Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 15 de julio de 2014

"Más minúscula que una letra minúscula" - Relato de Rocío Díaz



Últimamente he recibido varias alegrías literarias, entre ellas, el accesit en castellano en el I Certamen de Relato Breve "Istorio Hau zeurea da".

En este certamen había que escribir un relato de dos folios como máximo y que comenzara por la frase siguiente:

La ciudad se desperezaba. Aún las farolas estaban encendidas y eran pocos los ruidos en la calle. Una capota gris cubría tejados y antenas, dando paso a una tenue luz incierta. Pronto amanecería. Ella se asomó a la ventana, apoyó la frente en el cristal, observó la acera casi desierta y, soltando un largo suspiro, pensó que de aquel día no pasaría.

 
Bueno, pues queria compartir mi relato con vosotros. Aquí os lo dejo.





Más minúscula que una letra minúscula
Rocío Díaz


La ciudad se desperezaba. Aún las farolas estaban encendidas y eran pocos los ruidos en la calle. Una capota gris cubría tejados y antenas, dando paso a una tenue luz incierta. Pronto amanecería. Ella se asomó a la ventana, apoyó la frente en el cristal, observó la acera casi desierta y, soltando un largo suspiro, pensó que de aquel día no pasaría.

Y aunque siempre le habían gustado esos días grises, la abrumante certeza de este último pensamiento la empujó por el acantilado del vértigo y el miedo. Y no consiguió evitar otro profundo suspiro que llenó de vaho el frío cristal donde aún apoyaba la frente. Casi sin darse cuenta se separó unos centímetros y con el dedo índice comenzó a escribir sobre el vaho una E mayúscula, seguida de una r tan minúscula como se sentía ella en ese momento.

Conocía la sensación. Había crecido con ella. Esa sensación de sentirse minúscula de tan vulnerable. Sentirse bajo un maremoto de impotencia que comienza en el sudor de las palmas de tus manos, y te humedece entera. Sentir agrandarse un agujero en el centro de tu cuerpo, que te traga y por el que comienzas vertiginosamente a caer, mientras no puedes evitar esas gordas lágrimas corriendo por tu cara sin remedio. Y todo eso, todo, simplemente por enfrentarse a algo tan diminuto como una letra. Sí. Ella sabía lo que era sentirse mucho más minúscula que una letra minúscula. Qué cruel paradoja. Por eso aprendió más tarde que los demás niños a hablar, a leer y a escribir. Ella era aquella cría que lo intentaba una y otra vez, una y otra, pero no conseguía juntar con acierto las letras para que hilaran frases con algún sentido; la p y la b, la m y la n, dibujitos rebeldes y retorcidos que le hacían muecas desde el cuaderno y se intercambian, jugaban con ella al escondite y se ocultaban maliciosamente en cuánto se descuidaba, amontonándose unos detrás de otros, enmarañando las frases. Le costó más que a ningún otro niño domesticar a las letras. Domesticar al lenguaje, domesticar al miedo de pensar que no lo conseguiría nunca. 

Pero lo consiguió gracias a los cuentos. Esos, que su madre le contaba al amanecer antes de que tuviera que enfrentarse al mundo. Cuentos como armaduras. Cuentos que su madre inventaba donde siempre ella era la protagonista, la heroína, la vencedora contra todos los dragones. El dragón del nombre de los dedos de la mano y los días de la semana. El dragón de los meses del año y el del abecedario. El dragón de las tablas de multiplicar y en definitiva, cada uno de los que aparecían cada vez que tocaba aprender algo nuevo e inevitable en el duro proceso de hablar, leer y escribir.      
           
Mientras ella seguía escribiendo sobre el cristal, y en el vaho a la E mayúscula le seguían varias minúsculas, su mente iba desmadejando recuerdos. Mientras se iba dibujando la palabra “Erase” sobre el vaho, podía aún escuchar la voz de su madre inventando, recitando, repitiendo para que después ella escribiera despacio, muy despacio, letra a letra, todos aquellos maravillosos cuentos y consiguiera domesticar a los dragones. Su madre no quiso nunca escuchar palabras difíciles que comenzaban por “dis”: “dislexia, dislalia… ¡disparates! Imaginación, paciencia y amor”. Esa era la receta mágica materna. Y lo fue. 

La ciudad se desperezaba. La capota gris invitaba a esconderse debajo de un paraguas de nostalgia. Invitaba a arroparse con un abrigado cuento. Invitaba a escuchar más que a hablar. Y a ella nunca le habían sobrado las palabras. Pero de aquel día no pasaría. No prolongaría por más tiempo la excedencia solicitada nada más aprobar. Su madre ya no estaba. Pero tenía imaginación, paciencia y amor para todos los niños que cupieran en una clase. Ella había conseguido ir superando cada aprendizaje. Maternales y EGB. BUP e Ingreso. Magisterio y Educación Especial. Conocía la sensación. Sentirse mucho más minúscula que una letra minúscula. Pero también sabía cómo luchar. De aquel día no pasaría: Era maestra. “Erase una vez…” decía la frase escrita ya en el vaho. Sabía enseñar. Sabía del poder de un buen cuento, sabía volver mayúsculas a las minúsculas. Y lo haría.




viernes, 11 de julio de 2014

Letreros ingeniosos sobre el lenguaje




Hoy, como es viernes, preludio de fin de semana, de distracciones, de pereza, de ocio, de ver el lado más distendido de la vida, os traigo una selección de letreros que he ido atesorando de otras redes sociales.

Son letreros que tienen que ver con el lenguaje. A mí me han parecido muy ingeniosos. Yo creo que merece la pena compartirlos.


jueves, 10 de julio de 2014

Librerías muy curiosas en Granada



Hoy vamos a dedicar la entrada a las librerías.

Aquí os traigo dos librerías que me han atrapado por distintas razones. Hace tiempo que quería traerlas al blog y se van pasando los días y se había ido pasando. Vamos a poner orden pero ¡ya!

Ambas están en Granada. Son preciosas ¿verdad? Tan coloreadas. 

Y además tienen historia. La de arriba se llama "Sostiene Pereira" como la famosa novela histórica del escritor italiano Antonio Tabucchi:

"Lisboa, 1938. La opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura: prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, preparar necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador, contacta con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida..." 

Y la de abajo se llama "Al sur de Granada" como la novela de Gerald Brenan, el autor anglosajón que escribió esta novela en 1957, gracias a los apuntes que había tomado tras vivir unos años en un pueblecito de Las Alpujarras:

"Yegen es un pueblo alpujarreño, plácidamente recostado en una suave ladera rugosa, arañada por limpios regatos de aguas cantarinas, gratas al paladar. En el vivió Brenan varios años, entre 1920 y 1934, en busca de sí mismo, arrebatado por la sencilla espontaneidad de las gentes que lo pueblan. Las palabras, los gestos, los ruidos, el trajín, las creencias y costumbres de tipo folklórico, todo lo anota minuciosamente Brenan, lo contrasta, se documenta, se deja empapar día a día. El resultado es esta obra, un libro curioso en el cual admiramos tanto el primor con que están descritos los tipos y sus maneras y el marco en que se mueven como las originales interpretaciones que el autor hace de cuanto observa"


miércoles, 9 de julio de 2014

"Mala leche" - Manuel Vicent



Hoy os quería dejar con un regalo que me ha hecho mi amiga Elena esta semana. Me mandó en un correo esta columna de Manuel Vicent pensando que me gustaría. 

Y ¡cómo no me iba a gustar!

Manuel Vicent siempre es un regalo.

Muchas gracias Elena. Aquí dejo la columna para que también la disfruteis.


Mala leche

Los latidos del corazón constituyen también una forma de conocimiento



Los latidos del corazón constituyen también una forma de conocimiento. Según los biólogos más avanzados esa bomba mecánica es la que excita y pone en estado mental al cerebro y no al revés; incluso algunos líderes espirituales la han elevado a la categoría de oráculo de nuestro propio futuro. Si a un electrocardiograma se le aplica un zoom muy potente se pueden descubrir entre sus quebradas líneas de sístole y diástole unos espasmos microscópicos cuya lectura nada tiene que ver con la medicina sino con el campo magnético que el corazón expande y que afecta a todos los seres vivos de alrededor, incluidas bacterias y personas. Se ha hecho la prueba de ese poder con un recipiente lleno de leche. Conectados a una corriente se introducen dos electrodos en el recipiente, que se coloca en el centro de la mesa en la que estás departiendo una cena agradable con amigos. Los gérmenes vivos que contiene la leche responden a las sensaciones positivas o negativas del corazón de los comensales. Sus latidos no solo elevan la sangre al cerebro de los presentes para mover el mecanismo de sus pensamientos; también desvían las descargas emocionales hacia el recipiente que son captadas por los electrodos. La placentera sensación de amistad, la armonía feliz y las risas del grupo, purifican la leche, la eximen de bacterias y la convierten en el mejor postre de sobremesa, en leche merengada. Pero si el recipiente se instala en medio de una tertulia política, en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, en la mesa del consejo de administración de un banco, la leche concentra la codicia, el rencor, la ambición, la miseria, la estupidez, el fanatismo de su entorno y la convierte en una pócima venenosa. La mala leche que hoy se ha apoderado en nuestra sociedad responde de los latidos de un corazón colectivo devastado. Por eso el aire es irrespirable.

 http://elpais.com/elpais/2014/06/28/opinion/1403976709_442908.html

domingo, 6 de julio de 2014

Efemerides Literarias de la primera semana de Julio



En una semana cómo ésta, la primera de julio, celebramos varias efemérides literarias importantes:

- 1 de julio de 1909 nace JUAN CARLOS ONETTI. Premio Cervantes 1980. Pero un 1 de julio de 1896 muere HARRIET BEECHER la escritora de "La cabaña del tío Tom"

- 2 de julio de 1923 nace WISLAWA SZYMBORSKA, poeta premio NOBEL EN 1996. Pero también un 2 de julio de 1961 ERNEST HEMINGWAY se suicida en su casa de Idaho tras sobrevivir a dos accidentes aéreos consecutivos.

- 3 de julio de 1888 nace RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA. Desde 1914 hasta 1936 funcionó su tertulia de la cripta del Café de Pombo. Y también había nacido un 3 de julio, pero del año 1883 FRANZ KAFKA

- 4 de julio de 1862 LEWIS CARROL lleva a las hermans Liddell de excursión e improvisa una historia que por una de ellas, Alice, tomaría su nombre.Pero también un 4 de julio de 1804 de muere NATHANIEL HAWTHORNE, autor de "La letra escarlata" entre otras.

- 6 de julio de 1914 nace JOSÉ GARCÍA NIETO, poeta y narrador español, académico de la Real Academia de la Lengua. Premio Cervantes 1996.Y también un 6 de julio pero de 1962 muere WILLIAM FAULKNER. Fue cartero de la Universidad de Misisipi, de donde le echaron por leerse las revistas antes de entregarlas.

- 7 de julio  de 1901 muere JOHANA SPYRI, escritora suiza conocida mundialmente por su relato infantil “Heidi”. Y otro 7 de julio de 1930 muere ARTHUR CONAN DOYLE. Estudió medicina en Edimburgo donde conocería al forense Joseph Bell, que le inspiraría su personaje de Sherlock Holmes.


No está mal recordarles a todos. 

No sé el autor de la imagen, aunque lo he buscado, pero es preciosa ¿verdad?

jueves, 3 de julio de 2014

El tiempo que nos une - Alejandro Palomas






"Tengo noventa y tres años, y si tuviera que hacer una lista con los seres queridos que me quedan y los que ya no están, te aseguro que con los que se fueron podría llenar una playa entera. Pero ¿sabes una cosa? No les echo de menos porque no los vivo como una pérdida. Y es que, aunque tarde, los viejos aprendemos rápido. Llega una edad en la que nos damos cuenta de que vivir restando es vivir al revés porque hace daño, y la vida no es eso. Hay que aprender a sumar, hija, a sumarlo todo: el dolor, la pena, la angustia, lo vivido, lo que esperas vivir, lo que ya no..., los que se marcharon. Todo eso eres tú."

El último libro que me he terminado de leer ha sido “El tiempo que nos une” de Alejandro Palomas. No había leído ningún libro de este autor, y llegué a él por pura casualidad. Buscando información sobre Menorca leí que uno de los ambientes en los que se desarrolla la acción de este libro era allí así que me pareció una lectura muy adecuada mientras pasaba unos días en la isla.
 
En esta novela además, hay un faro, el faro de la Isla del Aire, en Menorca. Me gustan mucho los faros, y claro las historias con faros me tientan mucho...

Me ha gustado la novela. Aunque no es una lectura que yo recomendaría a todo el mundo.  Porque es un tipo de novela muy intimista, muy reflexiva, muy de sentimientos y en alguna de sus partes bastante dramático. Y no creo que fuera a gustar a todo el mundo, ni tan siquiera que se pueda leer en cualquier momento vital, desde luego si estás atravesando una época de tristeza aléjate de esta novela, a no ser que te gusten mucho este tipo de lecturas, claro.

A mí la verdad es que sí me ha gustado, pero ya os digo que con ciertas reservas, porque no es ligera ni alegre. Pero me gustan las historias sentimentales. Y sobre todo me ha gustado por la prosa del autor, su forma de narrar me ha parecido delicada, cuidada, casi poética en ocasiones. Eso me ha gustado bastante.

Es una historia de mujeres, el personaje principal es Mencía, una abuela de noventa y pocos años, y salvo un par de personajes (un yerno, y el novio de una nieta) también son personajes femeninos. Tienen el peso de la historia.

El argumento es el de esta abuela Mencía, que está empeñada en salvar a su familia. Digo salvar “emocionalmente” hablando. Salvar a su hija Lía del espiral de pena en la que vive envuelta de forma silenciosa desde que murió su hija mayor. Salvar a su otra hija, Flavia, para que busque la felicidad. O salvar a sus nietas también de sus propias penas. Busca dejar atado todo, y bien atado, antes de morir.
Se podrían hablar de varios temas en esta novela: El duelo por la pérdida de un ser querido, la búsqueda de la felicidad, las elecciones en la vida… Una novela sobre las ausencias y cómo se aceptan, sobre la muerte, sobre la vida, la vida cotidiana donde no pasa nada pero mientras tanto estás triste o alegre. Estás viviendo.

Desde que murió tu abuelo para mí el tiempo no existe -suelta de pronto, como hablándole a nadie-. Se marchó y me rompió los minutos y las horas como quien rompe una pecera y se queda ahí viendo morir a los peces que cuidó durante años. El día que el abuelo se me fue, enterré en mis plantas todos los relojes de la casa. Dejé de contar porque el miedo a vivir en el descuento era demasiado para una mujer tan vieja. Menos mal que os tenía a vosotras.

Los personajes, ya os comento, que son la mayoría mujeres. Es una novela coral, una novela de personajes. Y yo creo que están bastante logrados. Tenemos a la abuela Mencía, la protagonista, de carácter fuerte y arisca, disparatada e indisciplinada, pero sabia. Un personaje que te encanta y te desencanta a partes iguales. Tenemos a sus dos hijas: una dulce y callada Lía y otra con el carácter mucho más fuerte Flavia. Y tenemos a las tres nietas, hijas de Lía, Helena, Irene y Bea que también tienen su peso en la historia, mucho peso. Y luego tenemos algunos personajes masculinos, los menos: Su pequeño bisnieto, su yerno, el novio de su nieta.

“Es como una especie de Yoda con pañales, abrigo y dentadura postiza”.

Es una novela que está dividida en siete libros. Y está escrita en primera persona. Pero con distintas voces porque lo van contando distintos personajes. Luego el autor ha utilizado la técnica multiperspectivista, las distintas voces nos permiten contemplar la misma historia, la de la familia, pero desde distintas perspectivas, la de cada personaje femenino. Además al estar contado en primera persona nos da una mayor cercanía al lector a la hora de conocer la trama. 

En cuanto al espacio y al tiempo. La historia abarca varios años, y los lugares son distintos: Menorca, Barcelona, Madrid, Copenhague.

A mí lo que más me ha gustado de esta novela es la prosa del autor. Es una prosa rica, poética, con unas buenas imágenes visuales que salpican su narración otorgándole una dosis extra de calidad. Qué bonito sabe contar las cosas este autor, cómo describe los sentimientos, qué comparaciones, qué metáforas utiliza... Porque como ya os comentaba es una historia intimista, con mucha reflexión. Tiene una parte bastante dramática, pero también hay bastantes momentos en los que sonríes, sobre todo con las ocurrencias de Mencia:

“-¿No preferirías llevarte el visón nuevo, mamá? – le he preguntado en un inútil intento por hacerle cambiar de idea. Ella ha sacado los dientes del pañuelo y se los ha colocado.-Sí, claro. Por eso me llevo éste. Porque prefiero el otro”

Tiene esas pinceladas de humor que consiguen que los personajes se te hagan entrañables. Es una novela con muy poca acción, tiene mucho sentimiento. Una novela de personajes. Personajes femeninos.



Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) es licenciado en Filología Inglesa y Master in Poetics por el New College de San Francisco. Ha compaginado sus incursiones en el mundo del periodismo con la traducción de importantes autores. Entre otras, ha publicado las novelas Agua cerrada (Siruela, 2012), El tiempo del corazón (publicada en Siruela y por la que fue nombrado Nuevo Talento Fnac),Tanta vida, El secreto de los Hoffman (finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja2008 y adaptada al teatro en 2009),El alma del mundo (finalista del Premio Primavera 2011) y El tiempo que nos une. Su obra ha sido traducida a ocho lenguas.