Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 21 de octubre de 2014

"Tres mil metros en la noche" de Lorenzo Silva





Tengo cuatro reseñas de libros atrasadas. ¡¡Un desastre!!

Y claro cuando uno deja pasar tanto tiempo para hacer la reseña pues ya no se tiene igual de fresca la lectura, así que imposible hacerla con el mismo detalle...

"Entono mea culpa y pido perdón". Pero haré lo que pueda, o lo que es lo mismo, os pondré una breve reseña. ¿He oído risitas de complacencia?

Bueno, bromas aparte, no os había hablado de este libro de Lorenzo Silva "Tres mil metros en la noche". Y me gustó mucho. Pero claro es que siendo de Lorenzo Silva... ¡cómo no me iba a gustar!

Y eso que no es uno de los de Bevilacqua y Chamorro... Pero no importa, Lorenzo Silva, siempre es garantía. Ni es de su famosa pareja de guardia civiles, ni es una novela tampoco. 

Es un libro de historias cortas. Son unas cincuenta más o menos que el autor escribió,  entre el año 2009 y el año 2010, a partir de hechos reales para la edición digital de El Mundo. Y a mí me gustó mucho cuando lo leí. Unas historias más y otras menos pero en general todas sin desperdicio.

De algún modo al reescribir la realidad el autor nos quiere invitar a reflexionar sobre esos hechos. Un hombre que se tropieza con una funcionaria eficiente, una enfermera que comete un error y le cuesta una vida, un hombre maltratado que ve en televisión cómo el juez decano de Barcelona es acusado de violencia doméstica...

Del por qué del título nos habla el autor en su blog "Los trabajos y los días":


"El título se debe al instinto de mi editora, Silvia Sesé, que fue la que lo eligió, y corresponde al primero de los relatos, que está tomado de un vídeo real grabado en Irak por la cámara infrarroja de un cazabombardero norteamericano A-10 Thunderbolt."

lunes, 20 de octubre de 2014

2º Premio en el XIII Certamen de Narrativa Breve. Valencia



Qué díficil mantener ordenadas y al día todas las facetas de la vida... Siempre hay alguna que por falta de tiempo, que no de interés, se atrasa. Eso me pasa con el blog, y más concretamente con mis relatos en el blog.

Vamos a remediarlo ya.

Os dejo con una entrada dedicada a la entrega de premios de mi penúltimo premio. En el XIII Certamen de Narrativa Breve, organizado por la Concejalía de Bienestar Social e Integración del Ayuntamiento de Valencia, este septiembre pasado me han dado el segundo premio por mi relato "La vida, un buen tango, no más".

El tema del certamen era "La salud y el bienestar de las mujeres". Cómo decían las bases "Entendida como el completo estado de bienestar social, físico y mental, no solo como ausencia de enfermedad". En otra ocasión, cuando el tema era "Las mujeres en el arte", ya me llevé también el segundo premio en este certamen. Y en dos ocasiones más he quedado finalista. Me gusta presentarme a este concurso porque cada tema es un reto para la imaginación, y además conlleva siempre un fondo social que te hace detenerte y pensar en ello. Por otra parte el certamen está muy bien organizado en todas sus fases, y la entrega de premios la hacen en el hemiciclo del Ayuntamiento de Valencia que es un lugar precioso, y donde los organizadores te hacen sentirte muy bien tratada. 

Se presentaron 278 narraciones. De ellas el jurado eligió 15 trabajos, doce para publicación y tres premiados. 

Un lujo poder estar allí, la verdad. 



Éstas somos las tres premiadas de dcha a izda: Mª del Carmen Salgado (con chaqueta beige) que obtuvo el primer premio, yo en el centro con el segundo premo y Reis Lliberós que obtuvo el tercer premio con una narración en valenciano.


Aquí con mi amiga Marián que me acompañó en un viaje relámpago en una tarde hasta Valencia para recogerlo.

Bueno y os dejo con mi relato:




La vida, un buen tango, no más

Rocío Díaz Gómez


Primer paso: Pies juntos.
Cuando me dijeron que tenía que hacer de hombre, casi doy media vuelta, y me vuelvo a casa. Después de que mi marido me dijera que no podía acompañarme; después de cuánto había insistido en que, aunque él no fuera yo no dejara de hacerlo, que las clases no eran precisamente baratas; después de que me vi allí sola, con la desazón de no saber con quién me tocaría bailar, cuando el que se había empeñado en que nos apuntáramos a las dichosas clases había sido él y solo él, que hay que fastidiarse… Después de todo eso llego y ¡tengo que hacer de hombre! ¿Yo? Pero si es la primera vez que vengo, si no tengo ni idea de moverme, si no he bailado en mi vida… ¿De hombre? ¿Pues no son los hombres los que dirigen? Pero aquel profesor tenía las orejas de adorno, y solo usaba la boca: “Aprender a bailar el tango son ocho pasos. Primero: pies juntos”. Y sin darme ni cuenta, me vi enlazada a la que sería mi improvisada pareja de baile… 

Segundo: Paso a la izquierda.
“¡Hombres izquierda!” Me azuzó en voz baja el profesor. ¡Ah yo! No tenía asumido para nada mi reciente “cambio de sexo”. Qué papelón. Pobre de mí, estaba segura de que me miraban todos. ¿Pero por qué me dejé convencer? Que no puede, pues no pasa nada, otro día… Pero no, tenía que venir yo… ¿Y por qué no me he ido? Mejor estaría con la niña y sus ecuaciones. O con el pequeño recolocando haches en otro dictado. Mil y un dictados y serían pocos. Pero no, que mientras esperaba esa llamada laboral e ineludible, él se ocuparía de los deberes… Pero si no está acostumbrado, si no tiene paciencia, si es mi deber… Acabarán jugando y perdiendo el tiempo, lo sé. Ay si me viera mi madre: ¿No sería mejor aprender el papel de la mujer hija? Me diría. Y con toda la razón del mundo. Porque yo tampoco entendía nada ¿De qué me iba a servir a mí hacer de hombre? Y venga, venga, venga. ¿Me parecía a mí o iban tres veces que repetíamos el paso a la izquierda?

Tercer paso: Avance con pie derecho.
“¡Venga mujer…!” Insistía el profesor al pasar por mi lado. “¿Cómo que ¡venga mujer! ¿Pues no soy el hombre?” Protesté. Pero lejos de entrar en conflicto el profesor sonrió: “En el tango el hombre dirige los movimientos del baile con "seguridad y atrevimiento" y la mujer le sigue…”. Vamos que no solo tenía que hacer de hombre ¡sino hacerlo con seguridad! ¿Y qué más?¿Dejo de depilarme? “Avance con pie derecho” me sopló mi pareja. “¿Cómo dices?” le pregunté, cayendo en la cuenta de que mi improvisada pareja seguía ahí, a mi lado. Y sin querer, tropecé con otra frase materna: “Dónde estés hija, saber estar”. Mi madre y sus frases. Por cierto, a este paso comienza el “Pasapalabra”, y yo sin recordarle sus pastillas… “Que avances con el pie derecho…” me repitió mi pareja de baile con una sonrisa. “Lo siento, has tenido mala suerte” le digo. “¿Mala suerte?” “Sí, de que te tocara conmigo…” “No, no lo creo” “Ya te digo yo que sí ¿No ves que no tengo ni idea?” “De eso nada -contestó ella- tu mano está en mi espalda, llevándome con firmeza, sin clavarme en ningún momento los dedos “¿Ah sí? ¿Y eso es bueno?” “Eso es genial para ser un primer día, te lo aseguro yo, que soy la profesora de esta clase y ya me han regalado muchos cardenales con las yemas de sus dedos los hombres, los de verdad y los otros” –me dijo con un guiño. “Ah ¿Pero la profesora eres tú? ¿Y entonces él?” 

Cuarto paso: Se reúnen los dos pies.
“Él también es profesor, pero solo hoy… Sí, no pongas esa cara, aquí nos cambiamos los papeles. El intercambio de roles hace que se comprenda mejor al otro”. “Ah, ya veo, y claro entre profesor y alumno ¿entonces también?” “Eso es…” “Ah, mira, pues casi como lo que hemos hecho hoy en casa, mi marido se quedó haciendo los deberes con los niños y yo a bailar...” “Y muy bien que lo estás haciendo, no solo me llevas fenomenal, sino que improvisas y vamos por donde tú quieres” “¿Yo? ¿Querer? Solo intento seguir la música. Entre ella y los pasos… ¿No son estos los deberes?” “Y tanto, y que sepas que estás haciéndolos con nota…” “Ay pobre de mí, me veo como mi pequeño con las dichosas haches, las suelta donde le parece sin ton ni son, pues yo igual, llevo a mi cuerpo sin ton ni son… Anda que si me vieran con lo pesada que me pongo siempre con sus tareas” “¿Puedo preguntarte por qué eres tú siempre la pesada de los deberes…?” “Puedes, puedes. Pues no sé muy bien, supongo que porque tengo más paciencia… Mi marido prefiere ir a los recados, salir a la calle. Yo soy más perezosa para salir, pero más firme con los niños. En fin, no sé muy bien, pero lo cierto es que sí, tenemos esta división de tareas” “¿Y no es rutinario hacer siempre las mismas actividades?” “Pues, un poco sí, no te voy a engañar, pero…” “Ya veo, perdona mi atrevimiento, recién nos conocemos, pero yo te aconsejaría que alguna vez cambiarais, se pone uno en el lugar del otro, y se aprende mucho, de verdad. Cómo habéis hecho hoy…” “Bueno, hoy es que salto de improvisación en improvisación, a él le ha surgido una cuestión del trabajo y no podía venir, así que vine sola.” “Ah pensé que venías sola porque querías.” “Pues querer, querer… Más a regañadientes que nada, la verdad, pero vine, ya ves…” “Ya veo sí y te has hecho la dueña de la pista…” “Sí ¡menuda dueña! Aquí no lo soy ni de mis actos. Fíjate lo que te digo. Si siento hasta que mi cuerpo va solo… Increíble. Y además ¡bailando hasta con la profesora…! Ni me reconozco, con lo que necesito yo tener las cosas estudiadas y requetestudiadas antes de hacerlas…”

Quinto paso: Pies cruzados
“Como buena alumna. ¿Y con quién mejor ibas aprender que con la profesora? ¿O te arrepientes de haber venido?” “¿Que si me arrepiento? pues…” “Espera, espera un momento no me contestes todavía- me interrumpió- ¿Tú te has dado cuenta de que llevamos bailando casi tres cuartos de hora?” Miré entonces mi reloj y, sin dejar de bailar, moví mi cabeza de un lado a otro con una sonrisa, admitiendo sin palabras que no, ni cuenta. “Pues aunque ni nos hemos enterado, él - dijo señalando al improvisado profesor- iba diciendo los pasos y nosotras le seguíamos:

Sexto paso: avance hacia el centro con el pie izquierdo y el peso descansado en el pie derecho. Séptimo: avance con el peso descansado en el pie izquierdo y… Octavo paso: pies juntos. 

“¿Te das cuenta? Ha sido de forma tan fluida que hasta dejaste de martirizarte con lo de hacer de hombre. ¿Y sabes por qué?” “¿Por qué al fin asumí que necesito un cambio de sexo?” “Nooo, pero me alegra ver ese cambio, pero de humor. No, simplemente porque sentíamos el movimiento mientras conversábamos…” “¿Eso es bailar? ¿Sentir?” “Sí. Eso es bailar, pintar, escribir, todo eso que nos apasiona y nos hace sentir/sentirnos bien con nosotros mismos. ¿Acaso no te has sentido bien? 

La clase terminó y no llegué a contestar si me arrepentía de haber ido. Lo cierto era que la había disfrutado tanto que olvidé que mi marido estaba haciendo los deberes con los críos y ya casi era la hora de los baños. Olvidé incluso repasar las pastillas con mi madre. Necesito siempre estar atenta. Olvidé todas las obligaciones y todos los resquemores, hasta olvidé mi dichoso cambio de sexo… Todo estaba bien. Aquella conversación, mi cuerpo, mi vida… yo. ¿Arrepentirme? Me sentía tan en paz, que ni tan siquiera sentí la obligación de contestar. 

Pero en cambio, mientras volvía a casa, sí pensé que quizás no estaría nada mal que a la semana siguiente tampoco pudiera acompañarme mi marido… Y me regalé una sonora carcajada.

©Rocío Díaz Gómez



 

domingo, 19 de octubre de 2014

Un artículo de Chejov y la gente "cultivada"


Os dejo con un artículo que me ha gustado sobre Chejov y las características de la gente culta según él:

http://www.libropatas.com/libros-literatura/las-8-caracteristicas-de-la-gente-cultivada-segun-anton-chejov/#


Las 8 características de la gente cultivada, según Anton Chejov


Anton Chejov

Anton Chejov, el que para muchos es el mejor cuentista de la historia de la literatura, también fue un buen hermano (de hecho, parece en general bastante buena persona, si conocéis alguna oscura anécdota, casi prefiero que no me la contéis). Tuvo seis hermanos, con los que mantuvo una estrecha relación durante la mayor parte de su vida, y una prueba de ella es la carta que compartimos hoy, escrita cuando Anton tenía 26 años, y su hermano Nikolai, 28. Se trata de una carta en la que se pone un poco -bastante- en plan hermano mayor (aunque no era ese su papel cronológicamente), pero que destaca por su lucidez y su belleza. En ella, se pregunta -de paso que riñe a Nikolai- sobre las características que convierten a una persona en alguien realmente culto, cultivado o sofisticado (entendido como algo positivo). Y él mismo se da la respuesta, no tiene nada que ver con las lecturas, sino más bien con los buenos sentimientos.

“Moscú, 1886.
¡Te me has quejado a menudo de que la gente “no te entiende”! Goethe y Newton no se quejaban de eso… solo Cristo se quejaba de eso, pero Él estaba hablando de Su doctrina y no de Sí mismo… La gente te entiende perfectamente bien. Y si tú no te entiendes a ti mismo, no es su culpa.

Te aseguro como hermano y como amigo que te comprendo y que te percibo con todo mi corazón. Conozco tus cualidades tan bien como conozco los cinco dedos de mi mano; las valoro y las respeto profundamente. Si quieres, y para demostrar que te entiendo, puedo enumerar dichas cualidades. Creo que eres amable hasta la dulzura, magnánimo, generoso, dispuesto a compartir hasta el último céntimo; no sientes envidia ni odio, eres simple de corazón, compadeces a hombres y animales, eres confiado, sin rencores ni estratagemas, y no tienes nada de maldad… Además, has recibido un don que mucha otra gente no: tienes talento. Tu talento te sitúa por encima de millones de hombres, pues en la tierra solo uno de cada dos millones de personas es artista. Tu talento te coloca aparte: si fueras un sapo o una tarántula, incluso así, la gente te respetaría, pues por el talento todo se perdona.
Solo tienes un defecto, y la falsedad de tu situación, y tu tristeza, y tus gastroenteritis se deben solo a eso. Y es tu falta de cultura. Perdóname, por favor, pero veritas magis amicitia… Ya sabes, la vida tiene sus condicionantes. Para sentirse cómodo entre gente refinada, para estar en su casa, para ser feliz con ellos, uno debe culturizarse hasta cierto punto. El talento te ha metido en ese círculo, perteneces a él, pero.. al mismo tiempo te sientes expulsado y vacilas entre estar con la gente culta o quedarte con sus inquilinos.
La gente cultivada debe, en mi opinión, cumplir las siguientes condiciones:
1. Respetan la personalidad humana y, por eso son siempre amables, gentiles, educados y dispuestos a ceder ante los otros. No discuten por un martillo o una pieza perdida de caucho indio. Si viven con alguien que no les gusta y lo dejan, no dicen “nadie podría vivir contigo”. Perdonan el ruido y la carne seca y fría y las ocurrencias y la presencia de extraños en sus hogares.
2. No sólo tienen simpatía por los mendigos y los gatos. Les duele el corazón por aquello que sus ojos no ven. Se levantan en la noche para ayudar a P., para pagar la universidad de los hermanos y comprar ropa a su madre.
3. Respetan la propiedad de otros y, en consecuencia, pagan sus deudas.
4. Son sinceros y temen a la mentira como al fuego. No mienten ni siquiera en las pequeñas cosas. Una mentira significa insultar a quien escucha y ponerlo en una posición más baja a ojos de quien habla. No aparentan: se comportan en la calle como en su casa y no presumen ante sus camaradas más humildes. No suelen barbotear ni fuerzan a nadie a escuchar inconveniencias. Por respeto a los oídos de los demás, callan más frecuentemente de lo que hablan.
5. No se menosprecian para despertar compasión. No tensan las cuerdas de los corazones de los demás para que se sientan culpables y hagan algo (o mucho) por ellos. No dicen “Soy un incomprendido” o “Me he vuelto un segundo plato” porque todo eso es demasiado facilón, es vulgar, rancio, y falso.
6. No tienen vanidad superflua. No se preocupan por esos falsos diamantes conocidos como celebridades, por estrechar la mano del ebrio P.*, por escuchar los arrebatos de un espectador extraviado en un espectáculo de imágenes, o ser reconocido en las tabernas… Si ganan unos centavos, no se pavonean como si estos valieran cientos de rublos, y no alardean de poder entrar donde otros no son admitidos… Los verdaderamente talentosos siempre se mantienen en las sombras entre la muchedumbre, tan lejos como sea posible del reconocimiento. Incluso Krylov** dijo que el barril vacío da un eco más sonoro que el lleno.
7. Si tienen un talento, lo respetan. Le sacrifican el descanso, las mujeres, el vino, la vanidad … Se sienten orgullosos de su talento. Pueden llegar incluso a ser molestos.
8. Comienzan por desarrollar el sentido estético en sí  mismos. No pueden ir a dormir con la misma ropa que usaron durante el día, ni ver las grietas de las paredes llenas de insectos, ni respirar un aire viciado, ni caminar por un suelo recién escupido, ni cocinar sus alimentos sobre una estufa de aceite. Intentan por todos los medios contener y ennoblecer el instinto sexual. Lo que quieren en una mujer no es una compañera de cama… No piden inteligencia ahí donde se manifiesta la mentira constante. Quieren, especialmente si son artistas, frescura, elegancia, humanidad, el instinto maternal. No tragan vodka a todas horas, día y noche, no olisquean el armario de la cocina en busca de bebida, porque no son cerdos y saben que no lo son. Beben sólo estando libres y en ocasiones especiales. Porque ellos quieren mens sana in corpore sano.
Y así sucesivamente. Así es como son las personas cultivadas. Para ser culto y no quedar atrás, no es suficiente con haber leído ‘Los papeles del club Pickwick o haber memorizado el monólogo de ‘Fausto’ ... Lo que necesitas es trabajar constantemente, día y noche, leer constantemente, estudiar, ejercitar tu voluntad. Cada hora es preciosa para ti. Ven con nosotros, tira la botella de vodka, descansa y lee… Turgenev, si quieres, a quien además no has leído.
Tienes que deshacerte de tu vanidad, ya no eres un niño… pronto tendrás treinta.
¡Es hora!
Te espero… Todos nosotros te esperamos”.

viernes, 17 de octubre de 2014

"La soledad" de Natalio Grueso



Saborear el placer anticipado de volver a un libro del que te quedan tantas hojas por leer...

porque acabas de comenzarlo, 

porque la prosa de sus primeras páginas ha supuesto todo un agradable y delicado descubrimiento,

porque sus personajes esperan haciéndote guiños desde el bolso,

porque es viernes y los findes hay mucho más tiempo libre para abandonarse a la lectura.


¡Buen fin de semana!

 

jueves, 16 de octubre de 2014

"Érase una vez... el habla" de Cosmo Caixa




El ser humano habla. Hablamos en la vigilia y en el sueño. Hablamos sin parar, incluso cuando no pronunciamos ninguna palabra, sino que escuchamos o leemos; hablamos tanto si nos dedicamos a una tarea o si nos abandonamos en el ocio. Hablamos constantemente de una u otra forma. Hablamos, porque hablar es connatural al ser humano [...] El hombre es hombre en cuanto que es capaz de hablar.” Martin Heidegger
Me gustaría aprovechar estos primeros días del otoño para terminar de hablaros de museos, exposiciones lugares... relacionados con el lenguaje y los libros que he ido atesorando este verano.

Ya os he contado de varios museos: El Ángel Oresanz y de las Artes de Serrablo de Sabiñánigo, la escuela-museo rural de Linás de Marcuello, el Museo Histórico de la Guerra Civil de Gandesa en Tarragona, las bibliotecas del Matarraña de Teruel... Pero aún no os he hablado de una exposición que estuve viendo en Torrevieja, organizada por la obra Social de "La Caixa" muy, muy interesante sobre el origen del habla.

¡¡No quiero que se me olvide hablaros de ella!! Porque me encantó. Y yo creo que es itinerante y que con un poco de suerte la podréis disfrutar todavía en alguno de los puntos de su camino.

Como os decía es una exposición que se centra en el origen y en la evolución del lenguaje. Pero es muy visual, muy amena, con un montón de paneles interactivos que la hacen muy atractiva. Nos habla de cómo apareció la capacidad de hablar de nuestros antepasados, de qué partes de nuestro cuerpo intervienen y logran que podamos hablar, de muchos aspectos cruciales del lenguaje.

La exposición se divide en tres partes: 
- La comunicación en los seres vivos. 
- El habla una ventaja de la comunicación
- Lenguaje más que un código de signos.

¿Solo los humanos podemos hablar? ¿Cuándo podemos decir que hay comunicación) Nos cuenta la exposición que podemos decir que hay comunicación en el momento en que un ser vivo realiza una acción que modifica el comportamiento de otro ser vivo.  Para ellos nos enseña como se comunican muchos seres de nuestro entorno: Comunicación animal.



Tampoco sabemos con exactitud cuándo apareció el habla, pero al estudiar la anatomía de nuestros antecesores podemos saber qué especies estaban fisiológicamente preparadas para ello. Antropológicamente hablando existen dos factores que pueden indicarnos si determinadas especies poseían o no lenguaje hablado: la morfología del cerebro y la posición de la laringe.Nos podemos atragantar pero en cambio ¡hablamos! gracias a nuestro cuerpo.

"El hioides, un pequeño hueso con forma de herradura suspendido en los músculos del cuello, es el responsable de la mayoría de los movimientos de la lengua y de la laringe, implicados no sólo en la acción de tragar, sino también en el habla.
Otros animales tienen versiones del hueso hioides, pero sólo los humanos lo tenemos ubicado en la posición ideal para que pueda trabajar al unísono con la laringe y la lengua, y así producir el habla."

Por otra parte aún no sabemos con absoluta certeza cuál es el origen de las lenguas o idiomas. La teoría más aceptada es la de su origen único: de un mismo grupo que salió de África procede toda la población actual y con ella toda la diversidad lingüística.

También podemos señalar sin lugar a dudas que una lengua permanece viva si hay hablantes que la usan. A lo largo del tiempo, la lengua sufre constantes trasformaciones o adaptaciones que se producen a causa de entrar en contacto con otras lenguas, con otras realidades, con los avances técnicos, científicos y tecnológicos, así como con las realidades sociales de quienes la usan.

"Hogar es la palabra que utilizamos tanto para referirnos al sitio donde se hace la lumbre en las cocinas o chimeneas, como a nuestro domicilio familiar. Que la palabra tenga tanto una acepción como otra no es una casualidad. Hogar proviene del latín focaris, derivado de focus: fuego. 
Por lo tanto, el “hogar”, refiriéndonos a nuestra casa, evoca el lugar en el que el grupo familiar reunido en torno al fuegose resguarda del frío, tal como lo hacían nuestros antepasados en torno a la hoguera."




El lenguaje evoluciona a la vez que lo hacemos nosotros.

Esta parte de la exposición me gustó especialmente porque se nos mostraba escritura en distintos soportes: las cartas manuscritas y los sms de los móviles. Rápidamente nos surgen muchas cuestiones ¿Qué tienen en común? ¿Que ha perdido la literatura con esta evolución de los soportes?
ESCRIBIR. Juan José Millás.

“13.15. Todos los tripulantes de los compartimentos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí.Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas”.

Estas palabras, escritas por un oficial del Kursk en un pedazo de papel, tienen la turbadora exactitud que pedimos a un texto literario. El autor está rodeado de bocas que exhalan un pánico que ni siquiera nombra. Él mismo debe de encon-
trarse al borde de la desesperación, pero no tiene tiempo ni papel para recrearse en la suerte. Ha de hacer, pues, una selección rigurosa de los materiales narrativos, y el resultado es esa obra maestra en la que, sin embargo, sólo cuenta
aquello a lo que se puede asignar un número: la hora y la cantidad de hombres. En situaciones extremas, la literatura sale a presión, como por la grieta de una tubería reventada. El documento del oficial del Kursk es bueno porque es necesario. Mientras la muerte trepaba por sus piernas, ese hombre se entregó con fría vehemencia a la literatura. (...)

Lo curioso es que un billete con cuatro líneas aparecido en el bolsillo de un cadáver responda de súbito a la vieja pregunta de para qué sirve la literatura. Sirve para contarlo. (...)

El País
Viernes 3 de Noviembre de 2000
Los valores que Millás destaca: la exactitud –selección de los materiales pertinentes para referirse o representar aquello que se desea representar– y lo necesario que ha de ser aquello que se cuenta, podrían tener cabida incluso en un mediocomo el móvil. Así el móvil en lugar de acabar con el lenguaje como frecuentemente se le acusa, puede llegar incluso a darle un nuevo valor al lenguaje: 
160 Krctrs puedn ser utls
xa mntener vivo el
lnguaje: xa cmprtir
emociones :–), intrcmbiar
infrmcion, mvlzar bnas
causas. N sntesis, xa dr
un nvo vr a la scritura."
Por último al final de la exposición un enorme caleidoscopio en el que el visitante sufre un continuo caudal de estímulos visuales y sonoros, y la pluralidad de personajes y lenguas deja constancia de la diversidad lingüística y cultural.

Muy amena, y muy interesante. No dejéis de visitarla si topais con ella, por favor.


lunes, 13 de octubre de 2014

Llamándonos a la convivencia - Letreros de la calle





Hoy os traigo otra tanda de esos letreros que nos señalan el camino a una convivencia más grata. Las fotos son mías y las he tomado en Madrid.

No es la primera entrada de "letreros en la calle" (ya sabéis que con esa etiqueta tenemos ya un buen montoncito de entradas) en la que intentamos detenernos a recapacitar sobre las llamadas de atención con las que nos vamos topando en la vida diaria.

¿Las necesitamos? ¿Necesitamos que nos recuerden este tipo de cosas?

Quizás deberíamos hacernos esta pregunta.



viernes, 10 de octubre de 2014

175 años del nacimiento de Giner de los Rios



Hoy el doodle (el dibujo que decora las letras de forma original)  del buscador google está dedicado a Francisco Giner de los Rios.

Lo cierto es que bien lo merece.

Hace 175 años de su nacimiento.

Giner de los Rios (Ronda, 1839-Madrid, 1915)
Pedagogo, pensador y escritor español.
    Estudió Derecho y Filosofía en las universidades de Barcelona, Granada y Madrid.
En 1876 fundó la Institución Libre de Enseñanza, empresa a la que dedicaría el resto de su vida; se trataba de un centro educativo basado en modelos pedagógicos modernos, laicos y progresistas, que se proponían como alternativa a la enseñanza oficial dominada por la Iglesia. Giner dejó una amplísima obra escrita sobre temas jurídicos, filosóficos, políticos, artísticos y literarios.
  Las líneas pedagógicas que definen la Institución: formación de hombres útiles a la sociedad, pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos. En una palabra, una Escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano. 

La Institución inauguró sus clases el 29 de octubre de 1876, en el número 9 de la calle Esparteros. Entre sus enseñanzas ofrecía varias de grado superior y las de segundo grado en dónde se utilizaba el método intuitivo de Pestalozzi y de Fröebel, el discípulo de Krause y amigo de Sanz del Río, utilizado por las modernas escuelas europeas. La ausencia de exámenes y libros de texto, el estudio directo de la realidad, el respeto a la intimidad y a la autonomía del estudiante que Giner practicaba en sus clases universitarias se ven allí ampliados y desarrollados en el terreno de la segunda enseñanza.

Junto con Cossío fundaron el Museo Pedagógico de Instrucción Primaria, el Instituto de Reformas Sociales, el Instituto Central Meteorológico, la Estación Marítima de Zoología y Botánica Experimentales, de Santander, la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, que a su vez creó la Residencia de Estudiantes para varones y otra para señoritas, el Instituto-Escuela de segunda enseñanza, el Instituto de Investigaciones Biológicas Santiago Ramón y Cajal y el de Física y Química. La Junta daba, además, becas para realizar estudios en el extranjero. Por iniciativa de Cossío, el Gobierno de la República estableció las Misiones Pedagógicas, que recorrían los pueblos de España, y el ministro institucionista Fernando de los Ríos fundó la Universidad Internacional, de Santander. La labor pedagógica de los institucionistas se extendió a numerosos centros entre los que importa destacar el Patronato para el niño delincuente, cuando no existía, aún, el Tribunal de Protección de menores. La obra de Giner y de sus seguidores ha sido profunda y enorme.