varios temas peliagudos (un eufemismo como otro cualquiera): la pederastia, los malos tratos, las dictaduras, la locura, el asesinato... Vamos, que no tiene desperdicio. Es muy ambiciosa abordando temas importantes.

Los personajes tienen todos una historia muy díficil detrás. E incluso cargan con algún que otro asesinato. Pero no quiero desvelaros mucho para no destriparos la novela. Son personajes atormentados la mayoría pero, a mi modo de ver, bien perfilados. Es una novela coral, no hay un solo protagonista, sino que lo son todos de su propia historia. 

El narrador es un narrador omnisciente que sabe todo, en tercera persona.

Tanto espacial como temporalmente hablando el autor ha creado rupturas y saltos en la trama que hacen la narración mucho más ágil. Los lugares por los que se va desarrollando la acción están tanto dentro de España como fuera, aquí situación la acción en Málaga, A Coruña y Barcelona, fuera de nuestras fronteras viajamos hasta Alemania y Argentina. En cuánto al tiempo el autor ha jugado, como decíamos, también a romperlo y va dando saltos hacia adelante y hacia atrás entre el año 2007, 2010 y 2013.

Por otra parte la narración está estructura en un prefacio, 25 capítulos y un epílogo. Hay varias tramas que convergen en una sola.

Me gusta mucho la prosa de este narrador porque es muy rica, con toques de lirismo que la hacen mucho visual, más delicada. Como ejemplo:

"Una sonrisa es la pértiga con la que saltaba cualquier dificultad"

 Por otra parte el ritmo de la narración es pausado, se entretiene en descripciones que también enriquecen la lectura, aunque sin dejar de respirarse la tensión que está dosificada. Y hay música: Johny Cash y pianos muy buenos, hay narradores como Cortazar o Thomas Mann, hay poesía, la de Juan Gelman, hay pintura... Todas las artes se dan cita en esta novela para hacerla más preciosista.

No la podemos encuadrar en ningún género, tiene algo de novela negra, pero también tiene algo de novela histórica (aquí abordamos la Argentina de las desapariciones y los asesinatos). 

A mí me ha gustado mucho, me gusta la forma de narrar de este autor. Es cierto que sus novelas no se puede decir que sean sencillas de leer, o que sean dulces, nada más lejos. Son novelas entrañables, pero no en el sentido en el que solemos utilizar el término, entrañables porque sean tiernas, afectuosas, que despierten cariños o buenos sentimientos... No, las novelas de Víctor del Arbol son entrañables porque estrujan tus entrañas con su maldad, con su intensidad, con las historias tan desoladoras que les ocurren a sus personajes. Son novelas profundas que te muestran lo peor de muchas personas. Pero es verdad también que son entretenidas, que está bien dosificada la tensión en el argumento, que sus personajes, a pesar de sus destinos, son creíbles y puedes empatizar o no con ellos, pero desde luego te crees su soledad o su tristeza. 

Reconozco que creo que me gustó más "Un millón de gotas", y sé que no se deben hacer comparaciones, pero es inevitable. Quizás también sea porque fue el descubrimiento como lectora de este autor. No lo sé, ésta me ha parecido un poco más "suave" que la anterior. 

Pero en cualquier caso es una novela que a mí me ha gustado bastante y que yo recomiendo.